Los Milagros de Jesús el Mesías

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Reconocido por Demonios,
Acusado por Su Propia Gente


Antes de discutir los siguientes tres milagros, los cuales tienen que ver con la posesión, sería beneficioso hablar en general sobre los espíritus malignos. Este es un tema difícil, y sin un conocimiento de la relación verdadera del hombre en el mundo de los espíritus, sería imposible llegar a cualquier entendimiento realista sobre los problemas, circunstancias, y los propósitos de la posesión, y sobre los milagros de echar espíritus malignos.

El origen de la maldad, de los espíritus malos e impuros. En el principio, antes de la creación de la tierra física, la humanidad existió como hijos espirituales de nuestro Padre Celestial. Fue este Padre que hablo con Adán y Eva en el Jardín de Edén y quién dio testimonio de la divinidad de su hijo unigénito tanto en el bautismo de Jesús como en el Monte de la Transfiguración. Allí, en la existencia premortal, éramos todos espíritus, con la excepción de nuestros Padres Celestiales. Los seres espirituales no tenían cuerpos físicos, aunque se parecían mucho al hombre como es ahora, pero en tabernáculos espirituales.

Muchos «nobles y grandes” (véase Abraham 3:22-23) estaban presentes quiénes mas tarde en sus cuerpos físicos ocuparían posiciones de autoridad y poder en la tierra. Jesús estaba presente y era conocido como Jehová. Miguel y Gabriel también estaban allí, y algunas de sus actividades están registradas en las escrituras. Todos los que vendrían a esta Tierra estaban con ellos. También estaba otra figura importante. Isaías le llamó l ucifer, el hijo de la mañana (véase Isaías 12:12). Juan el Revelador se refirió a él como «un gran dragón escarlata» (véase Apocalipsis 12:3). El también era un hijo espiritual de nuestro Padre Celestial. Todos los espíritus progresaban en esta existencia pre-terrenal bajo la tutela de nuestro Padre Celestial. En un cierto punto en esa progresión, un gran concilio fue llamado. Todos los espíritus que podrían pertenecer potencialmente a esta tierra estaban presentes. Allí el plan de mortalidad de nuestro Padre fue presentado.

En este concilio, Lucifer se opuso al plan del Padre. Él presentó un plan alternativo, uno que se opuso al del Padre; y él dijo en su corazón, “yo subiré al cielo, exaltaré mi trono encima de las estrellas de Dios: . . . Subiré encima de las alturas de las nubes, estaré como él muy alto.” (Isaías 14:13-14). Su plan fue rechazado por Dios, pero él no obstante convenció a una hueste muy grande a seguirlo. Juan nos dice que esta hueste consistió de la tercera parte de las estrellas [hijos espirituales de Dios] de los cielos. (Apocalipsis 12:4). A causa de su desobediencia el plan del Padre, él no guardo su «primer estado» (la existencia espiritual y premortal, (véase Abraham 3:26), y fue castigado, junto con los que lo siguieron, «siendo lanzados. . . a la tierra» (véase Apocalipsis 12:9), a nunca recibir un tabernáculo de carne y nunca tener la oportunidad de redimir el reino del Padre. Cuándo él se rebela contra Dios, él fue lanzado hacia abajo, y «él llegó a ser Satanás, sí, el diablo, el padre de todas las mentiras.» (Moisés 4:4. Después, él y sus ángeles solo tuvieron un propósito, «engañar y cegar a los hombres, y llevarlos cautivos según la voluntad de él, aún tanto, sí a cuantos no quieran escuchar mi voz [Dios] » (Moisés 4:4).

Parte de las hazañas del diablo con los hombres sobre la tierra están descritas en las escrituras. En el Jardín de Adán, él tentó a Adán y Eva y los persuadió a desobedecer los mandamientos de Dios, y así llegaron a ser separados de Dios (véase Moisés 4; Génesis 3). El vino a Moisés y lo tentó (véase Moisés 1:12-22), y él se apareció personalmente a Jesús en un intento de destruir al Salvador del Mundo (véase Mateo 4:1-11; Marcos 1:12-13; Lucas 4:1-13). Los hombres pecan, que es una maldición. Si un hombre sabe las leyes de Dios, el mal que él comete es responsabilidad del mismo; no obstante, toda maldición procede de una fuente, es decir, del diablo y sus ángeles, y de la tercera parte del ejercito del cielo que fueron arrojados a la tierra. Verdaderamente, los teológicos judíos creían en sólo dos fuentes de poder en el mundo sobrenatural: Dios, de quien procedía todo lo bueno; y Satanás, de quien vino toda maldición.

¿Qué significaba la posesión? Los judíos enseñaban y creían que un espíritu malo o sucio podría poseer físicamente un cuerpo humano.1 Una vez que una posesión sucedía, el «demonio» – como tal espíritu es llamado a veces – entonces podía tomar el control de la lengua, de los brazos, de las piernas, y de otras funciones del cuerpo, así causando a una persona hacer y decir cosas que normalmente él o ella no harían. Tal persona no llegaba a ser un sirviente de Satanás subjetivamente y de buena gana haciendo su voluntad; mejor dicho, él es poseído por un espíritu maligno, y por lo tanto, pierde control de su voluntad y no puede actuar independientemente del demonio.

