Parte Una
Las Parábolas en Perspectiva
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Parábolas
La palabra parábola viene de la palabra griega parábola, traducida del hebreo mashal. En griego significa poner un objeto adelante o enseguida de otro objeto. Pero en el hebreo, del cual fue originalmente traducido, tiene un significado más amplio, ejemplificado por la forma métrica balanceada de los libros poéticos y enseñanzas del Antiguo Testamento.1 Este método de enseñanza no era nuevo; “la parábola o mashal fue una forma de instrucción ya familiar para Israel desde los tiempos de los jueces, y era utilizada en una forma constante y familiar entre los rabinos”.2 Los maestros judíos utilizaban las parábolas como un método común y bien entendido de ilustración.3
¿Qué es una parábola?
Quizás para determinar mejor la naturaleza y características de una parábola primero debemos diferenciarla de un mito, fábula, proverbio, y de una alegoría, los cuales todos son otros métodos de enseñanza. Esta diferencia realza el propósito final, definición, y descripción de la parábola.
El mito: Los mitos son tradiciones ficticias o historias. Usualmente se piensa que no tienen simbolismo o verdad espiritual. Sin embargo, históricamente no era así. Los mitos eran concebidos para informar fenómenos naturales y la naturaleza de seres divinos. Ellos explicaban el origen de la realidad. Esta realidad, el producto final de un mito, era determinada por medio de las acciones e historias de seres sobrenaturales. El mito usualmente trataba con formas de creación, pero en ocasiones también describía patrones de conducta. Implicaba una experiencia genuina religiosa, y no era utilizado solamente como un medio de verdad: Era considerado como la verdad.4
La fábula: La fábula, en su más grande sentido, es una historia imaginativa o ficticia de cualquier descripción. Interpretado mas estrechamente y en un sentido moderno, sería una narración en texto o verso expresando una lección de utilidad o de moralidad, pero su propósito es generalmente entretener o divertir más bien que enseñar al oyente. Los personajes utilizados en las fábulas casi siempre son animales, objetos inanimados, seres humanos, o dioses (reales o mitología) también pueden aparecer. Comúnmente, la fábula describe solamente una fantasía. La moralidad siempre es planteada dentro de la estructura de la fábula.5
El proverbio: Los proverbios son muy cortos, declaraciones de piedad comúnmente utilizados. Generalmente son preservados mediante el lenguaje hablado y son representantes de conducta de la gente, quiénes originalmente los preservaron. Transmiten sabiduría trivial y reglas de conducta, y se refieren a viejas costumbres. Ellos comúnmente resumen fábulas bien conocidas tal como “el lobo en ropas de oveja,” o “no cuentes las gallinas antes de salir del huevo.” Un proverbio puede ser posiblemente descrito como una parábola condensada, un ejemplo el cual sería “el ciego conduciendo a otro ciego.”6
La alegoría: La alegoría puede ser descrita como una extensión de la parábola, pero es mas detallada. Es compleja y puede involucrar muchas relaciones. La alegoría es imaginativa. Usualmente es expresada por medio de símbolos o imágenes de un significado mas profundo que la superficie revela. Sus argumentos son generalmente objetos naturales utilizados como símbolos para referirse al hombre, mas bien que al mismo hombre.7
El mito, fábula, proverbio, y alegoría pueden contener elementos, o referirse a elementos del mundo espiritual, pero también pueden involucrar otras facetas de la vida. Las parábolas enseñadas por Jesús, por otra parte, conciernen solamente a las doctrinas del reino y expresan verdades espirituales.8
Como está indicado en la introducción, las parábolas eran comúnmente utilizadas antes de y en el tiempo de Jesucristo. Los escritores judíos antes de Cristo ensalzaban las parábolas al poner el significado de la Ley dentro de la comprensión del hombre común.10
Desde el tiempo de Cristo, sin embargo, la cristiandad había asignado la palabra parábola para que significara solamente a aquellas parábolas expresadas en el Nuevo Testamento y recitadas por el Señor. “Otros habían pronunciado parábolas; pero Jesús las trascendía, para que Él pudiera ser llamado el creador de esta forma de instrucción.”11
Esta distinción no es necesaria. No nos distrae de las parábolas del Señor al admitir la existencia de otras anteriores. Más bien, este hecho amplía el significado de las parábolas del Señor: Este instrumento de enseñanza, gráficamente llevaba la verdad del reino de Dios a los oyentes de Cristo, porque utilizaba la vida ordinaria con la cual el oyente estaba familiarizado, y con comparaciones hábiles hacía parecer las trivialidades caseras, símbolos de las verdades más altas del reino.
