Doctrina y Convenios
Sección 2
Contexto Histórico
La Sección 2 consiste en un extracto de las palabras que el ángel Moroni dirigió a José Smith la noche del 21 de septiembre de 1823, mientras este se encontraba en la casa de su padre en Manchester, Nueva York. Esta revelación marca uno de los eventos fundamentales en la restauración del evangelio, vinculando profecías bíblicas con el inicio de la dispensación del cumplimiento de los tiempos.
Primera Visión (1820) Tres años antes de esta visita, José Smith tuvo la Primera Visión, donde Dios el Padre y Jesucristo se le aparecieron. En ese evento, José fue instruido a no unirse a ninguna iglesia existente y se le prometió que en el futuro recibiría mayor luz y conocimiento. En los años posteriores a la Primera Visión, José experimentó intensas pruebas espirituales mientras buscaba dirección y enfrentaba la oposición de su entorno. Esto lo preparó para recibir la visita del ángel Moroni.
La noche del 21 de septiembre de 1823, José Smith, de 17 años, estaba orando fervientemente en su habitación. Durante esa oración, Moroni, un mensajero celestial, se le apareció. Moroni declaró que Dios tenía una obra para que José realizara. Le informó acerca de un registro antiguo, el cual contenía la plenitud del evangelio y que estaba grabado en planchas de oro. Este registro sería traducido y publicado como el Libro de Mormón. Entre las citas de las Escrituras que Moroni compartió con José Smith, se encontraba una adaptación de Malaquías 4:5–6, que constituye la Sección 2 de Doctrina y Convenios. En este pasaje, se destaca el papel del profeta Elías en la restauración del sacerdocio y la obra de redención por los muertos.
Moroni explicó que Elías el Profeta revelaría el sacerdocio que permitiría realizar las ordenanzas sagradas necesarias para la salvación y exaltación, particularmente aquellas relacionadas con la redención de los muertos. Este cumplimiento ocurrió el 3 de abril de 1836 en el Templo de Kirtland (Sección 110), cuando Elías restauró las llaves del sellamiento. El pasaje alude a las promesas hechas a los patriarcas y profetas antiguos, como Abraham, Isaac y Jacob, cuyas bendiciones se extenderían a toda la humanidad. Estas promesas se relacionan con la exaltación, la vida eterna y la reunificación de las familias a través de las ordenanzas del templo. Este principio, conocido como “la obra vicaria por los muertos”, subraya la conexión eterna entre las generaciones. El Señor promete que los corazones de los hijos se volverán hacia sus padres, lo cual se ha cumplido en la creciente obra genealógica y del templo.
Este mensaje vincula la obra de la restauración con el plan de salvación en su totalidad, destacando que la redención no solo es para los vivos, sino también para los muertos. Moroni subraya la urgencia de preparar el mundo para el “grande y terrible día del Señor,” cuando Cristo regrese en gloria.
La Sección 2 es breve pero profundamente significativa, ya que conecta la restauración del evangelio con la obra de salvación y exaltación en su conjunto. Este mensaje confirma el propósito eterno de la restauración: unir a las familias eternamente y preparar a toda la humanidad para la venida de Cristo.
La Sección 2 refleja el mensaje central del ángel Moroni a José Smith, resaltando el cumplimiento de las profecías de Malaquías sobre la restauración del sacerdocio, la obra vicaria y la preparación para la Segunda Venida. Este evento no solo marcó un hito en la vida de José Smith, sino que también inició la obra que impactaría a generaciones de santos, vivos y muertos, en su camino hacia la exaltación.
El Sacerdocio de Elías y la Redención de los Muertos
Versículo 1: “He aquí, yo os revelaré el sacerdocio, por conducto de Elías el Profeta, antes de la venida del grande y terrible día del Señor.”
