Tu estudio de — El Libro De Mormón
Primera Parte:
1 Nefi Hasta Palabras de Mormón
Primer Nefi Capítulo 10
Ahora que Nefi va a grabar la narración de su propia vida y ministerio en las Planchas Menores, podremos darnos cuenta de que va a resumir muchas de las cosas que su padre profetizó como parte del contexto y antecedentes para sus propios escritos.
1 Y AHORA yo, Nefi, procedo a hacer un relato sobre estas planchas (las Planchas Menores) de la historia de mis hechos, y mi reinado y ministerio; así pues, para continuar con mi relación, debo decir algo más acerca de las cosas de mi padre y también de mis hermanos (y así os proporcionaré un contexto para las cosas que escribiré más tarde).
2 Porque he aquí, aconteció que luego que mi padre hubo concluido de relatar acerca de su sueño (tal cual se registró en 1 Nefi 8), y también de exhortarlos a ejercer toda diligencia, les habló acerca de los judíos,
Ahora Nefi escribe algunas profecías muy específicas, las cuales su padre, el profeta, profetizó en cuanto a los judíos y su cautividad, sobre el Salvador, Juan el Bautista, la expiación, la crucifixión y resurrección de Cristo, la dispersión y recogimiento de Israel, y la restauración del evangelio. Todas estas cosas y más se encuentran en los restantes 20 versículos de este breve capítulo.
3 que después que (los judíos) fuesen destruidos, sí, esa gran ciudad de Jerusalén, y muchos de ellos fuesen llevados cautivos a Babilonia (una nación poderosa y enemiga localizada a unos 800 kilómetros al este de Jerusalén; básicamente, donde hoy día encontramos el Irak moderno), volverían otra vez de acuerdo con el propio y debido tiempo del Señor, sí, (los judíos) volverían de su cautividad; y después de volver de su cautividad, poseerían otra vez la tierra de su herencia.
Como seguramente ya habrás notado, a pesar de que las profecías del versículo 3, arriba, son literales (acontecieron en verdad), también encontramos que aquí hay mucho simbolismo (el cual es típico a través de todas las escrituras). Por ejemplo:
Judíos-pueden ser un símbolo del pueblo del convenio del Señor.
Babilonia—a menudo simbólico de lo mundano, la iniquidad, el reino de Satanás.
Volver de Babilonia-a veces simboliza el arrepentimiento y volver al Señor.
Volver de la cautividad-simboliza la expiación de Cristo y el evangelio que nos lleva a la expiación.
El poseer nuevamente la tierra de su herencia-es símbolo de lograr la exaltación celestial, la cual es el derecho de nacimiento (“primogenitura”) de cada uno de nosotros, pues somos hijos espirituales de nuestros Padres Celestiales (véase el segundo párrafo de La Familia: Una Proclamación para el Mundo, dada por la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce Apóstoles, el 23 de septiembre de 1995).
4 Sí, seiscientos años después de la partida de mi padre de Jerusalén (Lehi y su familia salieron en el año 600 a.C.), el Señor Dios levantaría a un profeta (Cristo) entre los judíos: sí, un Mesías, o, en otras palabras, un Salvador del mundo.
5 Y también (Lehi) habló concerniente a los profetas: del gran número que había testificado de estas cosas referentes a este Mesías de quien él había hablado, o sea, de este Redentor del mundo.
6 Por lo tanto, todo el género humano se hallaba en un estado perdido y caído (debido a la caída de Adán), y lo estaría para siempre, a menos que confiase en este Redentor. (Es decir, sin el Salvador, todos estaríamos permanentemente perdidos).
7 Y también les habló acerca de un profeta (Juan el Bautista) que habría de preceder al Mesías, para preparar la vía del Señor;
8 sí, y que saldría y proclamaría en el desierto: Preparad el camino del Señor y enderezad sus sendas, porque entre vosotros se halla uno (Cristo) a quien no conocéis; y más poderoso es que yo (Juan el Bautista), y de quien no soy digno de desatar la correa de su zapato (quizás queriendo decir “ni siquiera soy digno de desatar la correa de Sus sandalias para quitárselas y limpiar Sus pies”). Y mi padre habló mucho tocante a esta cosa.
