Doctrina y Convenios
Sección 28
La Sección 28 de Doctrina y Convenios fue recibida en un contexto de desafíos organizativos y doctrinales en los primeros meses de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, poco después de su establecimiento formal en abril de 1830. Esta revelación, dada a Oliver Cowdery en septiembre de 1830, responde a un conflicto específico relacionado con la autoridad de revelación y la dirección de la Iglesia. A continuación, se explica el contexto histórico en detalle:
En 1830, la Iglesia estaba en sus inicios, con menos de 100 miembros y la mayoría de ellos residiendo en el área de Fayette, Nueva York. Muchos de estos miembros eran conversos recientes y aún estaban aprendiendo sobre los principios de la organización y el gobierno de la Iglesia. Esto hacía que surgieran confusiones respecto a la autoridad para recibir revelaciones y dirigir la Iglesia.
Hiram Page, uno de los ocho testigos del Libro de Mormón, afirmaba recibir revelaciones a través de una piedra vidente, un artefacto que profesaba usar para comunicarse con Dios. Estas supuestas revelaciones abordaban temas cruciales, como la ubicación de Sion (la ciudad santa mencionada en las escrituras) y el orden de la Iglesia. Sin embargo, estas declaraciones no provenían de José Smith, quien había sido designado como el único profeta y vidente de la Iglesia.
El caso de Hiram Page generó divisiones y confusión entre los miembros, incluidos líderes prominentes como Oliver Cowdery, quien inicialmente parecía inclinado a creer en las afirmaciones de Page.
En septiembre de 1830, se convocó una conferencia en Fayette, Nueva York, para abordar varios asuntos relacionados con la dirección de la Iglesia. Antes de esta conferencia, José Smith buscó fervientemente guía del Señor sobre cómo resolver el problema de Hiram Page. La Sección 28 fue la respuesta divina recibida.
La revelación aclaró varios puntos fundamentales para la Iglesia:
Solo José Smith tenía la autoridad divina para recibir revelaciones relacionadas con la administración y dirección de la Iglesia. Esto consolidó el principio de que la autoridad de revelación en la Iglesia estaba centralizada. Se reafirmó la importancia de Oliver Cowdery como líder en la Iglesia, pero también se le recordó que debía actuar bajo la dirección de José Smith, similar a la relación de Aarón con Moisés. La piedra de Hiram Page fue identificada como un instrumento de engaño satánico. Se instruyó a Oliver Cowdery a corregir a Page en privado y restaurar el orden en la Iglesia. Oliver Cowdery fue llamado a liderar una misión para llevar el evangelio a los lamanitas (indígenas americanos), marcando un paso importante en la expansión misional de la Iglesia. Aunque algunos estaban ansiosos por conocer la ubicación de la ciudad santa de Sion, la revelación indicó que esto sería revelado más adelante, dejando claro que aún no era el tiempo para esta información.
La revelación tuvo un impacto significativo en varios aspectos:
Durante la conferencia, Hiram Page reconoció que había sido engañado, y los líderes reafirmaron su apoyo a la autoridad de José Smith. La Sección 28 estableció un precedente crucial sobre la estructura de autoridad en la Iglesia, enseñando que todas las cosas deben hacerse con orden y común acuerdo. La misión a los lamanitas resultó en la conversión de futuros líderes prominentes, como Parley P. Pratt y Sidney Rigdon, y sentó las bases para el establecimiento de la Iglesia en el área de Kirtland, Ohio.
La Sección 28 se produjo en un momento clave para el desarrollo de la Iglesia y su organización. Aclaró principios fundamentales sobre la autoridad en la Iglesia, protegió a los miembros del engaño espiritual y abrió el camino para la obra misional. Este evento también subrayó la importancia de la revelación continua en la dirección de la Iglesia y consolidó a José Smith como el profeta escogido para liderar en ese tiempo.
Doctrina y Convenios Sección 28:2. “Pero he aquí, de cierto, de cierto te digo, que nadie será nombrado para recibir mandamientos y revelaciones en esta iglesia sino mi siervo José Smith, hijo, porque los recibe así como Moisés.”
Este versículo establece que José Smith, como profeta, es el único autorizado para recibir mandamientos y revelaciones para la Iglesia. La comparación con Moisés subraya su papel como líder espiritual que actúa como intermediario entre Dios y su pueblo (Éxodo 3:10-12). Esto consolida la idea de que la Iglesia es guiada por un profeta vivo.
El Señor protege a su Iglesia al centralizar la autoridad en un solo profeta, evitando confusión y divisiones. Como dijo el presidente Gordon B. Hinckley: “Solo hay una voz autorizada para hablar en nombre de la Iglesia. Ese es el profeta del Señor” (Teachings of Gordon B. Hinckley, pág. 252).
