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Doctrina y Convenios 27–28
24 – 30 marzo: “Es preciso que todas las cosas se hagan con orden”
Contexto histórico de Doctrina y Convenios 27–28
En agosto de 1830, poco después de que José Smith regresara de visitar a los Santos en el área de Colesville, Nueva York, él y su esposa Emma se preparaban para participar de la Santa Cena. Sin embargo, al ir a conseguir vino para el sacramento, un mensajero celestial se le apareció a José y le instruyó que no era necesario usar vino comprado, especialmente si existía la posibilidad de que fuera preparado por enemigos de la Iglesia. Esta experiencia dio lugar a la revelación contenida en Doctrina y Convenios 27.
El Señor enseñó que no es el tipo de elemento lo que importa en el sacramento, sino que se realice con un corazón sincero y conmemorando el sacrificio de Jesucristo. En esta revelación, también se le mostró a José una visión gloriosa del futuro banquete sacramental que Cristo celebrará con los fieles, incluyendo a figuras del Antiguo y Nuevo Testamento como Adán, Abraham, Moisés, Elías, y Juan el Bautista. Fue un momento de profunda revelación que amplió la comprensión del significado eterno del sacramento y la reunión de los santos.
Un mes después, en septiembre de 1830, surgió un conflicto relacionado con la revelación y la autoridad en la Iglesia. Hiram Page, uno de los Ocho Testigos del Libro de Mormón y cuñado de David Whitmer, había estado recibiendo revelaciones a través de una piedra vidente, y varios miembros de la Iglesia, incluso algunos de los Whitmer, creían que estas eran genuinas. Las revelaciones hablaban de la organización de Sión y otros temas importantes, pero no provenían de la autoridad legítima que el Señor había establecido.
Esto preocupó profundamente a José Smith, quien oró al respecto. En respuesta, el Señor dio la revelación ahora registrada como Doctrina y Convenios 28, dirigida a Oliver Cowdery. En ella, el Señor aclaró que solo el profeta José Smith tenía la autoridad para recibir revelaciones para toda la Iglesia. Oliver fue instruido para corregir a Hiram Page con humildad y amor, y para fortalecer la unidad entre los hermanos.
Esta situación fue clave para establecer un principio doctrinal fundamental: la revelación para la Iglesia viene únicamente a través del profeta viviente, y otras personas pueden recibir inspiración para sus responsabilidades individuales, pero no para dirigir a toda la Iglesia.
Doctrina y Convenios 27:1–4
La experiencia de Emma Smith y Sally Knight también enseña algo profundo: el deseo de participar de la Santa Cena incluso en medio de la persecución. Aunque su bautismo y confirmación fueron interrumpidos por un populacho, no renunciaron a su fe. Y cuando se presentó la oportunidad, José buscó vino para hacer la Santa Cena de forma correcta, mostrando respeto por la ordenanza.
Pero el mensaje del ángel dejó claro que la seguridad y pureza espiritual eran más importantes que la formalidad. El vino, si provenía de enemigos, podía ser un medio de daño físico o espiritual. El Señor mostró así que la intención del corazón, la reverencia y la adoración sincera superan la forma o el símbolo externo.
En estos versículos, el Señor le dice a José Smith que no importa lo que usen para representar Su sangre en la Santa Cena (vino o agua), siempre que sea con la mira puesta únicamente en Su gloria. Se aclara que el simbolismo no está en el elemento en sí, sino en la intención y el recuerdo del sacrificio del Salvador.
1. El enfoque espiritual es más importante que lo físico: Estos versículos subrayan que el elemento físico del sacramento no tiene poder en sí mismo; lo que realmente importa es el corazón del adorador. El Señor dice:
“No importa lo que comáis o bebáis cuando participéis de mi cena, si es hecho con la mira puesta únicamente en mi gloria”.
Esto enseña que lo sagrado del sacramento no proviene del pan o del agua en sí, sino de la intención del corazón al recordar a Cristo. En otras palabras, el enfoque del adorador debe centrarse en Jesucristo y Su sacrificio expiatorio.
