La Voz Serena en un Mundo Incierto

“La Voz Serena en un Mundo Incierto”
Peggy S. Worthen
Conferencia de Mujeres de BYU 2025

En un mundo cada vez más saturado de información, opiniones contradictorias y voces persuasivas, muchas personas se sienten confundidas, inseguras y emocionalmente agotadas. En este contexto desafiante, Peggy Worthen, ofrece un mensaje oportuno y reconfortante sobre el papel vital del Espíritu Santo en ayudarnos a discernir la verdad y encontrar paz. Basándose en enseñanzas del presidente Russell M. Nelson y en experiencias personales y de figuras históricas como Lucy Mack Smith, Worthen destaca tres preguntas clave:

  1. ¿Cómo podemos invitar de manera práctica la influencia del Espíritu Santo a nuestras vidas?,
  2. ¿Cómo podemos reconocer mejor Su influencia?, y
  3. ¿Cómo puede la reflexión sobre experiencias pasadas con el Espíritu fortalecernos en el presente?
    Este discurso es una invitación a confiar en la guía constante del Espíritu para navegar con fe, claridad y esperanza en medio de la incertidumbre del mundo moderno.

“La Voz Serena en un Mundo Incierto”

Peggy S. Worthen
Este discurso fue pronunciado el 2 de mayo de 2025
en la Conferencia de Mujeres de BYU


Mientras preparaba este discurso, seguía pensando que quería algo visual que representara lo que se siente vivir “en este mundo inquietante y agotador… donde la información nos llega a una velocidad abrumadora… con diferentes fuentes de información, ideas contradictorias y puntos de vista persuasivos”.

Lo que seguía viniendo a mi mente era la pintura titulada “El Grito”, de Edvard Munch, que ha sido descrita como un símbolo de las ansiedades de vivir en este mundo moderno. Pero decidí que podía hacer algo aún mejor. No era necesario buscar muy lejos para encontrar expresiones artísticas de quienes viven hoy en un mundo tan confuso y desconcertante. Le pedí a mis nietos que dibujaran una imagen que mostrara cómo se sienten cuando están confundidos y no saben qué hacer. Como pueden ver, estos dibujos representan diferentes edades (de 4 a 12 años) con diferentes habilidades artísticas. Pero, en conjunto, representan bastante bien los diferentes tipos de reacciones individuales que causa la confusión. Cuando nuestro nieto terminó su dibujo, me lo entregó y dijo: “Aquí está mi dibujo de cómo me siento cuando estoy confusado”.

¿Alguna vez te has sentido confusado? Yo ciertamente sí. En el mundo de hoy, es fácil sentirse confusado. La pregunta es: ¿cómo podemos prosperar en tiempos tan desafiantes?

Nuestro profeta, el presidente Nelson, ha identificado la solución clave en su discurso del domingo por la mañana en la conferencia general de abril de 2018. “En los días venideros”, dijo, “no será posible sobrevivir espiritualmente sin la guía, la dirección, el consuelo y la influencia constante del Espíritu Santo”. Con esta directriz profética en mente, me gustaría centrarme en tres preguntas:

  1. ¿Cuáles son algunas formas prácticas de seguir el consejo del presidente Nelson para invitar la influencia del Espíritu Santo en nuestras vidas?
  2. ¿De qué maneras podemos reconocer mejor la influencia del Espíritu Santo?
  3. ¿De qué formas puede brindarnos consuelo y paz reflexionar sobre experiencias personales pasadas con el Espíritu Santo?

Primero, ¿cuáles son algunas formas prácticas de seguir el consejo profético del presidente Nelson? El mismo presidente Nelson nos ha dado varios pasos específicos que cada uno de nosotros puede dar para recibir más plenamente la influencia del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Por ejemplo, en ese mismo discurso de abril de 2018, el presidente Nelson nos aconsejó orar y nos dio un consejo maravilloso sobre cómo hacer que nuestras oraciones sean más eficaces:
“Encuentra un lugar tranquilo al que puedas acudir con regularidad. Humíllate ante Dios. Derrama tu corazón a tu Padre Celestial. Acude a Él en busca de respuestas y consuelo. Ora en el nombre de Jesucristo sobre tus preocupaciones, tus temores, tus debilidades—sí, incluso los más profundos anhelos de tu corazón. ¡Y luego escucha! Escribe los pensamientos que vengan a tu mente. Registra tus sentimientos y actúa conforme a las impresiones que recibas. Al repetir este proceso día tras día, mes tras mes, año tras año, llegarás a ‘crecer en el principio de la revelación’”.

