Las Doctrinas y Convenios: Instrucciones doctrinales

Las Doctrinas y Convenios
Instrucciones doctrinales

Roy W. Doxey

por el élder Roy W. Doxey

(Doctrinas y Convenios 130:8-23: 131:5-8)


El profeta José Smith hizo observaciones a notas y opiniones públicas y privadas de miembros y no miembros. En cierta ocasión, Orson Hyde presentó sus puntos de vista sobre varios asuntos del evangelio, lo que posteriormente fue corregido por el Profeta. En otra oportunidad, el Profeta corrigió algunas declaraciones de un predicador metodista. Estas correcciones han proporcionado a la Iglesia algunas importantes instrucciones doctrinales que se encuentran en las Secciones 130 y 131 de las Doctrinas y Convenios.

Conocimiento

Los Santos de los Últimos Días creen en muchas escrituras que dan énfasis a la necesidad de adquirir conocimiento. Entre éstas, las siguientes son importantes:

Es imposible que el hombre se salve en la ignorancia. (Doctrinas y Convenios 131:6)

Cualquier principio de inteligencia que logremos en esta vida se levantará con nosotros en la resurrección.

Y si en esta vida una persona adquiere más conocimiento e inteligencia que otra, por motivo de su diligencia y obediencia, hasta ese grado le llevará la ventaja en el mundo venidero. (Doctrinas y Convenios 130:18-19)

Siendo que el propósito de la vida es comprender y vivir las leyes, cuyo cumplimiento conduce a la salvación (vida eterna), entonces, el conocimiento de la salvación es la parte más importante del aprendizaje. Si uno carece del conocimiento acerca del Salvador, de la expiación, de la manera de aceptar esta última para la salvación individual, y de la Iglesia que representa al Señor para la salvación, es imposible salvarse, [José Smith, History of the Church of Jesús Christ of Latter-day Saints, (comúnmente llamado Documentciry History of the Church; que de aquí en adelante se referirá como DHC)]

El conocimiento de la persona que falla en vivir las enseñanzas del evangelio se degenera. (DHC 2:8)

Es importante para los santos, en lo que respecta a la preservación de su calidad como miembros de la Iglesia, que adquieran los conocimientos fundamentales de la salvación; las revelaciones presentan los recursos por medio de los cuales no se puede ser engañado por cualquier viento de doctrina. Los Santos de los Últimos Días se pueden considerar en el camino de la salvación cuando aceptan la siguiente verdad: todo lo que sabemos acerca de Dios y de nuestra relación con Él, se recibe por revelación. (Doctrinas y Convenios 52:9, 36). Las revelaciones son verdaderas porque proceden del Dador de toda verdad. El conocimiento que pertenece solamente a esta vida es insuficiente para la salvación; no debemos aprender sólo la manera de vencer nuestros pecados aquí, sino que, como dice el Profeta en la siguiente cita, debemos aprender a triunfar sobre el mal en el mundo venidero:

La salvación es ni más ni menos que el triunfo sobre todos nuestros enemigos, colocándolos bajo nuestros pies en este mundo, y el conocimiento para triunfar sobre todos los espíritus malignos en el mundo venidero, entonces estamos salvados. . . . (DHC 5:387).

Los miembros de la Iglesia que aprenden los principios de la salvación y llegan a conocer las claves para no ser engañados en la mortalidad, llevarán consigo tal ventaja al mundo venidero. Lo que aprendamos aquí nos ayudará para siempre.

¿Por qué es necesario el conocimiento del evangelio para tener éxito en esta vida y en el mundo venidero?

Obediencia

No hay verdadero éxito en la vida si no se es obediente a los principios del evangelio y cuando se considera que esta vida es el período de probación del hombre ese hecho es evidente.

El élder Richard L. Evans del Consejo de los Doce, refiriéndose a la Sección 130:18-19, ha indicado que si el estudiante tiene presente que la diligencia y la obediencia son las palabras claves de la admonición del Señor a sus hijos en cuanto a la adquisición de la inteligencia, no perderá la fe.