2. Participar “con la mira puesta únicamente en Su gloria”: Esta frase implica una actitud de devoción pura y total al Salvador. Significa que al tomar la Santa Cena:
- Nos concentramos plenamente en Jesucristo, sin distracciones ni pensamientos superficiales.
- Recordamos Su sacrificio y Su resurrección, no solo como eventos históricos, sino como actos personales de amor redentor.
- Renovamos nuestros convenios con humildad, gratitud y un deseo sincero de seguirle.
Es una invitación a dejar de lado lo mundano y centrarnos espiritualmente en el Salvador, no como una rutina semanal, sino como una comunión sagrada con Él.
¿Qué sugieren esos versículos sobre la actitud que el Salvador desea que tengamos con respecto a la Santa Cena?
Estos versículos enseñan que el Salvador desea que tengamos una actitud reverente, centrada en Él y libre de distracciones externas. No es tanto el tipo de pan o bebida lo que importa, sino la intención con la que participamos. Él espera que lleguemos a la Santa Cena con:
- Un corazón sincero, dispuesto a recordar Su sacrificio expiatorio.
- Una mente enfocada en lo sagrado del momento, sin distracción ni rutina.
- Deseo real de renovar nuestros convenios, arrepentirnos y comprometernos nuevamente a seguirle.
El Señor valora más la devoción interior que la forma externa. Nos invita a hacer de la Santa Cena una experiencia espiritual significativa y personal, no solo un acto simbólico semanal.
¿Qué crees que significa participar de ella “con la mira puesta únicamente en Su gloria”?
Participar con la mira puesta únicamente en Su gloria significa que, al tomar la Santa Cena:
- Nuestro pensamiento está enfocado completamente en Jesucristo: Su vida, Su sacrificio, Su amor, Su expiación y Su resurrección.
- Nos despojamos de distracciones, preocupaciones o pensamientos mundanos, y nos concentramos en adorarle con gratitud y fe.
- Renovamos nuestro compromiso de vivir de acuerdo con Su evangelio, no por obligación, sino por amor a Él y por el deseo de honrar Su gloria.
Poner la mira solo en Su gloria significa que Cristo es el centro de ese momento. No estamos allí para ver quién está presente, ni pensando en lo que sigue después, sino entregando nuestra atención y devoción exclusivamente al Salvador.
Estos versículos nos ayudan a comprender que la Santa Cena no es simplemente un rito semanal, sino una sagrada invitación del Salvador a recordarle, renovar nuestros convenios y adorarlo con todo nuestro ser. Si vamos con esa actitud, experimentaremos paz, renovación espiritual y una conexión más profunda con Él.
En el mensaje del élder Christofferson El pan vivo que ha descendido del cielo, enseña que la Santa Cena es un momento sagrado en el que se nos da la oportunidad de tener una experiencia espiritual profundamente personal con Jesucristo. Él recalca que, al participar dignamente del sacramento, podemos renovar no solo nuestros convenios bautismales, sino también nuestro vínculo personal con el Salvador.
Algunas enseñanzas clave que pueden ayudarte a sentir una mayor conexión con el Salvador:
- Cristo es el “pan vivo” que descendió del cielo: Así como el maná sustentó a los israelitas en el desierto, Jesucristo sustenta espiritualmente a los fieles hoy, y el sacramento es una forma tangible de recordar y recibir ese sustento espiritual.
- El sacramento no es solo simbólico, sino transformador: Si lo tomamos con fe, humildad y arrepentimiento, el Espíritu del Señor puede llenarnos de fuerza, limpieza y consuelo cada semana.
- Es una oportunidad para que el Salvador entre en nuestra vida: Él dijo: “El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él” (Juan 6:56). El élder Christofferson explicó que esta es una oferta de comunión espiritual real, no solo un ritual simbólico.
Para mí, esta enseñanza me recuerda que la Santa Cena no es solo una repetición semanal, sino una invitación sagrada a renovar mi relación con Jesucristo. Es como si Él me dijera: “Estoy aquí otra vez, ¿quieres caminar conmigo esta semana? ¿Quieres comenzar de nuevo?”
