De Corazón a Corazón

CAPÍTULO 8

Los primeros años de matrimonio en Salt Lake City


Cuando recién nos casamos, era difícil conseguir vivienda; pero fuimos afortunados al poder obtener un bonito apartamento cerca de la Universidad de Utah, en el 160 de la calle Thirteenth East, apartamento 1. Tenía una sala de estar, una pequeña cocina, un dormitorio y un estudio. Era absolutamente ideal. Podíamos volver a casa, abrir una lata de sopa para el almuerzo, disfrutarla juntos y luego regresar a clases.

Fuimos activos en el Barrio Universitario, donde nuestro obispo era Lynn S. Richards. Siempre recordaremos su gran bondad e interés genuino por nosotros.

Un domingo, pusimos un asado en el horno y fuimos a la Escuela Dominical, que estaba apenas a media cuadra. Al regresar, encontramos humo saliendo de nuestro apartamento. Al entrar, descubrimos que el asado de alguna manera se había convertido en cenizas y había llenado todo el apartamento con humo, cubriendo las paredes y todas nuestras pertenencias con una gruesa capa de grasa. La limpieza de ese pequeño episodio también se convirtió en una experiencia muy memorable. En realidad, no se preparaban muchos asados ni comidas completas en aquel apartamento porque nuestros recursos eran tan limitados. Éramos tan pobres que, cuando llegaba una invitación de cualquiera de nuestros padres para compartir la cena del domingo con ellos, la aceptábamos con entusiasmo y, en esencia, sobrevivíamos con una buena comida a la semana reforzada por bocadillos sencillos y obsequios en los días intermedios. Nuestros padres conocían nuestra situación y solían favorecernos con sacos de papas y regalos de víveres que recibíamos con gran gratitud.

Después de la graduación universitaria de Dantzel, ella se convirtió en maestra de escuela, enseñando en la Escuela Hawthorne en la Séptima Este y la Diecisiete Sur. Disfrutó mucho de esa experiencia. Para nosotros también fue muy conveniente, porque mis dos últimos años en la escuela de medicina se desarrollaron principalmente en el Hospital General del Condado de Salt Lake, en la Veintiuna Sur y State Street. Quedaba justo en el camino para dejar a Dantzel en su trabajo como maestra.

Sin embargo, financieramente las cosas estaban muy ajustadas, y ella hizo un esfuerzo adicional trabajando como empleada en una tienda de música en el centro por las noches, después de terminar su día de enseñanza. Aun así, hubo una ocasión en que estábamos endeudados por unos 43 dólares más allá de nuestros recursos. En esa oportunidad, la recogí al salir de la escuela, la llevé al Hospital SUD donde cada uno vendió una pinta de sangre por 25 dólares, y luego la conduje a su segundo empleo en la tienda de música. Eso nos dio los 50 dólares que necesitábamos para pagar nuestras cuentas y mantenernos solventes.

Recuerdo muy bien la reacción de la madre de Dantzel cuando se enteró de esto. Al saber que yo tenía a Dantzel trabajando en dos empleos y que además la había llevado a vender su sangre entre medio, me dio la clara impresión de que no pensaba que Dantzel se hubiese casado con un gran marido. Ahora lo recordamos con humor, pero en ese momento no tenía nada de gracioso, se los aseguro.

En agosto de 1947 se llevaron a cabo las ceremonias de graduación de la escuela de medicina. Allí estaba yo, un médico titulado a los veintidós años, habiendo completado el curso de cuatro años de medicina en tres años calendario, asistiendo todo el año, incluidos los veranos, sin tiempo de vacaciones. Me gradué como el primero de la clase y fui admitido en las sociedades honorarias Alpha Omega Alpha y Sigma Xi. De los cincuenta y dos maravillosos compañeros y amigos que habíamos iniciado los estudios juntos en septiembre de 1944, solo veintiséis se graduaron. No obstante, también se unieron otros a nuestra clase: algunos que habían repetido un año y otros que se habían transferido. Como regalo de graduación, Madre y Padre nos dieron un cheque de 1,000 dólares, que tanto necesitábamos al estar por comenzar el siguiente capítulo de nuestra historia.

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1 Response to De Corazón a Corazón

  1. Avatar de Desconocido Anónimo dice:

    Preciosa introducción de parte de la primera esposa de nuestro querido profeta Russell M.

    Nelson . Muchas gracias 😘 🙂 😊

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