“Pero he aquí, de cierto, de cierto te digo”. La repetición de “de cierto” indica la solemnidad y la veracidad del mensaje. Es una introducción divina que enfatiza la autoridad y la importancia de la revelación que sigue. Este lenguaje es típico de las Escrituras cuando se comunica algo fundamental para los fieles.
Élder D. Todd Christofferson enseñó: “Cuando el Señor declara algo de manera solemne, debemos prestar atención cuidadosa, porque es una verdad eterna y esencial” (Discurso: La voz de advertencia y la declaración de verdad, Conferencia General, abril 2017).
Presidente Russell M. Nelson declaró: “Cuando el Señor habla en términos enfáticos, Su propósito es asegurarse de que Sus hijos comprendan Su mensaje y lo sigan” (Discurso: Revelación para la Iglesia, revelación para nuestras vidas, Conferencia General, abril 2018).
Este preludio resalta la importancia de la revelación y establece un tono de autoridad divina para el mensaje que sigue.
“que nadie será nombrado para recibir mandamientos y revelaciones en esta iglesia”. Este pasaje establece la doctrina de la autoridad divina y el orden en la revelación dentro de la Iglesia. Sólo aquellos designados por Dios tienen el derecho de recibir revelación para guiar a toda la Iglesia, preservando la unidad y la claridad doctrinal.
Presidente Boyd K. Packer explicó: “El Señor ha dispuesto un orden en Su Iglesia. La revelación para dirigir a la Iglesia viene solo a través de Su profeta elegido” (Discurso: El Espíritu Santo guía la Iglesia, Conferencia General, octubre 1994).
Élder Jeffrey R. Holland dijo: “La revelación es la base del liderazgo en la Iglesia. Nadie puede asumir autoridad sin ser llamado por Dios” (Discurso: Continuidad en el liderazgo profético, Conferencia General, octubre 2004).
La claridad sobre quién recibe revelación para la Iglesia protege contra el caos doctrinal y asegura que los miembros sigan una dirección unificada.
“sino mi siervo José Smith, hijo”. Dios declara explícitamente que José Smith es Su profeta elegido para dirigir la restauración del evangelio. Esto refuerza el principio de que Dios llama a profetas específicos para cumplir Sus propósitos en diferentes épocas.
Presidente Gordon B. Hinckley testificó: “José Smith fue un profeta de Dios, llamado para traer nuevamente el evangelio en su plenitud a esta dispensación” (Discurso: José Smith y la obra de restauración, Conferencia General, abril 2005).
Presidente Russell M. Nelson afirmó: “La restauración del evangelio a través de José Smith fue dirigida personalmente por el Señor Jesucristo” (Discurso: La restauración del evangelio y sus bendiciones eternas, Conferencia General, abril 2020).
El nombramiento de José Smith como el profeta de la restauración enfatiza la autoridad divina detrás de su llamamiento y su papel único en la historia de la salvación.
“porque los recibe así como Moisés”. El paralelismo entre José Smith y Moisés subraya que José fue llamado para liderar y recibir revelaciones como lo hicieron los profetas antiguos. Esto legitima su papel como líder y profeta en una dispensación crucial.
Presidente John Taylor escribió: “José Smith fue para esta dispensación lo que Moisés fue para Israel. Ambos fueron líderes y profetas que guiaron a su pueblo bajo la dirección de Dios” (The Gospel Kingdom, pág. 31).
Élder Bruce R. McConkie señaló: “Al igual que Moisés, José Smith recibió revelaciones directamente de Dios para establecer Su obra y guiar a Su pueblo” (Mormon Doctrine, pág. 428).
Comparar a José Smith con Moisés establece un modelo profético consistente en el que Dios elige líderes específicos para revelar Su voluntad y guiar a Su pueblo en tiempos de gran cambio.
Este versículo establece principios fundamentales de la autoridad y la revelación en la Iglesia de Jesucristo. Subraya que la dirección de la Iglesia proviene únicamente de profetas llamados por Dios, y que José Smith ocupa un lugar especial como el profeta de la restauración. Este orden es esencial para mantener la unidad y la claridad en la doctrina y en la administración de la Iglesia.
El mensaje de este versículo es una invitación a reconocer y sostener a los profetas como los únicos canales autorizados de revelación para la Iglesia. Nos recuerda que el Señor dirige Su obra a través de líderes escogidos, proporcionando un ejemplo de orden y claridad divina. Como enseñó el Presidente Russell M. Nelson: “En este mundo de confusión, podemos tener la seguridad de que hay un profeta viviente que recibe guía del Señor para nuestra época” (Discurso: El profeta vivo, Conferencia General, octubre 2018). Este principio nos alienta a desarrollar fe en la revelación moderna y a confiar en el liderazgo divinamente designado de la Iglesia.