Esto describe generalmente la posesión, pero es obvio por las narraciones del Nuevo Testamento que ocurrieron diferentes grados de posesión, y que a veces la persona poseída podía reafirmarse, y su ser consciente prevalecía, por lo menos momentáneamente.

Los acontecimientos registrados indican que una persona poseída obviamente estaba en esclavitud, no-tenia el control de sus funciones normales, no-tenia control de sus actividades corporales y comportamiento, con frecuencia se dañaba y se hería a él mismo, era considerado «impuro,» causaba temor en otros, y su vida era cruelmente trastornada. Él resistía la verdadera presencia de otra voluntad de un poder extranjero cuya influencia y voluntad fue puesta contra su voluntad. No todos los casos bíblicos de posesión registran el abuso físico del poseído, pero lo suficiente para que la pregunta se haga de por qué un espíritu de demonio, tan deseoso de poseer el cuerpo de otro, este tan determinado en destruir ese mismo cuerpo.

Ninguna respuesta conclusiva bíblica se da para este fenómeno. La lógica podría indicar que el espíritu malo esta tan determinado a imponer su voluntad en su huésped que lo haría aún por medios físicos. Pero la persona poseída no está en esta condición sin esperanza. El «no es . . . un ser deliberado ante la voluntad Satánica, de un alma totalmente perdida, pero, por lo menos, en muchos casos, los restos todavía recuperables de lo que pudo haber sido una vez un espíritu noble.»2

El origen de la posesión. El origen de la posesión en las escrituras despierta demasiada reflexión. Indudablemente el pecado y la desobediencia a la ley de Dios, juegan una gran parte en permitir a una persona a llegar a ser poseído. Pero los espíritus malignos de vez en cuando también han atacado físicamente a hombres honrados.3 Seguramente los pecados de aquellos poseídos, como esta registrado en las escrituras, no estaban fuera de la misericordia del Señor. Pero, se puede asumir también que por etapas graduales, uno puede escoger la maldad y así llegar a ser virtualmente cautivo de su autor, el Diablo. Aunque no fue poseído, aparentemente tal fue el caso con Korihor, quién quedo mudo por su rebelión arrogante y su terquedad. Su suplica para la restauración de su voz fue negada porque, como el profeta Alma dijo si la maldición le fuera quitada, él volvería a su maldad anterior (Véase Alma 30). Suponiendo que aquellos que el Salvador alivio de la posesión demoníaca no estaban en esta categoría, aún así ellos quizás pudieron haber manipulado el pecado en tal clase y grado para permitir la entrada de un espíritu maligno, aunque no perdieron enteramente los deseos de rectitud.

Para los judíos muchas de las enfermedades estaban conectadas con la posesión.4 Sin embargo, sería poco realista, entonces así como ahora, inferir que aquellas enfermedades referidas en el Nuevo Testamento en asociación con la posesión fueron causadas por la maldición. Un ejemplo de esto es la enfermedad déscrita como «mudo,» cuál incluía defectos del habla así como la inhabilidad de poder hablar. A veces esto lo relacionaban con la posesión, como en Mateo capítulos 9 y 12, aunque es la misma enfermedad, registrada por Marcos en el capitulo 7, no se asocia con la posesión.

Las experiencias anotadas en el Nuevo Testamento y nuestro conocimiento del propósito de Satanás verifica que la posesión es verdadera. Seria una conclusión obvia que el pecado afecta la posesión y la rectitud la previene. Pero no podemos concluir que la posesión significa automáticamente total maldad y subordinación a Satanás ni podemos concluir automáticamente que algún pecado individual causó la posesión.

Es evidente que el pecado puede estar implicado con la posesión, aún así el pecado no tiene que ser imperdonable o un pecado que la intervención divina no pueda vencer. Puede permitírsele regresar a la conformidad a las leyes de Dios al alma de un poseso y ser permitido entrar en el reino del Señor.

¿Existe la posesión hoy en dia? Considerando las muchas experiencias registradas o aludidas en el Nuevo Testamento, porqué no hay tales posesiones hoy en día; o si hay, ¿por qué no son tan numerosas o fácilmente reconocidas?

La mayoría de los escritores Cristianos parecen estar de acuerdo que el problema de la posesión era más frecuente en el tiempo de Cristo. Considere las razones siguientes. Primero, era el tiempo de la venida del Hijo del Hombre en la carne. El promotor del mal sobre lo bueno lógicamente ejercería una fuerte influencia en el tiempo que se acercaba la venida de Cristo. También, el estado espiritual de las personas escogidas estaba muy decaída. Aparentemente habían pasado cuatrocientos años desde el último profeta del Antiguo Testamento, y la apostasía estaba desenfrenada.