Este versículo enseña la doctrina de la restauración del Sacerdocio de Elías, que se refiere al poder de sellamiento otorgado por Dios para unir a las familias por la eternidad. Elías tenía una función clave en la dispensación de los últimos días, ya que su regreso traería el poder necesario para realizar ordenanzas en favor de los vivos y los muertos. Esto se cumplió en la visita de Elías a José Smith y Oliver Cowdery en el Templo de Kirtland el 3 de abril de 1836 (D. y C. 110:13-16). La frase “antes de la venida del grande y terrible día del Señor” enfatiza la importancia de este sacerdocio en la preparación del mundo para la Segunda Venida de Cristo.
“He aquí, yo os revelaré el sacerdocio”
Esta frase declara la acción divina de revelar el sacerdocio a los hombres en la dispensación final. Se refiere específicamente a la restauración del poder del Sacerdocio de Elías, el cual incluye el poder de sellamiento en el templo. El término “revelaré” implica que este sacerdocio sería traído de vuelta por intervención divina y no por medios humanos.
El presidente Joseph Fielding Smith enseñó: “El Sacerdocio de Elías es el poder de sellar todas las ordenanzas y ligarlas para la vida y la salvación, tanto en la tierra como en los cielos. Sin este sacerdocio, el poder del adversario prevalecería, y la obra de Dios quedaría incompleta” (Joseph Fielding Smith, Doctrina de Salvación, tomo 2, p. 121).
La revelación del sacerdocio en los últimos días se inició con la restauración del Sacerdocio Aarónico y del Sacerdocio de Melquisedec a José Smith y Oliver Cowdery. Sin embargo, la restauración no estaba completa sin la autoridad de sellamiento, la cual fue conferida posteriormente en el Templo de Kirtland en 1836 por Elías el Profeta (Doctrina y Convenios 110:13-16).
“Por conducto de Elías el Profeta”
Elías es el profeta que recibió el poder del sellamiento en el Antiguo Testamento y fue tomado al cielo sin probar la muerte (2 Reyes 2:11). Su misión en los últimos días es restaurar este poder sobre la tierra para unir a las familias en las eternidades.
El presidente Russell M. Nelson explicó: “Elías el Profeta vino en cumplimiento de la profecía para entregar las llaves del sacerdocio que permiten que los hijos se vuelvan a sus padres y que las familias sean selladas por la eternidad. Este acontecimiento en 1836 marcó el inicio de la obra del templo en esta dispensación” (La preparación para la Segunda Venida, Conferencia General, abril de 2020).
Elías fue el personaje designado para traer este poder porque ya había ejercido la autoridad de sellamiento en la antigüedad (1 Reyes 17:1). Su visita en el Templo de Kirtland confirma la continuidad de la autoridad del sacerdocio a través de las dispensaciones.
“Antes de la venida del grande y terrible día del Señor”
Esta frase se refiere a la Segunda Venida de Jesucristo, un evento de juicio y restauración. El término “grande y terrible” implica que será glorioso para los justos pero aterrador para los inicuos (Malaquías 4:5-6).
El élder Jeffrey R. Holland enseñó: “La misión de Elías es fundamental en la preparación para la Segunda Venida del Salvador. Sin la obra de redención de los muertos y la unión de las familias mediante el sacerdocio, la tierra quedaría asolada cuando Él venga nuevamente” (The Hearts of the Children Shall Turn, Conferencia General, abril de 1997).
Elías trajo las llaves del sellamiento para asegurar que la humanidad pudiera participar en la exaltación a través de los convenios del templo. Sin esta obra, la Segunda Venida traería destrucción y no salvación, pues la gran parte del plan de Dios quedaría incompleta.
La declaración de Doctrina y Convenios 2:1 encapsula una de las doctrinas centrales del Evangelio restaurado: la necesidad de la obra del templo y la redención de los muertos en preparación para la Segunda Venida. Sin el Sacerdocio de Elías, el propósito de la creación y la expiación de Cristo no alcanzarían su plenitud. Como enseñó el presidente Gordon B. Hinckley: “La gran obra de esta dispensación es la edificación de templos y la redención de nuestros antepasados. Esta es la esencia misma de la restauración del Evangelio y el cumplimiento de la promesa de Elías” (The Holy Temple, Ensign, octubre de 1995).