Saber que puedo ser limpiado, fortalecido y recordado del amor de Cristo cada domingo, me ayuda a enfrentar los desafíos con más paz. Me invita a dejar atrás la culpa, las dudas o el desánimo, y a mirar hacia adelante con esperanza y poder espiritual.
Participar con reverencia, arrepentimiento y fe transforma la Santa Cena en un momento íntimo y poderoso, donde no solo recuerdo a Cristo, sino que me reconecto con Él.
El principio “Recibir y retener la remisión de los pecados mediante las ordenanzas”, tal como lo enseña el élder David A. Bednar en su discurso “Siempre retendréis la remisión de vuestros pecados” (Conferencia General, octubre de 2016).
El élder Bednar enseña que la remisión de los pecados no es un evento único, sino un proceso continuo que implica recibirla mediante el bautismo y retenerla a través del fiel cumplimiento de las ordenanzas del Evangelio, especialmente la Santa Cena.
Este principio se apoya en las enseñanzas del Libro de Mormón, especialmente las palabras del rey Benjamín, quien prometió a su pueblo:
“Si guardáis los mandamientos de Dios… siempre retendréis la remisión de vuestros pecados” (Mosíah 4:11–12).
El principio: “Recibir y retener la remisión de los pecados mediante las ordenanzas”
- Recibir la remisión a través del bautismo
- El bautismo por inmersión, seguido de la confirmación y el don del Espíritu Santo, es el punto inicial donde se nos perdonan los pecados cometidos antes de entrar al convenio.
- Es una ordenanza esencial, simbólica de la muerte y resurrección de Cristo, y marca el nacimiento espiritual del discípulo.
- Retener la remisión mediante la Santa Cena
- Aquí el élder Bednar hace un gran énfasis: la Santa Cena es el medio designado por el Señor para renovar nuestros convenios bautismales.
- Al participar dignamente, somos limpiados nuevamente gracias al poder de la expiación de Cristo, y podemos continuar con la remisión de nuestros pecados.
- Esto requiere arrepentimiento sincero, fe continua y humildad semana tras semana.
- Las ordenanzas como conducto de poder espiritual
- Cada ordenanza —bautismo, confirmación, Santa Cena, investidura, sellamiento— es un canal de poder espiritual.
- No son meros rituales, sino actos santos que nos conectan con Cristo y Su expiación, lo cual nos fortalece y purifica constantemente.
- El papel del Espíritu Santo
- Para retener la remisión, debemos guardar los mandamientos y ser dignos de la compañía del Espíritu Santo.
- El Espíritu no solo guía, sino que santifica y limpia el alma.
- Así, la remisión no se retiene pasivamente, sino que se cultiva activamente mediante una vida fiel y obediente.
Esta enseñanza me ayuda a ver que el perdón no es un evento aislado, sino una relación viva y constante con Jesucristo. A través de las ordenanzas, especialmente la Santa Cena, puedo acercarme semanalmente al Salvador, renovar mis convenios y sentir el poder purificador de Su amor y Su expiación.
Es un recordatorio de que el discipulado verdadero no se trata solo de ser perdonado una vez, sino de caminar con Cristo todos los días, retener Su Espíritu, y ser limpiado una y otra vez por Su gracia. El Evangelio no es un camino de culpa perpetua, sino un camino de renovación constante y esperanza duradera.
Es un pasaje profundamente simbólico y doctrinal, donde el Señor revela a José Smith una visión futura y gloriosa: una gran reunión sacramental en la que participarán profetas de todas las dispensaciones, cada uno con una función clave en la obra del Señor y portador de llaves del sacerdocio.
¿Qué profetas se mencionan en Doctrina y Convenios 27:5–14?
Estos versículos enumeran a varios profetas que han tenido un rol esencial en la restauración y dirección del plan de salvación:
- Moroni – Quien selló el registro del Libro de Mormón y lo entregó a José Smith. Gracias a él, tenemos acceso a ese libro sagrado que testifica de Cristo.
