
La Fe: Un Vínculo de Confianza y Lealtad
Por el Élder Sandino Román
Conferencia General Abril 2025
Resumen: El Élder Sandino Román relata una experiencia personal de el, cuando tenía 17 años, intentó salvar a su amigo José Luis, quien se estaba ahogando en una piscina. A pesar de sus esfuerzos, ambos se encontraban en peligro de morir, pero en un momento de desesperación, el sintió una mano que los impulsaba hacia el borde poco profundo, rescatándolos. Esta experiencia le enseñó una profunda lección sobre la fe y el poder de Dios.
El Élder Sandino Román explica que la fe en Jesucristo no solo es creer en Él, sino confiar plenamente en Su poder. Nos invita a reflexionar sobre cómo podemos aumentar nuestra fe al reconocer y registrar las bendiciones de Dios en nuestra vida. También habla de la importancia de los convenios con Dios, de cómo estos nos edifican la esperanza y la fe, y de la necesidad de actuar con lealtad y fidelidad. Comparando su propia relación con su madre cuando era niño con su relación con Jesucristo, muestra cómo las promesas y los convenios nos guían y dan forma a nuestra vida.
Finalmente, el orador nos insta a caminar con fe, aun cuando enfrentemos situaciones difíciles y desafíos. Nos invita a confiar en que, a través de Jesucristo, recibiremos poder y esperanza para superar cualquier obstáculo y regresar a la presencia de Dios.
Este discurso nos recuerda que la fe no es solo una creencia pasiva, sino una confianza activa en Cristo. La fe nos lleva a actuar, a comprometernos con nuestros convenios y a honrarlos con fidelidad. En nuestras luchas y momentos de desesperación, podemos encontrar consuelo y dirección al recordar las experiencias pasadas de la mano de Dios. A través de la fe, no solo obtenemos la fuerza para superar las pruebas, sino que también construimos una relación personal y profunda con Jesucristo y nuestro Padre Celestial.
Al igual que el orador, debemos reconocer que la fe en Cristo nos da esperanza, poder y el propósito de seguir adelante, incluso cuando el camino parece incierto. El compromiso con Él y el constante esfuerzo por honrar nuestros convenios puede transformar nuestra vida y ayudarnos a convertirnos en discípulos fieles.
Palabras claves: Fe, Confianza, Convenios, Milagros, Milagros
La Fe: Un Vínculo de Confianza y Lealtad
Por el Élder Sandino Román
Del Quórum de los Setenta
La fe brota a medida que confiamos en Jesucristo y florece cuando somos fieles y leales a Él.
Cuando tenía 17 años, acordé con mi amigo José Luis que le enseñaría a nadar. Así que, una mañana, practicamos. Cuando terminó la lección y salí de la piscina, escuché a mi amigo pidiendo auxilio; se estaba ahogando en la parte más profunda de la piscina. Me tiré y nadé hacia él, mientras oraba pidiendo ayuda. Al tomarlo de la mano para sacarlo, mi amigo, en su desesperación, se subió a mi espalda y me apretó del cuello con tanta fuerza que me impedía respirar. Ahora los dos nos estábamos ahogando. Yo hacía lo posible por salir mientras oraba con todas mis fuerzas, pidiendo un milagro de Dios. Entonces, lenta pero constantemente, el poder de Dios se manifestó cuando sentí una mano que me impulsaba hacia el lado poco profundo de la piscina, poniéndonos a salvo.
Aquella experiencia me confirmó una profunda lección que el presidente Russell M. Nelson enseñó: cuando procuren el poder del Señor en su vida, con la misma intensidad que tiene uno que se está ahogando y lucha por respirar, el poder proveniente de Jesucristo será de ustedes.
Mis queridos niños y jóvenes, hoy quiero dirigirme a ustedes en cuanto al principio esencial de la fe en Jesucristo. ¿Qué significa tener fe en Cristo? Significa que creemos en Él, o que tenemos un testimonio de que Él es real. Esto puede ser un comienzo, pero es más que eso. ¿Alguna vez han pensado en la fe como confianza? Piensen en la persona en quien más confían, tal vez un familiar o un amigo. ¿Por qué confían en ellos? Quizás sea porque han visto su amor y ayuda constantes. Cuando tenemos fe en Cristo, reconocemos sus bendiciones y desarrollamos una relación de confianza con Él.
¿Cómo pueden aumentar su confianza en Cristo? En un devocional reciente para los jóvenes, se les invitó a meditar en una ocasión de su vida en la que recibieron un rayo de luz celestial. Prueben este ejercicio: comiencen por meditar acerca de Cristo y la felicidad que su expiación y su evangelio traen a su propia vida. Además, registren los recuerdos espiritualmente decisivos en los que Dios ha estado allí para ustedes, sus seres queridos y las personas de las Escrituras.
Ahora bien, estos testimonios no traerán poder a su vida sino hasta que el Espíritu grave en las tablas de carne del corazón. Por eso, mediten y registren todo lo que Dios puso en marcha para que esos milagros llegaran en el momento preciso. Además, usen este ejercicio como una oportunidad para acercarse más a Dios. Oren a su Padre Celestial como si fuera la primera vez. Exprese su amor y gratitud por sus bendiciones; incluso pregúntenle cómo se siente Él con respecto a ustedes y al rumbo que su vida lleva. Si son sinceros y humildes, escucharán su respuesta y comenzarán una relación personal y duradera con el Padre Celestial y con Jesucristo.
