CAPÍTULO 6
Vida universitaria y días de noviazgo
Después de haber tenido oportunidades de ir a otras universidades, como Stanford, la Universidad de California y otros lugares, decidí quedarme en Salt Lake City principalmente por mi deseo de estar cerca de casa. Realmente quería estar allí porque amaba mi hogar más que cualquier otro lugar.
Me inscribí en la Universidad de Utah en 1941. Ese año tuvo sus altos y bajos. Recuerdo cuán emocionado estuve al ser elegido para Phi Eta Sigma, la fraternidad honoraria de estudios, reservada para aquellos que habían obtenido un promedio de “A” en su primer año de universidad. Sin embargo, mi alegría fue contrarrestada por mis sentimientos de pérdida a causa de la boda de mi hermana Marjory, el 14 de noviembre de 1941, con Robert F. Rohlfing. No era que no lo quisiera como hermano. ¡Lo quería, y lo quiero! Era simplemente que, por primera vez en mi vida, iba a producirse un cambio significativo en nuestra unidad familiar tan cercana. La boda se celebró en nuestra casa. Un accesorio llamado Solovox fue conectado a nuestro piano. Yo toqué melodías sombrías en tono menor para reflejar mi estado de ánimo. Finalmente, Madre me hizo detenerme, recordándome que ese era un día de gozo.
El 7 de diciembre de 1941 ocurrió la tragedia en Pearl Harbor, que cambió seriamente el curso de la vida del mundo y, en el proceso, también de mi vida y de mi mundo.
Fue más o menos en esa época cuando comprendí que mis intereses en la vida estaban en servir a las personas, pues dentro de mí crecía un deseo genuino de hacer algo de valor por ellas. Además, reconocía que mis materias favoritas eran aquellas que requerían exactitud y precisión, como química, matemáticas, biología y ciencias, mientras que otras como literatura y arte no parecían tener para mí una importancia crucial. Así que fijé mi meta en estudiar medicina. Esta decisión llegó como una pequeña sorpresa y posiblemente con cierta tristeza para Madre y Papá, porque creo que ellos habían esperado que uno, si no ambos hijos, pudiera continuar en el negocio que Papá había trabajado tan arduamente en desarrollar. Sin embargo, una vez más, ellos asumieron la misma posición constante de querer ayudarme y apoyarme en cumplir los deseos de mi corazón. Me ofrecieron su apoyo, lo cual ha significado más para mí de lo que mis palabras pueden expresar.
En mi primer año en la Universidad de Utah me uní a la fraternidad Sigma Chi, lo cual resultó ser una experiencia muy interesante y placentera. Con el tiempo llegué a ser presidente de la fraternidad y la guié en algunos años interesantes. También serví como director del grupo que usualmente ganaba el primer lugar en la competencia de festivales de canto de bienvenida (homecoming songfests). En retrospectiva, tengo sentimientos algo ambivalentes respecto a la vida en la fraternidad; hubo cosas que no fueron ideales, pero muchas otras que fueron muy agradables.
Ese año tuve un papel principal en la obra de primer año, Excursion, lo cual disfruté muchísimo.
El segundo año en la Universidad de Utah, que comenzó en 1942, marcó un enfoque serio en los estudios premédicos con miras a la admisión en la escuela de medicina con solo tres años de preparación, en contraste con los cuatro habituales. Eso significaba una carga académica aumentada, pero aun así quedaba tiempo para maravillosas actividades familiares, las citas habituales, fiestas de fraternidad y otras actividades sociales.
El Sr. Gail Plummer, del personal de teatro de la Universidad de Utah, un día me preguntó si estaría dispuesto a participar en la obra universitaria que estaban montando, titulada Hayfoot, Strawfoot. Le respondí que estaba demasiado ocupado con mi trabajo premédico y rechacé respetuosamente la invitación. Sin embargo, por alguna extraña razón, siguió insistiendo, diciéndome que tenían justamente el papel adecuado para mí, que realmente me querían y me necesitaban. Así que, con gran renuencia, finalmente acepté.