Las parábolas de Jesús no son científicamente exactas; ni tampoco fueron los hechos incluidos u omitidos de acuerdo a la ignorancia o conocimiento de los oyentes. Ellas trazaban ilustraciones—ilustraciones de la vida como era en su tiempo, adaptándolas a las necesidades y propósito de la historia. El matiz, los personajes, y los contrastes de las historias, eran trazados con palabras. Mientras Jesús hablaba, las grandes verdades de su reino pasaban ante los ojos de su público. A su sencillez, las parábolas de Jesús describían la vida común de la gente; paso a paso ellas anunciaban con particular claridad las “buenas nuevas” del evangelio.
El Maestro no dejó nada sin utilizar: Al Él hablar, sus oyentes podían ver al sembrador en el campo desparramando la semilla en las diferentes tierras; como se logró una milagrosa producción, de una semilla olvidada secretamente creciendo o la de la levadura levantándose de la masa. Uno no puede mas que prever el tesoro revelado al transeúnte, previamente escondido de la vista de todos; también la perla del viajante mercader de tierras lejanas; el pastor buscando a la oveja perdida mientras el rebaño descansaba; y la de la mujer que busca diligentemente hasta encontrar la moneda perdida por medio de su descuido. Entre las parábolas del Señor estaban los fariseos, los publícanos, el buen samaritano, mayordomía sobre sus bienes; las higueras creciendo en las laderas y por los caminos; la gran cena, la cual todos los judíos esperaban como la culminación de la vida terrenal y poder entrar en el reino de Dios. Ellas preveían las ceremonias de matrimonio y las fiestas; los mendigos al borde del camino; los obreros esperando ser contratados; la planta común de mostaza; y la red en el lago. Utilizando todos estos objetos simples y comunes, el Señor enseñaba sus sublimes lecciones.
Las bien conocidas e únicamente aplicadas escenas de la vida diaria, representadas tan vívidamente en las parábolas, compelían al oyente ha aplicar la historia y su significado a la persona del Señor y su misión. Estas herramientas de enseñanza ayudaron a Jesús a declarar gráficamente su nuevo evangelio.
La naturaleza y característica de una parábola ahora empezaba a exponerse:
Primero, la parábola debe tener referencia a escenas o eventos bien conocidas de la vida diaria. El retrato bien pintado en palabras por una parábola debería ser muy familiar para la mente contemporánea. Sin esto, la interpretación y aplicación sería imposible.
Segundo, las circunstancias en la parábola deben ser conectadas a realidades espirituales conocidas. Esto específicamente guía a los pensamientos del oyente a una aplicación espiritual.
Tercero, en sus vividas descripciones, las parábolas trazan comparaciones específicas entre valores abstractos espirituales y situaciones de la vida real, y así evitar principios generales y enfocar la atención específicamente en la doctrina celestial.
Cuarto, ellas no eran generalmente producciones literales trabajadas. Algunas veces nos olvidamos que Jesús, con toda probabilidad, compuso sus parábolas espontáneamente.