Segundo, era el tiempo cuando la misión de Cristo vencería los resultados del pecado, es decir, la muerte. Hasta la venida de Cristo, la muerte triunfaba sobre todos los hombres, y en la muerte el diablo encontró éxito momentario sobre el poder de Dios. En Cristo todos serian vivificados, y en él la muerte no-tenia poder. Por lo tanto, frustrar el propósito y misión de Jesús era el objetivo principal del Diablo.

El tercero era la creencia de los judíos en sí mismos. Como esta anotado, ellos creían en solo dos fuentes de poder sobrenatural – Dios y Satanás.6 Una vez que Cristo hizo su reclamo de ser el Mesías, ellos debían aceptar que sus poderes eran de una de estas fuentes. Una vez que ellos lo rechazaron, la única disputa que existía era que el poder que él ejerció era del Diablo. Con los grandes poderes de la maldad tan predominante, el potencial para confundir a las personas era aún más grande.

Resumen. Las escrituras del Nuevo Testamento deben representar lo que testifican. Ninguna tentativa se debe hacer para poner la base moderna sobre las narraciones con respecto a demoníacos. Los ejemplos en las escrituras sobre la posesión demoníaca realzan nuestra conciencia sobre los espíritus malignos. Ese conocimiento nos debería dirigir a un entendimiento más grande sobre el mundo maléfico del otro lado del mundo físico y su influencia potencial sobre el hombre. La puerta por donde estos mundos se conectan está dentro de cada individuo. Es nuestra propia negligencia o testarudez que permite esa puerta que sea abierta para que el mal entre y posee lo que Dios ha dado.

El Demoníaco en la Sinagoga en Capernaum

Marcos 1:21-28

21 Y entraron en Capernaúm; y enseguida en el día de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba.
22 Y se admiraban de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
23 Y había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, el cual dio voces,
24 diciendo: ¡Ah!, ¿qué tienes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios.
25 Y Jesús le reprendió, diciendo: ¡Enmudece y sal de él!
26 Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia y clamando a gran voz, salió de él.
27 Y todos se maravillaron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
28 Y su fama se difundió rápidamente por toda la provincia alrededor de Galilea.

Contra Referencia
Lucas 4:31-37

Este milagro es el primer especifico registro en el Nuevo testamento de la confrontación entre Cristo y de uno que fue poseído. Marcos y Lucas registraron el acontecimiento; Marcos es utilizado aquí como la narración primaria. Él registra que Jesús enseñaba en la sinagoga en Capemaum en el día de reposo y la gente «estaban asombrados con su doctrina.» Estaban asombrados porque él hablaba con «autoridad, y no como los escribas.» Los escribas hablaban de probabilidades y opiniones. Aquí la respuesta de la gente indica que ellos reconocieron los reclamos Mesiánicos de Cristo, porque los fariseos y escribas enseñaban que sólo Dios podría hablar con autoridad.7

La escritura informa que había uno «con un espíritu impuro» en la sinagoga. Aparentemente su presencia era conocida pero no prohibida. El espíritu impuro dio voces mientras Jesús enseñaba Nótese que no era la persona en donde el espíritu residía, pero el mismo espíritu maligno, hablando con la voz de la persona poseída El reconoció a Jesús y gritó, “Déjanos solos.” No hay evidencia bíblica que esto era una posesión múltiple; por lo tanto, el espíritu malo se refería aparentemente a la condición general de las huestes de los espíritus que habían sido lanzados hacia a la tierra de la presencia del Padre.

El espíritu continuó, ¿»Ah? que tienes con nosotros, Jesús Nazareno? Has venido para destruimos? Sus esperanzas eran independientes y auto satisfactorias. El sabia que Jesús puede y podia destruir finalmente su reino. El espíritu continuo, «Sé quien eres, El Santo de Dios.»

Este espíritu había estado en el gran concilio en el cielo antes de que el mundo fuera. Él estuvo presente cuando el Padre presenta su plan y pregunto, ¿»A quién mandare?» Jesús respondió, “Heme aquí; envíame a mí.” Cuando el segundo respondió – con palabras parecidas pero con malas intenciones – el Padre lo rechazó, y él, Lucifer, se enojo» y no guardó su primer estado; y muchos lo siguieron ese día” (Abraham 3:27-28; Véase Isaías 6:8; 14:12-16). Quien ahora se dirigía al Salvador era uno de los que habían llegado a ser rebeldes, como Satanás, y siguió al diablo, para atormentar al hombre y para oponerse al Hijo de Dios. El demoníaco conocía a Jesús por el gran concilio, sabía que Él había sido escogido de Dios, y sabia que su autoridad excedía mas a la de su maestro, el diablo; así que él preguntó, “¿Haz venido a destruimos?» Jesús ahora reprendió el espíritu malo, diciendo «¡Cállate, y sale de él!»

El espíritu maligno no podía desobedecer. Él agonizó una vez más al poseído, y después » el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él.» Lucas indica que no le hizo daño físicamente a su víctima, pero atormentó al poseído una ultima vez antes de salir; entonces él obedeció y se fue.