― Doctrina y Convenios Sección 28:3. “Y tú has de ser obediente a las cosas que le dé, tal como Aarón, para declarar fielmente a la iglesia los mandamientos y las revelaciones con poder y autoridad.”
El Señor instruye a Oliver Cowdery a actuar como un portavoz de José Smith, similar a la relación entre Aarón y Moisés (Éxodo 4:14-16). Esto muestra la importancia de la colaboración y la subordinación en el liderazgo de la Iglesia. Los líderes auxiliares deben respaldar al profeta y no actuar de manera independiente.
Thomas S. Monson enseñó: “La lealtad al profeta asegura nuestra lealtad al Salvador” (Ensign, noviembre de 1986, pág. 17).
Este versículo resalta la necesidad de unidad y obediencia en el liderazgo para mantener la cohesión en la Iglesia.
“Y tú has de ser obediente a las cosas que le dé”. El Señor instruye a Oliver Cowdery a obedecer las palabras y revelaciones transmitidas por el profeta José Smith. Este principio establece la importancia de seguir la dirección del líder autorizado por Dios en la Iglesia. La obediencia al profeta es un acto de fe y confianza en que él actúa bajo la guía divina.
Thomas S. Monson: “La obediencia es la expresión misma de nuestra fe en Dios y su profeta” (Ensign, noviembre de 2012).
Esta frase enseña que la obediencia al profeta no es solo un requisito administrativo, sino una manifestación de alineación espiritual con la voluntad de Dios. Al seguir al profeta, los líderes y miembros se aseguran de permanecer en el camino correcto, evitando desviaciones doctrinales o personales.
“Tal como Aarón”. El Señor compara la relación de Oliver Cowdery con José Smith a la de Aarón con Moisés. Aarón fue el portavoz de Moisés, quien recibió instrucciones directamente de Dios (Éxodo 4:14-16). Esto ilustra un modelo de liderazgo basado en la cooperación y el apoyo mutuo, donde uno actúa como portavoz mientras el otro tiene la responsabilidad principal de recibir y dirigir por revelación.
Bruce R. McConkie: “El Señor organiza su reino con un sistema de cabezas principales y ayudantes inspirados para llevar a cabo su obra” (Mormon Doctrine, pág. 99).
La comparación con Aarón subraya que cada líder tiene un rol definido en el reino de Dios y que su éxito depende de su disposición para apoyar al profeta en humildad y unidad.
“Para declarar fielmente a la iglesia los mandamientos y las revelaciones”. Oliver Cowdery recibe el encargo de proclamar las revelaciones y mandamientos dados al profeta con fidelidad. Esto implica no alterar, añadir o restar lo que el Señor ha comunicado, asegurando que el mensaje se mantenga puro y sin interpretación personal.
Boyd K. Packer: “El Señor espera que sus siervos sean fieles al declarar su palabra, no la nuestra” (Ensign, noviembre de 1984).
Este mandato resalta la importancia de la integridad y la precisión al enseñar la doctrina, protegiendo a la Iglesia de errores y malentendidos. Declarar fielmente las palabras del Señor es un acto de respeto hacia su autoridad divina.
“Con poder y autoridad”. El Señor enfatiza que Oliver debe proclamar los mandamientos y revelaciones no solo con fidelidad, sino también con poder y autoridad, lo que proviene del sacerdocio. Este poder no es inherente al hombre, sino que se otorga a quienes son llamados y comisionados por Dios.
Ezra Taft Benson: “El poder y la autoridad del sacerdocio vienen de actuar en el nombre de Dios y en armonía con su voluntad” (Ensign, noviembre de 1988).
El poder y la autoridad en la enseñanza del evangelio no dependen de la elocuencia personal, sino del respaldo divino. Cuando un siervo del Señor actúa bajo esta autoridad, sus palabras pueden tocar corazones y cambiar vidas.
Este versículo enseña principios fundamentales sobre la organización y el liderazgo en la Iglesia del Señor. Oliver Cowdery, como ayudante del profeta, debía actuar en subordinación y lealtad, declarando las revelaciones de manera fiel y autorizada. Esto asegura la cohesión doctrinal y protege a los miembros del error. El modelo de Aarón y Moisés ilustra cómo cada líder tiene un rol único pero interdependiente en la obra del Señor.
