Doctrina y Convenios
Sección 55
Contexto Histórico
Era el 14 de junio de 1831 en Kirtland, Ohio. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días estaba en una etapa de crecimiento y organización bajo la dirección del profeta José Smith. Entre los muchos conversos y buscadores que llegaban a Kirtland se encontraba William W. Phelps, un hombre talentoso que había trabajado como editor e impresor. William llegó a Kirtland con su familia, buscando unirse a la comunidad de los santos y participar en la obra del Señor.
Phelps había sido un editor destacado en Nueva York antes de conocer el Evangelio. Su experiencia en la impresión y publicación sería crucial para la Iglesia naciente, que necesitaba medios para difundir las Escrituras, las enseñanzas del Evangelio y otros materiales educativos. Su conversión reflejaba el impacto del mensaje del Evangelio restaurado en personas con diversos talentos y habilidades, mostrando cómo el Señor llamaba a cada uno según su capacidad para contribuir a la edificación de Su reino.
Reconociendo el potencial de William W. Phelps para contribuir significativamente a la obra de la Iglesia, José Smith buscó revelación específica para entender el rol que este hombre desempeñaría. En respuesta, el Señor dio una revelación que estableció el camino para Phelps en la Iglesia.
En la revelación, el Señor llamó a William W. Phelps a ser bautizado y a recibir la ordenación al oficio de élder. Con esta autoridad, se le encargó predicar el arrepentimiento y el bautismo para la remisión de los pecados. Además, se le otorgó el poder de conferir el Espíritu Santo por la imposición de manos, una responsabilidad sagrada en la obra del sacerdocio.
Un aspecto notable de esta revelación fue el mandato de que Phelps ayudara en la obra de impresión y publicación. El Señor instruyó específicamente que él colaborara con Oliver Cowdery en la producción de libros y materiales educativos para la Iglesia. Este esfuerzo incluía la creación de recursos para la educación de los niños, mostrando la importancia que el Señor daba a la instrucción de las generaciones jóvenes en el Evangelio.
Como parte de su llamamiento, Phelps recibió instrucciones de viajar a Misuri junto con José Smith, Sidney Rigdon y Joseph Coe. Misuri era el lugar designado para la edificación de Sión, y Phelps desempeñaría un papel clave en la impresión y publicación desde ese lugar. Este viaje representaba no solo un traslado físico, sino también un acto de fe, ya que implicaba dejar atrás lo conocido y confiar en el plan del Señor.
William W. Phelps se convirtió en una figura clave en los primeros años de la Iglesia. Su talento en la impresión ayudó a producir publicaciones esenciales, como The Evening and the Morning Star y otros materiales que fortalecieron a los santos y llevaron el mensaje del Evangelio a nuevas personas. Además, su contribución como escritor de himnos como “El Espíritu de Dios” y “Venid, Santos” dejó un legado duradero en la adoración de la Iglesia.
La historia de William W. Phelps y esta revelación nos enseñan cómo el Señor utiliza los talentos y habilidades únicas de Sus hijos para avanzar Su obra. También subraya la importancia de la educación, la publicación y la difusión del Evangelio, y cómo estas herramientas fortalecen a los santos y preparan el camino para el establecimiento de Sión. La revelación también resalta el principio de actuar con fe, confiando en que el Señor revelará Su voluntad a medida que Sus siervos sigan adelante con obediencia y dedicación.
La Sección 55 subraya la importancia del llamado personal, la educación, la publicación y el discipulado activo. Los versículos destacan cómo el Señor utiliza los talentos únicos de cada persona para edificar Su reino. El ejemplo de William W. Phelps muestra que cuando respondemos con fe y obediencia a los llamados del Señor, podemos ser instrumentos en Sus manos para llevar a cabo grandes obras.
El presidente Henry B. Eyring afirmó: “Cada llamado en la obra del Señor es una oportunidad de servir y crecer, preparándonos para mayores responsabilidades eternas.” (“Un corazón dispuesto,” abril de 2012).