El Antiguo Testamento contiene algunas parábolas. Las más famosas fueron pronunciadas por Samuel a David (2 de Samuel 12:1- 7). Otra parábola familiar está en Isaías (Isaías 5:1-7). Pero más que esto, hay ejemplos interesantes de parábolas vivientes en todo el Antiguo Testamento. Estas “parábolas” eran individuos que vivían vidas parabólicas, representando objetos más grandes que ellos, y actuando como si fuera, una parábola en los ojos de la gente escogida. Tal era el caso de Abraham echando a Agar (Génesis 21:1-14, Gálatas 4:30), Jonás en el estómago del gran pez (Jonás 1:17), y David en su hora de agonía (Salmos 22). Además, Jehová mandó a Jeremías quebrar la vasija de barro (Jeremías 19:1-11), y llevar su yugo (Jeremías 27:2; 28:10). Todas estas historias ejemplifican las enseñanzas parabólicas de las grandes verdades del Señor, las cuales pasaron ante los ojos de la gente escogida incorporadas en simbólicos individuos.
Cuando Jesús enseñaba, Él utilizaba la situación del momento que mejor representaba a sus oyentes de su divino llamamiento y de su testimonio del reino de Dios. Cada una de sus parábolas requería de una inmediata respuesta y conclusión. Algunos de sus oyentes entendían y aceptaban, mientras que otros entendían y lo rechazaban. Pero para otros el conocimiento impartido por esta forma de enseñanza era como la parábola de la semilla creciendo secretamente.12 Ellos quizás no entendieron o aceptaron inicialmente, y su imaginación permanecía dormida hasta que eran tentados por el Espíritu, cuando todas las cosas eran traídas a su memoria. Entonces el significado de lo que habían escuchado se revelaría. Y descubrirían las verdades de las simples historias.
¿Por qué Enseñó Jesús en Parábolas?
El Señor enseña a la gente de una manera en la que estén familiarizados. Él “ilumina el entendimiento; pues Él habla a los hombres de acuerdo con el idioma de ellos, para que entiendan” (2 de Nefi 31:3). Él concedió a los nefitas “claridad” de palabras, por lo que Jacob estaba agradecido, porque él sabía que no toda la gente era enseñada de esta manera.
Los nefitas tenían los registros de los judíos desde el tiempo en que Lehi salió de Jerusalén, entonces ellos estaban familiarizados con los métodos de enseñanza de los judíos. En la opinión de Jacob, los judíos eran de “dura cerviz,” quienes “despreciaron las palabras de claridad… y procuraron cosas que no podían entender” (Jacob 4:14).
A los jareditas se les enseñó en “sencilla humildad, en su propia idioma” (Éter 12:39). Y a José Smith se le dijo que los mandamientos que él había recibido fueron dados, “según su manera de hablar, para que alcanzasen conocimiento” (Jacob 4:14).
Pablo dijo: “Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos… me he hecho débil a los débiles… a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos.”
Jesús enseñó a los judíos en parábolas, un método a los que ellos estaban acostumbrados. (Véase capítulo 1). Después del primer grupo de parábolas (registradas en Mateo en capítulo 13), los Apóstoles parecían sorprendidos y molestos, porque Él indudablemente había estado enseñando con claridad. Ellos conocían de las complejidades lingüísticas utilizadas por el liderazgo judío en sus parábolas, y estaban sorprendidos que Jesús enseñara en un formato similar. Ellos vinieron a Jesús después de la parábola del sembrador y preguntaron: “¿Porqué les hablas por parábolas?” (Mateo 13:10). Jesús les dio la siguiente respuesta (registrada con variables grados de conclusiones en los tres sinópticos):
Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; más a ellos no les es dado.
Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que no tiene le será quitado.
Por eso les hablo por parábolas: Porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. (Mateo 13:11-14).
El Señor se refiere en este pasaje, a Isaías 6:9, el cual dice: “Anda, di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.”