“El Señor siempre organiza su Iglesia de manera que sus líderes actúen en armonía y bajo una estructura divinamente establecida” (Teachings of Gordon B. Hinckley, pág. 252).
Este versículo nos invita a reflexionar sobre nuestra propia relación con la dirección divina en nuestras vidas. ¿Seguimos con obediencia y fe las enseñanzas del profeta y los líderes de la Iglesia? Al igual que Oliver Cowdery, tenemos la oportunidad de actuar como instrumentos en las manos de Dios, declarando su palabra con fidelidad y autoridad.
La obediencia al profeta y la proclamación fiel del evangelio no solo fortalecen a la Iglesia, sino que también edifican nuestra fe personal y nos acercan al Salvador. Al confiar en la estructura divina del reino de Dios, podemos encontrar paz y dirección segura en un mundo lleno de incertidumbre.
― Doctrina y Convenios Sección 28:7. “Porque yo le he dado las llaves de los misterios, y de las revelaciones selladas, hasta que les nombre a otro en su lugar.”
Este versículo enfatiza que las llaves del sacerdocio, necesarias para recibir y administrar revelaciones, están en manos del profeta. Estas llaves son un don divino, y su transferencia depende de la voluntad de Dios.
Ezra Taft Benson enseñó: “El profeta no solo dirige a la Iglesia, sino que posee las llaves que abren las puertas del cielo para la salvación de toda la humanidad” (Fourteen Fundamentals in Following the Prophet, BYU Devotional, 1980).
Esto asegura que el profeta actúa con autoridad divina, estableciendo el fundamento de la revelación continua.
“Porque yo le he dado las llaves de los misterios”. Las “llaves de los misterios” hacen referencia al sacerdocio y a la autoridad divina para recibir revelaciones que desvelan verdades espirituales previamente ocultas. Estas llaves permiten al profeta recibir guía específica para dirigir a la Iglesia en su crecimiento y progreso espiritual.
Bruce R. McConkie: “Las llaves del sacerdocio son la autoridad que permite a los hombres actuar en nombre de Dios en cosas que conciernen a la salvación de su pueblo” (Doctrinal New Testament Commentary, Vol. 2, pág. 290).
El profeta tiene la autoridad divina exclusiva para recibir e interpretar los misterios de Dios en beneficio de la Iglesia. Esto asegura que las enseñanzas sean precisas y estén alineadas con la voluntad del Señor, brindando unidad doctrinal y dirección clara.
“Y de las revelaciones selladas”. Las “revelaciones selladas” se refieren a aquellas verdades y escritos sagrados que Dios aún no ha revelado al mundo. Estas pueden incluir escrituras futuras o conocimientos reservados para un momento en que la Iglesia esté preparada para recibirlos.
Ezra Taft Benson: “El Señor revela su voluntad línea por línea, precepto por precepto, según estemos preparados para recibirla” (Teachings of Ezra Taft Benson, pág. 137).
El profeta tiene la autoridad para acceder a revelaciones adicionales cuando el Señor lo considere oportuno. Esto subraya que el conocimiento de Dios se da progresivamente, y los miembros deben confiar en el tiempo divino para entender completamente ciertos aspectos de su plan.
“Hasta que les nombre a otro en su lugar”. La frase indica que las llaves del sacerdocio no son personales, sino que se transfieren según la voluntad de Dios. Cuando el profeta fallece, otro es llamado para ocupar su lugar y continuar la obra con las mismas llaves y autoridad.
Gordon B. Hinckley: “Nunca habrá interrupción en la dirección de esta Iglesia, porque el Señor tiene un plan perfecto para asegurar la continuidad de su obra” (Ensign, mayo de 1994).
Este principio asegura que la Iglesia siempre será dirigida por un profeta vivo, llamado por Dios. Es una promesa de que la obra del Señor nunca se verá truncada ni dependerá de un individuo, sino que está guiada por la autoridad divina.
Este versículo establece claramente que las llaves del sacerdocio son dadas por Dios al profeta para administrar su Iglesia y revelar su voluntad. También asegura a los miembros que estas llaves nunca serán retiradas de la tierra mientras el evangelio esté establecido. Este principio subraya la continuidad y la confiabilidad de la Iglesia, guiada por un profeta vivo bajo la dirección de Jesucristo.
Russell M. Nelson: “El Señor nos ama lo suficiente como para proveer un profeta vivo que nos guíe hoy en día” (Ensign, noviembre de 2018).
La frase nos recuerda que Dios siempre dirige a su pueblo mediante un profeta autorizado. Este principio nos da seguridad de que no importa cuán complejas sean las circunstancias, siempre habrá una dirección clara y confiable para la Iglesia y sus miembros.