No solo eso, sino que sus hábitos religiosos cobrarán sentido. Por ejemplo, considerarán sus oraciones, el estudio personal y su adoración en el templo como oportunidades para llegar a conocerlos y estar con ellos. Fíjense cómo la fe brota cuando confiamos en Jesucristo y florece cuando le somos leales y fieles. Si desean una verdadera relación con Cristo, demuéstrenlo haciendo convenios y honrándolos con fidelidad y lealtad. Hacer convenios con Jesucristo edifica la esperanza; honrarlos edifica la fe.
Permítanme usar un ejemplo personal. Cuando era niño, un día encontré a mi madre llorando a solas. Al preguntarle por qué, me dijo suavemente: “Necesito que te portes bien.” Aunque sabía que yo no era la causa de su angustia, amaba a mi madre y confiaba en ella como en nadie más. Y quería hacerle la vida menos difícil. Así que, con lágrimas en los ojos y con toda la solemnidad que puede tener un niño de 9 años, aquel día le prometí que siempre me esforzaría por ser el mejor hijo y la haría sentirse orgullosa. ¿Se imaginan el poder que aquella promesa tuvo y todavía tiene en mí? Esa promesa guiaría mi vida. Antes de tomar decisiones, consideraba si mis acciones la complacerían. El vínculo de aquella promesa y la relación con mi madre fueron anclas de mi conducta a lo largo de mi vida.
Años más tarde, al conocer mejor a Jesucristo, ya sabía cómo basar mi fe en Él. He hecho convenios con el Señor y, al procurar honrarlos, Él ha perdonado mis pecados, ha guiado mi vida y me ha llenado con su amor hasta lo más profundo de mi ser. Cristo ha infundido en mí un profundo amor, respeto y lealtad hacia Él. ¿Entienden por qué la fe es un principio de acción y que, sin fe, es imposible agradar a Dios? Al tratar de hacer lo que a Él le agrada, dirán, como José en Egipto, cuando fue tentado por la esposa de Potifar: “¿Cómo, pues, haría yo este gran mal y pecaría contra Dios?” Y cuando enfrenten oposición, dirán, como el joven profeta José: “Yo lo sabía, y sabía que Dios lo sabía, y no podía negarlo. Sabía que, haciéndolo, ofendería a Dios.”
Así pues, la fe en Jesucristo es un vínculo de confianza forjado con lealtad y amor. Es decir, en gratitud por el amor misericordioso de Dios, mostramos nuestro amor leal al guardar sus mandamientos. Cristo promete: “El que tiene mis mandamientos y los guarda, será amado por mi Padre, y yo le amaré y me manifestaré a él.” Si se comprometen a hacerle leales, Él les manifestará el amor que tiene por ustedes.
Pero, ¿cómo deberían responder ante situaciones tan adversas que requieran sus milagros? Si bien los desafíos son inevitables y a veces aterradores, simplemente caminen impávidos hacia Él, tal como nos invita el lema del PFJ 2025: “Mirad hacia mí en todo pensamiento, no dudéis, no temáis.” ¿Cómo pueden caminar impávidos hacia Él? Imaginen que son exploradores en un territorio desconocido. Para superar los obstáculos que les aguardan, necesitan una fuente de luz. Su fidelidad a Dios y sus constantes interacciones con Él son el combustible de su linterna.
Así que, cuando se encuentren en situaciones oscuras y peligrosas, en lugar de caminar a ciegas hacia ellas, encenderán su linterna, rebosante del aceite de la fe en Cristo, para arrojar destellos de esperanza sobre el camino incierto. Sus experiencias pasadas aumentarán la esperanza de que el Señor los sostendrá en su jornada.
¿Para cuánto les alcanza su esperanza y su fe en Cristo? ¿Recuerdan el relato de la piscina? En aquel momento de desesperación, el milagro llegó como lo esperaba, pero Dios no garantiza que siempre será de acuerdo con nuestra voluntad. Nuestra fe debe centrarse en Cristo y nuestra esperanza en sus bendiciones, tal como Él decida enviarlas. Esperemos milagros, pero dejemos que Dios prevalezca en nuestras vidas.
Mis jóvenes amigos, cuánto los amamos y confiamos en ustedes. Ustedes pertenecen a la familia de Dios y son hijos del convenio. Crean y confíen en Jesucristo. Él los preparará para que lleguen a ser verdaderos discípulos suyos. Los invito a comenzar hoy a nutrir su relación con Jesucristo. Comprométanse a no abandonarlo jamás. Su lealtad, amor y confianza en Cristo moldearán su carácter e identidad a semejanza de los de Él. Obtendrán confianza y recibirán fortaleza para superar los ataques de Satanás. Y, cuando cometan errores, anhelarán su perdón.
Por último, su esperanza en el futuro será brillante. Él les confiará su poder para lograr cualquier cosa que espere de ustedes, incluso el poder para regresar a su presencia. Les testifico del gozo que proviene de cantar la canción del amor que redime y de estar para siempre envueltos entre los brazos de su amor. En el sagrado nombre de Jesucristo, amén.
























