Capítulo Cinco
- Pedro: Cada uno de ustedes conviene obedecer la Ley de Castidad, por la cual entienden que no tendrán relaciones sexuales con nadie excepto con el cónyuge que el Señor les ha dado para casarse. Cada uno de ustedes incline la cabeza y diga: Sí.
- Pedro: Eso será suficiente. Ahora regresaremos y daremos informe.
- Pedro: Jehová, hemos descendido hasta el Hombre y la Mujer en el mundo que hemos creado juntos. Hemos conferido al Hombre el Sacerdocio Mayor y hemos recordado a la Mujer el sacerdocio que ya recibió de la Madre. Instruimos al Hombre a colocar el manto sobre el hombro izquierdo al administrar las ordenanzas del Sacerdocio Mayor, y hemos dado al Hombre y a la Mujer la señal asociada con él. Les hemos enseñado la Ley de Castidad, que han recibido mediante convenio. Este es nuestro informe.
- Jehová: Está bien. Elohim Padre Celestial, Tus mensajeros han descendido hasta el Hombre y la Mujer en el mundo que hemos creado juntos, y han hecho todo lo que Tú les ordenaste. El Hombre ha recibido el Sacerdocio Mayor y la Mujer lo ha recordado. Han recibido la Ley de Castidad mediante convenio. Han sido fieles y veraces en todo lo que les hemos mandado hacer.
- Elohim Padre Celestial: Está bien. La mujer es un modelo adecuado para el hombre y están listos para progresar más.
- Elohim Padre Celestial: Jehová, envía nuevamente a Mis mensajeros, Pedro, Santiago y Juan, al Hombre y la Mujer en el mundo que hemos creado juntos. Dales los Dones del Espíritu, porque han permanecido fieles a las Leyes y mandamientos que les hemos dado. Enséñales la Ley de Consagración y haz que la reciban mediante convenio. Dales la segunda señal del Sacerdocio Mayor. Introdúcelos en el Mundo Terrestre en el Camino. Luego, haz que regresen y me traigan informe.
- Jehová: Así se hará.
- Jehová: Pedro, lleva a Santiago y Juan y desciendan al Hombre y la Mujer en el mundo que hemos creado juntos. Enséñenles la Ley de Consagración y háganles recibirla mediante convenio. Dénles los dones del Espíritu e introdúzcanlos en el Mundo Terrestre en el Camino, donde puedan ser instruidos más plenamente y con seguridad.
- Pedro: Así se hará, Jehová. Vengan, Santiago y Juan.
- Santiago: Descenderemos.
- Juan: Sí, descendamos.
- Pedro: Adán, ¿qué significan estos sonidos de guerra?
- Adán: Estas cosas provienen de las enseñanzas de Satanás. No enseñamos estas cosas en el Albergue de Acción de Gracias, pero el mundo se inclina ante los pies de Satanás.
- Narrador: Ahora bien, Satanás siempre estaba muy cerca cuando algún visitante llegaba al Albergue de Acción de Gracias, y este día no fue la excepción. Los tres visitantes solo tuvieron que salir por la entrada del albergue para encontrarse con él, el entrometido.
- Pedro: ¿Qué has estado enseñando a este pueblo?
- Satanás: Les he estado enseñando el Camino del Mundo.
- Pedro: ¿Y qué opinan de lo que les has enseñado?
- Satanás: A muchos les gusta mucho. Solo los más fuertes gobiernan, y los débiles los sirven. Es como sucede en la manada de búfalos. Los toros fuertes dominan, y los jóvenes esperan su turno.
- Pedro: No es así, maligno. En las grandes manadas, los fuertes protegen a los jóvenes y a los débiles. Has pervertido los caminos de las bestias y has hecho que los hombres sean bestiales.
- Pedro: ¿Crees en lo que Lucifer enseña?
- Adán: Sé que hay fuertes y hay débiles, pero creo que debemos llevar las cargas los unos de los otros. Las enseñanzas de Satanás giran en la mano. A veces parecen correctas al principio, pero luego causan miseria.
- Satanás: ¡Yo enseño las lecciones de la naturaleza!
- Adán: Es cierto. En la naturaleza, los fuertes sobreviven y los débiles perecen. Basta con observar a los animales y las plantas para saber que dice alguna verdad. Incluso las soluciones perversas que ofrece se ven en la naturaleza.