Debemos valorar y confiar en la guía del profeta, reconociendo que él actúa bajo la autoridad y las llaves divinas que le han sido dadas. Al seguir sus enseñanzas con fe, podemos estar seguros de que caminamos en el camino que el Señor ha trazado para nosotros, alineando nuestras vidas con su plan eterno.
― Doctrina y Convenios Sección 28:11. “Y además, irás a tu hermano, Hiram Page, entre tú y él a solas, y le dirás que las cosas que él ha escrito mediante esa piedra no son mías, y que Satanás lo engaña.”
El Señor revela que Hiram Page estaba siendo engañado por influencias satánicas, lo que destaca la importancia del discernimiento espiritual. Este versículo también enseña el principio de la corrección en privado y con amor (véase Mateo 18:15).
Este evento establece que las revelaciones falsas son una amenaza real, pero que el Señor provee un sistema para proteger a su Iglesia. Bruce R. McConkie comentó: “El Señor nunca permitirá que el profeta elegido guíe a la Iglesia por senderos equivocados” (Mormon Doctrine, pág. 608).
“Y además, irás a tu hermano, Hiram Page, entre tú y él a solas”. El Señor instruye que la corrección hacia Hiram Page sea llevada a cabo en privado. Este enfoque refleja los principios del evangelio sobre la corrección con amor y respeto (véase Mateo 18:15). Es un recordatorio de que las diferencias o errores dentro de la Iglesia deben abordarse de manera personal y discreta, no pública ni confrontacional.
Dallin H. Oaks: “Cuando corregimos, debemos hacerlo de manera que refleje amor y preocupación por la persona, no como un ataque o condenación” (Ensign, noviembre de 2009).
El principio de la corrección privada protege la dignidad del individuo y fomenta un ambiente de confianza y reconciliación. Al tratar los errores en privado, se evita el escándalo y se preserva la unidad entre los miembros.
“Y le dirás que las cosas que él ha escrito mediante esa piedra no son mías”. El Señor aclara que las revelaciones recibidas por Hiram Page no provenían de Él. Esto establece que no todos los sentimientos o impresiones percibidos como espirituales tienen un origen divino. La revelación para la Iglesia viene exclusivamente a través del profeta.
Bruce R. McConkie: “La revelación verdadera viene a través de canales designados por Dios; cualquier otra fuente de revelación para dirigir la Iglesia no es de Él” (Mormon Doctrine, pág. 608).
Este principio refuerza la importancia de la autoridad profética y de discernir entre la inspiración verdadera y las influencias falsas. Los miembros deben estar atentos y buscar confirmación del Espíritu para evitar el error.
“Y que Satanás lo engaña”. El Señor identifica que Satanás estaba detrás de las supuestas revelaciones de Hiram Page. Esto demuestra la capacidad de Satanás para imitar o distorsionar la verdad con el fin de engañar y causar confusión (véase 2 Corintios 11:14). Sin embargo, también subraya que el Señor provee herramientas para discernir entre la verdad y el error.
Boyd K. Packer: “El don del Espíritu Santo es una defensa vital contra el engaño. Cuando lo seguimos, podemos discernir entre la verdad y el error” (Ensign, noviembre de 1983).
Este versículo enseña que incluso los miembros fieles pueden ser vulnerables al engaño si no están completamente alineados con los principios revelados. La protección contra este tipo de errores radica en seguir al profeta y confiar en la revelación legítima.
Este versículo aborda temas cruciales como el discernimiento espiritual, la corrección con amor y el rol exclusivo del profeta en recibir revelación para la Iglesia. Subraya la importancia de tratar los errores con discreción y de mantenernos alineados con las autoridades designadas por el Señor para evitar ser desviados.
Gordon B. Hinckley: “El Señor ha establecido un orden para protegernos contra el error y el engaño. Sigamos ese orden con humildad y fe” (Teachings of Gordon B. Hinckley, pág. 251).
Este versículo es una poderosa lección sobre la necesidad de discernir entre las influencias divinas y las falsas, recordándonos que Satanás busca confundir incluso a los fieles. También nos enseña cómo abordar los errores con caridad y amor cristiano.
Podemos reflexionar sobre nuestra propia receptividad al Espíritu y nuestra disposición a buscar guía en las fuentes correctas, como las escrituras, el profeta y nuestras oraciones personales. Al mantenernos firmes en los principios revelados y actuar con amor en nuestras interacciones, nos aseguramos de permanecer en el camino del Señor y evitar el engaño.
― Doctrina y Convenios Sección 28:13. “Porque es preciso que todas las cosas se hagan con orden y de común acuerdo en la iglesia, por la oración de fe.”