- Elías el profeta – Restauró las llaves del sellamiento (el poder para unir familias por la eternidad) en el Templo de Kirtland en 1836.
- Juan el Bautista – Confirió a José Smith y Oliver Cowdery el Sacerdocio Aarónico el 15 de mayo de 1829.
- Pedro, Santiago y Juan – Confirieron el Sacerdocio de Melquisedec y las llaves del apostolado.
- Elías (el profeta de los días de Acab) – A veces confundido con Elías el Restaurador, se menciona aquí también como parte del gran evento de reunión futura.
- Moisés – Restauró las llaves de la reunión de Israel.
- Isaías, Malaquías y otros – Aunque no se detallan aquí sus llaves, su inclusión muestra su papel profético en el cumplimiento de los tiempos.
¿Qué bendiciones se han hecho posibles para ti mediante las llaves que poseían esos profetas?
Las bendiciones que han llegado a nuestras vidas gracias a estas llaves son profundas y eternas:
- La autoridad para bautizarnos y recibir el Espíritu Santo (Juan el Bautista).
- La restauración del sacerdocio de Melquisedec, que permite la confirmación, bendiciones, ordenanzas del templo y revelación divina (Pedro, Santiago y Juan).
- La posibilidad de sellarnos como familias eternas en el templo (Elías).
- El conocimiento del Evangelio y del Salvador Jesucristo por medio del Libro de Mormón (Moroni).
- La obra misional y la reunión de Israel, que nos da la oportunidad de compartir el Evangelio y encontrar nuestras raíces espirituales (Moisés).
Estas llaves permiten que la Iglesia funcione con orden y poder divino, y que tú y yo podamos acceder a todas las ordenanzas necesarias para la exaltación.
Pensar que profetas antiguos —algunos que vivieron hace miles de años— han ministrado en esta dispensación y han traído llaves que me bendicen hoy, es profundamente inspirador. No estoy solo en el camino del discipulado: estoy conectado a una cadena de revelación, autoridad y promesas eternas. Cada vez que participo de una ordenanza —el sacramento, una bendición, el templo—, estoy accediendo a un poder que proviene directamente del cielo, restaurado mediante estos siervos sagrados.
Doctrina y Convenios 27:15–18
El Señor instruye a los santos a tomar toda la armadura de Dios para poder resistir el día malo y permanecer firmes. Se enumeran elementos simbólicos de esta armadura:
- El yelmo de la salvación
- La coraza de la justicia
- El cinto de la verdad
- La espada del Espíritu (la palabra de Dios)
- El escudo de la fe
- Los pies calzados con la preparación para el evangelio de paz
1. «Tomad sobre vosotros toda la armadura de Dios»: Esta frase central tiene eco en Efesios 6:11–17 y revela una doctrina poderosa: la lucha del discípulo no es contra enemigos mortales, sino contra fuerzas espirituales. El uso de la armadura simboliza la protección espiritual total que el Señor ofrece.
2. La necesidad de estar preparados para “el día malo”: Se enseña que vendrán momentos de prueba, tentación y oposición espiritual. El día malo puede referirse a tribulación personal, a desafíos colectivos o al tiempo previo a la Segunda Venida.
3. Símbolos de la armadura: Cada parte representa una virtud o principio del evangelio:
- Yelmo de la salvación: protege la mente, representa la esperanza y el conocimiento del plan de salvación. Nos ayuda a tener una perspectiva eterna.
- Coraza de justicia: protege el corazón, representa la obediencia, rectitud e integridad.
- Cinto de la verdad: sostiene toda la armadura; la verdad del evangelio nos da estructura y dirección.
- Espada del Espíritu: única arma ofensiva; representa la palabra de Dios, que hiere el error y defiende la verdad.
- Escudo de la fe: apaga los dardos de fuego del adversario. La fe permite resistir dudas, ataques y desaliento.
- Calzado con la preparación del evangelio de paz: representa la disposición y firmeza para proclamar el evangelio y actuar en paz.