En resumen, la Sección 55 invita a todos los santos a reflexionar sobre su disposición para aceptar los llamamientos del Señor, usar sus talentos y contribuir con fidelidad a Su obra, confiando en Su guía y promesas.
1. El Llamamiento Divino y el Bautismo
Versículo 1: “He aquí, así te dice el Señor, sí, el Señor de toda la tierra, a ti, mi siervo William, eres llamado y escogido; y después de bautizarte en el agua, si lo haces con la mira puesta únicamente en mi gloria, obtendrás la remisión de tus pecados y la recepción del Santo Espíritu mediante la imposición de manos.”
Este versículo resalta el proceso inicial de entrar en el reino de Dios: el bautismo y la recepción del Espíritu Santo. El llamado de William W. Phelps muestra que el Señor prepara a aquellos a quienes escoge, comenzando con la purificación por medio de las ordenanzas salvadoras.
El presidente Russell M. Nelson enseñó: “El bautismo es el portal que nos introduce al convenio eterno con Dios, un compromiso de seguirlo a Él y guardar Sus mandamientos.” (“El convenio del bautismo,” abril de 2019).
“He aquí, así te dice el Señor, sí, el Señor de toda la tierra…”
El Señor se presenta como el gobernante soberano de toda la creación, estableciendo Su autoridad divina para llamar y dirigir a Sus siervos. Este preámbulo refuerza que las instrucciones y promesas que siguen son de origen divino y tienen un peso eterno.
El élder Jeffrey R. Holland afirmó: “Cuando el Señor habla, debemos recordar que Su voz no solo guía nuestra vida personal, sino también el destino de todo Su reino.” (“My Words Never Cease,” abril de 2008).
Esta frase introduce un llamado divino y establece que lo que sigue tiene implicaciones eternas y está respaldado por la autoridad absoluta del Señor.
“A ti, mi siervo William, eres llamado y escogido…”
El llamado y la elección de William W. Phelps enfatizan que el Señor conoce a Sus hijos y los llama según Sus propósitos. Ser “llamado y escogido” implica no solo una asignación específica, sino también la responsabilidad de actuar con fidelidad.
El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Ser llamado por el Señor significa que Él ve en nosotros un potencial divino para cumplir Su obra.” (“Choices for Eternity,” mayo de 2022).
El Señor personaliza Su llamado para cada individuo, demostrando que cada miembro tiene un lugar y un propósito en Su obra.
“Y después de bautizarte en el agua, si lo haces con la mira puesta únicamente en mi gloria…”
El bautismo es el primer convenio sagrado en el camino hacia la exaltación. Hacerlo “con la mira puesta únicamente en mi gloria” recalca que las ordenanzas deben realizarse con sinceridad y devoción, enfocándose en Dios y no en motivos personales o temporales.
El presidente Gordon B. Hinckley dijo: “El bautismo es más que un acto de sumergirse en el agua; es una declaración de nuestro deseo de vivir según los mandamientos de Dios.” (“Una obra maravillosa y un prodigio,” abril de 2002).
El bautismo es más significativo cuando se realiza con un corazón puro y una intención genuina de servir y glorificar a Dios.
“Obtendrás la remisión de tus pecados y la recepción del Santo Espíritu mediante la imposición de manos.”
Este pasaje subraya la doctrina de la remisión de pecados a través del bautismo y el don del Espíritu Santo como un guía constante en la vida del discípulo. La imposición de manos por la autoridad del sacerdocio asegura que esta ordenanza sea válida ante el Señor.
El élder David A. Bednar enseñó: “El don del Espíritu Santo nos da el poder divino para discernir, aprender y perseverar en el camino del Evangelio.” (“Recepción del Espíritu Santo,” abril de 2006).
La remisión de los pecados y el don del Espíritu Santo son bendiciones inseparables del bautismo que marcan el inicio de una vida nueva en Cristo.
Este versículo encapsula la esencia del Evangelio restaurado: el llamado personal del Señor, el poder del bautismo como un convenio esencial, y la recepción del Espíritu Santo como una guía constante en la vida del discípulo. Al realizar estas ordenanzas con un corazón sincero y un enfoque en la gloria de Dios, los santos pueden experimentar un cambio significativo en su vida espiritual.