Este versículo enseña que el orden y el consenso son esenciales en el funcionamiento de la Iglesia. Esto asegura que las decisiones sean inspiradas, aceptadas colectivamente y alineadas con los convenios.
La unidad en la Iglesia es un principio eterno. El élder David A. Bednar enseñó: “El Señor nos ha dado un modelo divino para alcanzar la unidad: actuar con fe, orar juntos y tomar decisiones de común acuerdo” (Ensign, noviembre de 2012).
“Porque es preciso que todas las cosas se hagan con orden”. El Señor establece que su Iglesia debe operar bajo un principio de orden divino. Este orden refleja la naturaleza de Dios, quien es un Dios de organización, propósito y armonía (véase 1 Corintios 14:33). Todo en la Iglesia se realiza bajo la autoridad del sacerdocio y siguiendo procedimientos inspirados.
Bruce R. McConkie: “El orden es un principio celestial; donde hay caos o confusión, el Espíritu del Señor no puede estar presente” (Mormon Doctrine, pág. 556).
El principio de orden garantiza que cada aspecto de la administración de la Iglesia esté alineado con la voluntad divina. Esto no solo protege a los miembros de la confusión, sino que asegura que cada decisión y acción esté guiada por el Espíritu.
“Y de común acuerdo en la iglesia”. El común acuerdo implica que las decisiones importantes en la Iglesia se toman colectivamente y con el consentimiento de sus miembros, reflejando la unidad del cuerpo de Cristo. Esto es evidente en la práctica de sostener a los líderes, lo que simboliza apoyo y compromiso por parte de los miembros.
Gordon B. Hinckley: “El común acuerdo no es solo una formalidad; es una expresión de fe y confianza en aquellos a quienes el Señor ha llamado” (Teachings of Gordon B. Hinckley, pág. 283).
Este principio asegura que las decisiones importantes en la Iglesia son el resultado de un proceso inspirado, transparente y colectivo. La unidad obtenida por este método fortalece a los miembros y permite que el Espíritu testifique de la dirección tomada.
“Por la oración de fe”. La oración de fe es el medio por el cual los líderes y miembros buscan guía divina para asegurar que las decisiones y acciones estén en armonía con la voluntad de Dios. Este proceso asegura que el Espíritu esté presente en la toma de decisiones.
David A. Bednar: “Cuando se ora con fe, buscamos no solo lo que deseamos, sino lo que Dios desea para nosotros” (Ensign, noviembre de 2008).
La oración de fe no solo guía el proceso de toma de decisiones, sino que también unifica a los participantes al enfocar su propósito en Cristo. Este principio asegura que la voluntad del Señor prevalezca sobre las preferencias individuales.
Este versículo establece un modelo de gobierno inspirado para la Iglesia. El orden, el común acuerdo y la oración de fe son elementos esenciales para asegurar que las decisiones sean inspiradas, que la Iglesia funcione con unidad y que el Espíritu guíe a los líderes y miembros.
Thomas S. Monson: “El Señor organiza su Iglesia de manera que el orden y la unidad prevalezcan, siempre bajo la influencia del Espíritu” (Ensign, mayo de 2005).
La enseñanza de este versículo es aplicable tanto a la Iglesia como a nuestras vidas personales. En nuestras decisiones, ya sean espirituales, familiares o profesionales, el principio de orden, consenso y oración puede guiarnos hacia resultados inspirados y armoniosos.
Al aplicar este principio, podemos buscar guía divina en nuestras decisiones, trabajar en unidad con los demás y confiar en que el Señor nos dirige. Al hacerlo, nos alineamos con la naturaleza celestial de Dios y creamos un ambiente propicio para el crecimiento espiritual y la revelación.
― Doctrina y Convenios Sección 28:16. “Y en todo tiempo abrirás tu boca para declarar mi evangelio con el son de regocijo. Amén.”
Este versículo refleja la naturaleza gozosa del evangelio y la importancia de compartirlo con entusiasmo. Es un recordatorio de que la obra misional debe realizarse con un espíritu positivo y de esperanza.
El presidente Russell M. Nelson declaró: “La obra del Señor no es un sacrificio, es un privilegio lleno de alegría” (Ensign, noviembre de 2018).
Este versículo inspira a los miembros a predicar el evangelio con energía y gratitud.
“Y en todo tiempo abrirás tu boca”. El mandato de abrir la boca “en todo tiempo” subraya la importancia de la constancia y la valentía al compartir el evangelio. Este principio refleja la enseñanza de Pablo: “Predica la palabra; insta a tiempo y fuera de tiempo” (2 Timoteo 4:2). Los discípulos de Cristo están llamados a ser siempre testigos de Él, sin importar las circunstancias.