9 Y mi padre dijo que (Juan el Bautista) bautizaría en Betábara, del otro lado del Jordán (en el lado este del rio Jordán); y también dijo que bautizaría con agua; que aun bautizaría al Mesías con agua;
10 y que después de haber bautizado al Mesías con agua, vería y daría testimonio de haber bautizado al Cordero de Dios (Cristo), que quitaría los pecados del mundo. (La expiación de Cristo está disponible para todos en el mundo entero, bajo las condiciones del arrepentimiento sincero y vivir el evangelio).
Las profecías en los versículos anteriores son muy específicas, y nos recuerdan que el Señor conoce en verdad el futuro. A continuación tenemos muchas más profecías.
11 Y aconteció que luego que mi padre hubo dicho estas palabras, habló a mis hermanos tocante al evangelio que sería predicado entre los judíos, y también concerniente a que los judíos degenerarían en la incredulidad (apostasía). Y luego que hubiesen dado muerte al Mesías (crucificado a Cristo) que habría de venir, y después de haber sido muerto, resucitaría de entre los muertos y se manifestaría a los gentiles (refiriéndose a los que no son judíos ni israelitas) por medio del Espíritu Santo.
12 Sí, mucho habló mi padre acerca de los gentiles y también de la casa de Israel, que se les compararía a un olivo, cuyas ramas serían desgajadas y esparcidas sobre toda la faz de la tierra.
El hecho de comparar la Casa de Israel (las tribus de Israel) a un olivo (árbol) conlleva un simbolismo muy interesante e importante que a menudo se usa en las escrituras. Tomemos un momento ahora para repasar este simbolismo. Usaremos algunos fragmentos de El Libro de Mormón: Manual del Alumno de Religión. Rel. 121 y 122, y usaremos negrita para resaltar.
«El uso del olivo como símbolo de la casa de Israel es un ejemplo excelente de cómo Dios utiliza el simbolismo para enseñar a sus hijos las leyes y los principios del evangelio. Durante siglos se ha asociado el árbol del olivo con la paz. La guerra y sus penosas consecuencias de destrucción, el saqueo de la tierra, el sitio y la muerte, eran difícilmente condiciones apropiadas para el cultivo de huertos de olivos, los cuales requieren muchos años de cuidados para alcanzar una producción plena. Cuando la paloma volvió al arca de Noé, llevaba en su pico una hoja de olivo como símbolo de que Dios se encontraba nuevamente en paz con la tierra (véase Génesis 8:11). La rama de olivo se utilizó en Grecia y en Roma para representar la paz, y todavía se usa en ese sentido en los escudos de varios países del mundo. La única fuente de paz es Jesucristo, el Príncipe de Paz, y Su paz solo se obtiene por medio de la obediencia a las leyes y ordenanzas del evangelio. Esas leyes y ordenanzas se dan al mundo mediante la casa de Israel, simbolizada por el olivo. Alguien dijo una vez que no se eligió a Israel para ser un pueblo altivo, cuyo fin fuera elevarse por sobre los demás, sino por el contrario, para elevar a los demás”.
«En el cultivo del olivo, existe otro evidente significado simbólico. Si el vástago verde de un olivo se planta directamente y se le permite crecer, se convierte en un olivo silvestre, un arbusto que crece sin control en una maraña de gajos y ramas que solamente producen un pequeño fruto inservible (véase Harold N. y Alma L. Moldenke, Plants of the Bible, pág. 159). Para llegar a obtener un olivo productivo, el gajo principal del silvestre se debe cortar totalmente injertar en él una rama de un olivo cultivado. Mediante podas y cuidados, el árbol comenzará a dar fruto a los siete años, pero no alcanzará su máxima productividad hasta después de los quince años.”
“En otras palabras, el olivo no puede producir buen fruto por sí mismo, sino que requiere injertos y cuidados por parte del horticultor (simbólico de Dios) para alcanzar su máxima producción. A través de su historia, Israel ha demostrado una y otra vez cuán extraordinariamente apropiado es simbolizado con un olivo. Cuando el pueblo de Israel se puso en las manos de su Dios para que lo podara e injertara, prosperó y dio buen fruto; pero cuando se apartó de Cristo, el Amo de la viña, y buscó su propia fuente de vida y sostén, se tornó silvestre e infructífero”.