El presidente Thomas S. Monson afirmó: “El bautismo es el portal hacia una nueva vida, una vida dedicada a seguir al Salvador y a cumplir Sus mandamientos.” (“Principios y promesas,” octubre de 2008).
En resumen, este versículo nos invita a reflexionar sobre la importancia de las ordenanzas del Evangelio y cómo estas nos conectan con el poder redentor de Cristo. Al responder con fe a Su llamado y guardar nuestros convenios, recibimos las bendiciones prometidas que nos preparan para una vida de servicio y discipulado.
2. La Responsabilidad de Predicar el Evangelio
Versículo 2: “Y entonces serás ordenado élder de esta iglesia por mano de mi siervo José Smith, hijo, para predicar el arrepentimiento y la remisión de pecados por medio del bautismo en el nombre de Jesucristo, el Hijo del Dios viviente.”
El llamado a ser élder implica la responsabilidad de enseñar y ministrar las ordenanzas esenciales para la salvación. Este versículo subraya el deber de compartir el Evangelio y actuar como representante autorizado del Señor.
El élder D. Todd Christofferson afirmó: “La responsabilidad de predicar el Evangelio es central en el sacerdocio y permite a los hijos de Dios acceder a las bendiciones de la redención.” (“La redención a través del sacerdocio,” abril de 2012).
“Y entonces serás ordenado élder de esta iglesia por mano de mi siervo José Smith, hijo…”
La ordenación al sacerdocio es un acto sagrado realizado por la autoridad divina. En este caso, José Smith, como profeta y portador del Sacerdocio de Melquisedec, confiere la autoridad para actuar en el nombre de Dios. Este acto subraya que el sacerdocio es administrado exclusivamente a través de la autoridad del Señor.
El presidente Russell M. Nelson dijo: “El sacerdocio es el poder de Dios delegado a los hombres para bendecir a Sus hijos y llevar a cabo Su obra en la tierra.” (“El sacerdocio y la plenitud de la verdad,” abril de 2018).
La ordenación al sacerdocio no solo otorga autoridad, sino también una responsabilidad solemne de representar al Salvador en la obra de redención y ministración.
“Para predicar el arrepentimiento y la remisión de pecados…”
El propósito principal del sacerdocio es predicar el Evangelio, invitando a las personas a arrepentirse y a reconciliarse con Dios. El arrepentimiento y la remisión de pecados son fundamentales en el plan de salvación, y el élder actúa como un representante de Cristo al invitar a las almas a regresar al camino del convenio.
El presidente Dieter F. Uchtdorf enseñó: “El arrepentimiento es el proceso por el cual cambiamos para acercarnos más al Señor. Es el mensaje central del Evangelio.” (“El don del arrepentimiento,” abril de 2007).
Los élderes tienen la responsabilidad sagrada de invitar a todos a experimentar el poder transformador del arrepentimiento y la limpieza que trae la remisión de pecados.
“Por medio del bautismo en el nombre de Jesucristo, el Hijo del Dios viviente.”
El bautismo es la puerta de entrada al reino de Dios y la ordenanza mediante la cual se realiza la remisión de pecados. Se realiza en el nombre de Jesucristo, enfatizando que Él es el Salvador y el centro del plan de redención.
El élder Robert D. Hales enseñó: “El bautismo no solo nos limpia del pecado, sino que también nos introduce en un convenio eterno con Dios, con Cristo como nuestro mediador.” (“El pacto del bautismo,” abril de 2000).
El bautismo es una expresión de fe y obediencia que simboliza un nuevo comienzo y una relación renovada con Dios a través de Jesucristo.
Este versículo encapsula la obra y el propósito del sacerdocio: llevar almas a Cristo mediante la predicación del Evangelio y la administración de las ordenanzas esenciales para la salvación. La ordenación de William W. Phelps como élder destaca la solemnidad de representar al Salvador en esta sagrada responsabilidad.