El Señor no hablaba continuamente en parábolas después de introducir este método de enseñanza. (Véase, por ejemplo, Juan 7, 8,10). Claramente los gobernantes y sus oyentes generalmente entendían el reclamo mesiánico que Jesús presentó ante ellos durante su ministerio; en esto las escrituras están repletas de ejemplos.13 Aun así, cuando Jesús enseñó en el templo durante la última semana de su vida, ellos vinieron a Él (buscando una acusación contra Él) y preguntaron: “¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente” (Juan 10:24). Jesús les respondió: “Os lo he dicho, y no creéis” (Juan 10:25). Finalmente, cuando Él claramente declaró: “Hijo de Dios soy” (Juan 10:36), y ellos lo acusaron de blasfemia.
La misma naturaleza de las parábolas del Señor, fácilmente las hicieron entendibles, y hay ejemplos verificando que sus oyentes en verdad lo entendían. Jesús enseñó la parábola de los labradores malvados,14 y Mateo reporta que los judíos “entendieron que hablaba de ellos” (Mateo 21:45). A la conclusión de la parábola de la fiesta de bodas del hijo del rey,15 Mateo nuevamente reporta que ellos “consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra” (Mateo 22:15).
Las parábolas tomaban los aspectos comunes de la vida diaria e inequívocadamente las asociaban con el reino de Dios y sus enseñanzas. Ellas proclamaban verdades espirituales y despertaban en el oyente un conocimiento de esa verdad. Su intento era «demostrar por el ejemplo de las acciones humanas en la vida natural, como el hombre debería actuar en la esfera de la vida espiritual.”16
Así que las enseñanzas de las parábolas, eran generalmente claras para el público del Señor. El problema se levantó en su aplicación de las parábolas. Un ejemplo perfecto de esto ocurre en el Antiguo Testamento. El profeta Natán vino ante el rey David y le dijo una parábola:
Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.
El rico tenía numerosas ovejas y vacas:
Pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija.
Y vino uno de camino al hombre rico; y éste no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había venido a él.
Entonces se escondió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte:
Y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no tuvo misericordia.
Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. (2 de Samuel 12:1-7).
Es obvio que Natán (por medio del Señor) sabía de la involucración de David con Betsabé. La parábola fue presentada para que David pudiera reconocer su trasgresión. Él claramente entendía la historia, pero estaba escuchando con el oído de un trasgresor y no estaba dispuesto ha aplicar la parábola. Él justamente juzgó al hombre en la parábola como un pecador, pero la parábola aplicaba específicamente a David, no a un extraño, y Natán así lo declaró.
Y así fue con las parábolas de Jesús. El conocía las trasgresiones y errores de la gente del convenio, y ellos sabían del anticipado Mesías. Él utilizaba sus parábolas para ayudarlos a reconocer sus pecados, arrepentirse, y aceptarlo como el Salvador, y venir al reino de Dios.
Todavía aún, está la misma pregunta: ¿Por qué el Señor enseñaba en parábolas, y porqué, cuando los Apóstoles cuestionaron a Jesús sobre su método de enseñanza, fue su explicación dada de tal manera? ¿Cómo al enseñar en parábolas, llegó Jesús a cumplir la profecía de Isaías? (Véase Isaías 6:9). Al contestar estas preguntas, consideremos lo siguiente: Primero, el propósito de la profecía de Isaías; y segundo, la condición espiritual de la gente en el tiempo de Jesús.
Primero: La escritura de Isaías es mesiánica.17 El hecho de que Jesús aplicó esta escritura a Él mismo es evidencia amplia de esto. Pero en adición a esto, Juan da testimonio del cumplimiento mesiánico con respecto a los milagros de Cristo (Juan 12:39-41), y el testimonio de Pablo, ambos a los judíos (Hechos 28:25-27) y a los romanos (Romanos 11:7-8), también dan testimonio que era mesiánico. Por lo tanto, el rechazo de la luz enseñada en las parábolas (también como en otras enseñanzas), fue un rechazo abierto del Mesías profetizado. Para interpretar a Isaías, de otra manera, desvirtuaría las expectaciones mesiánicas profetizadas. Jesús no enseñó porque Él quería dar cumplimiento a las profecías; más bien, las profecías fueron cumplidas por sus enseñanzas.
