Capítulo 2
Algunas advertencias y observaciones
Antes de abordar nuestra selección de 65 señales específicas de los tiempos, que comienza en el capítulo 3, es necesario dar algunas advertencias y observaciones.
Ante todo, no cabe duda de que Satanás está intensificando sus esfuerzos por engañarnos en los últimos días. La Biblia nos da una idea de por qué sucede esto (énfasis añadido):
Apocalipsis 12:12
12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!, porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo gran ira, pues sabe que tiene poco tiempo.
Aunque todavía puedan faltar muchos años para que venga el Salvador, el tiempo de Satanás es relativamente muy limitado. Aprendemos en D. y C. 77:6 que la tierra tiene un total de 7,000 años para su existencia “temporal”. “Temporal” tiene que ver con el tiempo, y el “tiempo” ha tenido un significado mortal para nosotros desde la caída de Adán. Continuará teniendo tal significado hasta que la tierra se convierta en un planeta celestial, en el cual el tiempo ya no será relevante, puesto que sus habitantes celestiales estarán en la eternidad.
A partir de la cronología aproximada dada en el Diccionario Bíblico de nuestra edición SUD de las Escrituras, sabemos que la tierra ya ha consumido aproximadamente 6,000 años de sus 7,000 años “temporales”, y también sabemos que el Milenio requerirá 1,000 años. Por lo tanto, a Satanás le queda muy poco tiempo antes de ser atado al comienzo del Milenio (Apocalipsis 20:1–2; D. y C. 101:28). ¡No es de extrañar que esté montando una intensa campaña de último minuto para causar el mayor daño posible antes de que su reino inicuo caiga en la Segunda Venida! En verdad sabe que tiene “poco tiempo”.
Vale la pena en este punto examinar algunas de las astutas y extendidas artimañas de Lucifer a medida que intensifica sus esfuerzos para desviarnos en estos últimos días. Solo tenemos espacio para considerar unas pocas.
Destruyendo a los héroes válidos
Ciertamente, uno de los métodos más eficaces del diablo para engañar es intentar acabar con los héroes decentes. Por ejemplo, es triste observar cuántos escritores e historiadores se han unido al esfuerzo de “destronar” a los Padres Fundadores como héroes para los habitantes de los Estados Unidos de América y otros. Estos escritores e historiadores parecen querer reescribir la historia y superponer una falta de virtud y carácter sobre estos héroes nacionales, tal vez como una manera de justificar el alejamiento de los caminos de Dios por parte de muchos en nuestra sociedad.
Cuando nos encontremos con tales intentos de derribar a los fundadores de nuestra nación, nos conviene estudiar lo que el Señor dice acerca de estos grandes individuos. Hay seguridad y estabilidad en aferrarse a la palabra de Dios en asuntos como este. Mantenernos cerca de las revelaciones del Señor respecto a nuestros Padres Fundadores nos ayudará a conservar una manera de pensar sana y a mantener héroes honorables. En Doctrina y Convenios, el Señor dice lo siguiente (énfasis añadido):
D. y C. 101:77–80
77 de acuerdo con las leyes y la del pueblo que yo he permitido que se establecieran, y que deben preservarse para los y la protección de toda carne, conforme a principios justos y santos;
78 para que todo hombre obre en doctrina y principio pertenecientes a lo futuro, de acuerdo con el moral que yo le he dado, para que todo hombre por sus propios pecados en el día del .
79 Por tanto, no es justo que un hombre sea esclavo de otro.
80 Y para este fin he establecido la de este país, por mano de hombres sabios que levanté para este propósito mismo, y redimí la tierra por el de sangre.
Así vemos que los redactores de nuestra Constitución fueron grandes espíritus preterrenales que fueron enviados a esta tierra por el Señor para establecer los Estados Unidos de América y organizar su Constitución. De hecho, casi todos estos grandes hombres ahora son miembros de la Iglesia. ¿Cómo sucedió eso? El presidente Wilford Woodruff nos lo cuenta:
Quiero decir aquí, antes de terminar, que dos semanas antes de salir de St. George, los espíritus de los muertos se reunieron a mi alrededor, queriendo saber por qué no los redimíamos. Me dijeron: “Han tenido el uso de la Casa de Investiduras por varios años, y sin embargo, nunca se ha hecho nada por nosotros. Nosotros sentamos las bases del gobierno que ahora disfrutan, y nunca nos apartamos de él, sino que permanecimos fieles a él y fuimos leales a Dios.”
Estos fueron los firmantes de la Declaración de Independencia, y estuvieron conmigo dos días y dos noches. Me pareció muy singular que, a pesar de que se había hecho tanto trabajo, no se había hecho nada por ellos. Nunca había cruzado por mi mente ese pensamiento, supongo que porque hasta entonces nuestra atención estaba dirigida principalmente a nuestros familiares y amigos más cercanos.
Fui inmediatamente a la pila bautismal y llamé al hermano McCallister para que me bautizara por los firmantes de la Declaración de Independencia, y por cincuenta hombres eminentes más, haciendo un total de cien, incluyendo a John Wesley, Colón y otros; después lo bauticé a él por cada presidente de los Estados Unidos, excepto tres, y cuando su causa sea justa, alguien hará la obra por ellos.
(Journal of Discourses, 26 vols., Londres: Latter-day Saints Book Depot, 1854–86, 19:229–30, 16 de septiembre de 1877)
Unas semanas antes de su muerte, el presidente Woodruff nuevamente dio testimonio de esto, y además mencionó que también se habían efectuado investiduras para estos hombres:
Voy a dar mi testimonio a esta congregación, aunque nunca lo vuelva a hacer en mi vida, de que aquellos hombres que sentaron las bases de este gobierno americano y firmaron la Declaración de Independencia fueron los mejores espíritus que el Dios del cielo pudo encontrar sobre la faz de la tierra. Eran espíritus escogidos, no hombres impíos. El general Washington y todos los que trabajaron para este propósito fueron inspirados por el Señor.
Otra cosa voy a decir aquí, porque tengo derecho a decirlo. Cada uno de aquellos hombres que firmaron la Declaración de Independencia, junto con el general Washington, me llamó, como Apóstol del Señor Jesucristo, en el Templo de St. George, durante dos noches consecutivas, y exigió de mis manos que asistiera y me encargara de las ordenanzas de la Casa de Dios por ellos… Les dije a estos hermanos que era su deber entrar en el Templo y trabajar hasta que obtuvieran investiduras para todos ellos. Lo hicieron. ¿Habrían esos espíritus acudido a mí, como élder en Israel, para pedirme realizar esa obra si no hubieran sido nobles espíritus ante Dios? No lo habrían hecho. (Wilford Woodruff, Conference Report, abril de 1898, pp. 89–90)
Es significativo que a estos grandes hombres se les permitiera, por el Señor, venir a Su santo templo y solicitar personalmente que se efectuara su obra vicaria. Esto constituye una evidencia concluyente de que recibieron la enseñanza del evangelio en el mundo de los espíritus postmortales y ejercieron la fe y el arrepentimiento necesarios para superar sus pecados y debilidades mortales, calificando así para el bautismo y el don del Espíritu Santo. Es un digno final a haber dedicado todo lo que tenían a la causa de la libertad durante su vida mortal. Decir que todos nosotros nos beneficiamos de sus sacrificios en nuestro favor es quedarse cortos.