Las personas que presenciaron la purificación se asombraron de lo que había sucedido. Los judíos creían en la posesión y tenían procedimientos para purificar, a veces descrito por la palabra exorcismo. Pero con Cristo era diferente. Él meramente tenia que ordenar y el espíritu impuro sé tenia que salir. La gente reconocía esto, porque decían, ¿Qué nueva doctrina es esta? por con autoridad comanda él aún los espíritus impuros, y ellos lo obedecen.” Y se difundió su fama por toda la provincia.

Había sucedido otro testimonio para la gente del mesianismo de Cristo. Jesús, por su mandato, dio evidencia de su autoridad sobre la maldad. La gente tuvo dificultad en reconocer a Jesús por lo que él era; sólo aquellos que creyeron podrían hacerlo. Pero los espíritus malignos no tenían tal limitación. Ellos lo conocían desde antes y, a diferencia de los mortales, no habían tenido el velo puesto sobre sus memorias sobre los acontecimientos antes de la preexistencia. Ellos sabían exactamente quién era Jesús, y de acuerdo con la orden de cosas, ellos lo reconocieron. Pero las personas lo deben reconocer por las buenas obras, no por la maldad. Así que Jesús reprendió al espíritu maligno y no lo permitió hablar.

Esta fue la primera confrontación pública entre los dos mundos de los judíos – el bien y el mal, las dos grandes influencias que afectaron toda la vida judía. Jesús había sido reconocido públicamente por el menor de estos dos mundos como la suprema persona que él era. La gente sabía que el demoníaco estaba poseído. Jesús públicamente ordenó al espíritu maligno que saliera; él reconoció su autoridad y salió. El Mesías que buscaban directamente estaba atacando al mundo del mal; era tiempo para que las personas escogieran a quien seguir.

Un Poseído y Mudo

Mateo 9:32-33

32 Y saliendo ellos, he aquí, le trajeron un mudo endemoniado.
33 Y una vez echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, diciendo: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.

Mateo 12:22-23

22 Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el que había sido ciego y mudo hablaba y veía.
23 Y toda la gente estaba atónita y decía: ¿No será este el Hijo de David?

Lucas 11:14

14 Y estaba Jesús echando fuera un demonio, el cual era mudo; y aconteció que, después de haber salido fuera el demonio, el mudo habló y la gente se maravilló.

La Disputa de Belcebú

Mateo 12:24-45

24 Mas los fariseos, al oírle, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.
25 Y Jesús, sabiendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo es asolado; y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no permanecerá.
26 Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?
27 Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
28 Pero si yo por el espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
29 Porque, ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata? Y entonces saqueará su casa.
30 El que no está conmigo, contra mí está; y el que conmigo no recoge, desparrama.
31 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; pero la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.
32 Y a cualquiera que hable contra el Hijo del Hombre le será perdonado; pero a cualquiera que hable contra el Espíritu Santo no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.
33 O haced el árbol bueno y su fruto bueno o haced el árbol malo y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
35 El hombre bueno del buen tesoro del corazón saca buenas cosas, y el hombre malo del mal tesoro saca malas cosas.
36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
38 Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal.
39 Y él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.
40 Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
41 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán, porque ellos se arrepintieron por la predicación de Jonás; y he aquí hay uno mayor que Jonás en este lugar.
42 La reina del sur se levantará en el juicio con esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y he aquí hay uno mayor que Salomón en este lugar.
43 Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos buscando reposo, pero no lo halla.
44 Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada.
45 Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entran y moran allí; y son peores las cosas últimas de aquel hombre que las primeras. Así también acontecerá a esta generación mala.

Contra-Referencias
Mateo 9:34  Marcos 3:22-30  Lucas 11:15-26  Juan 10:19-21  TJS Mateo 12:19-23, 26, 37-39  TJS Marcos 3:21-25 TJS San Lucas 11:15, 20, 27

Este milagro es extraordinario y distintivo, pero no por el milagro por si mismo, los dos Sinópticos ponen al descubierto hasta el más mínimo detalle acerca del. Se menciona específicamente y se identifica aquí no por su contenido milagroso pero por sus consecuencias. Este milagro precipita uno de las pocas disputas directas registradas entre Jesús y los gobernantes Judíos.

El milagro ocupa sólo un versículo en Lucas, quién meramente indica que Jesús estaba «echando fuera los demonios… y la gente se preguntaba.” Mateo escribió sólo cuatro versículos acerca de esto; sin embargo, estos cuatro versículos necesitan una explicación adicional. Como esta anotado, dos versículos aparecen en cada uno de estos dos capítulos diferentes, y parece ser que estos versículos describen el mismo acontecimiento, aunque fueran registrados en tiempos diferentes. Los dos describen la curación de un demoníaco mudo. En el capítulo 12 él también es descrito como ciego, que quizás sea meramente una condensación del preludio del milagro en el capítulo 9).9

La persona poseída fue traída a Jesús, quién lo curó. La multitud se maravilló, como en Lucas, pero Mateo anota mas adelante a la multitud diciendo, “Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.” Él capítulo 12 amplia el comentario de la multitud, y las personas asombradas proclaman, ¿»No es este el hijo de David?” Así, ellos atribuyeron la posición Mesiánica a Jesús. Estas vislumbres, aunque breves, ensalza las virtudes del milagro y autenticidad.