- Satanás: Así es. Mi sabiduría ha sido probada por la prueba del tiempo. Lo que siempre ha sido, siempre será.
- Pedro: Tus palabras parecen confusas, Adán. ¿Cómo sabes qué camino seguir?
- Adán: El Creador me enseñó el Camino de Acción de Gracias. Prometió enseñarme más si permanezco en Su Camino.
- Pedro: Eso es correcto, Adán. Si continúas en este Camino, aprenderás a superar incluso al hombre natural y a llegar a ser como el Padre.
- Adán: Satanás, enseñaré a la gente a evitarte a ti y a tus consejos.
- Satanás: ¿Ves qué poderoso soy? Soy el Jefe del Albergue de la Serpiente. Mi gente vendrá y te matará a ti y a tus débiles. No hay nadie que pueda amenazarnos. Mis jóvenes son fuertes y bien entrenados, y yo soy su maestro, no tú, Adán.
- Satanás: Ahora, Pedro, Santiago y Juan, ¿qué creen que pueden hacer?
- Pedro: Yo soy el Espíritu del Búfalo, y estos, mis compañeros, son los Gemelos del Trueno. Estas piedras que llevo son la Medicina de la Tierra. El patrón de relámpagos en sus mantos es la Medicina del Cielo y el Viento. Haré que la tierra te queme cuando te expongas al Cielo. Escóndete, vieja serpiente, o por la fuerza de los elementos se hará evidente tu debilidad ante los hombres.
- Satanás: ¿Cómo te atreves a amenazarme? Pueden tener poder en el Albergue de Acción de Gracias, pero mis palabras son mi medicina, ¡y mi medicina es grande en el Consejo! Me destierran a los lugares sombríos, pero mis palabras quebrarán la espalda de la tierra. Sí, mis jóvenes dominarán y controlarán el poder del viento y el cielo, y cuanto más poderosos se vuelvan, mayor será mi influencia sobre ellos. No pueden encarcelarme, Pedro, porque haré que el hombre cubra el mundo con una niebla de oscuridad. Entonces tu poderosa medicina no tendrá poder sobre mí. La naturaleza del hombre nunca cambiará en este mundo y mientras eso sea así, ¡yo seré el Jefe sobre los hombres!
- Pedro: Así como te hemos echado de en medio del Albergue de Acción de Gracias y de la puerta del Lugar Alto, ahora te echamos de la comunión abierta con los hijos de los hombres. ¡Apártate, Satanás! Desde este día para siempre no tendrás más voz en el Consejo. ¡Vete!
- Satanás: Es el hombre quien toma consejo. ¡No pueden removerme ni mi voz! La naturaleza gobierna a los hombres, ¡y la naturaleza siempre hablará!
- Pedro: ¡Somos siervos del Creador!
- Narrador: Entonces Lucifer supo que había sido derrotado, porque toda la Naturaleza obedece la voz de Aquel que la creó. Lentamente, se retiró entre las rocas, pero sus palabras han resonado en cada generación de tiempo. Tengan siempre cuidado de no tomarlas en sus corazones.
- Adán: Las palabras que Satanás ha dicho son ciertas. El hombre siempre tendrá su naturaleza y, incluso sin el consejo del propio Satanás, el hombre siempre se sentirá inclinado a dominar y esclavizar. ¿Cómo podemos superarlo?
- Pedro: Eva no tiene la naturaleza del hombre. El Creador proveerá guía y un Camino para que el hombre aprenda a superar su naturaleza. Ambos han convenido obedecer la Ley de Castidad y han sido fieles a ese convenio. Por el Espíritu Santo de la Promesa, que es el Espíritu Santo, su convenio mutuo está sellado en Cristo. Es eterno.
- Pedro: Adán, a través de las formas de tu esposa, aprenderás a cuidar a los débiles y consolar a los enfermos y a los frágiles. La madre trabaja por el bien de toda la familia. Su don es un ejemplo del sacrificio del Hijo. Este es el Plan del Creador: que uno tome sobre sí todas las cosas según la consagración de todos los vivientes. Para que comprendan la consagración y la Expiación del Nuevo y Sempiterno Convenio, les hemos enseñado y deben enseñar a sus hijos a consagrar sus bienes los unos a los otros. Esto debe ser un ejemplo para ustedes en todas las áreas de la vida. Si consagran todo con lo que el Señor los ha bendecido, todo lo que ahora los bendice y todo lo que aún les bendecirá, para el bien de todos Sus hijos, entonces el Creador será su Maestro y les dará consejo a través de sus Abuelos. Por estas cosas el hombre aprenderá a proteger a los débiles en lugar de esclavizarlos. Sean fieles en esta enseñanza y recibirán todas las cosas.
