Conferencia General Octubre 1968

Contenido

	Viernes por la mañana
David O. McKay	Un ciudadano que ama la justicia y odia el mal es mejor y más fuerte que un acorazado
LeGrand Richards	Dejad que vuestra luz brille delante de los hombres…
Hartman Rector, Jr.	Los Motivos para lo Correcto
John Longden	El Lazo que Une
Ezra Taft Benson	El Rol Adecuado del Gobierno
	Viernes por la tarde
Delbert L. Stapley	Amar a Dios
John H. Vandenberg	¿Cuál será la cosecha?
Milton R. Hunter	Un Profeta “Grande Como Moisés”
Bernard P. Brockbank	Buscar y Hallaréis
Eldred G. Smith	El Mundo Necesita Sanación
Richard L. Evans	Dos Caminos…
	Sábado por la mañana
N. Eldon Tanner	Si me amáis, guardad mis mandamientos
Paul H. Dunn	Si un Hombre Comienza a Construir
Gordon B. Hinckley	Levántate y pon tus pies en firme
Harold B. Lee	Haz que nuestro Señor y Maestro sea tu amigo
	Sábado por la tarde
Marion G. Romney	Decisiones y Libre Albedrío
S. Dilworth Young	La Obra de los Setenta
Loren C. Dunn	Esta es su Iglesia
Boyd K. Packer	El Gran Testigo de Estas Conferencias
Theodore M. Burton	Prueba Tu Linaje
Thomas S. Monson	El Milagro de las Islas Amigables
	Sacerdocio
David O. McKay	Portadores del Sacerdocio: Ser Ejemplos en la Vida Diaria como Representantes del Altísimo
Russell M. Nelson	Poniendo en Orden Nuestros Hogares
Robert L. Simpson	Conforme a los principios del sacerdocio
Mark E. Petersen	La Relación del Hombre con Dios
N. Eldon Tanner	Nuestra Responsabilidad Individual
	Domingo por la mañana
Alvin R. Dyer	El destino de América es religioso y no político
Franklin D. Richards	Talentos: Una Bendición y Responsabilidad
Marion D. Hanks	Las tradiciones de sus Padres
Joseph Fielding Smith	El Reino de Dios es eterno
	Domingo por la tarde
Spencer W. Kimball	Sabiduría y Grandes Tesoros de Conocimiento, Aún Tesoros Ocultos
Alma Sonne	Los Artículos de Fe
Bruce R. McConkie	Nuestro evangelio no fue a vosotros sólo en palabras
Sterling W. Sill	He aquí el hombre
Howard W. Hunter	Bienaventurados los que no vieron
David O. McKay	La espiritualidad en el liderazgo y la enseñanza del evangelio