La disputa de Belcebú. Los milagros realizados anteriormente por Jesús atrajo multitudes a él. La gente, “se preguntaba, y se maravillaba.» Pero su éxito enfureció a sus enemigos, y en un intento de desacreditarlo, ellos inventaron una acusación contra Jesús que llegó a ser su defensa a sus milagros. La acusación se centró en la fuente de su autoridad y poder, y es referido a ella como la disputa de Belcebú. Los escribas y los fariseos (el liderazgo judío) acusaron a Jesús de expulsar a diablos por la autoridad del príncipe de diablos, o Satanás. La acusación se hizo indudablemente en varias ocasiones, pero los escritores del Evangelio escogieron la ocasión de este milagro para registrarlo. Indudablemente, hasta cierto punto, la disputa de Belcebú debilita la aceptación de la gente en Cristo, ya que esto les dio una alternativa para creer en y así los confundió.

El liderazgo judío no quería que Jesús fuera el Mesías aunque todas las señales y las maravillas señalaban a ese hecho. Al rehusarse de aceptarlo como el Mesías ellos solo tuvieron una alternativa, acusarlo de realizar tales proezas por el poder de Belcebú, el príncipe de diablos; ¡y acusarlo hicieron!

La disputa de Belcebú se encuentra en los cuatro Evangelios, aunque dos de los escritores excluyeron el milagro del poseído y mudo. La disputa de Belcebú ataca al corazón del Judaismo. Era la confrontación clásica entre Jesús estableciendo su reclamo como el Mesías y el liderazgo judío rechazándolo, y haciéndolo en tal manera que persuadiría también a las personas que lo rechazaran. Mateo 12:24-45 En la referencia bíblica utilizada aquí se discute la disputa de Belcebú.

El liderazgo judío había aguardado indudablemente tal oportunidad de este milagro de Jesús del hombre poseído y mudo para plantear esta ingeniosa disputa a la gente. Mientras la gente se maravillaba y exclamaba, “¿No es este el hijo de David?» Los escribas y los fariseos plantearon el desafío de su autoridad: «Este no echa fuera los demonios, sino por Belcebú, príncipe de los demonios.»

Jesús, percibiendo sus pensamientos, se defendió contra su acusación. Su respuesta fue simple y directa: “Todo reino [o casa] dividido contra sí mismo, es asolado; … y si Satanás echa fuera a Satanás, . . . ¿Cómo, pues permanecerá su reino? Su lógica era inatacable. Él reconoció su creencia y la pronunció correcta: estos poderes venían de sólo una de dos fuentes – Dios o Satanás. Pero él también les recordó que las dos fuentes eran mutuamente exclusivas: Dios siempre era bueno, y Satanás siempre era malo.

Él enfatizó esto con dos ejemplos. Primero, él declaró que el árbol bueno da sólo buena fruta, mientras un árbol malo siempre da fruta mala. Segundo, él declaró que de la abundancia del corazón habla la boca: del buen tesoro del corazón saca cosas buenas; del mal tesoro saca malas cosas. El entonces aplicó estos ejemplos directamente tanto a la historia de los judíos como a su situación actual. Ellos eran las personas escogidas. Su historia estaba repleta de milagros tales como él había realizado, y ellos habían visto hasta unos promulgados por sus propios hijos (hablando de los hijos de Abraham, y no sus hijos literales). Jesús entonces razonó que si él echara fuera los demonios por Belcebú y eran las mismas «cosas buenas» que sus propios profetas habían hecho, ¿por quién los echan vuestros hijos?

El los había forzado a juzgarse a sí mismos por sus propios estándares. Ellos estaban familiarizados con el concepto del Espíritu de Dios. Ellos reclamaron ser los guardas del reino de Dios. Ellos enseñaron que todas cosas buenas previamente echas por las personas escogidas fueron hechas en el nombre de Dios. Por lo tanto, deberían juzgar sus milagros y enseñanzas por el mismo estándar y espíritu. Ellos habían visto sus obras y oído sus reclamaciones. La gente reconoció en él las mismas cosas que esperaban y buscaban en el Mesías. Ahora el desafío directo, la alternativa a su autoridad, o el diablo, había sido planteado como la fuente de su poder. Pero él había vuelto la disputa sobre sus promulgadores. No podría haber hablado más claro hacia cuando dijo, “yo soy su Mesías.»

Jesús continuó que si ellos hicieron las comparaciones y así encontraron que sus acciones eran igual que las de sus hijos – si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios – «Ha llegado a vosotros el reino de Dios.» En esta confrontación directa con el liderazgo judío, Jesús explicó sus milagros y enseñanzas en una disputa intensa. Simplemente expresándose él los desafió a probar su reclamación por el Espíritu; si lo hacían, ellos concluirían que él era el Mesias.