Aquellas palabras son las de mayor significado—y no tengo temor de que los jóvenes aprendan, busquen conocimiento, siempre que tengan presente la diligencia y la obediencia—obediencia a los mandamientos de Dios, diligencia en mantenerse cerca de la Iglesia, siempre activos, con espíritu de oración, manteniéndose limpios y siendo prudentes y discretos en su conducta. (Informe de la Conferencia de abril de 1956, página 44.)

Esta advertencia concerniente a aprender toda la verdad, religiosa o secular, está en armonía con el consejo del Señor de familiarizarse con buenos libros y con idiomas, lenguas y pueblos. (Doctrinas y Convenios 90:15).

Las siguientes escrituras dan énfasis a la razón de la obediencia y también a la forma en que funciona la ley:

Yo el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; más cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis. (Doctrinas y Convenios 82:10).

Hay una ley, irrevocablemente decretada en el cielo antes de la fundación de este mundo, sobre la cual todas las bendiciones se basan.

Y cuando recibimos una bendición de Dios, es porque se obedece aquella ley sobre la cual se basa. (Ibid130:20-21).

En 1831 el Señor dio las razones por las que los santos deben ser obedientes. Entre ellas está la de que somos ciudadanos del reino del Señor; el Señor ha dado esta tierra a sus santos; para que la muerte no nos atrape; El aboga por nuestra causa como nuestro Intercesor; somos hijos e hijas de Cristo porque hemos aceptado su expiación. (Doctrine and Covenants Commentary, edición revisada, páginas 252-254).

¿Por qué es la obediencia una importante ley de Dios?

La Trinidad

El profeta José Smith dijo lo siguiente acerca de la importancia de conocer a Dios:

Si un hombre no conoce a Dios, y tiene que preguntar qué clase de ser Él es, si busca diligentemente en su propio Corazón para saber si la declaración de Jesús y los apóstoles es cierta, comprenderá que no tiene la vida eterna; porque no puede haber vida eterna sino de acuerdo con este principio. (Enseñanzas del Profeta José Smith, compilado por Joseph Fielding Smith, página 425.)

Conocer a Dios en su esencia es llegar a ser como El por medio de la obediencia a sus mandamientos. (Doctrinas y Convenios 84:19-23; 132:23-24). El primer paso en el conocimiento de Dios es reconocer que Él es un ser personal de carne y huesos. La doctrina de la vida eterna, o la exaltación en el reino celestial, depende de esta verdad.

El Padre tiene un cuerpo de carne y huesos, tangible como el del hombre, así también el Hijo; pero el Espíritu Santo no tiene un cuerpo de carne y huesos, sino que es un personaje de espíritu. De no ser así, el Espíritu Santo no podría morar en nosotros.

Un hombre puede recibir el Espíritu Santo, y éste puede descender sobre él y no permanecer con él. (Doctrinas y Convenios 130: 22;23).

¿Por qué es valioso que los Santos de los Últimos Días sepan que Dios es un ser personal con cuerpo, partes y pasiones? Primero, uno puede saber entonces que los hombres fieles pueden llegar a ser como el Padre en todo el sentido de la palabra. Segundo, saber que Dios es personal y que es nuestro Padre, nos brinda la habilidad de dirigirnos a la Divinidad en oración con verdadero sentido, en vez de orar a un espíritu que se encuentra en todas partes, como se concibe a Dios en el mundo “cristiano”. Tercero, el verdadero concepto de Dios, Cristo y el Espíritu Santo, que es también un individuo—un personaje de espíritu— da significado a las escrituras acerca de los miembros de la Trinidad. Cuarto, que Dios tiene una morada y que no es una persona que se encuentra en todo lugar del espacio. (Doctrinas y Convenios 130:8; Abrahán 3:2-4, 9.)

¿En qué les ayuda la doctrina de Dios revelada a comprender mejor el plan de salvación?

El Hombre Eterno

Los Santos de los Últimos Días tienen la oportunidad de saber acerca de sí mismos y de su lugar en el plan de salvación. Al paso que las iglesias “cristianas” enseñan que el hombre tiene su principio en esta vida, el Señor ha revelado que todos los hombres tuvieron una existencia premortal. (Abrahán 3:22-23). Los hombres y las mujeres son seres eternos por naturaleza; están hechos de cuerpo y espíritu, los que son eternos. (Doctrinas y Convenios 93:29, 33; 131:7-8) Lo siguiente viene del profeta José Smith:

El espíritu del hombre es increado; existió desde la eternidad y existirá por las eternidades. Cualquier cosa creada no puede ser eterna; y la tierra, el agua, etc., tuvieron su existencia en un estado elemental desde la eternidad. (DHC 3: 387).