Recuerdo muy bien cuando caminaba por el pasillo central de Kingsbury Hall el 16 de abril de 1942, junto al Sr. Plummer, y escuché la voz de soprano de una hermosa joven morena en el escenario. Me detuve de golpe y le dije a Gail:
—“¿Quién es esa hermosa muchacha que canta allá arriba?”
Él respondió:
—“Es Dantzel White. Ella es con quien vas a actuar en esta obra.”
Recuerdo vívidamente la sensación que me invadió al percibir que era la joven más hermosa que había visto en mi vida y que sería la mujer con la que me casaría. Fue un sentimiento extraño, porque en ese momento en realidad no estaba interesado en pensamientos tan serios. Disfrutaba salir con distintas muchachas y estaba concentrado en seguir mi meta de prepararme para la escuela de medicina. Apenas tenía diecisiete años, y el matrimonio era lo más lejano de mi mente. Pero no pude suprimir aquella sensación. De hecho, cumplí fielmente las citas que ya había concertado con dos jóvenes; pero una vez que terminé esos compromisos, no volví a salir con otra chica desde el momento en que la vi por primera vez en ese ensayo.
Nuestro romance no fue lo que se describiría como un amor apasionado. Fue uno basado en la amistad. Simplemente disfrutaba estar con ella y me di cuenta de lo bueno que era ese compañerismo. Aproximadamente dos meses después de nuestro primer encuentro, de repente me di cuenta de que el verano de 1942 se acercaba, y ella regresaría a su casa en Perry. ¡No la vería durante el período de vacaciones de tres meses! Esa idea me trajo un sentimiento de calamidad. Por supuesto, atenuamos ese tiempo de separación con visitas y cartas.
Dantzel tenía apenas dieciséis años en ese momento. Más tarde me contó que, cuando volvió a casa con sus padres ese verano, les anunció que había conocido al hombre con el que quería casarse. Consideramos que fue más que una simple casualidad que cada uno de nosotros recibiera la señal, de manera independiente, de que debíamos ser compañeros eternos.
Como no teníamos dinero para comprar un anillo de compromiso, nuestro noviazgo comenzó cuando le prendí a Dantzel mi insignia de Sigma Chi a las 10:20 p.m. del domingo 16 de enero de 1944, en el Petunia Room de la casa Chi Omega. Otras fechas memorables que llevaron a este momento fueron el 28 de mayo de 1943—nuestro primer beso—y el 17 de julio de 1943, cuando le regalé un pequeño medallón que, en retrospectiva, tuvo más significado emocional que material. Nuestro noviazgo estuvo sujeto al espectro de alegrías y dolores que trae la vida. La vi soportar la muerte de su hermano menor, Kenneth, el 18 de diciembre de 1943, tras ser herido fatalmente en un accidente con arma de fuego en la granja familiar en Perry. La esposa de Clark White, Ruth, murió el 12 de julio de 1944.
El año 1944 fue un año lleno de acontecimientos. Del 5 al 8 de abril debatí por la Universidad de Utah contra otras universidades en la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles. Mi entrenador fue el Dr. Royal L. Garff. El 30 de abril de 1944 fui ordenado élder, y el 11 de mayo Dantzel fue elegida como asistente de la reina de los U Days. El Songfest fue ganado por los Sigma Chi bajo mi dirección.
El 25 de agosto, mis padres, Marjory, Enid, Bob, mi tío Stan (el padre de Tom Anderson) y yo fuimos al Hotel Utah Roof Garden para celebrar las bodas de plata de Madre y Papá. El 5 de septiembre, Dantzel y yo nos unimos a Marjorie Taylor y Howard Sharp, Margaret Webb y Dan Hunter, además de la madre de Howard Sharp y su hermano Robert. Todos fuimos al Sharp Ranch, en el río Weber. Permanecimos allí tres noches y regresamos el viernes 8 de septiembre. El 9 de septiembre de 1944, en mi vigésimo cumpleaños, recibí los siguientes obsequios: Madre y Papá me dieron 25 dólares, camisas, corbatas y duraznos. Dantzel me dio una billetera; Marjory y Bob me obsequiaron artículos de papelería; Enid también me regaló artículos de papelería; y mi hermano Robert me dio calcetines. Siempre sentí que en mis cumpleaños me trataban como a un rey.