Segundo: La condición espiritual de Israel en el tiempo de Jesús, fue una de oscuridad y apostasía. Entonces las parábolas demandaban una respuesta espiritual del oyente, esto parecía proveer la llave para entender la respuesta que Jesús dio a sus discípulos. Jesús declaró: “Si alguno tiene oídos para oír, oiga” (Marcos 4:23). Él estaba invitando a sus oyentes ha aceptar sus enseñanzas y aplicarlas en sus vidas. Pero Él también los previno de, “Mirad lo que oís… porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.” (Marcos 4:24-25).
La responsabilidad de aquellos que escucharon las parábolas fue doble: Primero, reconocer a Jesús como el Mesías; y segundo, aprender las doctrinas del reino. Escuchar sin cuidado o rechazar lo que escucharon detendría los castigos de Dios sobre ellos. Así que, si el oyente era testarudo, imperturbable, o indiferente, esa actitud sería agravada.18 Las parábolas conducían al oyente a las verdades religiosas, pero su aplicación de esas verdades eran exactamente en proporción a su fe e inteligencia en asuntos espirituales (como fue en la parábola de Natán y David). Para el torpe y para el poco inteligente en asuntos espirituales, la parábola fue entendida solamente como una historia. Viendo, no vieron; oyendo, ellos no oyeron. Para aquellos dispuestos a recibir el testimonio de Jesús, la parábola abrió el camino para una revelación sobre los misterios del reino de Dios.
Aquellos que se rehusaron buscar el llamamiento, cumplieron con la profecía de Isaías sobre el Mesías. Ellos eran los inicios y los que no se arrepintieron que no escucharon con el Espíritu del Señor, y las parábolas llegaron a ser un misterio para ellos. “Dos hombres podrán oír las mismas palabras; uno de ellos escucha con desidia e inteligencia, el otro con una mente activa, resuelto a aprender todo lo que las palabras puedan comunicarle; y habiendo oído, el hombre diligente va luego para hacer las cosas que le fueron recomendadas, mientras que el indiferente las desatiende y las olvida. Uno es prudente, el otro imprudente; uno ha escuchado para beneficio eterno, el otro para su condenación sin fin.”19
Por lo tanto, el efecto de las parábolas sobre el oyente no está dentro del método parabólico de enseñanza pero en el estado de sensibilidad espiritual o insensibilidad con la que el oyente la aplica. Aunque las parábolas expresaban instrucción espiritual para aquellos que aceptaron a Cristo, solamente sirvieron para oscurecer y entorpecer más la insensibilidad espiritual de la mente.20 Las parábolas claramente separaron a los oyentes del Señor. Para aquel que tenía, El daría más. Para aquel que no-tenía, lo que tenía le sería quitado. Las enseñanzas de las parábolas requerían que el oyente reconociera sus pecados y espiritualmente discernir las verdades en la parábola. Y entonces aplicar esas verdades a su vida.
Ahora, la contestación del Señor a los Apóstoles toma otro significado. El enseñaba a la gente en parábolas (un método de enseñanza con el que estaban familiarizados), para ayudarles en su entendimiento. Si se rehusaban ha aceptar la doctrina tan claramente enseñada, reconocer sus pecados y errores, arrepentirse de ellos, la parábola llegaba a ser un misterio para ellos, no teniendo ningún efecto en sus mentes y corazones. Si ellos aceptaban la doctrina, sus mentes se ampliarían y crecerían espiritualmente. Los Apóstoles, y otros que conocían la doctrina y aceptaban al Mesías, sin duda alguna recibieron instrucción de Jesús con “claridad,” así aprendiendo los misterios del reino de Dios. Recibieron luz sobre luz, aquellos que lo rechazaron y sus parábolas se ensombrecían más y más, hasta que finalmente la luz se terminaba y no podían ver, escuchar o entender, y así cumpliendo las palabras de Isaías, porque ellos vieron, pero no “percibieron.”