Cristo enfatizó aún más su posición haciendo comentarios acerca del pecado contra el Espíritu Santo. Era un pecado grave, no podía ser perdonado. Su gente escogida ahora coqueteaba con este mismo pecado. «Él que no es conmigo, contra mí es» él indicó. Ellos estaban con él, o contra él y con el diablo. Jesús había vuelto la disputa de Belcebú sobre sus acusadores.

El liderazgo judío entendió. Las escrituras aclaran esto bastante bien. Después de que Jesús concluyó la disputa, ellos no ofrecieron refutación. No podrían haberlo hecho, porque ellos creían lo qué Jesús enseñaba. Dejados sin alternativas, ellos respondieron en la única manera que podían haberlo hecho, sin aceptarlo. Maestro, deseamos ver de ti señal.» Por esta petición ellos reconocieron que entendían su posición. Jesús había refutado completamente y con éxito la disputa que ellos habían concebido para desacreditarlo. Hasta aquellos que lo habían desafiado preguntaron interiormente su rechazo de él, así que pidieron que el Señor les mostrara una señal.

Pero ellos habían visto múltiples señales. Ellos acababan de presenciar un milagro en el que Jesús había echado un demonio. Ellos querían la señal Mesiánica de la venida del Hijo de Hombre. Ellos todavía buscaban la llegada incorrecta.

Como resultado de esta demostración ostensible de incredulidad, Jesús llamó a la entera generación malvada y adúltera por demandar señales. En esta condenación excepcionalmente dura el Señor incluyó obviamente el pecado especifico sexual de adulterio, pero también aplicó una condenación mucho más amplia. Ellos habían buscado una señal en particular (la señal de la venida del Hijo de Hombre) y esto demostró su falta completa de la fe en él como el Mesías. Sus señales e incredulidad habían causado que ellos lo rechazaran; ellos habían cambiado las doctrinas de la Ley Mosaica; las confundieron y las «adulteraron”. Jesús no les pudo dar la señal que ellos buscaban. Fue reservada para un período posterior. Pero él les daría una señal, una que conocían y deberían de haberla estado buscando – la señal del profeta Jonás. Esta señal, la señal final de su primera venida, demostraría a todos los creyentes que él había completado y había cumplido la misión de su primera venida. La resurrección de Cristo fue pronosticada con la señal del profeta Jonás.

El equilibrio de la materia se explica por sí mismo. Jesús compara a la generación actual con aquella de Ninive y la reina deí sur (Sheba), declarando a esas generaciones por ser mejores que ésta. El los advirtió de su oscuridad espiritual porque ellos no podían ver.

Jesús concluyó su disputa con una analogía, indicando lo que su futuro seria si ellos no lo aceptaran. La analogía se formuló con la narración de un hombre con espíritu impuro (como el que él acababa de desalojar del hombre mudo poseído). Cuando el espíritu impuro se salió del hombre, aquel espíritu vagó, buscando descanso y encontrando ninguno. Semejantemente, Israel se había escogido de entre todas naciones y gente. Sus males anteriores (los espíritus impuros) habían sido echados, y grandes bendiciones les habían sido dadas. El espíritu malo (la posición anterior de Israel y su apostasía actual) entonces regresa a su «casa» (el hombre anteriormente poseído) y la encontró limpia, barrida, y vacía. Encontró inmediatamente siete espíritus adicionales, peores que él mismo, y entraron a morar allí, dejando al hombre en un estado peor que antes. Del mismo modo, los judíos habían sido escogidos de Dios, sus pecados dejados de lado, se les habían dado principios correctos; y ahora se les ofrecida el reino de Dios. Se había hecho todo para prepararlos para la venida del Mesías. Si lo rechazaban ahora, ellos serían peores que antes. Jesús entonces cerró con esta promesa obligatoria: «Así también acontecerá a esta mala generación.»

Este milagro pequeño, tan menudo excluido o generalizado, llevó al reclamo más abierto al Mesianismo que Jesús había hecho en su ministerio. Otros reclamos vendrían y más milagros se darían, pero ninguno sería más claro o más conciso. Israel era la gente escogida, y el Mesías había venido como se había prometido.

El Demonio Llamado Legión

Marcos 5:1-20

Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos.
Y cuando salió él de la barca, enseguida le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,
que moraba en los sepulcros, y ni aun con cadenas podían atarle;
porque muchas veces había sido atado con grilletes y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y los grilletes desmenuzados; y nadie le podía dominar.
Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras.
Y cuando vio a Jesús de lejos, corrió y le adoró.
Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te imploro por Dios que no me atormentes.
Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo.
Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió, diciendo: Legión me llamo, porque somos muchos.
10 Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región.
11 Y había allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo.
12 Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos.
13 Y Jesús se lo permitió. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, y el hato se lanzó al mar por un despeñadero, los cuales eran como dos mil; y en el mar se ahogaron.
14 Y los que apacentaban los cerdos huyeron y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron para ver qué era aquello que había acontecido.
15 Y vinieron a Jesús y vieron al que había sido atormentado por el demonio, y que había tenido la legión, sentado y vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.
16 Y los que lo habían visto les contaron lo que le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos.
17 Y comenzaron a rogarle a Jesús que se fuese de sus contornos.
18 Y entrando él en la barca, el que había estado poseído por el demonio le rogaba que le dejase estar con él.
19 Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido misericordia de ti.
20 Entonces se fue y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas Jesús había hecho con él; y todos se maravillaban.