Es interesante notar que entre los “otros hombres eminentes” que aparecieron estaban Daniel Webster, Henry Clay y Benito Juárez, quien fue considerado el “Abraham Lincoln de México”. Asimismo, después de que el hermano McCallister bautizara a Wilford Woodruff por aquellos cien hombres, la hermana Lucy Bigelow Young fue entonces bautizada por 70 mujeres prominentes, incluyendo a Martha Washington y a Elizabeth Barrett Browning. Para su información, incluiremos aquí los nombres de estos hombres y mujeres.
Otros “Hombres Eminentes”
(Tomado con permiso de The Other Eminent Men of Wilford Woodruff, 2ª edición, revisada 2000, por Vicki Jo Anderson, Nelson Book, Malta, Idaho.)*
- Agassiz, Louis (naturalista suizo-estadounidense)
- Bonaparte, Charles Louis Napoleón (emperador de Francia)
- Brougham, Lord Henry (estadista / lord canciller de Inglaterra)
- Bulwer-Lytton, Barón Edward George (novelista y político inglés)
- Burke, Edmund (estadista irlandés-inglés, autor político)
- Burns, Robert (poeta escocés)
- Byron, Lord George Gordon (poeta inglés)
- Calhoun, John C. (estadista estadounidense)
- Cavour, Conde Camillo Benso de (estadista y diplomático italiano)
- Chalmers, Thomas (reformador religioso escocés)
- Clay, Henry (estadista estadounidense, “El Gran Comprometedor”)
- Cobden, Richard (líder inglés del libre comercio)
- Colón, Cristóbal (descubridor del Nuevo Mundo)
- Curran, John Philpot (estadista irlandés)
- Faraday, Michael (científico inglés, padre del electromagnetismo)
- Farragut, Almirante David Glasgow (oficial naval estadounidense)
- Federico el Grande (rey de Prusia)
- Garrick, David (actor y director inglés)
- Gibbon, Sir Edward (historiador inglés)
- Goethe, Johann Wolfgang von (escritor y filósofo, padre de la literatura alemana)
- Goldsmith, Oliver (poeta, dramaturgo y novelista irlandés-inglés)
- Grattan, Henry (estadista irlandés)
- Humboldt, Alexander von (padre de la geografía física)
- Irving, Washington (padre de la literatura estadounidense)
- Jackson, Thomas Jonathan “Stonewall” (general confederado estadounidense)
- Johnson, Samuel (moralista, escritor y lexicógrafo inglés)
- Juárez, Benito Pablo (presidente mexicano, estadista; el “Abraham Lincoln de México”)
- Kemble, John Philip (actor y director shakesperiano inglés)
- Liebig, Barón Justus von (padre de la química orgánica)
- Livingstone, David (misionero y médico escocés)
- Macaulay, Thomas Babington (historiador, ensayista y político inglés)
- Nelson, Lord Horatio (héroe naval británico)
- O’Connell, Daniel (estadista irlandés)
- Peabody, George (filántropo estadounidense)
- Powers, Hiram (escultor estadounidense)
- Reynolds, Sir Joshua (pintor inglés)
- Schiller, Johann Christoph Friedrich von (poeta, dramaturgo e historiador alemán)
- Scott, Sir Walter (poeta y novelista escocés)
- Seward, William Henry (estadista estadounidense)
- Stephenson, George (inglés, padre del ferrocarril)
- Thackeray, William Makepeace (humorista, satírico y novelista inglés)
- Vespucio, Américo (navegante y cartógrafo italiano, estableció que América era un continente nuevo y no parte de Asia)
- Webster, Daniel (senador, legislador y secretario de Estado estadounidense, gran defensor de la Constitución)
- Wesley, John (reformador religioso inglés, fundador del metodismo)
- Wordsworth, William (poeta inglés)
- Parepa, Conde Dimitrius (barón rumano que vivió un tiempo en Inglaterra; su hija llegó a ser una famosa cantante de ópera en Europa y América)
Los 46 hombres enumerados arriba son los únicos nombres mencionados en los registros de ordenanzas del templo. Nos queda, por tanto, la duda de si los “cincuenta otros hombres eminentes” mencionados por el presidente Wilford Woodruff (Journal of Discourses 19:229) fue una aproximación, o si nuestros registros carecen de cuatro nombres. Esperamos que investigaciones adicionales brinden una respuesta.
Es interesante notar que George Washington, John Wesley, Benjamin Franklin y Cristóbal Colón fueron ordenados sumos sacerdotes, según el diario de Wilford Woodruff (Teachings of Ezra Taft Benson, pp. 603–604).
Mujeres cuyo bautismo también se efectuó
- Armour, Jean, de Escocia (esposa de Robert Burns)
- Austen, Jane, de Inglaterra (autora)
- Ball, Mary, de América (madre de George Washington; segunda esposa de Augustine Washington, cuya primera esposa, Jane Butler, murió en 1728)
- Barnard, Sarah, de Inglaterra (esposa de Michael Faraday)
- Brontë, Charlotte, de Inglaterra (novelista)
- Browne, Felicia Dorothea, de Inglaterra (poeta)
- Browning, Elizabeth Barrett, de Inglaterra (poeta; esposa de Robert Browning)
- Burney, Frances, de Inglaterra [Madame d’Arblay]
- Butler, Jane, de América (primera esposa de Augustine Washington, padre de George Washington; murió en 1728. Augustine Washington se volvió a casar, y George Washington nació de su segunda esposa, Mary Ball Washington, en 1732)
- Caldwell, Martha, de América (madre de John C. Calhoun)
- Calvert, Eleanor, de América (nieta política de George Washington)
- Carpenter, Charlotte Margaret, de Inglaterra (esposa de Sir Walter Scott)
- Christina, Elizabeth, de Prusia (esposa de Federico el Grande de Prusia)
- Corday, Charlotte, de Normandía (patriota francesa)
- Creagh, Sarah, de Irlanda (esposa de John Philpot Curran)
- Custis, Martha Parke, de América (hija de Martha Washington)
- Dandridge, Martha, de América (esposa de George Washington)
- Donelson, Rachel, de América (esposa de Andrew Jackson)
- Dykes, Elizabeth, de Irlanda (esposa de Thomas Moore)
- Eastman, Abigail, de América (madre de Daniel Webster)
- Eden, Mary Anne, de Inglaterra (esposa de Lord Henry Brougham)
- Edgeworth, Maria, de Inglaterra (novelista)
- Fairfax, Anne, de América (esposa de Lawrence Washington, medio hermano de George Washington)
- Fitzgerald, Henrietta, de Irlanda (esposa de Henry Grattan)
- Fletcher, Grace, de América (esposa de Daniel Webster)
- Ford, Sarah, de Inglaterra (madre de Samuel Johnson)
- Fuller, Sarah Margaret, de América (reformadora social)
- Gurney, Elizabeth, de Inglaterra (reformadora social y religiosa)
- Henderson, Frances, de Inglaterra (esposa de George Stephenson)
- Herbert, Frances, de Inglaterra (esposa de Lord Horatio Nelson)
- Hoffman, Matilda, de América (prometida de Washington Irving)
- Hopkins, Priscilla, de Inglaterra (esposa de John Philip Kemble)
- Huntley, Lydia, de América (autora)
- Hutchinson, Mary, de Inglaterra (esposa de William Wordsworth)
- Junkins, Elinor, de América (esposa de “Stonewall” Jackson)
- Judson, Emily Chubboch, de América (autora – seudónimo Fanny Forester)
