Los Milagros de Jesús el Mesías

Séptima Parte
Fe y Milagros

16
Aumentando la Fe por Medio de los Milagros


Un Sordomudo

Marcos 7:31-37

31 Y Jesús, volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis.
32 Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le impusiera la mano.
33 Y tomándole aparte de la gente, metió sus dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua;
34 y mirando al cielo, gimió y le dijo: ¡Efata!, es decir: ¡Sé abierto!
35 Y al instante fueron abiertos sus oídos y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien.
36 Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban.
37 Y en gran manera se maravillaban, diciendo: Bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír y a los mudos hablar.

Este milagro ocurre mientras Jesús estaba en las costas de Decápolis. Este milagro fue otorgado a una gente clasificada como pagana y gentil. Solamente Marcos la anota, y ocurre en un tiempo entre la resurrección de la hija de Jairo y la alimentación de los cuatro mil. Los paganos no tenían la historia de Israel y no creían ni esperaban a un Mesías.

Después del milagro de la hija de la mujer cananea, la fama de Cristo se difunde rápidamente. Como resultado muchos vinieron a él para ser sanados (véase Mateo 15:29-30), su fe basada en los milagros que Jesús había llevado acabo. Su fe aumentaba al observar los milagros que se llevaban acabo de los enfermos y discapacitados entre la multitud. El milagro deí sordo y mudo fue uno de estos entre la multitud de milagros.

Un hombre fue traído a Jesús para ser sanado. Fue descrito como un sordo y mudo con un impedimento de habla. El Señor “tomándolo aparte de la gente” para llevar acabo el milagro. Este debía ser un milagro de instrucción para el sordo y mudo y para los Doce, no para la multitud en general. El Señor entonces lleva acabo este milagro de una manera muy peculiar, y “nosotros debemos disponer de esto en lo que se refiere a la curación de los gentiles como muy peculiar.”2

Primero, el cuidadosamente metió sus dedos en la oreja del hombre. Este acto físico no tuvo nada que ver con el proceso de curación, pero para el hombre parecía ser que él estaba empujando sus dedos para hacer camino al sonido.3 Las acciones del Señor supuestamente era una señal de que estaba eliminando la sordera del hombre. Jesús después escupió (probablemente sobre sus dedos) y tocó la lengua del hombre. Nuevamente, fue una señal, simbolizando la curación del impedimento de habla del hombre. Cada acto del Señor, “pareciera ser una fresca incitación para su fe”4 y era una manifestación solamente para el beneficio del hombre. El completó el proceso de curación con un mandato vocal. Levantó los ojos hacia el cielo y gimió. El gemido pudiera haber sido una expresión de preocupación para estos paganos, o una evidencia de su compasión y profunda preocupación para sus problemas físicos y espirituales. El dijo la palabra “Efata,” la cual Marcos interpreta como “Sé abierto.” Las señales de curación que Jesús había dado ahora estaban confirmadas. El mandato fue obedecido, y el hombre escuchaba y hablaba claramente.

Jesús después amonesta a ambos, al hombre y a aquellos que lo trajeron de “no decir nada a nadie,” pero no podían quedarse callados. Marcos anota que “cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban.” El hombre no obedeció la amonestación de Cristo, pero aparentemente parece ser que en su desobediencia una creencia adicional fue generada. Él no podía contener su gozo, “pero lo divulga.” La reacción de la comunidad fue muy favorable, porque concluyeron que “bien había hecho todo.”

Parece ser que entre más milagros los gentiles veían, más fácilmente aceptaban las enseñanzas de Cristo. Así, de esta manera, ellos llegarían a aceptarlo más como el Mesías. Futuras enseñanzas podrían fortalecer esta fundación y aumentar su espiritualidad. Se les enseñaría las palabras de vida y salvación. Sin lugar a dudas el hombre que había estado sordo y mudo también recibiría las enseñanzas del Señor. Su curación lo debía haber preparado para recibir y entender las palabras de Cristo, y su fe debe de haber aumentado debido al resultado del poder milagroso del Señor.

Un ciego en Betsaida

Marcos 8:22-26

22 Y vino a Betsaida, y le trajeron un ciego y le rogaron que le tocase.
23 Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó si veía algo.
24 Y él, alzando la vista, dijo: Veo los hombres, pero los veo como árboles que andan.
25 Entonces le puso otra vez las manos sobre los ojos y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.
26 Y le envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea.

Contra-referencia
TJS Marcos 8:27

Marcos anota que el hombre ciego en este milagro fue traído a Jesús a Betsaida – Julias, una cuidad gentil llena de paganismo y helenismo.5 Ya que este milagro y la curación del hombre sordo y mudo son tan similares en enfoque y estilo, parece lógico asumir que el hombre ciego también era un pagano.6 Los individuos que trajeron al hombre a Jesús solicitaron que le tocase, y también aquellos que lo acompañaban. Nuevamente, como en el previo milagro, el hombre ciego no habla por propia cuenta antes de que empiece el milagro.

Este es el único ejemplo anotado en donde Jesús sana a alguien por etapas. El toma al hombre de la mano y lo saca fuera de la aldea. Este tampoco fue un milagro de exhibicionismo, pero para el hombre ciego, sus acompañantes, y para los doce. Llegando a un área privada, Jesús “escupe en sus ojos.” y “le puso las manos encima.” Este procedimiento adaptado únicamente para el hombre ciego, para que pudiera obtener confianza en su sanador.7 Igual a los procedimientos utilizados en el hombre sordo y mudo, aparte de las ordenanzas del sacerdocio, estos procedimientos no tenían nada que ver con el poder sanador del Señor, pero fueron llevados acabo para que el hombre ciego pudiera creer en la persona llevando acabo tal curación.8 En este momento el Señor le pregunta al hombre ciego si él podía ver, y su respuesta extraña fue, “Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan.” No podía ver normalmente, pero aparentemente, solamente estaba parcialmente curado. Jesús después puso sus manos en sus ojos nuevamente y “le hizo que mirase: y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.” Después instruye al hombre que se vaya a su casa, y que entre en la aldea. Y no debía decir nada “a nadie en la aldea.” Esta instrucción fue probablemente dada para mejor acomodar el futuro crecimiento espiritual del hombre, y el crecimiento de aquellos con los que se asociara (véase capítulo 14). Ninguna información fue dada sobre el resultado de tal instrucción, y se puede asumir que el hombre siguió las instrucciones del Señor.

Marcos no da ninguna explicación de la curación gradual que el Señor lleva acabo en esta ocasión. Los procedimientos que Cristo utiliza fueron sin duda intencionados para fortalecer la fe del hombre ciego, paso a paso el Señor lo guió por el milagro, y paso a paso su fe y conocimiento del Señor aumento.

Resumen

El Señor utilizo sus milagros para muchos propósitos, incluyendo las enseñanzas y la nutrición de la fe. La curación del sordo y mudo y del ciego, en Betsaida parece ser que fueron anotados especialmente para ilustrar este propósito. Ambos milagros fueron solicitados. De la evidencia disponible, ambos hombres eran paganos, creyentes en lo místico, y en los milagros. Sin embargo, el método peculiar de curación del Señor los llevo lejos de los dioses paganos y de los poderes místicos. Durante todo el proceso de curación, Cristo fortaleció su fe y los guió paso a paso a una creencia más grande en él. Vinieron a él con una necesidad temporal, solicitando una bendición temporal. Él adapta su curación para que concordara mejor con sus necesidades espirituales, para llevarlos más allá de una bendición temporal a una oportunidad espiritual.

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