El 4 de noviembre de 1944, el cuarteto de Sigma Chi obtuvo el primer lugar en la competencia de Homecoming, el segundo en decoraciones y el primero en el concurso general (sweepstakes). El 15 de noviembre pedí una orquídea para Dantzel y anoté en mi diario que era la primera que había comprado. El 17 de noviembre tuvimos una gran fiesta en la casa Chi Omega, que fue la noche de nuestra “serenata”. Todos nuestros compañeros de fraternidad y hermandad se reunieron para conmemorar este acontecimiento tan significativo. En 1944 viajé varias veces a Perry, usando el sistema de transporte público conocido como el ferrocarril “Bamberger”. Todo mi mundo giraba alrededor de Dantzel. Era tan agradable simplemente estar con ella.
Durante los años de la guerra, Dantzel se trasladó a Salt Lake City con sus hermanas Marjorie y Beth. El esposo de Marjorie, Milton C. Mecham, estaba en el ejército con las fuerzas de artillería en el Pacífico Sur; el esposo de Beth, Charles H. Dredge, estaba en la infantería en Europa. Llegué a querer a Marjorie y a Beth tanto como a Dantzel. Aquellas dulces jóvenes ejercieron una gran influencia positiva entre ellas y, especialmente, en mí.
La vida universitaria fue maravillosa y exitosa. El 3 de abril de 1944 fui elegido presidente de la fraternidad Sigma Chi. También fui posteriormente elegido para las sociedades honorarias Skull and Bones en el tercer año, Owl and Key en el último año, la Beehive Honorary Society también en el último año, y al momento de la graduación para las sociedades académicas honorarias Phi Kappa Phi y Phi Beta Kappa. Recibí mi título de Bachelor of Arts en la ceremonia de junio de 1945, en la cual estuvieron presentes Dantzel, junto con nuestros queridos padres, hermanos, hermanas y otros familiares que siempre hicieron tanto para animarme. Dantzel recibió su título un año más tarde, en 1946.
Gracias a haber añadido más carga a las clases normales, pude cumplir con todos los requisitos de admisión a la escuela de medicina y fui aceptado para la clase que comenzaría el 12 de septiembre de 1944. Esta fue la cuarta clase que ingresaba a la nueva facultad de medicina de cuatro años de la Universidad de Utah. Me sentí muy afortunado de ser aceptado porque solo cincuenta y dos fueron admitidos en esa clase. Varios no aprobaron o abandonaron en el primer trimestre, ya que era un curso muy arduo.
Allí, nuestro noviazgo recibió una prueba especial que solo los estudiantes de medicina podrían comprender. Dantzel y yo nos encontrábamos en el césped para almorzar de nuestras bolsas de papel, a menudo en compañía de nuestros buenos amigos Marjorie Taylor y Howard Sharp. Fue toda una prueba para aquellas jóvenes comer con el olor a formaldehído impregnado en sus novios, quienes habían pasado toda la mañana en el laboratorio de anatomía. Esta fue solo una de las muchas pruebas que esas queridas jóvenes, y más tarde las esposas de médicos, tuvieron que soportar. ¡Cuánto disfrutábamos de su compañía!