En otro discurso de conferencia general, el presidente Nelson identificó otra manera en que podemos aumentar la influencia del Espíritu en nuestras vidas al aconsejarnos estudiar el Libro de Mormón. Prometió que “al estudiar el Libro de Mormón con oración todos los días, tomarás mejores decisiones, todos los días. Prometo que al meditar lo que estudies, se abrirán los cielos y recibirás respuestas a tus propias preguntas y dirección para tu propia vida”.

El presidente Nelson también nos ha aconsejado asistir al templo con regularidad, proporcionándonos así otra forma práctica de invitar la influencia del Espíritu Santo en nuestras vidas:
“El templo está en el centro para fortalecer nuestra fe y fortaleza espiritual porque el Salvador y Su doctrina son el corazón mismo del templo. Todo lo que se enseña en el templo, tanto por instrucción como por medio del Espíritu, aumenta nuestro entendimiento de Jesucristo. Sus ordenanzas esenciales nos vinculan a Él mediante convenios sagrados del sacerdocio. Entonces, al guardar nuestros convenios, Él nos concede Su poder sanador y fortalecedor. Y oh, cuánto necesitaremos Su poder en los días venideros”.

El presidente Nelson también ofreció más consejo sobre cómo aumentar la influencia del Espíritu Santo al amonestarnos a realizar la obra de historia familiar:
“Aunque la obra del templo y de historia familiar tiene el poder de bendecir a quienes están más allá del velo, tiene un poder igualmente grande para bendecir a los vivos. Tiene una influencia refinadora sobre quienes participan en ella”.

Para mí es reconfortante saber que no tenemos que quedarnos de brazos cruzados sintiéndonos sin esperanza en este mundo caótico. Podemos ser proactivos. Al seguir el consejo del presidente Nelson de orar con regularidad, estudiar el Libro de Mormón diariamente, asistir al templo y participar en la obra de historia familiar, podemos tener la influencia constante del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Segundo, ¿de qué maneras podemos reconocer más eficazmente la influencia del Espíritu Santo?
Podemos comenzar creyendo que nuestro Padre Celestial desea comunicarse con nosotros. José Smith enseñó que “es privilegio de los hijos de Dios acercarse a Dios y recibir revelación… Dios no hace acepción de personas; todos tenemos el mismo privilegio”. El presidente Nelson enfatizó esto cuando exclamó:
“¿Realmente desea Dios hablar contigo? ¡Sí! ‘Tanto podría el hombre extender su débil brazo para detener el curso decretado del río Misuri… como impedir que el Todopoderoso derrame conocimiento desde el cielo sobre las cabezas de los Santos de los Últimos Días’”.

Dado el profundo deseo de Dios de comunicarse con nosotros, no es sorprendente que haya muchas maneras en que Él se comunica mediante el Espíritu Santo. El élder Quentin L. Cook enseñó que “el Espíritu se comunica de maneras maravillosas… Las Escrituras incluyen muchos ejemplos de cómo el Espíritu influye en nuestras mentes, incluso al hablar paz a nuestra mente, ocupar nuestra mente, iluminar nuestra mente e incluso enviar una voz a nuestra mente”.

Pero ¿qué sucede cuando no estamos seguros de si los sentimientos que tenemos provienen del Espíritu Santo o son simplemente nuestros propios pensamientos? El profeta antiguo Mormón nos dio una clave para hacer esa determinación cuando enseñó:
“He aquí, lo que es de Dios invita y persuade a hacer el bien continuamente; por tanto, todo lo que invita y persuade a hacer el bien, a amar a Dios y a servirle, es inspirado por Dios”.

Cuando nuestros pensamientos nos impulsan a hacer el bien, a servir y a amar a Dios, podemos tener la certeza de que provienen del Espíritu Santo. El Espíritu Santo siempre nos impulsará a hacer el bien —siempre.

Pero a veces, a pesar de todos nuestros esfuerzos, todavía no estamos seguros de lo que Dios quiere que hagamos. Para esas situaciones, el élder Richard G. Scott dio un sabio consejo:
“¿Qué haces cuando te has preparado cuidadosamente, has orado fervientemente, has esperado un tiempo razonable por una respuesta, y aún no sientes una respuesta?… Cuando… necesitas actuar, procede con confianza. Si estás receptivo a las impresiones del Espíritu, ocurrirá una de dos cosas en el momento oportuno: o vendrá un estupor de pensamiento, indicando una elección incorrecta, o sentirás paz o ardor en el pecho, confirmando que tu elección fue correcta. Cuando estás viviendo rectamente y actúas con confianza, Dios no permitirá que avances demasiado sin una impresión de advertencia si has tomado una decisión equivocada”.