Este pasaje revela que la preparación espiritual es activa, no pasiva. No se trata solo de evitar el pecado, sino de vestirse deliberadamente con principios que fortalezcan el alma. La metáfora militar muestra que la vida del discípulo es un conflicto espiritual constante, y que la victoria requiere el poder de Dios.
Además, hay una progresión lógica en la armadura:
- Empieza con la verdad (cintura).
- Luego protege el corazón y la mente (coraza y yelmo).
- Aumenta la capacidad de acción y proclamación (calzado y espada).
- Y se mantiene todo unido por la fe (escudo).
El Salvador nos ofrece todos los recursos necesarios para resistir el mal y perseverar en santidad. Este pasaje nos invita a preguntarnos:
- ¿Estoy vistiéndome cada día con la armadura espiritual que el Señor me ofrece?
- ¿Cuáles de estas piezas me faltan reforzar?
- ¿Estoy preparado para el “día malo” con fe, esperanza, conocimiento y rectitud?
Al aplicar esta escritura, nos volvemos guerreros espirituales en el reino de Dios, no para combatir físicamente, sino para defender nuestra alma, proteger a los que amamos y avanzar en la obra del Señor con paz y valor.
¿Cómo me estoy poniendo la armadura de Dios?
| Parte de la Armadura | Significado Espiritual | ¿Qué estoy haciendo para ponérmela? |
| Yelmo de la salvación | Protección para la mente; esperanza en Cristo y Su expiación. | Ej. Estudio el plan de salvación. Recuerdo mis convenios. |
| Coraza de justicia | Protege el corazón; vivir con rectitud y obediencia. | Ej. Guardo los mandamientos. Me arrepiento sinceramente. |
| Cinto de la verdad | Sostiene todo; conocer y vivir la verdad del evangelio. | Ej. Leo las Escrituras. Soy honesto en todo. |
| Espada del Espíritu (Palabra de Dios) | Defensa activa; conocimiento de la doctrina y testimonio. | Ej. Leo el Libro de Mormón. Testifico en voz alta. |
| Escudo de la fe | Protección contra las dudas y ataques espirituales. | Ej. Oro con fe. Confío en los tiempos del Señor. |
| Calzado del evangelio de paz | Preparación para compartir y vivir el evangelio con firmeza. | Ej. Comparto mi fe. Sirvo con buena disposición. |
Las 6 formas de fortalecer nuestra armadura
| Principio | Enseñanza clave | Aplicación sugerida |
| 1. Orar sinceramente | La oración protege y fortalece contra la tentación. | Establecer horarios de oración y un lugar tranquilo. |
| 2. Estudiar las Escrituras | Asirse a la palabra de Dios da poder y dirección. | Leer con propósito y marcar pasajes clave. |
| 3. Confiar en la gracia del Salvador | La gracia capacita para vencer debilidades y pecados. | Reconocer nuestras debilidades y buscar Su ayuda. |
| 4. Vigilar nuestros pensamientos | La autoconsciencia espiritual evita la caída. | Establecer límites, normas y torres de vigilancia. |
| 5. No desperdiciar el tiempo | Satanás nos desvía con lo trivial. | Establecer prioridades eternas. |
| 6. Cultivar la reverencia | La reverencia abre la puerta a la revelación. | Llegar temprano, respetar lo sagrado, cuidar el lenguaje. |
Doctrina y Convenios 28
En los primeros días de la Restauración, la Iglesia de Jesucristo era todavía muy joven. Apenas habían pasado unos meses desde su organización formal, y muchos de sus miembros estaban descubriendo, por primera vez, lo que significaba vivir guiados por el Espíritu. Había un entusiasmo palpable por las cosas espirituales, y con ese entusiasmo también vino cierta confusión.
Uno de los primeros conversos, Hiram Page, que además era uno de los Ocho Testigos del Libro de Mormón, comenzó a decir que recibía revelaciones de Dios mediante una piedra vidente. Estas revelaciones eran detalladas y hablaban sobre la organización de la Iglesia y la ubicación de Sion, el lugar prometido donde los santos algún día habitarían en rectitud. Lo sorprendente era que varias de las personas cercanas a él, incluyendo al fiel Oliver Cowdery y a miembros de la familia Whitmer, creían sinceramente que estas revelaciones eran verdaderas.