“La apelación [del Señor] y su éxito causó un escándalo. ¿Podría ser la venida del reino de Dios, cuando todos los resguardos morales laboriosamente acumulados por los maestros de la ley, fueron descartados, y los ingobernables eran bienvenidos a la hermandad? Para aquellos que levantaron tales objeciones, Jesús apeló con parábolas con un punto irónico. Sí algún huésped invitado no venía a la fiesta, algo debía hacerse para llenar los asientos vacíos.”21
La Clasificación de las Parábolas
Un entendimiento básico de cómo los escritores de los sinópticos trataron la vida de Jesús, aclara y ayuda cuando se discute la clasificación de las parábolas. Aún con una lectura superficial de los evangelios, es obvio que los escritores no intentaron una biografía completa de Cristo.22 La historia del nacimiento del Señor se da en un detalle mínimo, pero en realidad solamente hechos limitados fueron registrados. Desde su nacimiento y la trayectoria de y a Egipto, ningún registro es dado de su niñez, que no sea otra de su experiencia de enseñar en el templo a la edad de doce años (Lucas 2:42-49). No se da ningún detalle de los siguientes dieciocho años, excepto de una sola escritura: “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52). De allí en adelante, su ministerio de tres años está registrado con el menor esencial detalle, excepto por incidentes aislados, seleccionados por los escritores de los evangelios. Por lo tanto, se puede concluir que el propósito de los escritores de los evangelios no era poner al descubierto la historia de la vida de Jesús. En verdad, “para su punto de vista, [esto] seria como blasfemar.” 23 Mas que apelar al interés humano sobre los aspectos de la vida de Cristo, ellos escribieron del tan esperado Mesías y del Adviento del reino de Dios.
Históricamente, es generalmente aceptado que los evangelios fueron dirigidos a grupos específicos de gente. Porque Mateo y Lucas registraron todas las parábolas (excepto una que es exclusiva de Marcos), la creencia en la dirección histórica de sus obras grandemente ha influenciado la clasificación de sus parábolas. Por ejemplo, se piensa que Mateo escribió primeramente a los lectores judíos, para convencerlos que Jesús era el tan esperado Mesías. Sin embargo, Lucas aparentemente escribió a los gentiles, declarando que Jesús no era solamente el Rey de los judíos, sino también el Salvador del mundo.24
El problema con este método histórico de inspección es obvio. No es posible ningún orden histórico exacto a las parábolas de los evangelios. De hecho, el orden en que las parábolas fueron registradas, puede o no reflejar el orden en que Jesús las pronunció. Porque se ha dado tan poco detalle de la vida de Jesús (excepto en unas pocas ocasiones), solamente se pueden sacar conclusiones incompletas sobre la orden de las parábolas en el registro histórico, y deja poco a la interpretación de las parábolas intentar ordenarlas.
En el análisis final, yo siento que el propósito doctrinal de las parábolas es el que dicta como deben ser clasificadas. Y ese es el método utilizado en este trabajo. Cualquier clasificación de las parábolas puede probar ser limitada, porque tienen una aplicación general a toda la gente, en todos los tiempos, que sobrepasa cualquier límite aplicada a ellas. Pero una investigación de las circunstancias en las que fueron dadas (en donde sea posible) y las enseñanzas asociadas del reino dadas por el Señor (o reveladas en cualquier escritura), llega lógicamente a la clasificación que he sugerido.
Las parábolas de Jesús fueron herramientas de enseñanza. Tal como los milagros de Jesús fueron seleccionados por los escritores para ejemplificar algún propósito específico o enseñanza,25 también, los escritores de los sinópticos seleccionaron parábolas específicas para enfatizar y clarificar las enseñanzas de Jesús durante su ministerio en la tierra.