Este versículo nos recuerda la urgencia y el privilegio de participar en la obra del templo. La venida del Salvador está cada vez más cerca, y el sacerdocio de Elías nos da la oportunidad de unirnos con nuestras familias por toda la eternidad.
El Vínculo entre Generaciones y la Expiación
Versículo 2: “Y él plantará en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazón de los hijos se volverá hacia sus padres.”
Este versículo destaca la doctrina de la redención de los muertos y el trabajo del templo. Las “promesas hechas a los padres” pueden referirse a los convenios abrahámicos, en los que Dios prometió que todas las familias de la tierra serían bendecidas a través del sacerdocio. También señala la conexión entre las generaciones: los hijos buscan la salvación de sus antepasados mediante la obra vicaria en el templo. Este versículo es clave para entender el espíritu de Elías, que mueve a las personas a realizar la obra genealógica y a participar en las ordenanzas salvadoras.
“Y él plantará en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres”
Este versículo habla del poder de Elías para conectar generaciones a través de las promesas del convenio. La frase “él plantará en el corazón de los hijos” indica que el Espíritu de Elías despertará un deseo en los descendientes de conocer y cumplir con los convenios hechos a sus antepasados. Las “promesas hechas a los padres” se refieren principalmente al convenio abrahámico, que incluye la posteridad numerosa, la tierra prometida y la bendición del sacerdocio para todas las naciones.
El presidente Russell M. Nelson explicó: “El profeta Elías vino a restaurar las llaves del sacerdocio que permiten que las familias sean selladas para siempre. A medida que comprendemos nuestra identidad y destino eternos, nuestros corazones se llenan de gratitud por aquellos que nos precedieron y de deseo de ayudarlos a recibir las bendiciones del Evangelio” (La preparación para la Segunda Venida, Conferencia General, abril de 2020).
El espíritu de Elías lleva a las personas a investigar su historia familiar y a participar en la obra del templo, asegurando que las bendiciones del convenio sean transmitidas a todas las generaciones. La “plantación” de estas promesas en los corazones de los hijos se cumple cuando los miembros de la Iglesia sienten el deseo de buscar a sus antepasados y realizar ordenanzas en su favor.
“Y el corazón de los hijos se volverá hacia sus padres”
Aquí se resalta la unidad entre las generaciones. “El corazón de los hijos” se refiere a la disposición emocional y espiritual de los descendientes para honrar a sus antepasados. El hecho de que “se vuelva hacia sus padres” implica que sentirán amor y responsabilidad por ellos, llevando a cabo la obra del templo.
El presidente Gordon B. Hinckley enseñó: “El espíritu de Elías es una manifestación del Espíritu Santo que nos impulsa a buscar a nuestros antepasados y hacer por ellos lo que no pueden hacer por sí mismos” (La Casa del Señor, Ensign, octubre de 1995).
La genealogía y la obra del templo son el cumplimiento de esta profecía. Sin esta conexión, la familia humana permanecería espiritualmente fragmentada. El Elder David A. Bednar explicó que: “Cuando realizamos la obra de historia familiar y del templo, nuestros corazones se transforman, y llegamos a comprender mejor la expiación de Jesucristo, pues nos volvemos salvadores en el monte de Sion” (El corazón de los hijos se volverá, Conferencia General, octubre de 2011).
Esta frase también sugiere un retorno a las tradiciones piadosas de los padres, fortaleciendo la identidad espiritual de las personas en los últimos días.
Este versículo revela una doctrina fundamental del Evangelio restaurado: la unión eterna de las familias a través de la obra del templo. Sin el Sacerdocio de Elías y sin el esfuerzo por redimir a nuestros antepasados, el plan de Dios quedaría incompleto.
El Elder Henry B. Eyring testificó: “Cuando participamos en la obra del templo y la historia familiar, sentimos gozo y paz, pues estamos cumpliendo con la voluntad del Señor en preparar la tierra para Su Segunda Venida” (Unidos en la obra de Dios, Conferencia General, abril de 2014).
Esta profecía nos recuerda la urgencia de realizar la obra vicaria y la importancia de fortalecer los lazos familiares a través del Evangelio. La promesa de Elías es una invitación a todos a participar en la salvación de sus antepasados y a prepararse para el regreso de Jesucristo.