La noticia llegó a José Smith, el joven profeta, quien se sintió profundamente preocupado. Si bien José también había recibido revelación mediante instrumentos como el Urim y Tumim, él sabía que el Señor le había dado autoridad específica para recibir revelación para toda la Iglesia, algo que no había sido conferido a otros. José se retiró a orar y buscar la guía divina sobre cómo manejar la situación.
En respuesta, el Señor reveló lo que hoy conocemos como Doctrina y Convenios 28. En ella, el Señor afirmó de manera clara que solo el presidente de la Iglesia puede recibir revelación para toda la Iglesia. Aunque otras personas pueden recibir guía personal del Espíritu, no tienen la autoridad para establecer doctrina o dirigir a los miembros en asuntos generales de la Iglesia. El Señor también instruyó a Oliver Cowdery para que hablara con Hiram Page y lo corrigiera con amor y mansedumbre, enseñándole que esas revelaciones no venían de Dios.
Este momento fue crucial. Marcó uno de los primeros desafíos a la autoridad profética en la Iglesia restaurada, y al mismo tiempo estableció un principio duradero: en la Iglesia de Cristo hay un orden divino para recibir revelación. A partir de entonces, quedó claro que el Señor dirige a Su Iglesia por medio de Su profeta, y a cada individuo mediante el Espíritu dentro de su propio campo de responsabilidad.
¿Qué se aprende sobre la función específica del Presidente de la Iglesia?
En Doctrina y Convenios 28, el Señor habla directamente a Oliver Cowdery respecto a ciertas enseñanzas incorrectas que Hiram Page estaba recibiendo mediante una piedra vidente. En esta situación, el Señor establece claramente un principio clave:
D. y C. 28:2 – “Pero he aquí, no le es dado a él [Hiram Page] mandar en mi iglesia […] pues no he mandado a él hacer estas cosas, sino a mi siervo José.”
Principios que se desprenden:
- Solo el Presidente de la Iglesia recibe revelación para toda la Iglesia.
- José Smith fue llamado por Dios como el profeta, vidente y revelador, y a través de él se recibe la revelación para la Iglesia.
- Nadie más, aunque tenga dones espirituales, puede dar dirección oficial a la Iglesia.
- El Presidente actúa como portavoz del Señor para Su pueblo.
- Él es el único autorizado para recibir mandamientos y doctrinas para todos los miembros.
- Otros líderes pueden tener revelación, pero solamente dentro de su ámbito de responsabilidad.
¿Qué se aprende sobre la forma en que Dios puede dirigirte?
Además del principio del orden en la Iglesia, también aprendemos cómo Dios dirige a Sus hijos de manera personal:
D. y C. 28:6 – “Y no hablarás sino de acuerdo con los mandamientos y las revelaciones que yo he dado.”
Principios personales:
- Dios da revelación personal a cada individuo dentro de su responsabilidad.
- Puedes recibir revelación para ti, tu familia o tu llamamiento, pero no para dirigir a otros fuera de esa esfera.
- La revelación verdadera nunca contradice lo que ya ha sido revelado.
- Dios es un Dios de orden, y lo que Él dice por medio de Sus profetas no será contradecido por revelación personal.
- Nuestra revelación debe estar en armonía con las escrituras y con lo que enseña el profeta viviente.
- Dios espera que escuchemos a los profetas para saber Su voluntad general.
- Aun cuando tenemos la guía del Espíritu, los profetas nos ayudan a mantenernos en la verdad y evitar el engaño.
Doctrina y Convenios 28 enseña que el Señor establece un orden claro para guiar a Su Iglesia, y que la revelación personal complementa, pero no reemplaza, la revelación profética. Esto nos da seguridad y claridad: podemos confiar en el profeta para la guía general y en el Espíritu Santo para la guía personal.