- Adán: Ahora convenio ante Dios, los Ángeles y estos testigos que consagro todo con lo que el Señor me ha bendecido, todo con lo que ahora me bendice y todo con lo que aún me bendecirá, para el bien de todos Sus hijos. Convenio que consideraré con oración la mayordomía que el Señor me ha dado para determinar el excedente de ella según las inspiraciones del Espíritu Santo, y que daré libremente de ese excedente a los necesitados, a los desafortunados y para la edificación del Reino del Señor aquí en la tierra.
- Eva: Ahora convenio ante Dios, los Ángeles y estos testigos que apoyo y sostengo a mi esposo, y me uno a él en consagrar todo con lo que el Señor me ha bendecido, todo con lo que ahora me bendice y todo con lo que aún me bendecirá, para el bien de todos Sus hijos. Convenio que consideraré con oración la mayordomía que el Señor me ha dado para determinar el excedente de ella según las inspiraciones del Espíritu Santo, y que daré libremente de ese excedente a los necesitados, a los desafortunados y para la edificación del Reino del Señor aquí en la tierra.
- Pedro: Eso es suficiente. Sí, eso será suficiente.
- Pedro: Adán, hemos sido instruidos para darte los dones del Espíritu. ¿Te someterás a esta ordenanza?
- Adán: Me someteré a ella.
- Pedro: Adán, por la autoridad que nos ha dado Jesucristo y por la comisión que hemos recibido de Él, te apartamos de entre todos los hombres y te otorgamos un Investidura de Poder. Por esta investidura, caminarás en el Camino y conversarás en las lenguas de los Ángeles, porque serás instruido por ellos. Te damos las llaves del Sacerdocio y de los Dones del Espíritu. ¡Busca ahora el rostro de tu Dios! Amén.
- Pedro: Eva, ¿te someterás a esta ordenanza?
- Eva: Me someteré a ella.
- Pedro: Eva, por la autoridad que nos ha dado Jesucristo y por la comisión que hemos recibido de Él, te apartamos de entre todos los hombres y te otorgamos un Investidura de Poder. Por esta investidura, caminarás en el Camino y conversarás en las lenguas de los Ángeles, porque serás instruida por ellos. Te damos las llaves del Sacerdocio y de los Dones del Espíritu. ¡Busca ahora el rostro de tu Dios! Amén.
- Pedro: Está bien. Aunque los hemos apartado y les hemos dado los dones del Espíritu mediante la imposición de manos, esto es solo la promesa o la oportunidad de recibirlos. La realización de esta investidura depende enteramente de su fidelidad al buscar el rostro de Dios. Entre estos dones, el principal es el don de la sanidad. El poder del Sanador está en las manos. Sus señales son las muchas cosas en esta tierra que Elohim Madre Celestial ha provisto para la sanación del cuerpo y el espíritu. El símbolo de este don es dado por el Padre para que siempre recuerden que los dones de Dios funcionan mejor cuando están unidos, tal como la salud del cuerpo se determina por el correcto funcionamiento de todos los órganos, y la enfermedad se define por la disfunción de uno o todos los órganos. Para recordarles este símbolo, siempre deberán llevar un hilo verde continuo alrededor de la cintura, ya sea en forma de delantal o cosido directamente en sus vestiduras.
- Pedro: Se nos ha instruido darles a ustedes el segundo símbolo del sacerdocio mayor. Es el Signo del Sanador, el Asimiento Patriarcal o Signo Seguro del Clavo. Tiene un nombre, pero no se les dará hasta un tiempo y lugar que se les indicará posteriormente.
Pausa para Instrucción
(La asamblea ahora recibe instrucción sobre el propósito de la Ley de Consagración. Se discute la Ley de Consagración. Los hombres y las mujeres la aceptan por convenio, junto con el segundo símbolo del Sacerdocio Mayor. El hombre que representa a Pedro recita la Revelación sobre la Consagración del Libro de Discipulado, que se ha añadido al Libro del Lugar Alto para esta generación. Se habla sobre El Camino, así como sobre los dones del espíritu.)
