Los Santos de los Últimos Días comprenden que tendrán existencia eterna. Nunca experimentarán una época de existencia inconsciente. Por medio de la resurrección el cuerpo del hombre permanecerá eternamente ligado a su espíritu. (Doc. y Con. 93: 33-34).

Con esta comprensión de la eternidad del hombre, ¿de qué manera contribuye esta información a la comprensión de los Santos de los Últimos Días de sí mismos y de la necesidad de ser obedientes a los principios del evangelio? Los siguientes puntos pueden servir de ayuda a la respuesta de esta pregunta: (1) siendo que el hombre es un ser eterno no tendrá fin su existencia consciente; por lo tanto, será juzgado como el Señor lo ha predicado. (Doctrinas y Convenios 110-111). (2) el hombre es capaz de aceptar la verdad religiosa cuando la escucha, a menos que el pecado obscurezca su comprensión. (Doctrinas y Convenios 93:30-33). (3) el hombre está dotado con el libre albedrío y es responsable de sus acciones en la mortalidad. (Doctrinas y Convenios 93:29-33). Aunque el hombre fue creado por Dios, el Creador no es responsable de lo que el hombre haga durante su probación terrenal. (4) Siendo que el hombre fue engendrado por Dios, es capaz de llegar a ser como su Padre Celestial. (5) Siendo que el hombre es eterno, lo Santos de los Últimos Días tienen una base para hacer decisiones, porque saben que estas decisiones tienen consecuencias eternas para bien y para mal.

La Tierra

Las escrituras revelan que la tierra es un organismo vivo. (Moisés 7:48-50; John A. Widsoe, José Smith, página 149-150). El élder James E. Talmage dijo lo siguiente concerniente a todas las cosas creadas:

Todas las cosas creadas han sido hechas por un propósito; y todas las cosas que cumplan la medida de su creación serán avanzadas en la escala de la progresión, dentro de los límites de su propia clase o reino, sea un átomo o mundo, un protozoario o un hombre. [The Latter-day Prophets and the Doc trine and Couenants (Los Profetas de los Últimos Días y las Doctrinas y Convenios de Roy W. Doxey, Salt Lake City: Deseret Book Company, 1964, 3:162.)J

La Tierra cumple el propósito por el cual fue creada al obedecer una ley celestial. (Doctrinas y Convenios 88:25). Fue creada para que pudiera ser la morada del hombre; en efecto, los hombres nacen en esta tierra. A causa de que la tierra cumple este propósito, será recompensada siendo santificada y llegando a ser un planeta celestial. (Ibid., 88:26). En esta condición, la tierra será un Urim y Tumim para los habitantes que moren en ella, mediante el cual todas las cosas pertenecientes a un reino inferior, o a todos los reinos de un orden menor, serán aclarados a los que la habitaren. (Ibid., 130:9). Aquellos que reciban las más altas bendiciones del reino celestial recibirán una piedrecita blanca que “se convertirá en un Urim y Tumim. . . por el cual se darán a conocer cosas pertenecientes a un orden superior de reinos.” (Ibid., 10-11).

A medida que los Santos de los Últimos Días avanzan en conocimiento, descubren que la tierra obedece la ley por la cual progresa hasta llegar a ser un reino celestial, y también comprenden que para este estado final celestial es necesaria la completa obediencia a la ley del evangelio.

Salvación

El propósito de esta vida es llevar a cabo la salvación de uno en este mundo y en el mundo venidero. (Doctrinas y Convenios 46:7) La salvación se obtiene por la obediencia a los principios y prácticas del Evangelio de Jesucristo.