- Landon, Letitia Elizabeth, de Inglaterra (poeta y novelista)
- Lingefeld, Charlotte Von, de Prusia (esposa de Friedrich Schiller)
- Livingston, Sarah Van Brugh, de América (esposa de John Jay)
- Locke, Frances, de América (poeta)
- María Antonieta, de Francia (reina)
- María Teresa, de Austria (emperatriz, madre de María Antonieta)
- Mazza, Margarita, de México (esposa de Benito Juárez)
- Melbourne, Emily Lamb, de Inglaterra (esposa de Lord Palmerston, de Inglaterra)
- Milbanke, Anna Isabella, de Inglaterra (esposa de Lord Byron)
- Mitford, Mary Russell, de Inglaterra (dramaturga/novelista)
- More, Hannah, de Inglaterra (autora religiosa)
- Morgan, Lady Sydney, de Irlanda (novelista)
- Murphy, Anna, de Irlanda (autora / arqueóloga)
- Nugent, Jane, de Inglaterra (esposa de Edmund Burke)
- O’Connell, Mary, de Irlanda (esposa de Daniel O’Connell)
- Pakenham, Lady Catherine, de Inglaterra (esposa de Arthur Wellesley [el duque de Wellington])
- Parepa, Condesa Demetrius, de Inglaterra (madre de Eufrosina Parepa; esposa del barón Georgiades de Boyesku)
- Parepa, Eufrosina, de Inglaterra (cantante de ópera)
- Payne, Dorothy [“Dolley”], de América (esposa de James Madison)
- Philipse, Mary, de América (patriota inglesa, amiga de George Washington)
- Sedgwick, Catherine Maria, de América (novelista)
- Shawe, Isabella, de Inglaterra (esposa de William Makepeace Thackeray)
- Siddons, Sarah Kemble, de Gales (actriz inglesa; hermana de John Philip Kemble)
- Smith, Abigail, de América (esposa de John Adams)
- Somerville, Mary Fairfax, de Escocia (matemática / científica)
- Veigel, Eva Maria, de Inglaterra (esposa de David Garrick)
- Vulpius, Christiane, de Prusia (esposa de Johann Wolfgang von Goethe)
- Warner, Mildred, de América (madre de Augustine Washington; abuela paterna de George Washington; esposa de Lawrence Washington)
- Wayles, Martha, de América (esposa de Thomas Jefferson)
- Esposa de John Washington, de América (su nombre es desconocido)
- Esposa de Henry Washington, de América (su nombre es desconocido)
- Esposa de Lawrence Washington, de América (su nombre es desconocido; no es la misma persona que la número 23 arriba)
Como puedes ver, faltan dos nombres de las setenta mujeres en los registros. Esperamos más investigaciones para conocer sus nombres.
¿Notaste que varias de estas mujeres estaban relacionadas con George Washington? Gran parte de esta obra contribuyó a la formación de familias eternas. Quizás desees aprender más acerca de estos hombres y mujeres buscándolos en Internet.
Enfrentar a los hombres contra las mujeres
Otro esfuerzo total de parte de Lucifer para engañar y destruir en nuestros últimos días es su perverso intento de enfrentar a los hombres contra las mujeres. Este es un obvio y abierto intento de destruir a las familias, que, según La Familia: Una Proclamación para el Mundo, dada el 23 de septiembre de 1995, es la “unidad fundamental de la sociedad.”
Enfrentar a los hombres contra las mujeres y a las mujeres contra los hombres destruye la unidad y el trabajo en equipo. Destruye los sentimientos y relaciones más sublimes. El debate continúa sobre quién es más importante, el hombre o la mujer. La lucha por la igualdad sigue y a menudo se convierte en una lucha por la supremacía.
¿Y cuál es la verdad? ¿Son realmente iguales el hombre y la mujer? Aquí es donde la doctrina correcta brinda una respuesta clara y viene al rescate. De hecho, una de las maneras de evitar el engaño, la tristeza y los problemas en los últimos días es entender la doctrina correcta y conformar nuestros comportamientos y pensamientos a ella. Eso trae paz.
Entonces, ¿qué ha dicho el Señor acerca de la igualdad de esposos y esposas? ¿Cuál es la doctrina correcta? Una revelación reciente del Señor sobre este asunto vino en la Proclamación sobre la Familia, como se mencionó anteriormente. Dada por la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles el 23 de septiembre de 1995, la palabra del Señor dice (énfasis añadido):
“Los padres y las madres están obligados a ayudarse mutuamente como compañeros iguales.”
Esta es la doctrina correcta. Los hombres y las mujeres deben ser compañeros iguales ahora y también en la eternidad. Si nuestras actitudes y comportamientos no reflejan esta verdad eterna, entonces necesitamos cambiar, arrepentirnos y conformarnos genuinamente a la verdad.
Es significativo notar que esta verdad eterna acerca de la igualdad de esposos y esposas se enseña muy claramente en Doctrina y Convenios. El Señor nos dice (énfasis añadido):
D. y C. 132:19–20
19 Y además, de cierto te digo, si un hombre se casa con una mujer por mi palabra, la cual es mi ley, y por el , y les es por el Santo Espíritu de la , por conducto del que es ungido, a quien he otorgado este poder y las de este sacerdocio, y se les dice: Saldréis en la primera resurrección, y si fuere después de la primera, en la siguiente resurrección, y heredaréis tronos, , principados, potestades y dominios, toda altura y toda profundidad, entonces se escribirá en el del Cordero que no cometerán homicidio para derramar sangre inocente; y si cumplen mi convenio y no cometen homicidio, vertiendo sangre inocente, les será cumplido en todo cuanto mi siervo haya declarado sobre ellos, por el tiempo y por toda la eternidad; y estará en pleno vigor cuando ya no estén en el mundo; y los ángeles y los dioses que están allí les dejarán pasar a su y gloria en todas las cosas, según lo que haya sido sellado sobre su cabeza, y esta gloria será una plenitud y continuación de las simientes por siempre jamás.
20 Entonces serán dioses, porque no tendrán fin; por consiguiente, existirán de eternidad en eternidad, porque continuarán; entonces estarán sobre todo, porque todas las cosas les estarán sujetas. Entonces serán , porque tendrán , y los ángeles estarán sujetos a ellos.
Si alguien todavía tiene dificultades para comprender esta verdad, la enseñanza de Bruce R. McConkie puede ayudar:
Si los hombres justos tienen poder, por medio del evangelio y su ordenanza culminante del matrimonio celestial, para llegar a ser reyes y sacerdotes que reinarán en la exaltación para siempre, se sigue que las mujeres a su lado (sin las cuales no pueden alcanzar la exaltación) serán reinas y sacerdotisas. (Apocalipsis 1:6; 5:10). La exaltación surge de la unión eterna de un hombre y su esposa. De aquellos cuyo matrimonio perdura en la eternidad, el Señor dice: “Entonces serán dioses.” (DyC 132:20), es decir, cada uno de ellos, el hombre y la mujer, será un dios. Como tales, gobernarán sobre sus dominios para siempre.