La Consecuencia de No Cumplir con la Obra del Sacerdocio de Elías
Versículo 3: “De no ser así, toda la tierra sería totalmente asolada a su venida.”
Este versículo enfatiza la seriedad del mandamiento divino de la redención de los muertos. Si la obra de los templos y el sellamiento de las familias no ocurriera, el propósito del plan de Dios se vería frustrado y la humanidad sufriría una gran pérdida espiritual. La “total asolación” no solo podría referirse a un castigo físico, sino también a la separación eterna de las familias y la imposibilidad de participar en la plenitud del Evangelio. Esto resalta la centralidad del trabajo del templo en la restauración del Evangelio y en la preparación para la Segunda Venida.
“De no ser así”
Esta frase introduce una condición crucial para la salvación de la humanidad. “De no ser así” se refiere a la falta de cumplimiento de la misión de Elías, es decir, la restauración del sacerdocio de sellamiento y la obra de redención de los muertos. Si la obra del templo y la unión de generaciones no se llevan a cabo, el propósito del plan de Dios se vería frustrado.
El presidente Russell M. Nelson enseñó: “El propósito supremo del recogimiento de Israel es ayudar a los hijos de Dios a recibir las bendiciones del convenio y la exaltación. Sin esta obra, la tierra quedaría asolada espiritualmente porque el plan de salvación quedaría incompleto” (La preparación para la Segunda Venida, Conferencia General, abril de 2020).
La frase indica que la obra del templo no es solo una opción, sino una necesidad fundamental para la culminación del plan de Dios en la dispensación del cumplimiento de los tiempos.
“Toda la tierra sería totalmente asolada”
La palabra “asolada” en este contexto implica una destrucción espiritual más que solo física. Si las familias no pueden sellarse para la eternidad y no se realiza la redención de los muertos, la humanidad pierde su propósito eterno. El término “toda la tierra” enfatiza que esto no es un asunto individual o local, sino una cuestión global que afecta a todas las generaciones.
El presidente Joseph Fielding Smith explicó: “Si el espíritu de Elías no obrara en el corazón de los hijos, la exaltación sería imposible para los vivos y los muertos. La verdadera desolación sería la pérdida de la oportunidad de la vida eterna” (Doctrina de Salvación, tomo 2, p. 123).
Sin la obra del sacerdocio de Elías, el propósito de la creación de la tierra no se cumpliría. Dios creó la tierra para que las familias fueran exaltadas juntas, y si este plan se frustrara, la tierra perdería su razón de ser.
“A su venida”
Esta frase se refiere a la Segunda Venida de Jesucristo, un evento de juicio y restauración. La venida del Salvador traerá tanto bendición para los justos como destrucción para los inicuos. Si la obra del templo no estuviera en marcha, su venida no traería la plenitud de la salvación, sino un estado de devastación espiritual.
El Elder Jeffrey R. Holland enseñó: “El profeta Elías trajo las llaves que permiten a las familias unirse para siempre. Sin esa obra, la venida del Salvador significaría la separación y el vacío eterno para millones de almas” (The Hearts of the Children Shall Turn, Conferencia General, abril de 1997).
El propósito de la Segunda Venida no es solo juzgar al mundo, sino traer la plenitud del Evangelio. Sin la obra de redención de los muertos, la misión de Cristo no podría alcanzar su totalidad.
El versículo 3 de Doctrina y Convenios 2 destaca la urgencia de la obra del templo. Nos enseña que la restauración del sacerdocio de Elías y la redención de los muertos no son meras formalidades, sino requisitos fundamentales para el cumplimiento del plan de Dios.
El presidente Gordon B. Hinckley testificó: “El trabajo de los templos es la gran obra de la dispensación del cumplimiento de los tiempos. Sin ella, el propósito de la vida y de la expiación de Cristo no alcanzaría su plenitud” (La Casa del Señor, Ensign, octubre de 1995).