Doctrina y Convenios 28:8–9
Estos versículos forman parte del consejo que el Señor dio a Oliver Cowdery luego de aclarar el orden de revelación en la Iglesia. En Doctrina y Convenios 28:8–9, el Señor le dice a Oliver:
Versículo 8: “Y ahora, he aquí, te digo que irás con mi siervo Parley P. Pratt en la próxima misión a las fronteras de los lamanitas.”
Versículo 9: “Y es preciso que no tengas temor, porque yo iré delante de tu faz. Estarás en manos mías, y haré de ti un instrumento para obrar muchas cosas maravillosas en mí.”
Lecciones clave:
- Dios llama a personas específicas para cumplir misiones específicas.
Oliver Cowdery fue llamado directamente por revelación para acompañar a Parley P. Pratt en una misión importante. Esto enseña que el Señor organiza Su obra cuidadosamente y con propósito. - Los siervos del Señor no están solos en Su obra.
El Señor promete ir delante de Oliver y estar con él. Él hace lo mismo hoy: acompaña a Sus siervos, tanto misioneros como miembros, en sus deberes divinos. - Dios convierte a Sus siervos en instrumentos para realizar milagros.
Aunque Oliver era un hombre joven e imperfecto, el Señor le prometió que haría cosas “maravillosas”. Esto subraya que el poder no viene del mensajero, sino del mensaje y del Maestro.
¿Por qué fue significativa la misión entre los lamanitas?
La misión a los lamanitas en 1830 fue una de las primeras grandes asignaciones misioneras de la Iglesia. Fue significativa por varias razones:
1. Cumplía profecías del Libro de Mormón: El Libro de Mormón habla frecuentemente de los lamanitas y del futuro momento en que conocerían el evangelio restaurado. Esta misión fue vista como el inicio del cumplimiento de esas profecías.
2. Abrió puertas inesperadas en Ohio y Missouri: Aunque los resultados entre los nativos americanos fueron limitados debido a restricciones del gobierno, esta misión llevó el Evangelio a Kirtland, Ohio, donde muchas personas se convirtieron, incluyendo Sidney Rigdon y Edward Partridge. Esto fue clave para el crecimiento de la Iglesia.
3. Marcó el inicio del establecimiento de Sion: Uno de los propósitos de la misión era buscar el lugar donde el Señor establecería la Nueva Jerusalén o Sion. Esta búsqueda eventualmente condujo a la revelación del lugar de Sion en Misuri (Doctrina y Convenios 57).
- D. y C. 28:8–9 nos enseña sobre la guía directa del Señor, Su acompañamiento y cómo hace de nosotros instrumentos en Su obra.
- La misión a los lamanitas fue significativa no solo por su propósito original, sino también por las bendiciones inesperadas que trajo: expansión de la Iglesia, conversiones claves y revelación futura sobre Sion.
En Doctrina y Convenios 28:8–9, el Señor llama a Oliver Cowdery a una misión especial junto a Parley P. Pratt para llevar el Evangelio a los lamanitas. Esta asignación no solo reafirma que Dios dirige Su obra con orden y propósito, sino que también muestra Su confianza en los siervos humildes que, aunque imperfectos, son instrumentos en Sus manos. El Señor promete Su compañía, guía y protección, enseñándonos que nunca estamos solos en el cumplimiento de Sus mandamientos.
La misión entre los lamanitas fue significativa porque, aunque los frutos iniciales entre los pueblos indígenas fueron limitados, abrió puertas importantes para el crecimiento de la Iglesia, especialmente en Ohio, y puso en marcha el cumplimiento de profecías sobre la redención de Israel y el establecimiento de Sion.
Dios obra de maneras que a menudo no comprendemos en el momento. Lo que parecía una misión fallida en un sentido, fue en realidad el inicio de algo mucho más grande. Así también en nuestra vida: cuando respondemos a Su llamado con fe, aunque no veamos resultados inmediatos, podemos confiar en que el Señor está obrando algo maravilloso que quizás solo veremos con el tiempo. Él hace de nosotros instrumentos en Sus manos para bendecir a muchos, incluso de formas inesperadas.