(Bruce R. McConkie, Mormon Doctrine, 2ª ed., Salt Lake City: Bookcraft, 1966, p. 613)
Entender la doctrina correcta tiene un gran poder para cambiar y moldear los procesos de pensamiento y las conductas, trayendo paz y estabilidad. Por lo tanto, comprender la doctrina correcta es esencial para nuestro progreso hacia llegar a ser como nuestro Padre Celestial. Quizás desees tomarte tiempo para estudiar Alma, capítulos 39–42, y observar cómo Alma usó hábilmente doctrinas correctas para ayudar a su hijo descarriado, Coriantón, a cambiar su manera de pensar en asuntos vitales. Alma 48:18 y Alma 49:30 nos informan que esos esfuerzos tuvieron éxito.
En la conferencia general de octubre de 1986, el élder Boyd K. Packer dijo lo siguiente:
La doctrina verdadera, cuando se entiende, cambia las actitudes y la conducta. El estudio de las doctrinas del evangelio mejorará la conducta más rápidamente que el estudio de la conducta para mejorar la conducta.
(“Little Children,” Ensign, noviembre de 1986, p. 16)
Comprender la doctrina correcta acerca de la igualdad del hombre y la mujer puede evitar que caigamos en los engaños de Satanás respecto a este asunto tan significativo. En verdad, entender y aplicar la doctrina correcta bendice nuestras vidas con respecto a muchos otros temas que el adversario manipula para mantener las cosas agitadas, de modo que la paz y la satisfacción justa escapen a muchos durante las escenas finales antes de la venida del Señor.
Evitar usar las señales de los tiempos para infundir miedo o propagar pánico
Lamentablemente, ya sea de manera intencional o no, muchos que enseñan y hablan acerca de las señales de los tiempos terminan causando miedo y pánico en los corazones y las mentes de sus oyentes. Veamos lo que dice el Salvador al respecto. En José Smith—Mateo, capítulo 1, en la Perla de Gran Precio, el Maestro responde preguntas hechas por Sus discípulos en cuanto a los tiempos que precederán la Segunda Venida. Al escuchar Sus discípulos atentamente, parece que el temor y la preocupación entran en sus corazones. En respuesta, Jesús les dice (énfasis añadido):
José Smith—Mateo 1:23
23 He aquí, os digo estas cosas por el bien de los ; y también oiréis de y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque ha de acontecer cuanto os dije; mas aún no es el fin.
Es muy significativo que el Salvador instruyera a Sus fieles seguidores a no permitir que las señales de los tiempos promovieran temor ni turbación en sus propios corazones. Nosotros también deberíamos seguir ese consejo. En ese mismo capítulo, Cristo continúa enfatizando el valor de la preparación, así como el hecho de que las señales de los tiempos están diseñadas para fortalecer los testimonios de las personas (énfasis añadido):
José Smith—Mateo 1:35, 37, 39
35 Aun cuando llegarán los días en que pasarán el cielo y la tierra; sin embargo, mis no pasarán, sino que todas se cumplirán.
37 y el que atesore mi palabra no será engañado, porque el Hijo del Hombre vendrá y enviará a sus ángeles delante de sí con el fuerte son de trompeta, y juntarán al resto de sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
39 así igualmente mis escogidos, cuando vean todas estas cosas, sabrán que él está cerca, sí, a las puertas.
Así, el Salvador enfatiza que las señales de los tiempos se dan para ayudar a los santos fieles a “saber” que Su venida está próxima. Este “saber”, que proviene del cumplimiento evidente y observable de la profecía, es un poderoso fortalecedor del testimonio. Estas señales, entonces, se dan para informarnos, para darnos testimonio y para brindarnos seguridad.
La mayoría de la gente afirma que no existe tal cosa como una prueba de que Dios existe. Yo difiero. Creo que las señales de los tiempos encajan en lo que se llama el “método científico.” En mis estudios de física y otros cursos de ciencias en la escuela y en la universidad, se nos enseñó el “método científico.” Esencialmente, este método consiste en formular una hipótesis y luego observar para ver si dicha hipótesis resulta ser creíble o falsa. Si, con el tiempo y la observación continua, surge suficiente evidencia positiva, la hipótesis se convierte en una teoría. Y si se sigue acumulando evidencia de apoyo, se puede considerar prueba o verdad, y muchos avances y productos científicos se basan en ella.
Así también ocurre con las señales de los tiempos. Es como si el Señor dijera: “En los últimos días habrá muchos que no creerán en Dios. Por lo tanto, pondré muchas profecías en las Escrituras que se cumplirán antes de la Segunda Venida. Habrá tantas de estas ‘señales de los tiempos’ que cualquiera que sea honesto de corazón podrá considerarlas como prueba de que Yo existo.”
En el mundo de la ciencia, demasiadas “coincidencias” o “aciertos afortunados” no se considerarían meras coincidencias. Las señales de los tiempos no son coincidencias. Son una prueba evidente de que Dios existe y de que Su Hijo vendrá otra vez.
El presidente Gordon B. Hinckley dio el siguiente consejo acerca del temor en los últimos días (énfasis añadido):
No necesito recordarles que vivimos en tiempos peligrosos,… [pero] no hay necesidad de temer. Podemos tener paz en nuestros corazones y paz en nuestros hogares. Cada uno de nosotros puede ser una influencia para bien en este mundo.
(“Report of the 171st Semiannual General Conference of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints,” Ensign, noviembre de 2001, p. 1)
La “Marca de la Bestia”
Una de las referencias escriturales más citadas de manera inapropiada en nuestros días para infundir miedo entre las personas proviene de Apocalipsis, capítulo 13. En este capítulo extraordinario, Juan el Revelador advierte contra muchas de las estratagemas y engaños de Satanás en los últimos días. Entre otras cosas, Juan se refiere a lo que ahora se conoce comúnmente como la “marca de la bestia” (Apocalipsis 13:16–17).
Lamentablemente, muchas personas malinterpretan los versículos 15 al 17 y llegan a creer que toda la gente en los últimos días caerá bajo la dominación y el control maligno de la “bestia.”
De acuerdo con el encabezado del capítulo 13, en nuestra edición SUD de las Escrituras, las “bestias” mencionadas en el capítulo “representan reinos terrenales degenerados controlados por Satanás.” Veamos algunos versículos de este capítulo y luego los comentaremos. Primero, pondremos en negritas las palabras y frases que parecen conducir a una mala interpretación.
Apocalipsis 13:15–17
15 Y le fue concedido que diese aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hablase e hiciese que todos los que no adorasen la imagen de la bestia fuesen muertos.
16 Y hacía que a todos, a pequeños y a grandes, a ricos y a pobres, a libres y a esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha o en la frente;
17 y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviera la marca, o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
Si usáramos exclusivamente estos versículos y prestáramos atención especialmente a las partes resaltadas, concluiríamos —como lo hacen muchos— que Satanás obtendrá tal dominio y un poder tan terrible en los días finales antes de la Segunda Venida que todos, incluso los santos justos, acabarán bajo su poder y control. Este no es el caso.
El problema con este enfoque, que lleva al pesimismo, la desesperación y la falta de esperanza, es que ignora otros versículos del libro de Apocalipsis. También ignora el consejo del presidente Hinckley de mirar el lado positivo. Si nos uniéramos a otros en su mala interpretación de los versículos anteriores, no habría un “lado positivo.”