«Otras dos características importantes del olivo ilustran aún más cuán apropiado es este símbolo para Israel.Primero, aunque un olivo requiere casi quince años para alcanzar su plena fructificación, puede luego producir durante siglos. Algunos de los árboles de olivos que se encuentran en la Tierra Santa han producido frutos abundantemente por lo menos durante cuatrocientos años. La segunda y asombrosa cualidad de este árbol es que cuando finalmente envejece y comienza a morir, las raíces echan nuevos brotes, que si se injertan y se podan en la forma correcta, crecerán hasta convertirse en árboles productivos. Por lo tanto, aparte de que el árbol mismo puede producir fruto durante siglos, la raíz del árbol puede seguir produciendo fruto y nuevos árboles durante Milenios. Se cree que algunos de los antiguos olivos que existen en Israel en la actualidad provienen de árboles que ya eran antiguos durante el ministerio terrenal de Cristo. . .”
“Zenós no fue el único profeta que utilizó el olivo como símbolo figurativo para representar al pueblo escogido de Dios. Jeremías, previendo la destrucción de los judíos por los babilonios, comparó el pueblo del convenio con un olivo verde consumido por el fuego (véase Jeremías 11:16). También el apóstol Pablo utilizó una breve alegoría sumamente parecida a la de Zenós con el fin de amonestar a los cristianos romanos contra el orgullo, cuando éstos compararon su posición favorecida con la de los judíos (véase Romanos 11:16-24).
En la revelación moderna, el Señor utiliza la parábola de la viña y del plantío de olivos para demostrar cuál es Su voluntad concerniente a la redención de Sión (véase D. y C. 101:43-58). (El Libro de Mormón: Manual del Alumno de Religión. Rel. 121 y 122, p. 47-48).
Ahora proseguiremos con la narración de Nefi sobre las profecías de su padre.
13 Por tanto, dijo que era necesario que (aquellos que en esta ocasión viajábamos lejos de la tierra de Jerusalén junto Lehi) fuéramos conducidos unánimemente a la tierra de promisión, para que se cumpliese la palabra del Señor de que seríamos dispersados sobre toda la faz de la tierra. (En otras palabras, Nefi nos dice que tanto él como su gente son parte del cumplimiento de la profecía que dice que Israel sería esparcido por todo el mundo).
14 Y que después que la casa de Israel (las doce tribus de Israel) fuese esparcida, sería de nuevo recogida; o, en una palabra (en resumen), después que los gentiles hubiesen recibido la plenitud del evangelio (después de la restauración del evangelio por medio del Profeta José Smith), las ramas naturales del olivo, o sea, los restos de la casa de Israel, serían injertados, o llegarían al conocimiento del verdadero Mesías, su Señor y su Redentor.
El recogimiento de Israel, del que se habla arriba, ciertamente va adelante a un paso acelerado en nuestros días. Este recogimiento se está dando de manera literal (física) y espiritual. Hoy en día, los nuevos conversos y los miembros nacidos en el convenio están siendo «recogidos” (se están reuniendo o juntando) en las estacas de la iglesia allá donde quiera que vivan. Sin embargo, no es suficiente que seamos congregados físicamente. Debemos ser “recogidos” espiritualmente, para que así podamos ser literalmente “recogidos” de vuelta a la presencia del Padre en la gloria celestial y exaltación.
15 Y con estas palabras mi padre profetizó y habló a mis hermanos, y también muchas otras cosas que no escribo en este libro (las Planchas Menores); porque he escrito en mi otro libro (las Planchas Mayores) cuanto me pareció conveniente.
16 Y todas estas cosas, de las cuales he hablado, sucedieron mientras mi padre vivía en una tienda en el valle de Lemuel.
A continuación, Nefi nos enseña muchas cosas, incluyendo cómo conseguir nuestro propio testimonio. En algunas partes usaremos negrita para resaltar dichas enseñanzas.