Contra-referencia
Mateo 8:28-34  Lucas 8:26-39   TJS Marcos 5:11   TJS Lucas 8:33

Todos los Evangelios sinópticos informan este milagro, pero Juan lo excluye. Marcos y Lucas dan reportes similares; Mateo resumió su narración e informa de dos demoníacos, mientras los otros informan sólo uno.io

La ubicación exacta de este milagro es difícil de determinar. Marcos y Lucas registran que sucedió en «el país de los gadarenos,» Lucas agrega, «que está en la ribera opuesta de Galilea.» Mateo anota que estaba en «la tierra de los gadarenos.» Los escritores históricos han diferido en la ubicación por las diferencias en el texto bíblico.n Jesús puede haber venido a la costa del este del lago para obtener soledad, paz, y descanso, porque su día anterior había sido muy riguroso. Este milagro – él último en esta serie de milagros demoníacos – confirma aún más la supremacía de Jesús sobre el mundo de los espíritus malignos.

Inmediatamente a la llegada de Cristo, y «al entrar él en la barca” encontró al demoníaco. La descripción detallada ofrecida por los Sinópticos parece describir el paradigma absoluto de la posesión. Ellos describieron al demoníaco en tales palabras como “feroz en gran manera,» «tanto que nadie podía pasar por aquel camino,» “su morada en los sepulcros,” “nadie podía atarle, ni aun con cadenas,» “ni nadie le podía dominar,” “hiriéndose con piedras,” “endemoniado por mucho tiempo y no vestía ropa” Esta fue una experiencia como ninguna otra, y los escritores de Evangelio lo acentuaron. Esto también fue un milagro muy público, y Jesús no puso ninguna restricción para ser relatado.

El demoníaco había sido poseído durante un tiempo y vivía en los sepulcros. Estos sepulcros – descritos como » cuevas naturales o huecos artificialmente tallados de piedra, a menudo tan grandes para ser sostenidos con columnas, y con celdas sobre sus lados para el descanso del muerto»12 – los judíos lo asociaban como el lugar de morada para personas poseídas y para aquellos que eran impuros.13

El hombre vivía desnudo, como un salvaje, y la gente estaba genuinamente atemorizada de él. Todos en la área sabían del demoníaco, y nadie dudaba que él estuviera poseído. El no podría ser controlado y había quebrado cadenas y grilletes en pedazos. Este era el hombre que vino a su encuentro cuando salió de la barca.

El poseído corrió hacia Jesús, se arrodillo, y lo adoro. La reacción era simple y sencilla. Del ejemplo del espíritu impuro en Capernaum, es evidente que los espíritus malos inmediatamente reconocieron a Jesús y fueron atraídos a él, aunque ellos temían su presencia. El hombre poseído no tenía ningún conocimiento previo de Jesús o de sus obras. Las circunstancias físicas de su posesión impidieron esto. Él vivía solo en los sepulcros, y el poder de los demonios sobre él era inexorable y tan completo que sus acciones, quizás durante años, habían sido completamente controladas por aquellos que lo poseían. Los escritores del Evangelio informan que había muchos espíritus malos implicados en esta posesión, y el control de ellos dominaban la existencia miserable del hombre.

Las narraciones bíblicas anotan una experiencia extraordinaria e interesante. Jesús y el espíritu maligno conversan. A diferencia del silencio del espíritu maligno en Capernaum, dónde el Señor se negó pennitir un testimonio abierto de su llamamiento divino por los habitantes del reino maligno de Satanás, él ahora permite una conversación. El espíritu maligno lo reconoce abiertamente. ¿»Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo?» Jesús no prohíbe el testimonio. La acusación contenida dentro de la disputa de Belcebú no podría ser nunca jamás sostenida. El espíritu maligno había reconocido a Cristo como el Hijo de Dios, pero la gente no lo reconoció. El demonio entonces le pidió al Señor, «Te conjuro por Dios que no me atormentes.» Otra narración lo relata como, “¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” Quizás ambos comentarios fueron hechos, y quizás por diferentes espíritus malignos. Una vez mas, el comentario no fue reprochado.

El Señor entonces continúa con la conversación. A los demonios no se les permitiría quedarse dentro del hombre. Les ordena que salgan de él y les pregunta su nombre. Esto no fue una curación por etapas. Los espíritus impuros conocían al Hijo de Dios y sabían que no podrían permanecer en el cuerpo de quien ellos habían poseído durante muchos años. Los espíritus malignos respondieron y declararon, «Legión me llamo: porque somos muchos.»

La respuesta fue clara. Había muchos espíritus impuros en esta posesión. Exactamente cuántos esta indeterminado y no es importante. El mensaje era que múltiples espíritus malignos tenían control de éste desafortunado. Ya sea que cada uno fue alojado dentro del cuerpo en exactamente al mismo tiempo no importa.