Otros versículos dentro del mismo libro de Apocalipsis muestran que no todos caerán bajo el dominio y poder de la “bestia.” Algunos de estos versículos son los siguientes (énfasis añadido):
Apocalipsis 14:9
9 Y un tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano,
Apocalipsis 20:4
4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y fue dada facultad para juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y con Cristo mil años.
Apocalipsis 22:3–4
3 Y no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán.
4 Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.
La “contextualización” es clave al interpretar y comprender versículos como Apocalipsis 13:15–17. Cuando se leen en el contexto de todo el libro de Apocalipsis, y en realidad en el contexto de todas las obras estándar y las palabras de los profetas modernos, se eliminan los malentendidos y las inquietudes asociadas con el capítulo 13.
Concluimos que solo los inicuos y aquellos que insensatamente ignoran el consejo de los profetas —vivir el evangelio, vivir dentro de sus medios, y así sucesivamente— caerán bajo el control de la “bestia” en los últimos días antes de la venida del Señor.
Esto, en verdad, es una de las señales de los tiempos y se está cumpliendo de manera bastante dramática en nuestros días.
Surge una pregunta interesante al estudiar estos versículos: ¿Qué simboliza la frente?
Respuesta: En la cultura judía, la frente simboliza lealtad. Así, en Apocalipsis 14:1, vemos a 144,000 que son leales al Padre (énfasis añadido):
Apocalipsis 14:1
1 Y miré, y he aquí el Cordero estaba sobre el monte Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tenían el nombre de su Padre escrito en la frente.
En otra parte de Apocalipsis, vemos siervos que son leales a Dios (énfasis añadido):
Apocalipsis 7:2–3
2 Y vi a otro ángel que subía de donde sale el sol, y que tenía el sello del Dios vivo; y clamó con gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,
3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.
En resumen, simbólicamente, aquellos que son leales a la iniquidad, a la codicia financiera y cosas semejantes, son representados como teniendo la marca de la bestia en sus frentes. Mientras que los que son leales a Dios y a la rectitud son representados en la revelación, de acuerdo con el simbolismo cultural judío de la época de Juan, como teniendo el nombre de Dios en sus frentes.
Una imagen similar se encuentra en Alma, donde los justos son descritos como teniendo la imagen de Cristo en su semblante (énfasis añadido). Esto, por supuesto, es literal:
Alma 5:14
14 Y ahora os pregunto, hermanos míos de la iglesia: ¿Habéis nacido espiritualmente de Dios? ¿Habéis recibido su imagen en vuestros rostros? ¿Habéis experimentado este potente cambio en vuestros corazones?
En conclusión, aquellos que insisten en tomar Apocalipsis 13:15–17 fuera de contexto y malinterpretarlo llegan a propagar rumores falsos, fascinantes, atemorizantes y muy difundidos. Por ejemplo, muchos han llegado a creer erróneamente que la “marca de la bestia en sus frentes” resultará ser un código de barras tatuado en la frente de las personas en los últimos días. Y que quienes no se unan a instituciones financieras corruptas, controladas por combinaciones secretas, y así no califiquen para tener dicho código de barras en sus frentes, no podrán “comprar ni vender” (Apocalipsis 13:17) y perecerán.
Otra variación de los rumores falsos sobre la “marca de la bestia” es la idea de que quienes deseen comprar y vender en los últimos días deberán tener un microchip implantado en su mano derecha o en la frente o en algún otro lugar. Sin ese chip, no podrán adquirir lo necesario para sobrevivir y, por tanto, perecerán. En días anteriores, aunque todavía recientes, algunos llegaron a considerar que las tarjetas de crédito de plástico representaban la marca de la bestia.
Tales rumores hacen poco bien y mucho daño. Mantengámonos fieles a Dios y, como resultado, veremos la sabiduría de tener el nombre de Dios, en efecto, “grabado” en nuestros rasgos y en nuestras almas.
El momento exacto de la Segunda Venida
Las Escrituras son muy claras al explicar que nadie sabe el momento exacto de la Segunda Venida del Salvador. Usaremos dos referencias para enfatizar este punto (énfasis añadido):
Mateo 24:36
36 Pero del y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre.
Marcos 13:32
32 Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.
A pesar de escrituras como las citadas, algunas personas todavía insisten en tratar de precisar el momento de la Segunda Venida a una fecha específica o a un período estrecho de tiempo. Por ejemplo, algunos han dicho que, aunque no podamos saber el día ni la hora, sí podemos saber el mes y el año. Otros hacen cálculos elaborados, basados en interpretaciones personales de las Escrituras combinadas con declaraciones de profetas, para tratar de limitar el tiempo. Cuando otros se rehúsan a aceptar sus cálculos como inspirados, responden diciendo que aquellos que realmente están en sintonía con el Espíritu obtendrán un testimonio de que lo que ellos afirman es verdadero. Todavía otros sostienen que nuestros profetas y apóstoles de hoy sí saben el día y la hora exactos, pero que se les ha instruido no revelarlo.
El élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce, habló sobre los últimos días y las señales de los tiempos en un devocional en el Marriott Center de la Universidad Brigham Young, el 12 de marzo de 1996. Comenzó diciendo lo siguiente (énfasis añadido):
Con la ayuda del Señor, me gustaría hablarles acerca de un tema que está en la mente de mucha gente. Mi intención no es alarmar ni asustar, sino hablar sobre los tiempos significativos e interesantes en los que estamos viviendo, considerar algunos de los acontecimientos y circunstancias que podemos anticipar en el futuro y sugerir algunas cosas que todos podemos hacer para fortalecernos a nosotros mismos y a nuestras familias para los desafíos y pruebas que seguramente vendrán a nuestras vidas en algún momento.
El élder Ballard continuó, leyendo de Mateo 24:3–7, comentando, y luego hizo una pausa para decir:
Quiero detenerme un momento y sugerirles, si no lo han notado, que algunas de estas cosas parecen estar ocurriendo con una frecuencia cada vez mayor. Si midieran los desastres naturales que han ocurrido en el mundo durante los últimos diez años y los graficaran año tras año, verían una aceleración. La tierra está temblando y ocurren terremotos en “diversos lugares.” Siendo la naturaleza humana lo que es, normalmente no prestamos mucha atención a estos fenómenos naturales hasta que ocurren cerca de donde vivimos. Pero cuando contemplamos lo que ha sucedido durante la última década, no solo en cuanto a terremotos, sino también respecto a huracanes, inundaciones, tornados, erupciones volcánicas y similares, se ve un patrón acelerado.
Entonces, ¿podemos usar estos datos científicos para extrapolar que la Segunda Venida probablemente ocurrirá en los próximos años, o en la próxima década, o en el próximo siglo? En realidad, no.
He sido llamado como uno de los Apóstoles a ser testigo especial de Cristo en estos tiempos emocionantes y difíciles, y yo no sé cuándo Él vendrá otra vez. Que yo sepa, ninguno de mis hermanos en el Quórum de los Doce ni siquiera en la Primera Presidencia lo sabe. Y humildemente les sugiero, mis jóvenes hermanos y hermanas, que si nosotros no lo sabemos, entonces nadie lo sabe, no importa cuán convincentes sean sus argumentos o cuán razonables sus cálculos.