El presidente Thomas S. Monson afirmó: “El sacerdocio no solo es autoridad, sino la capacidad divina para ministrar en el nombre del Señor, bendiciendo y salvando almas.” (“El llamado de los profetas,” octubre de 2012).
En resumen, este versículo subraya que el sacerdocio es una delegación de poder divino que se utiliza para cumplir con la misión del Salvador. Al aceptar esta responsabilidad, los élderes deben actuar con fe y obediencia para cumplir con el propósito de Dios de llevar a Sus hijos de regreso a Su presencia.
3. La Contribución a la Educación y la Imprenta
Versículo 4: “Y además, serás ordenado para ayudar a mi siervo Oliver Cowdery en la obra de imprimir, seleccionar y escribir libros para las escuelas de esta iglesia, a fin de que también los niños pequeños reciban instrucción ante mí, lo cual me complace.”
Este versículo destaca la importancia de la educación y la publicación en la obra del Señor. La instrucción de los niños y la creación de materiales educativos reflejan la visión divina de preparar a las generaciones jóvenes en el Evangelio.
El presidente Gordon B. Hinckley enseñó: “La educación es una parte vital de nuestra preparación espiritual y temporal para edificar el reino de Dios.” (“El valor del aprendizaje,” octubre de 1995).
“Y además, serás ordenado para ayudar a mi siervo Oliver Cowdery en la obra de imprimir…”
El Señor delega responsabilidades específicas para edificar Su reino, combinando los talentos únicos de Sus siervos con Sus propósitos eternos. En este caso, la obra de impresión era crucial para la difusión de las verdades del Evangelio y para fortalecer la Iglesia naciente.
El presidente Dallin H. Oaks dijo: “El Señor inspira a Sus siervos a usar sus habilidades y talentos para avanzar Su obra de maneras únicas y específicas.” (“Tus talentos y habilidades,” abril de 2018).
La obra de impresión no solo era un esfuerzo práctico, sino una forma de consagrar talentos individuales al servicio del Señor.
“Seleccionar y escribir libros para las escuelas de esta iglesia…”
La educación en principios del Evangelio es una prioridad divina, no solo para los adultos, sino también para los niños. Escribir y seleccionar libros refleja la necesidad de materiales inspirados que fortalezcan la fe y el conocimiento espiritual desde una edad temprana.
El presidente Gordon B. Hinckley enseñó: “La educación basada en principios del Evangelio es una preparación esencial para enfrentar los desafíos de la vida.” (“El aprendizaje y la fe,” abril de 1997).
El desarrollo de recursos educativos basados en el Evangelio asegura que la instrucción secular y espiritual se alinee con los valores eternos.
“A fin de que también los niños pequeños reciban instrucción ante mí, lo cual me complace.”
El Señor se deleita en que los niños reciban instrucción en Su Evangelio. Los niños son preciados a Sus ojos, y prepararlos espiritualmente desde temprano es esencial para que puedan cumplir con su potencial divino.
El Salvador dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios” (Marcos 10:14).
Este énfasis en los niños refleja la importancia de educarlos en el Evangelio, ayudándolos a establecer una base espiritual sólida para toda la vida.
Este versículo subraya cómo el Señor organiza Su obra en todas las dimensiones, desde el ministerio espiritual hasta los aspectos educativos. La responsabilidad de William W. Phelps de trabajar junto a Oliver Cowdery muestra que el talento individual puede consagrarse para cumplir con las necesidades específicas de la Iglesia. Además, el enfoque en la educación de los niños demuestra el interés del Señor en preparar espiritualmente a la próxima generación.
El élder Dieter F. Uchtdorf afirmó: “El Señor nos necesita a todos, con nuestras habilidades y talentos únicos, para construir Su reino y bendecir a Sus hijos.” (“Ser uno en Cristo,” octubre de 2008).