En el verano de 1944, nuestro noviazgo fue tomando un cariz más serio. Un día, cuando estábamos en la casa de la familia White en Perry, cumpliendo con la tarea que la madre de Dantzel nos había dado de cosechar guisantes para la cena, le propuse matrimonio a Dantzel en medio del campo de guisantes, y ella aceptó mi propuesta. No parecía una propuesta muy oficial, ciertamente no en un escenario muy dramático, pero fue la verbalización de un acuerdo tácito de que nos casaríamos cuando nos fuera posible. En realidad, no veíamos cómo podríamos hacerlo; ambos éramos estudiantes, sin recursos económicos ni medios visibles de sustento. Ella no recibió anillo de compromiso porque simplemente no teníamos fondos para ello. (El que ahora usa se lo di como regalo de Navidad después de llevar doce años de casados). Durante ese verano, mientras viajaba con frecuencia en el tren Bamberger desde Salt Lake City hasta Perry, mi sentimiento de profundo amor y afecto se fue afianzando, y la cálida acogida que recibí de sus maravillosos padres, hermanos y hermanas me hizo sentir un cariño por la familia White que reforzó en mí la impresión de que esta unión sería sumamente deseable.
Luego, en 1945, llegó la oportunidad que hizo posible nuestro matrimonio. ¡Mi solicitud para el Programa V-12 de la Reserva Naval de los Estados Unidos fue aceptada! Esto significaba que podría continuar mis estudios de medicina como marinero aprendiz en la Marina, mientras ellos cubrirían mis matrículas y libros y me darían un salario (como marinero aprendiz) que, según recuerdo, era de unos 125 dólares al mes. Eso allanó el camino para que nosotros, al menos en parte, pudiéramos ser lo suficientemente solventes para proceder con el matrimonio.
Durante el verano de 1945, me inscribí en clases en el Departamento de Música, tomando armonía de teclado y lecciones especiales de piano con el profesor William O. Peterson. Me esforcé por aprovechar esas oportunidades, pues ahora comprendía que realmente quería desarrollar las habilidades musicales que Madre y Papá me habían animado a cultivar tantos años atrás. A Dantzel le agradaba mucho ver mis progresos.
Nos casamos en el Templo de Salt Lake el 31 de agosto de 1945, siendo sellados por Nicholas G. Smith, quien poco tiempo después llegó a ser una de las Autoridades Generales de la Iglesia. Él realizó una hermosa ceremonia, después de habernos aconsejado con tanta sabiduría para ayudarnos a prepararnos para este acontecimiento tan significativo en nuestras vidas. Recuerdo la alegría que sentí al ver a Dantzel en el templo y lo hermosa que se veía, y también al ver a su madre, su padre y a los miembros de su familia que estaban allí. La única de mi familia que estuvo presente fue mi hermana Marjory con su esposo, Bob Rohlfing. Por supuesto, me sentí muy apenado de que mi Madre y Papá no estuvieran allí, pero ellos fueron muy comprensivos al decirnos que siguiéramos adelante y nos casáramos de la manera en que lo deseábamos, aunque eso significara que ellos no podrían acompañarnos sino hasta después de la boda.
Madre y Papá ofrecieron un maravilloso desayuno de bodas en el Hotel Utah, y más tarde esa misma noche, los padres de Dantzel ofrecieron una hermosa recepción en el Jade Room del Hotel Utah, a la que asistieron cientos de amigos y familiares.
Nuestra luna de miel fue breve porque solo teníamos unos pocos días entre semestres en la universidad. Viajamos en un Dodge de 1944 que mis padres nos prestaron hacia el Parque Nacional Zion y Bryce Canyon. Disfrutamos de aquellos días maravillosos juntos. Dantzel se enfermó después de haber comido nueces que habían sobrado de la recepción de la boda y que llevábamos en la guantera del automóvil. Al regresar a casa y enterarse mis padres de que ella había vomitado bastante durante la luna de miel, sus pensamientos se orientaron en una dirección que requirió de nuestra parte un poco de aclaración.

























Preciosa introducción de parte de la primera esposa de nuestro querido profeta Russell M.
Nelson . Muchas gracias 😘 🙂 😊
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