Hace algunos años, al concluir una charla de Know Your Religion que di sobre las señales de los tiempos, un hermano mayor se me acercó al púlpito y me corrigió, diciendo en efecto que Mateo 24:36 (“Pero del día y la hora nadie sabe…”) no se aplica a la Primera Presidencia ni a los Doce, y que, por lo tanto, esos Hermanos sí lo saben. En apoyo de su opinión, citó a Amós:
Amós 3:7
7 Porque no hará nada Jehová el Señor que su secreto a sus siervos los .
Este hermano era bien intencionado, y cuando le cité la declaración del élder Ballard mencionada anteriormente, me dio las gracias diciendo: “No me había dado cuenta de que el élder Ballard había dicho eso.”
En lo que a mí respecta, tal idea de que los Hermanos sí saben el día e incluso la hora no es ni mala ni pecaminosa. Simplemente expresa un testimonio sincero de que los Hermanos son guiados y dirigidos por el Señor. Pero podría causar problemas y convertirse en apostasía si se impulsa como un “pasatiempo del evangelio” o si se predica como doctrina. Puede incluso que el Señor les diga a los Hermanos justo antes de que Él venga, o puede que sea una grata sorpresa para ellos. Simplemente no lo sabemos.
De hecho, en Marcos 13:32, como se citó anteriormente, el Salvador parece enfatizar: “ni el Hijo, sino el Padre.” Somos sabios si nos aferramos firmemente a las Escrituras en este punto. Es interesante notar que Apocalipsis 14:15, si lo entendemos correctamente, refuerza la idea de que será el Padre quien le diga al Hijo cuándo es el momento de la Segunda Venida. En este versículo, Juan el Revelador describe que ve a un ángel que sale del templo (donde el Padre reina sobre Su trono de poder; véase Apocalipsis 7:15) con un mensaje del Padre. El ángel instruye al Salvador que es tiempo de la “cosecha”, o en otras palabras, el tiempo de la Segunda Venida. Como ya se mencionó, somos sabios si nos mantenemos apegados a las Escrituras y evitamos la especulación.
No pongas tu vida en pausa por la cercanía de la Segunda Venida
Hace algunos años, una firme miembro de la Iglesia entró en mi oficina y expresó su preocupación porque su esposo, un sumo sacerdote fiel, había decidido que, dado que la venida del Salvador estaba tan cercana, ya no pondrían más dinero en su cuenta de ahorros ni contribuirían a su plan de jubilación con su empleador. Su razonamiento era que, como el Milenio obviamente comenzaría pronto, ya no necesitarían dinero, así que quería usar sus ahorros y fondos de jubilación ahora para comprar un bote y otras cosas relacionadas. ¡Ese pensamiento, obviamente, estaba totalmente equivocado!
De vez en cuando, a lo largo de los años, algunos alumnos han expresado dudas sobre si era realmente necesario que continuaran con sus estudios, ya que la Segunda Venida estaba tan cerca, y que, por lo tanto, sus necesidades económicas serían satisfechas cuando llegara el Milenio. Ese pensamiento también es completamente erróneo. La nuestra es una Iglesia que constantemente enfatiza la preparación para emergencias y la preparación a largo plazo para el futuro. Nuestros profetas animan a obtener educación y a planificar financieramente el futuro. Simplemente seguir a los Hermanos elimina cualquier idea de poner la vida en pausa por la proximidad de la Segunda Venida.
Es interesante notar que en el Libro de Mormón, Mosíah 3:5, el rey Benjamín le dice a su pueblo que el tiempo “no está lejos” en que el Salvador nacería. “No está lejos”, en este caso, resultó ser 124 años. La expresión del tiempo del Señor no es necesariamente la misma que la nuestra. Por lo tanto, nos damos cuenta, basados en el rápido cumplimiento de las señales de los tiempos a nuestro alrededor, que la venida de Cristo ciertamente se está acercando.
Sin embargo, “acercándose” todavía podría significar muchos, muchos años. O podría significar “a la vuelta de la esquina.” Ninguna de estas afirmaciones nos ayuda a precisar realmente el momento. Por lo tanto, se nos deja decidir a cuál de los dos grupos de “diez vírgenes” queremos parecernos: las cinco prudentes o las cinco insensatas.
Ambos grupos comenzaron con aceite en sus lámparas (véase Mateo 25:8, nota a), pero las cinco prudentes llevaron aceite adicional en vasijas junto con sus lámparas (véase los versículos 3 y 4). Para ambos grupos, tomó más tiempo del que esperaban que viniera el Esposo (Cristo) (véase el versículo 5), y por lo tanto, se durmieron mientras Él “se tardaba”, lo que significa que la vida siguió normalmente hasta el momento en que vino el Esposo.
El punto que recalcamos aquí es que, en la parábola, tardó más de lo esperado en llegar el Esposo. Por lo tanto, sería una necedad poner nuestras vidas en pausa mientras esperamos la llegada del Señor.
¿Será sorprendido todo el mundo, como en la imagen escritural del “ladrón en la noche”?
En Doctrina y Convenios, el Señor nos enseña que no todos serán sorprendidos por Su Segunda Venida; más bien, los que están absorbidos en los caminos del mundo serán tomados por sorpresa (énfasis añadido):
D. y C. 106:4–5
4 Además, de cierto os digo que la venida del Señor se aproxima, y sorprenderá al mundo como ladrón en la noche.
5 Por tanto, ceñid vuestros lomos para que seáis hijos de luz, y no os sorprenda ese día como ladrón.
La frase “el mundo” en el versículo 4 significa los mundanos, los inicuos, los insensatos, y otros semejantes, que ignoran las Escrituras y las palabras de los profetas y que, al igual que la gente en los días de Noé, son sorprendidos por las destrucciones profetizadas.
Por otro lado, los “hijos de luz” tienen la luz del evangelio y están conscientes de las señales de los tiempos. Por lo tanto, saben que la Segunda Venida está cerca y, cuando realmente tenga lugar, no se sorprenden.
La Parábola de la Higuera, tal como se da en la Perla de Gran Precio, confirma esto de la siguiente manera (énfasis añadido):
José Smith—Mateo 1:38–40
38 Ahora, aprended la parábola de la higuera: Cuando sus ramas todavía están tiernas y empieza a cubrirse de hojas, sabéis que el verano está cerca;
39 así igualmente mis escogidos, cuando vean todas estas cosas, sabrán que él está cerca, sí, a las puertas.
40 Pero de aquel día y hora, nadie sabe; no, ni los ángeles de Dios en el cielo, sino mi Padre únicamente.
Evitar tratar de desarrollar una secuencia exacta para las señales finales de los tiempos
Resulta fascinante observar las señales de los tiempos como una secuencia general de acontecimientos que conducen a la venida real del Señor. Sin embargo, es sabio evitar intentar establecer una secuencia exacta de los últimos acontecimientos antes de la Segunda Venida. Parece que el Señor no desea que sepamos la secuencia exacta de estos cumplimientos finales de la profecía.
Por ejemplo, al leer algunas referencias escriturales, incluyendo Zacarías 14:1–9, que tratan sobre la aparición del Salvador a los judíos en Jerusalén (cuando el Monte de los Olivos se parte en dos), uno podría llegar a pensar que la aparición final de Cristo en la Jerusalén devastada por la guerra señalaría Su venida inmediata al resto del mundo. Estos versículos en Zacarías dicen lo siguiente (énfasis añadido):
Zacarías 14:1–3
1 He aquí, el de Jehová viene, y tus despojos serán repartidos en medio de ti.
2 Porque yo reuniré a todas las naciones en contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y las serán saqueadas y las mujeres violadas; y la mitad de la ciudad irá al cautiverio, pero el resto del pueblo no será sacado de la ciudad.