En resumen, este versículo nos invita a reflexionar sobre cómo podemos consagrar nuestras habilidades y esfuerzos al servicio del Señor. Al hacerlo, ayudamos a fortalecer Su Iglesia y a edificar a las generaciones presentes y futuras, asegurando que el Evangelio se enseñe y viva en todas las etapas de la vida.
4. Fe y Obediencia en el Viaje a Misuri
Versículo 5: “Y además, de cierto te digo que por esta causa viajarás con mis siervos José Smith, hijo, y Sidney Rigdon, para que te establezcas en la tierra de tu herencia, con objeto de hacer esta obra.”
Este mandato representa tanto un llamado literal como simbólico. El viaje a Misuri refleja la obediencia y la disposición para dejar atrás lo conocido, confiando en que el Señor guiará y proveerá.
El élder Jeffrey R. Holland dijo: “El viaje de la fe a menudo nos lleva a lugares desconocidos, pero el Señor siempre nos guía hacia Su propósito divino.” (“Lo mejor está por venir,” abril de 2012).
“Y además, de cierto te digo que por esta causa viajarás…”
El Señor instruye a William W. Phelps a emprender un viaje, lo que simboliza tanto una acción literal como un acto de fe. Los viajes en el contexto del Evangelio representan un movimiento hacia el cumplimiento del propósito divino y una demostración de obediencia a los mandatos del Señor.
El élder Jeffrey R. Holland enseñó: “A menudo, el viaje del discipulado requiere dejar lo familiar y confiar en el plan de Dios para guiarnos hacia algo mejor.” (“Lo mejor está por venir,” abril de 2012).
El acto de viajar en respuesta al mandato divino es una expresión de fe activa, que demuestra disposición para cumplir con la obra del Señor, incluso cuando implica sacrificios o incertidumbre.
“Con mis siervos José Smith, hijo, y Sidney Rigdon…”
El mandato de viajar en compañía de José Smith y Sidney Rigdon resalta la importancia de la unidad y el trabajo en equipo en la obra del Señor. Los líderes inspirados actúan como guías para los nuevos conversos y colaboradores, ayudándoles a comprender su papel en la edificación del reino de Dios.
El presidente Henry B. Eyring afirmó: “En la obra del Señor, trabajamos mejor cuando lo hacemos unidos, confiando en los líderes que Él ha llamado.” (“Unidos en la obra,” abril de 2008).
La colaboración con líderes experimentados proporciona un modelo para servir con eficacia y para aprender de quienes tienen más experiencia en la obra del Evangelio.
“Para que te establezcas en la tierra de tu herencia…”
La “tierra de tu herencia” hace referencia al lugar designado por el Señor donde los santos habitarían y construirían Sión. Este concepto subraya la promesa de Dios de bendecir a Sus hijos con un hogar espiritual y físico, donde puedan prosperar y cumplir Sus mandamientos.
El presidente Russell M. Nelson dijo: “El Señor siempre prepara un lugar para Su pueblo, un lugar donde puedan establecerse y construir Su reino.” (“Preparados para reunir a Israel,” octubre de 2018).
La herencia prometida no solo es un lugar físico, sino también un estado de comunión con Dios, donde los santos pueden crecer espiritualmente y contribuir a Su obra.
“Con objeto de hacer esta obra.”
La obra mencionada aquí se refiere a la tarea específica de Phelps en la impresión y educación, pero también simboliza la obra mayor de edificar el reino de Dios. Cada llamado en la Iglesia tiene un propósito divino y contribuye al cumplimiento del plan de salvación.
El élder Dieter F. Uchtdorf declaró: “No importa cuán pequeña o grande parezca nuestra tarea en el reino, toda obra del Señor es importante y significativa.” (“Ser uno con Cristo,” octubre de 2008).
La obra de Phelps era parte de un esfuerzo colectivo para establecer Sión y difundir el Evangelio. Esto refleja cómo cada miembro tiene un papel vital en el plan del Señor.
Este versículo resalta varios principios clave del Evangelio: la importancia de actuar con fe, trabajar en unidad con los líderes del Señor y cumplir con las asignaciones específicas que Él nos da. El viaje de William W. Phelps hacia la tierra de su herencia simboliza el compromiso de los santos con la construcción de Sión, tanto física como espiritualmente.