17 Y aconteció que después que yo, Nefi, hube oído todas las palabras (debemos escuchar el evangelio) de mi padre concernientes a las cosas que había visto en su visión, y también las cosas que habló por el poder del Espíritu Santo (debemos sentir el poder del Espíritu Santo dando testimonio de lo que hemos escuchado), poder que recibió por la fe que tenía en el Hijo de Dios (debemos tener fe en Cristo)—y el Hijo de Dios era el Mesías que habría de venir—yo, Nefi, sentí deseos de que también yo viera, oyera y supiera (debemos tener un deseo sincero y honesto de obtener un testimonio) de estas cosas, por el poder del Espíritu Santo, que es el don de Dios para todos aquellos que lo buscan diligentemente (este testimonio está disponible para todos), tanto en tiempos pasados como en el tiempo en que se manifieste él mismo a los hijos de los hombres.
18 Porque él es siempre el mismo ayer, hoy y para siempre (el plan de salvación y los requisitos para la exaltación siempre han sido los mismos y siempre lo serán); y la vía ha sido preparada para todos los hombres desde la fundación del mundo (el plan de salvación se preparó en la vida premortal), si es que se arrepienten y vienen a él.
19 Porque el que con diligencia busca, hallará (se requiere diligencia y tiempo para lograr un testimonio firme y profundo); y los misterios de Dios (las enseñanzas básicas del evangelio) le serán descubiertos por el poder del Espíritu Santo, lo mismo en estos días como en tiempos pasados, y lo mismo en tiempos pasados como en los venideros; por tanto, la vía del Señor es un giro eterno.
Arriba, en el versículo 19, el uso de la frase “la vía del Señor es un giro eterno” puede dar pie a muchas interpretaciones. Se puede interpretar, por ejemplo, como que Dios siempre utiliza el mismo plan de salvación para todos Sus hijos en todos Sus mundos. Otro aspecto interesante de esta frase, es que el camino que lleva a la exaltación siempre dependerá de los mismos principios y ordenanzas del evangelio para cada persona que busque y alcance la exaltación.
También se puede interpretar como que el Padre siempre nos trae, a cada grupo de Sus hijos espirituales, a través del mismo “giro eterno» primero, una vida premortal “eterna”-inteligencias, las cuales no fueron creadas (DyC 93:29) y por lo tanto han existido siempre; segundo, un nacimiento espiritual por padres celestiales (véase el segundo párrafo de La Proclamación sobre la Familia); tercero, una vida mortal en la tierra-la cual no es eterna, pero es parte de la eternidad; cuarto, la resurrección, la cual pone nuevamente a Sus hijos en un estado eterno de existencia.
Esta explicación puede resultar un poco compleja, así que la podríamos simplificar diciendo que “un giro eterno” puede significar “de eternidad a mortalidad y vuelta a la eternidad”.
Se nos enseña que utilizaremos este mismo “giro eterno” o plan de salvación para nuestros propios hijos espirituales cuando nosotros lleguemos a ser Dioses. En 1916, la Primera Presidencia hizo la siguiente declaración en cuanto a este tema (negrita añadida para resaltar):
«. . . Solo los seres resucitados y glorificados pueden llegar a ser padres de hijos espirituales. Únicamente esas almas exaltadas han alcanzado la madurez en el rumbo señalado de la vida eterna, y los espíritus que les nazcan en los mundos eternos pasarán en su debida secuencia por las diversas etapas o estados mediante los cuales sus padres glorificados lograron la exaltación” (Declaración de la Primera Presidencia en 1916, Improvement Era, agosto, 1916, p. 942).
A continuación, Nefi nos enseña el principio de responsabilidad (el rendir cuentas a alguien) y nos advierte de las consecuencias de las decisiones insensatas. (Negrita añadida para resaltar).
20 Recuerda, pues, oh hombre, que por todos tus hechos serás traído a juicio.
21 Por lo que, si habéis procurado hacer lo malo en los días de vuestra probación (durante vuestras vidas mortales), entonces os halláis impuros ante el tribunal (el juicio final) de Dios; y ninguna cosa impura puede morar con Dios (nadie puede vivir con Dios sin antes haber sido limpiado a través de la expiación de Cristo); así que, debéis ser desechados para siempre (se os mantendrá fuera de la presencia de Dios para siempre).
22 Y el Espíritu Santo me da autoridad para que declare estas cosas y no las retenga.
