El élder Marion G. Romney del Consejo de los Doce, nos recuerda que la vida eterna no se logra en esta vida, pero que aquí se puede recibir la seguridad de ella. (Doctrinas y Convenios 131: 5). Para hacer una elección segura, son necesarias las siguientes cosas: (1) recibir el testimonio de Jesucristo y ser bautizado; (2) recibir el Espíritu Santo por la imposición de manos; y, (3) ser sellado por el Santo Espíritu de la Promesa. El hermano Romney dijo a continuación:

… lo que se requiere es activa devoción al evangelio y una lealtad sin reserva alguna a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Hablando en cuanto a este punto, el Profeta enseñó:. . . que aquellos que guardan los mandamientos del Señor y caminan bajo sus estatutos hasta el fin, son los únicos individuos que recibirán las bendiciones. . . debemos estar dispuestos a sacrificarlo todo. Debemos demostrar al Señor por medio de la autodisciplina, que estamos dispuestos a servirle bajo todas las circunstancias. Cuando lo hayamos hecho recibiremos la seguridad de que tendremos la vida eterna en el mundo venidero. Entonces, tendremos paz en este mundo. . . (Informe de la Conferencia de septiembre de 1949, páginas 41-44).

José Smith, el Profeta.

El Señor declaró que esta generación recibiría su palabra por medio de su Profeta, José Smith. (Doctrinas y Convenios 5:10). Mientras continúe la dispensación del cumplimiento de los tiempos, continuará dándose a conocer en el mundo la palabra del Señor por medio de los modernos libros de escrituras y los escritos del Profeta.

Una de las evidencias más notables que apoya la misión de José Smith, es la profecía sobre la guerra. (Doctrinas y Convenios 87). Esta revelación declara que la guerra civil de los Estados Unidos comenzaría con la rebelión de la Carolina del Sur. Una “voz” declaró al Profeta que habría conflictos armados entre el norte y el sur y que probablemente surgirían a causa del “Problema de los esclavos” (Doctrinas y Convenios 130: 12-13. La esclavitud sería una de las causas de la guerra civil, pero no la única. Este punto de vista está de acuerdo con la mayoría de los historiadores en cuanto a los motivos de la guerra civil, aunque hay algunos proponentes de la teoría de que la esclavitud fuera el único.

La verdad importante es que la Guerra Civil fue profetizada, y que los detalles de esa guerra, mencionados en la Sección 87, se cumplieron. De esa verdad, aprendemos una lección: cuando se gana más conocimiento por medio del estudio diligente, lo único que le da valor, es la obediencia a lo que se aprende. Esta bendición viene por medio del estudio con fe. (Doctrinas y Convenios 88: 118)

La Segunda Venida de Cristo

El Salvador dijo a sus discípulos de la antigüedad y de hoy en día, que ningún hombre sabe el día ni la hora de su segunda venida. (Mateo 24:36; Doctrinas y Convenios 49:7).

Desde que empezó la dispensación, se han hecho preparaciones para la segunda venida del Salvador. Sus palabras a sus discípulos son adecuadas hoy en día:

Pero el día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos sino sólo mi Padre. (Mateo 24:42; José Smith 1:46).

Cuando se gana más conocimiento por medio de la diligencia y obediencia, la fe se fortalece y aumenta el discernimiento de las señales de los tiempos. Se es obediente a este consejo y se encuentra seguridad en estas palabras: “. . .si estáis preparados, no temeréis.” (Doctrinas y Convenios 38: 30).

Implantación

Se aconseja a cada Santo de los Últimos Días que aprenda los principios del Evangelio de Jesucristo. El tiempo que se dedique al estudio cada día, trae como recompensa muchas .bendiciones. Sin el conocimiento de la salvación es imposible ser salvo. El conocimiento en sí no es suficiente para la salvación, pero cuando se obedece lo que se conoce se obtiene salvación en esta vida y en el mundo venidero. (Doctrinas y Convenios 59:23).

Todo Santo de los Últimos Días debe aprender el valor o aplicación de cada principio o doctrina del evangelio; de esta forma, aprende que las enseñanzas del evangelio son coherentes entre sí, y que todos los principios están en armonía con las otras partes del evangelio.

Básico para la apreciación del evangelio como motivador de acciones correctas, son las doctrinas de la relación del hombre con Dios, la pre-existencia, el propósito de la vida, el ambiente del hombre, la seguridad de que se está al lado del Señor, y de que José Smith es un Profeta de Dios.

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