3 Después saldrá Jehová y contra aquellas naciones como peleó en el día de la batalla.
Zacarías 14:4–9
4 Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre , que está frente a Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio hacia el oriente y hacia el occidente, formando un valle muy grande; y una mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.
5 Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; y huiréis de la manera que huisteis por causa del en los días de Uzías, rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los .
6 Y acontecerá que en ese día la luz no será clara ni oscura.
7 Y será día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; mas acontecerá que al atardecer habrá luz.
8 Acontecerá también en aquel día que saldrán de Jerusalén vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental y la otra mitad hacia el mar occidental; sucederá tanto en verano como en invierno.
9 Y Jehová será sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno y uno su nombre.
De la lectura de estos versículos, especialmente el versículo 9, una persona podría concluir que el último gran acontecimiento profetizado antes de la Segunda Venida sería esta aparición del Salvador a los judíos, seguida inmediatamente de Su venida en gloria.
La profecía en Ezequiel: ¿un intervalo de tiempo?
Sin embargo, supongamos que durante otra sesión de estudio personal de las Escrituras, la persona lee los siguientes versículos en Ezequiel y empieza a darse cuenta de que puede haber todavía un tiempo considerable entre la aparición del Señor a los judíos y Su venida final. Nótese que estos versículos tratan principalmente de la limpieza que se llevará a cabo después de que el Señor rescate a los judíos de sus enemigos en la tierra santa en los últimos días (énfasis añadido):
Ezequiel 39:8–16
8 He aquí que viene y se cumplirá, dice Jehová el Señor; este es el día del cual he hablado.
9 Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán, y encenderán fuego y quemarán armas, y escudos, y paveses, arcos y saetas, y báculos y lanzas; y los quemarán con fuego durante siete años.
10 Y no traerán leña del campo ni la cortarán de los bosques, sino que prenderán el fuego con las armas; y despojarán a sus despojadores y a los que les robaron, dice Jehová el Señor.
11 Y sucederá que en aquel día yo daré a Gog lugar para sepultura allí en Israel, el valle los que pasan al oriente del mar; y obstruirá el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y lo llamarán el valle de Hamón-gog.
12 Y la casa de Israel los estará enterrando durante siete meses, para limpiar la tierra.
13 Los enterrará todo el pueblo de la tierra; y será para ellos de renombre el día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor.
14 Y continuamente hombres que viajen por el país para buscar y enterrar a los que queden sobre la faz de la tierra, a fin de limpiarla; al cabo de siete meses harán un reconocimiento.
15 Y pasarán los que vayan por el país, y el que vea los huesos de algún hombre pondrá junto a ellos una señal, hasta que los entierren los sepultureros en el valle de Hamón-gog.
16 Y también el nombre de la ciudad será Hamona; y limpiarán la tierra.
Hay muchos más ejemplos de situaciones como esta que hacen imposible calcular con exactitud el momento o la secuencia de los acontecimientos finales antes de la venida del Señor. Si fuera posible hacerlo, tal vez algunos se inclinarían a calcular cuánto tiempo les queda antes de la Segunda Venida y, entonces, vivir en desarmonía con los mandamientos hasta cierto punto, para luego comenzar a “activarse” en la Iglesia de nuevo, pagar el diezmo y demás, supuestamente preparándose para la llegada del Salvador.
Sabemos, por Mateo 24:36 (como se citó previamente en este libro), que nadie conoce el momento exacto de Su venida.
Muchos pensaron que el Salvador vendría para el año 2000
Ellos basaban esta creencia en los “seis sellos” mencionados en Apocalipsis, capítulo 6. Tal como se explica en D. y C. 77:6–7, estos seis “sellos” representan los primeros 6,000 años de la historia de la tierra después de la caída de Adán.
Incluiremos aquí el capítulo 6 de Apocalipsis, con notas explicativas dentro de los versículos.
Apocalipsis 6:1–5
1 Y vi cuando el Cordero [Cristo] abrió uno de los sellos —el primero, que representa el primer milenio de la existencia temporal de la tierra, aproximadamente de 4000 a 3000 a.C. (véase DyC 77:7)— y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir con voz de trueno: Ven y mira.
TJS Apocalipsis 6:1
1 Y vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, uno de los cuatro seres vivientes, y oí, como si fuera el ruido de un trueno, que decía: Ven y mira.
2 Y vi [Juan], y he aquí un caballo blanco [simbólicamente, el blanco puede significar rectitud, y el caballo representa victoria]; y el que lo montaba tenía un arco, y le fue dada una corona [autoridad]; y salió venciendo, y para vencer. [Una posible interpretación podría ser Adán. Otra, Enoc y sus victorias con la ciudad de Enoc.]
3 Y cuando abrió el segundo sello [3000–2000 a.C.], oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira.
4 Y salió otro caballo, rojo [derramamiento de sangre, guerra]; y al que lo montaba le fue dado poder [quizás Satanás y líderes mundanos impíos en los días de Noé] para quitar la paz de la tierra, y que se matasen unos a otros; y le fue dada una gran espada [que representa destrucción terrible].
5 Y cuando abrió el tercer sello [2000–1000 a.C.], oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro [maldad, oscuridad, desesperación]; y el que lo montaba tenía una balanza [que representa hambre, los alimentos debían ser cuidadosamente medidos y distribuidos] en la mano. [Durante este sello, Abraham fue a Egipto a causa del hambre; más tarde los hermanos de José fueron a él en Egipto a causa del hambre; asimismo, los israelitas fueron esclavizados en Egipto en este período.]
Apocalipsis 6:6–14
6 Y oí una voz en medio de los cuatro seres vivientes que decía: Una medida (aprox. un litro) de trigo por un denario (un día de salario), y tres medidas de cebada por un denario; y no dañes [no malgastes] el aceite ni el vino [es decir, terrible hambruna].
TJS Apocalipsis 6:6
6 Y oí una voz en medio de los cuatro seres vivientes que decía: Una medida de trigo por un denario, y tres medidas de cebada por un denario; y no dañes el aceite ni el vino.
7 Y cuando él [Cristo] abrió el cuarto sello [1000–0 a.C.: cautiverio asirio, las Diez Tribus perdidas hacia el 722 a.C.; cautiverio babilónico alrededor del 588 a.C.; Daniel en el foso de los leones; dominio romano previo al nacimiento de Cristo], oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira.
8 Y miré, y he aquí un caballo pálido [no quedaba mucho de Israel, pocos justos, terribles condiciones entre los inicuos, etc.]; y el que lo montaba se llamaba Muerte, y el Hades lo seguía. Y les fue dada potestad sobre la cuarta parte [quizás significando que la destrucción no fue tan severa como en las escenas finales del mundo en Apocalipsis 9:15] de la tierra, para matar con espada [destrucción militar], con hambre, con mortandad [pestilencias, plagas] y con las fieras de la tierra.
9 Y cuando él [Cristo] abrió el quinto sello [aprox. 0–1000 d.C.], vi bajo el altar [el altar representa sacrificio] las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios (el evangelio) y por el testimonio que tenían [es decir, los que dieron su vida por el evangelio].