David A. Bednar: “Abrir la boca para compartir el evangelio no es una tarea reservada para ocasiones específicas, sino una manera de vivir” (Ensign, noviembre de 2008).
Este mandato invita a los miembros a aprovechar cada oportunidad para compartir el evangelio, confiando en que el Señor les dará las palabras adecuadas. El compartir constante edifica no solo a otros, sino también al propio testigo.
“Para declarar mi evangelio”. El evangelio que se declara es el mensaje de Jesucristo: fe, arrepentimiento, bautismo, el don del Espíritu Santo y perseverar hasta el fin (véase 3 Nefi 27:13-21). Declarar el evangelio es un acto de amor que refleja el deseo de que otros reciban las bendiciones de la salvación.
Russell M. Nelson: “El compartir el evangelio del Salvador es la expresión más grande de amor por nuestros semejantes” (Ensign, noviembre de 2016).
El énfasis en declarar “mi evangelio” recuerda a los miembros que deben enseñar la doctrina pura y sencilla del Salvador, evitando interpretaciones o mensajes personales que puedan desviar el enfoque del propósito eterno.
“Con el son de regocijo”. El evangelio debe ser compartido con alegría y esperanza. El “son de regocijo” refleja la naturaleza gozosa del mensaje de salvación y las bendiciones que ofrece. Los mensajeros del evangelio tienen el privilegio de llevar la buena nueva, como lo describe Isaías: “¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas!” (Isaías 52:7).
Dieter F. Uchtdorf: “El evangelio es un mensaje de gozo. Mientras lo compartimos con un espíritu de amor y gratitud, tocamos corazones” (Ensign, noviembre de 2014).
Este principio nos recuerda que el evangelio no debe ser compartido con imposición o pesadez, sino con entusiasmo y gratitud. La alegría de quienes lo proclaman es contagiosa y puede inspirar a otros a buscar esa misma luz.
Este versículo encapsula la actitud y el compromiso que se espera de los discípulos de Cristo al compartir el evangelio. Se les llama a ser constantes, valientes y gozosos al proclamar las verdades del Salvador. Este mandato no es una carga, sino una invitación a participar en la obra más importante de la eternidad.
Jeffrey R. Holland: “Declarar el evangelio es la obra del cielo en la tierra. Es una obra de amor, esperanza y fe” (Ensign, noviembre de 2012).
La invitación a declarar el evangelio en todo tiempo con regocijo nos inspira a hacer del compartir el evangelio una parte central de nuestra vida diaria. No se trata solo de palabras, sino de cómo vivimos y reflejamos la luz de Cristo en nuestras acciones.
Podemos reflexionar sobre cómo compartimos el evangelio en nuestras vidas cotidianas. ¿Transmitimos la alegría y la esperanza del mensaje de Cristo? Al actuar con valentía y regocijo, no solo ayudamos a otros a acercarse al Salvador, sino que también fortalecemos nuestra fe y testimonio. Al hacerlo, cumplimos con el llamado de ser testigos de Cristo “en todo tiempo, en todas las cosas y en todo lugar” (Mosíah 18:9).
Organización por temas
Sección 28: La Autoridad de la Revelación en la Iglesia y la Misión a los Lamanitas
1. La Autoridad de la Revelación en la Iglesia
Versículos: 1–7
“Nadie será nombrado para recibir mandamientos y revelaciones en esta iglesia sino mi siervo José Smith.”
El Señor deja claro que solo José Smith tiene la autoridad para recibir revelaciones para toda la Iglesia, al igual que Moisés lo hizo en su tiempo. Oliver Cowdery puede enseñar por inspiración del Espíritu, pero no puede dar mandamientos a la Iglesia.
• Versículo 1: Oliver Cowdery puede enseñar lo que ya ha sido revelado.
• Versículo 2: Solo José Smith recibe revelaciones para la Iglesia.
• Versículo 3: Oliver debe ser obediente a las palabras del profeta.
• Versículos 4–5: Puede escribir bajo inspiración, pero no por vía de mandamiento.
• Versículos 6–7: José posee las llaves de los misterios y las revelaciones selladas.
La organización de la Iglesia de Jesucristo no es democrática en cuanto a la revelación; solo el profeta recibe instrucciones directas para la Iglesia en general. Este principio sigue vigente hoy en día y evita confusión y desorden.
• Presidente Russell M. Nelson: “Solo el profeta recibe revelación para toda la Iglesia. El Señor lo ha establecido así para preservar la unidad y el orden” (Conferencia General, octubre 2018).