Interpretando las Parábolas
La interpretación de las parábolas probablemente ha sido más problemática durante los siglos desde que vivió Jesús de lo que fueron para quienes las escucharon originalmente. Los siguientes conceptos generales, han sido utilizados en este libro al interpretar las parábolas:
Primero, su interpretación no debe ser dictada por necesidades actuales o modernas. Sin ninguna duda las parábolas del Señor pueden aplicarse a cualquier circunstancia a cualquier edad, y tener un significado mas allá de su significado original, pero no debemos forzar en el público original los asuntos de nuestros tiempos.
Segundo, y quizás más importante, yo he intentado recuperar el significado de las parábolas como fueron originalmente presentadas. Jesús enseñó las parábolas en situaciones específicas, a grupos específicos de gente, y en discursos específicos. Por lo tanto, no solamente las frases o elementos de las parábolas necesitan ser interpretadas y aplicadas, pero las experiencias descritas en ellas deben ser consideradas en el contexto que fueron dadas, y no alegóricamente.26
Tercero, cada parábola explicaba o ilustraba un principio del evangelio y una enseñanza del reino de Dios. Por lo tanto, su interpretación debe de estar en acuerdo con y expresada dentro de todas las enseñanzas del Señor.
Cuarto, aunque la ubicación histórica de las parábolas por los escritores de los evangelios pueden iluminar y dar credibilidad a su interpretación, no es la guía principal.
Quinto, la interpretación de las parábolas debe ser racionalmente aplicada. Cualquier figura retórica expresiva es útil solamente cuando se le da una aplicación racional; pero cuando se intenta darles un significado que trasciende los límites de su objeto razonable, hasta las mejores pierden su significado y aún llegan a ser absurdas.”27
Con estos conceptos generales de interpretación firmemente en la mente, yo sugiero lo siguiente:
- Aceptar las historias en las parábolas como ejemplos de la vida real, y formar la interpretación de las parábolas basadas en esas circunstancias. La interpretación debe ser aplicada como sea posible al escenario actual contemplado en los evangelios y a aquellos que existieron en ese escenario.
- Recuerde, las parábolas del Señor fueron pronunciadas para enseñar y enfatizar principios específicos espirituales, aunque pueden ser ampliados para incorporar principios generales.
- No imponga un significado en ninguna parábola en específico, o situación dentro de una parábola. Siempre subordine los incidentes de la parábola para la que fue entregada.
- No necesariamente considere como parábolas paralelas las que están conectadas por imaginación similar.
- Tenga en mente que la ilustración utilizada en alguna parábola en particular no siempre tiene el mismo significado en alguna otra parte. Por ejemplo, en varias escrituras, levadura significa los principios del bien y el mal. (Véase Mateo 13:33, 16:6).
- Las comparaciones en las parábolas quizás no estén completas. La intención aparentemente parece ser dibujar un retrato de la vida y rápidamente compararla con principios celestiales.
- Mantenga un balance apropiado entre los varios elementos de la parábola, y así determinar los elementos esenciales y desechar otros.
- Busque el significado de las parábolas dentro de la doctrina del reino como Jesús lo enseñó.
Una vez más, anotamos que las parábolas pueden tener un significado más allá de su escenario original, y pueden aplicarse a muchas situaciones. Pero cada aplicación deberá ser guiada por los eventos particulares que fueron presentados por el Salvador, y de la manera que esos eventos aplican al reino de Dios.
Debido a los límites registrados de los escritores del evangelio no todas las parábolas cumplirán con cada uno de los requisitos anteriores. Sin embargo, cada una de las parábolas es “como la fruta, que es agradable observarla, pero es más deleitable en su dulzura interior.”28
