10 Y ellos (las personas que habían dado su vida por el evangelio) clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? [¿Cuándo recibirán los inicuos lo que les corresponde? La misma pregunta la hace José Smith en DyC 121 y Habacuc en Habacuc 1.]
11 Y se les dieron vestiduras blancas [exaltación; véase Apocalipsis 3:5] a cada uno de ellos (los mártires justos del versículo 9); y se les dijo que descansaran todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y de sus hermanos que también habían de ser muertos como ellos [es decir, otros tendrían destinos similares a lo largo de la historia restante de la tierra].
12 Y miré cuando él [Cristo] abrió el sexto sello [aprox. 1000–2000 d.C.], y he aquí que hubo un gran terremoto, y el sol se puso negro como tela de cilicio [quizás aludiendo a cabello negro usado en tela], y la luna se volvió toda como sangre [es decir, grandes señales en el cielo y en la tierra durante este período].
13 Y las estrellas del cielo [tal vez incluyendo satélites, aviones, etc., en nuestros días] cayeron a la tierra, como la higuera deja caer sus higos verdes cuando es sacudida por un fuerte viento.
Nota: Aquí Juan salta adelante a la Segunda Venida por algunos versículos. Precaución: no se debe colocar la Segunda Venida en el sexto sello. (Véanse los encabezados de Apocalipsis 8 y 9 y D. y C. 77:13).
14 Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla, y todo monte e isla fueron removidos de sus lugares [un solo continente, un solo océano nuevamente; véase D. y C. 133:22–24; Génesis 10:25].
TJS Apocalipsis 6:14
14 Y los cielos se abrieron como se abre un pergamino cuando se enrolla, y todo monte e isla fueron removidos de su lugar.
Apocalipsis 6:15–17
15 Y los reyes de la tierra [líderes políticos inicuos], y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre [es decir, todos los inicuos], se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes [tal como Isaías dijo que los inicuos harían en la Segunda Venida; véase Isaías 2:19 y 2 Nefi 12:10, 19, 21].
16 Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel [el Padre; véase Apocalipsis 5:1, 7, 13] que está sentado en el trono, y de la ira [enojo] del Cordero [Cristo].
17 Porque el gran día de su ira [la del Salvador] ha llegado, ¿y quién podrá sostenerse en pie? [Es decir, ¿quién podrá sobrevivir a la Segunda Venida? Respuesta: los que vivan un estilo de vida terrestre o celestial. D. y C. 5:19 junto con 76:81–85 y 88:100–101 nos dicen que los que vivan el estilo de vida inicuo de los telestiales —lo que incluye mentir, robar, inmoralidad sexual y asesinato (y, por supuesto, los hijos de perdición)— serán destruidos por la gloria del Salvador en Su Segunda Venida y no serán resucitados hasta después de que termine el Milenio.]
Como se indicó antes, muchos interpretan estos versículos de Apocalipsis como que el Salvador vendrá al final del sexto “sello.” Ellos creen que esto significaba ya sea al inicio del año 2000 d.C. o al final del año 2000 d.C.. Debido a esta idea equivocada, muchos en años recientes predijeron el día exacto de la venida del Señor. Se reunieron con otros que abandonaron hogares y propiedades, renunciaron a sus empleos y se unieron en grupos para esperar la venida del Señor. No hace falta decirlo: quedaron decepcionados.
Lo que tales individuos no entienden es que el Salvador no vendrá al final de los seis mil años, sino que vendrá en algún momento al comienzo del “séptimo sello”, en otras palabras, en algún momento al inicio del séptimo milenio.
Esto está claramente declarado en Doctrina y Convenios, donde el Señor respondió preguntas específicas acerca del libro de Apocalipsis a través del profeta José Smith (énfasis añadido):
DyC 77:6–7, 12–13
6 P.– ¿Qué hemos de entender por el libro que Juan vio, por fuera con siete sellos?
R.– Que contiene la voluntad, los y las obras revelados de Dios; las cosas ocultas de su economía concernientes a esta durante los siete mil años de su permanencia, o sea, su duración temporal.
7 P.– ¿Qué hemos de entender por los siete sellos con que estaba sellado?
R.– Que el primer sello contiene las cosas de los años; el segundo, las de los siguientes mil años, y así hasta el séptimo.
12 P.– ¿Qué hemos de entender por el son de que se menciona en el capítulo 8 del Apocalipsis?
R.– Que así como Dios hizo el mundo en seis días, y en el séptimo día acabó su obra y la , y también formó al hombre del de la tierra, de igual manera, al principiar el séptimo milenio, el Señor Dios la tierra, consumará la salvación del hombre y y todas las cosas, salvo lo que no haya puesto en su poder, cuando él haya sellado todo hasta el fin de todas las cosas; y el son de las trompetas de los siete ángeles es la preparación y terminación de su obra al comenzar el séptimo milenio, la preparación de la vía antes de la hora de su venida.
13 P.– ¿Cuándo se cumplirán las cosas que están escritas en el capítulo 9 del Apocalipsis?
R.– Se cumplirán después que sea abierto el séptimo sello, antes de la venida de Cristo.
El hecho de que el Señor vendrá en algún momento al principio del séptimo milenio de la existencia temporal de la tierra elimina por completo la posibilidad de que alguien pueda calcular el momento exacto de Su venida.
Solo una nota más aquí. En estos trascendentales últimos días, somos guiados por profetas, videntes y reveladores. Como muchos de ustedes recordarán, hubo gran preocupación hace algunos años, cuando el mundo se acercaba al comienzo del año 2000, sobre cómo reaccionarían las computadoras al cambio de siglo. Esta gran preocupación fue conocida como “Y2K.” En medio de la exageración y la inquietud, que en algunos casos llegó a rozar el pánico, el presidente James E. Faust, de la Primera Presidencia, dijo lo siguiente sobre Y2K (énfasis añadido):
Hoy muchas personas están obsesionadas con el problema Y2K y se preocupan por la fecha que se avecina debido a la manera en que las computadoras miden el tiempo. Como alguien dijo una vez acerca del tiempo: “[Éste] cambia con la edad: en la juventud, el tiempo avanza; en la madurez, el tiempo vuela, y en la vejez, el tiempo se acaba.” Hemos llegado a depender de la electrónica para gran parte de nuestro trabajo diario, y naturalmente estamos preocupados por la necesidad de reprogramar las computadoras para pasar al próximo siglo. Aunque pueden ocurrir algunos contratiempos, soy optimista en cuanto a que no habrá un gran colapso catastrófico de las computadoras que interrumpa la sociedad al entrar en el nuevo siglo. Tengo un temor mucho mayor de la alteración de los valores tradicionales de la sociedad.
Cuando escuché esta declaración profética del presidente Faust, cualquier preocupación que había tenido previamente acerca de Y2K se desvaneció hasta convertirse en mera curiosidad sobre qué pequeños “contratiempos”, si es que ocurría alguno, podrían darse. Como algunos de ustedes recordarán, casi no hubo ninguno. ¡Qué gran bendición es ser guiados por verdaderos profetas de Dios! La confianza y la fe en tal guía nos capacitan para seguir el consejo del Salvador, al que ya nos hemos referido varias veces (énfasis añadido):
José Smith—Mateo 1:23
23 He aquí, os digo estas cosas por el bien de los ; y también oiréis de y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque ha de acontecer cuanto os dije; mas aún no es el fin.
