Este versículo nos recuerda que la obra de salvación no se trata solo de nosotros mismos, sino de todas las generaciones. Nuestra participación en la historia familiar y en las ordenanzas del templo asegura que la tierra no quede asolada espiritualmente, sino llena de la gloria de Dios cuando Cristo regrese.
La Sección 2 de Doctrina y Convenios es breve, pero fundamental en la doctrina de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Nos enseña que el Sacerdocio de Elías es esencial para la salvación de la humanidad, ya que permite que las familias sean selladas y que la obra de redención de los muertos se lleve a cabo. Esta revelación es clave para comprender la importancia de los templos y la conexión eterna entre las generaciones.
Organización por temas
1. La Restauración del Sacerdocio por Medio de Elías (versículo 1)
“Yo os revelaré el sacerdocio, por conducto de Elías el Profeta.” (D. y C. 2:1)
Moroni cita la profecía de Malaquías sobre la misión de Elías antes del “grande y terrible día del Señor”.
La restauración del sacerdocio es esencial para la obra de Dios en los últimos días.
El sacerdocio permite la realización de las ordenanzas de salvación, incluyendo las relacionadas con la obra vicaria por los muertos.
Este versículo se cumple con la aparición de Elías en el Templo de Kirtland en 1836 (D. y C. 110:13-16), cuando restauró las llaves del sellamiento, esenciales para la exaltación y la obra en los templos. Sin el sacerdocio, la salvación eterna de la humanidad sería imposible.
Debemos valorar y respetar el sacerdocio, reconociéndolo como el poder de Dios en la tierra.
Es nuestra responsabilidad aprovechar las bendiciones del sacerdocio mediante las ordenanzas y convenios.
La venida del “grande y terrible día del Señor” nos motiva a prepararnos espiritualmente.
2. El Corazón de los Hijos se Volverá a los Padres (versículo 2)
“El corazón de los hijos se volverá hacia sus padres.” (D. y C. 2:2)
Se plantarán en los corazones de los hijos las promesas hechas a los padres.
Esta promesa se refiere a la conexión entre generaciones y la restauración de la obra del templo.
La genealogía y la historia familiar cumplen un papel clave en la unión de familias eternas.
El Evangelio de Jesucristo no solo nos salva individualmente, sino que nos une como familias eternas. La promesa hecha a los patriarcas, desde Abraham hasta los profetas modernos, es que mediante los convenios, todas las familias pueden ser selladas para la eternidad.
La obra del templo y la historia familiar son esenciales en la restauración del Evangelio.
Podemos fortalecer los lazos familiares al aprender sobre nuestros antepasados y al realizar su obra vicaria.
Nuestra conversión personal se fortalece al entender que pertenecemos a una gran familia eterna.
3. La Tierra Será Asolada sin la Obra Vicaria (versículo 3)
“De no ser así, toda la tierra sería totalmente asolada a su venida.” (D. y C. 2:3)
Sin la restauración del sacerdocio y la obra en los templos, la tierra quedaría asolada.
Esto significa que el propósito de la creación se perdería si la humanidad no pudiera recibir las ordenanzas de salvación.
El plan de Dios incluye la redención de todos, vivos y muertos.
Este versículo subraya la importancia de la obra del templo. Si las familias no pueden ser selladas y la expiación de Cristo no se aplica a todas las generaciones, la tierra carecería de propósito.
Participar activamente en la obra del templo nos ayuda a cumplir nuestra responsabilidad divina.
Reflexionar sobre el propósito eterno de la vida nos motiva a vivir con rectitud.
La expiación de Jesucristo permite que todos sean parte de Su plan de salvación.
Conclusión General
La Sección 2 de Doctrina y Convenios es breve, pero contiene una revelación clave sobre la restauración del sacerdocio, la obra vicaria y la preparación para la Segunda Venida de Cristo. Nos recuerda que el evangelio no solo se trata de nuestra salvación individual, sino de la redención de todas las generaciones.
Este mensaje nos invita a valorar el sacerdocio, participar en la obra del templo y fortalecer los lazos familiares en un contexto eterno.
