A medida que nos esforzamos continuamente por reconocer la influencia del Espíritu Santo en nuestras vidas, nuestra capacidad para hacerlo aumentará.

Finalmente, ¿cómo puede brindarnos consuelo y paz reflexionar sobre experiencias pasadas con el Espíritu Santo?
Cuando enfrentamos desafíos e incertidumbre, reflexionar sobre nuestras experiencias personales pasadas con el Espíritu Santo no es solo una buena sugerencia, es algo crucial. En ese sentido, podemos aprender del ejemplo de Lucy Mack Smith, la madre del profeta José Smith.

Años antes de que se restaurara el Evangelio, Lucy, al igual que nosotros, vivió tiempos confusos llenos de distintas fuentes de información, ideas contradictorias y puntos de vista persuasivos. Ella describió una experiencia que tuvo cuando estaba muy enferma. Lucy relató:
“Me dije a mí misma: no estoy preparada para morir porque no conozco los caminos de Cristo, y me pareció que había un abismo oscuro y solitario entre Cristo y yo… Miré al Señor y le rogué y supliqué que me salvara la vida… Hice un convenio con Dios [de] que, si me dejaba vivir, me esforzaría por obtener esa religión que me permitiera servirle correctamente, ya fuera que estuviera en la Biblia o donde fuera que pudiera hallarse… Por fin, una voz me habló y dijo: ‘Buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Consolad vuestro corazón. Vosotros creéis en Dios; creed también en mí’… Desde ese momento empecé a recuperar fuerzas de forma continua”.

Después de esa experiencia, Lucy pasó años sin recibir una dirección definitiva de parte de Dios con respecto a la religión. Sin embargo, durante ese tiempo meditó continuamente en su experiencia mientras esperaba pacientemente esa dirección. Como explicó:
“Aunque hablaba poco sobre el tema de la religión… ocupaba completamente mi mente, y pensaba que tan pronto como pudiera, me esforzaría por buscar a alguna persona piadosa que conociera los caminos de Dios para que me instruyera en las cosas del cielo”.

Yo he encontrado una fortaleza y perspectiva similares al reflexionar sobre experiencias pasadas en mi vida en las que supe que fui influenciada por el Espíritu Santo. Esa reflexión me da mayor fe en que Dios me proporcionará esperanza y dirección, tal como lo ha hecho antes.

Cuando era muy joven, y sin que se me hubiera enseñado sobre la doctrina de las familias eternas, sentí la seguridad de que estaría con mi familia terrenal para siempre. Más adelante, cuando tenía 18 años y los misioneros me invitaron a bautizarme, dije que sí, aunque no sabía mucho sobre La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Simplemente sentí que era lo correcto.
Cuando no estaba segura sobre mudarnos a Provo con nuestra joven familia, y me sentía sola y abrumada, muchas tiernas misericordias me aseguraron que el Padre Celestial estaba al tanto de mí.
Cuando enfrento desafíos ahora, reflexiono sobre esas experiencias y recibo una renovada seguridad de que el Padre Celestial me ama y continuará ayudándome como lo ha hecho en el pasado.

Puedes comenzar este proceso de reflexión recordando momentos específicos en los que supiste que estabas siendo influenciado por el Espíritu Santo. Por ejemplo, puedes pensar en momentos de tu vida en los que supiste que el Padre Celestial era consciente de ti, o cuando escuchabas al profeta y supiste que lo que decía era verdad. También puedes considerar momentos en los que estabas leyendo las Escrituras y sentiste una impresión abrumadora que te dio claridad sobre algún asunto. O quizás fue cuando sentiste una impresión que te llevó a evitar un peligro físico o espiritual, o cuando sentiste paz y consuelo durante momentos difíciles.

Puedes intensificar el impacto de recordar esas experiencias reflexionando sobre qué sentiste y cómo lo sentiste en ese momento, cómo supiste que fue la influencia del Espíritu Santo y qué pasos diste para prepararte para ese momento. Esa reflexión personal puede aumentar tu capacidad para reconocer al Espíritu Santo en tu vida, permitiéndote seguir la inspirada invitación del presidente Nelson de aumentar la influencia de ese Espíritu en todo lo que haces.

Testifico que el presidente Nelson es un profeta de Dios y que, a través de él, Dios nos ha dado dirección sobre cómo prosperar en un mundo confusado. Al seguir ese consejo, seremos bendecidos con mayor paz, gozo y dirección en nuestras vidas. En el nombre de Jesucristo. Amén.

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