Contestando la pregunta de Cristo con gran arrogancia, Lucas reporta que el espíritu maligno continuo “Y le rogaba mucho que no los mandase ir al abismo.» Marcos anoto que la suplica fue que “no los enviase fuera de aquélla región.”

Los judíos creían que ciertos países estaban asignados para los espíritus malignos y otros ciertos para los espíritus buenos. Una vez asignado a tal lugar, un espíritu no podría pasar más allá de sus limites.14 Las «profundidades,» o «abismo,» como a veces es traducido, era a lo que Juan se refirió en Apocalipsis como el «pozo del abismo» (véase Apocalipsis 9:1). De nuestro conocimiento de la disposición final del diablo y sus ángeles y de todos aquellos que lo siguen en esta vida, este «pozo del abismo» se refería a las “tinieblas de afúera”el final y último lugar reservado para esos espíritus malignos.15 Ellos sabían que a este lugar ellos deberían ser consignados finalmente, pero ellos le pidieron a Jesús que no los mandara allí «antes de tiempo.»

Ahora para el final episodio de la conversación. Aparentemente una manada de cerdos apacentaba cerca. Le “rogaron todos los demonios, Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos» El fraseo ligeramente se diferencia en las narraciones del Evangelio, pero el significado es bien claro. Ellos sabían que su permanencia en el hombre se había terminado, y antes que no poseer ningún cuerpo, ellos prefirieron ocupar los cueipos de los cerdos. Jesús «les dio el permiso,» y ellos entraron en los cerdos.

¿Entraron físicamente ellos a los cuerpos de los credos? Esta muy claro que los narradores del Evangelio quisieron dejar esa impresión, porque dicen que los espíritus «entraron en los cerdos.” Sin embargo, si los cuerpos de los espíritus malos entraron y se adueñaron de los cuerpos físicos de los cerdos no es de ninguna consecuencia en particular, porque la mala influencia de los espíritus en los cerdos es ampliamente atestiguada. Además, la escritura testifica el deseo obsesivo de los espíritus en ejercitar el control sobre cualquier cuerpo que en ninguno.16

Los cerdos, los cuales eran como dos mil, no estaban acostumbrados a tal influencia mala y corrieron violentamente a sus muertes en el mar. Los espíritus malos fueron reducidos a esa existencia de espíritu de donde vinieron, para esperar el juicio final y su total destierro a las tinieblas de afuera. .

Los que presenciaron este episodio no reaccionaron extraordinariamente. Las narraciones indican que ellos tuvieron miedo, y se maravillaron. Estas eran personas supersticiosas. Jesús, a quien no conocían, había estado hablando con un demoníaco conocido, y entonces había arrojado a los demonios del hombre y les permitió infligir su influencia sobre los cerdos, quiénes inmediatamente se volvieron locos y se hundieron en el mar. Los testigos corrieron a las ciudades cercanas y contaron lo que habían visto. Otros vinieron a ver por sí mismos. Lo qué ellos vieron fue tan asombroso como las circunstancias que las producieron. El demoníaco ahora estaba calmado, vestido, y sentado al lado de Jesús, indudablemente dándole gracias a él por haberlo liberado de su tormento.

El temor se apodero de ellos. Los testigos testificaron de todo lo que había ocurrido, pero para ellos era incomprensible. Ellos no podían entender este acontecimiento y su significado. No podían comprender el alma ahora recuperada a los pies de Jesús y las razones por la que los cerdos estaban muertos. Estaban terriblemente atemorizados y no estaban informados del Mesías y sus obras. Aunque, reaccionaron bastantemente normal bajo las circunstancias. Le pidieron a Jesús que se fuera.

El Señor les escucha y se preparó para partir. El demoníaco, tan recientemente aliviado de su tormento, solicita permiso de ir con él para ser un discípulo; pero Jesús dijo no. El propósito del milagro demandaba que permaneciera. La relación absoluta entre Jesús y los espíritus malignos de ese mundo controlados por Belcebú, el príncipe de los diablos, había sido iluminado. No había pregunta acerca de quien subordinada a quién. Los espíritus malos estaban totalmente sujetos al poder de Cristo. La disputa de Belcebú se había destruido para siempre.

Al demoníaco restaurado se le pidió que permaneciera en su tierra y que dijera a los habitantes de la tierra sobre las grandes cosas que el Señor había hecho por él. El seria un instrumento en la obra del Señor. Primero, él testificaría del gran milagro; la gente no podría refutarlo, ya que él era conocido; y su testimonio glorificaría al Mesías. Segundo, él llegaría ser un misionero y pondría mas adelante la base entre los habitantes de su país para una recepción más grande del Señor.

El hombre hizo como se le había pedido y se marcho, y “comenzó a publicar en Decapólis las grandes cosas Jesús habia hecho por él.” Como resultado «todos se maravillaban.» En el futuro, Cristo volvería a esta área (véase San Marcos 6:53-56). La gente entonces no solicitaría que se marchara, pero traería a sus enfermos de la región entera y buscaría sus poderes curativos, y él se los concedería abiertamente.

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