Comentario final sobre Doctrina y Convenios 27–28
Este estudio revela dos principios fundamentales que siguen siendo esenciales para la vida espiritual de los Santos de los Últimos Días: el poder santificador de la Santa Cena y la revelación ordenada por medio del profeta viviente. Doctrina y Convenios 27 enseña que lo más importante en la participación del sacramento no es el elemento físico, sino la disposición del corazón. Nos recuerda que Cristo busca adoradores sinceros que lo recuerden con fe, humildad y deseo de renovación espiritual. Esta perspectiva nos ayuda a transformar la Santa Cena en una experiencia personal, poderosa y restauradora cada semana, como lo enseñan los élderes Christofferson y Bednar.
Por otro lado, Doctrina y Convenios 28 establece de manera clara y firme que la revelación para la Iglesia solo se recibe mediante el profeta, un principio que garantiza unidad doctrinal y protección contra el error. Al mismo tiempo, enseña que cada miembro puede y debe buscar revelación personal dentro de su ámbito de responsabilidad. Esta armonía entre revelación institucional y personal fortalece nuestra fe, guía nuestras decisiones y nos permite caminar con confianza bajo la dirección divina.
Ambas secciones nos invitan a una vida más centrada en Cristo: una vida en la que cada ordenanza y cada acto de obediencia se convierten en una oportunidad de acercarnos más al Salvador. Nos recuerdan que no estamos solos: estamos acompañados por el Espíritu, guiados por profetas, y fortalecidos por el poder del sacrificio de Cristo. En un mundo lleno de confusión espiritual y oposición, estas revelaciones restauradas son un ancla segura para nuestras almas.
Doy testimonio de que Jesucristo vive y que Él ha restaurado Su Iglesia en estos últimos días mediante el profeta José Smith. Sé que la Santa Cena es una ordenanza sagrada instituida por el Salvador para recordarnos Su sacrificio y darnos la oportunidad de renovar nuestros convenios con Él. He sentido en mi vida el poder de ese momento santo cuando participo con un corazón sincero, arrepentido y enfocado únicamente en Su gloria. Sé que, al hacerlo, recibo fortaleza espiritual, paz y una conexión más profunda con el Señor.
También testifico que Dios es un Dios de orden y que ha establecido un patrón claro para guiar a Su Iglesia. Solo el profeta viviente, llamado por Dios, tiene la autoridad para recibir revelación para toda la Iglesia. Este principio ha traído seguridad, claridad y unidad a mi vida. Estoy agradecido por el don de la revelación personal, pero también reconozco la importancia de seguir la voz del profeta para no ser desviado por el error.
Sé que el Señor nos prepara y nos equipa para enfrentar los desafíos de este mundo. Cuando nos vestimos con la armadura espiritual, cuando oramos, estudiamos las Escrituras, cultivamos la fe y vivimos con rectitud, el Señor camina con nosotros. Él hace de nosotros instrumentos en Sus manos para bendecir a los demás, tal como lo hizo con Oliver Cowdery y los primeros misioneros.
Este evangelio es verdadero. El Libro de Mormón testifica de Cristo, el sacerdocio ha sido restaurado, y las ordenanzas sagradas nos acercan al poder redentor del Salvador. Doy mi testimonio con humildad y gratitud, en el nombre sagrado de Jesucristo. Amén.
— Doctrina y Convenios Sección 27 (Un Análisis)
— Doctrina y Convenios Sección 28 (Un Análisis)
— Tomad sobre vosotros toda mi armadura D. y C. 27-28
— La “misma” organización que existía en la Iglesia Primitiva
— Tendrás Mi Palabra Explorando el Texto de Doctrina y Convenios
— Conexiones Sacramentales: Liberación, Redención y Seguridad (D. y C. 27)
— Sed fuertes en el Señor y en el poder de su fuerza – M. Russell Ballard


























Muchisimas gracias hno. por compartir esta excelente lección. Me permite ver más allá y tener un ancla segura en el Evangelio de Cristo. Dios lo bendiga.
Saludos
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