• Élder D. Todd Christofferson: “El profeta es el único con la autoridad de declarar la voluntad del Señor para la Iglesia entera” (Conferencia General, abril 2012).
2. Oliver Cowdery es Llamado a Predicar a los Lamanitas
Versículos: 8–10
“Irás a los lamanitas y les predicarás mi evangelio.”
Dios le da a Oliver Cowdery un mandato especial: predicar a los lamanitas y ayudar a establecer la Iglesia entre ellos. Se le informa que la ubicación de la ciudad de Sion aún no se ha revelado, pero estará cerca de los lamanitas.
• Versículo 8: Oliver debe llevar el evangelio a los lamanitas.
• Versículo 9: La ubicación de Sion aún no ha sido revelada.
• Versículo 10: No debe partir hasta después de la conferencia, y José Smith dirigirá la reunión.
Este mandato subraya el compromiso de la Iglesia restaurada con la promesa hecha a los lamanitas en el Libro de Mormón. También enfatiza la importancia de la revelación progresiva, ya que la ubicación de Sion se revelaría en su debido tiempo.
• Presidente Gordon B. Hinckley: “El Señor revela Su voluntad línea por línea, y a Su debido tiempo nos da el conocimiento que necesitamos” (Conferencia General, abril 2003).
• Élder Neil L. Andersen: “El evangelio debe llegar a todos los hijos de Dios, incluyendo a aquellos a quienes se les ha hecho promesas especiales” (Conferencia General, octubre 2017).
3. El Engaño de Hiram Page y la Corrección de Falsas Revelaciones
Versículos: 11–14
“Satanás lo engaña.”
El Señor instruye a Oliver Cowdery a corregir en privado a Hiram Page, quien estaba recibiendo falsas revelaciones a través de una piedra. Se explica que Dios no da revelaciones contrarias a los convenios de la Iglesia y que todas las cosas deben hacerse con orden y de común acuerdo.
• Versículo 11: Satanás ha engañado a Hiram Page.
• Versículo 12: La revelación de Dios nunca contradice los principios establecidos en Su Iglesia.
• Versículo 13: La Iglesia debe operar con orden y unidad.
Este evento ilustra cómo el adversario puede imitar la revelación y causar confusión. También enseña un principio clave: Dios no se contradice, y cualquier revelación verdadera será coherente con Su doctrina y con la autoridad del profeta.
• Presidente Boyd K. Packer: “Satanás puede imitar la inspiración y engañar a quienes no están espiritualmente preparados” (Conferencia General, abril 2000).
• Élder Quentin L. Cook: “El orden en la Iglesia es una protección contra el engaño. Dios siempre revelará Su voluntad a Su profeta” (Conferencia General, octubre 2015).
4. La Misión de Oliver y la Responsabilidad de Predicar el Evangelio
Versículos: 15–16
“En todo tiempo abrirás tu boca para declarar mi evangelio con el son de regocijo.”
Oliver Cowdery debe ayudar a restaurar el orden en la Iglesia antes de partir en su misión. Dios promete que le indicará lo que debe hacer en su viaje y le manda a predicar con gozo en todo momento.
• Versículo 15: Oliver será guiado en su misión.
• Versículo 16: Debe predicar con gozo y sin temor.
Predicar el evangelio no es solo una responsabilidad, sino una fuente de gozo. Dios nos guía en cada paso, pero espera que sigamos adelante con fe y una actitud positiva.
• Presidente Thomas S. Monson: “La obra misional es la mayor manifestación de amor y gozo que podemos compartir” (Conferencia General, abril 2009).
• Élder Dieter F. Uchtdorf: “El evangelio es un mensaje de esperanza y felicidad. Debemos compartirlo con gozo” (Conferencia General, octubre 2014).
Conclusión General
La Sección 28 de Doctrina y Convenios aborda temas fundamentales en la Iglesia restaurada:
1. Solo el profeta recibe revelaciones para la Iglesia. Esto mantiene la unidad y evita la confusión.
2. El evangelio debe predicarse a todas las naciones, y la Iglesia estaba comprometida con la enseñanza a los lamanitas.
3. El adversario puede imitar la revelación, por lo que es esencial seguir el orden de Dios y no ser engañados.
4. La predicación del evangelio es una fuente de gozo, y Dios guiará a Sus siervos en la obra misional.
Estos principios siguen siendo esenciales hoy en día, garantizando que la Iglesia permanezca firme en la doctrina, unida en propósito y enfocada en llevar el evangelio al mundo.
