El presidente Spencer W. Kimball enseñó: “Dios llama a hombres y mujeres a Su obra para que puedan edificar Su reino y, al hacerlo, ser edificados ellos mismos.” (“El camino del discipulado,” octubre de 1979).
En resumen, este versículo nos invita a responder con fe a los mandatos del Señor, confiar en Su plan y trabajar diligentemente en la asignación que se nos haya dado, sabiendo que al hacerlo, estamos contribuyendo a Su propósito eterno.
Doctrina y Convenios 55 – “Llamamiento de William W. Phelps”
La sección 55 fue dada por revelación a través de José Smith el 14 de junio de 1831 en Kirtland, Ohio, y está dirigida a William Wines Phelps, un converso reciente y editor de un periódico, que deseaba saber cuál era su deber dentro de la Iglesia. Esta revelación establece su misión clave en el establecimiento de la Iglesia en Misuri.
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El Señor llama a quienes le sirven con sinceridad (v. 1): El Señor reconoce el deseo sincero de William W. Phelps y lo llama a Su obra. Esto nos enseña que el Señor conoce los corazones y llama a quienes están dispuestos a servir con fe. No se necesita ser perfecto para ser llamado, sino estar dispuesto.
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Ser bautizado, ordenado y participar activamente (v. 2): Aunque Phelps ya había llegado a Kirtland, el Señor le manda ser bautizado y ordenado. Esta instrucción subraya la importancia de seguir las ordenanzas adecuadamente antes de asumir un llamamiento, mostrando el orden divino en la obra del Señor.
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Llamamiento a predicar y escribir para los niños (v. 3–4): Phelps es llamado a predicar y a escribir libros para la enseñanza de los niños. Esta es una doctrina poderosa: los niños merecen materiales edificantes y doctrinalmente sólidos. El Señor se interesa por su instrucción espiritual desde una edad temprana.
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Ir a Misuri y ayudar en la impresión de libros (v. 5–6): El Señor llama a William a ir a Misuri y colaborar en la imprenta. Su talento como editor y escritor sería consagrado para la edificación del Reino. Aquí se enseña que el Señor usa nuestras habilidades temporales para fines espirituales.
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Promesa de recompensa por la obediencia (v. 6): El Señor promete que, si William es fiel, recibirá una herencia en Sion. Esta es una aplicación del principio eterno de que la obediencia trae bendiciones espirituales y temporales.
El presidente Russell M. Nelson enseñó: “El Señor necesita hombres y mujeres que consagren sus talentos y habilidades para edificar Su Reino. No hay capacidad intelectual, artística o técnica que no pueda ser santificada por el servicio fiel a Dios.” — Presidente Russell M. Nelson, “Los que están a favor del Señor”, Conferencia General, abril de 2015.
William W. Phelps no fue llamado a ser un gran predicador en este momento, sino a escribir libros para los niños y operar una imprenta. Aun así, su contribución fue crucial: ayudó a preparar himnos, literatura para la juventud y materiales esenciales para los santos. Esto nos enseña que ningún llamamiento es pequeño cuando se realiza para Dios.
Además, la instrucción de escribir para los niños nos recuerda que formar espiritualmente a los jóvenes es una prioridad del Reino. El Señor confía esta tarea a personas preparadas y sensibles al Espíritu.
Finalmente, esta sección subraya que el Señor convierte talentos seculares en instrumentos sagrados, y que la fidelidad en los pequeños deberes nos prepara para grandes bendiciones eternas.
Doctrina y Convenios 55 enseña que:
- El Señor llama por revelación a quienes están dispuestos a servir.
- La obra del Reino incluye tanto tareas espirituales como administrativas o educativas.
- La formación espiritual de los niños es esencial.
- El uso consagrado de talentos personales honra a Dios y bendice a Su pueblo.
- La obediencia fiel trae recompensa eterna.
























