El primer libro de Nefi

Tu estudio de — El Libro De Mormón
Primera Parte:
1 Nefi Hasta Palabras de Mormón

Primer Nefi Capítulo 13

A medida que la visión continúa, a Nefi se le muestra la formación de una “grande y abominable iglesia” y aquello a lo que usualmente nos referimos como la “Edad Media” o el Periodo del Oscurantismo. Además se le muestran unos detalles extraordinarios en cuanto a Cristóbal Colón, los Padres Peregrinos, la destrucción de los lamanitas en las Américas, las Trece Colonias Estadounidenses, la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, y la ayuda de Dios a las colonias inexpertas que lucharon por su independencia de Gran Bretaña. Además, verá que estos traerán la Biblia y que ésta había sido despojada de “muchas partes claras y preciosas”. Nefi también verá el establecimiento de los Estados Unidos, la aparición del Libro de Mormón, la reunión de la Biblia y el Libro de Mormón, y por último, una breve visión de los últimos días.

1 Y ACONTECIÓ que el ángel me habló, diciendo: ¡Mira! Y miré, y vi muchas naciones y reinos (por el contexto, entendemos que se trata de las naciones de Europa).

2 Y me dijo el ángel: ¿Qué ves? Y yo dije: Veo muchas naciones y reinos.

3 Y me dijo él a mí: Éstas son las naciones y los reinos de los gentiles.

La palabra “Gentiles”, tal cual aparece en el versículo 3, arriba, tiene muchas definiciones diferentes, lo cual puede llevar a confusión si no se considera el contexto. En el sentido más básico, puede significar “alguien que no es de tu grupo”. En las escrituras, dependiendo del contexto, tiene dos significados comunes. En un sentido se refiere a las personas que no eran del linaje de Israel. En otros contextos de las escrituras, hace referencia a las naciones que no tienen el evangelio, a pesar de que puedan tener sangre israelita (véase ‘Gentiles’ en la Guía para el Estudio de las Escrituras).

En el Libro de Mormón, esta palabra a menudo se refiere a las personas que no eran de la región de Jerusalén. A esto precisamente se refiere el versículo 3, arriba, y en especial, hace referencia a las naciones de Europa durante la edad oscura y después de esta época, pues casi todos tenían sangre israelita.

4 Y aconteció que vi entre las naciones de los gentiles la formación de una grande iglesia.

Aquí, Nefi nos enseñará sobre la “grande y abominable iglesia”. A veces, existe un malentendido en cuanto a esta “iglesia”. En el pasado, muchos han considerado que esta iglesia era una iglesia cristiana en concreto.

Si leemos atentamente, nos daremos cuenta de que tal no es el caso, no puede ser. Si esta escritura se refiriera exclusivamente a una iglesia o denominación, se estaría pasando por alto a todos los otros que enseñan o apoyan falsedades o maldades, incluyendo diferentes tipos de combinaciones secretas, colectivos o bandas, naciones o grupos que buscan la caída de la democracia, etc.

5 Y el ángel me dijo: He aquí la formación de una iglesia que es la más abominable de todas las demás iglesias, que mata a los santos de Dios, sí, y los atormenta y los oprime, y los unce con un yugo de hierro, y los reduce al cautiverio.

6 Y aconteció que vi esta grande y abominable iglesia, y vi que el diablo fue su fundador.

En los versículos 5 y 6, arriba, descubrimos que el diablo es el “fundador” de la “gran y abominable”. Esto nos enseña que la gran y abominable iglesia es el reino del diablo, sin importar el tipo de organización que él escoja para esconderse. Se nos confirma esto en 1 Nefi 14:10, en donde se nos dice que hay básicamente dos iglesias, una es la “iglesia del Cordero” y la otra es la “iglesia del diablo».

La palabra «iglesia” en la frase “iglesia del diablo” puede ser un poco confusa para algunos lectores. Podría llegar a pensarse que se refiere únicamente a una organización religiosa; sin embargo, nos ayudará el sustituir la palabra “iglesia” por “reino” y así tendremos la frase “el reino del diablo”. Y esta frase representaría a cualquier grupo, individuos u organizaciones que luchan en contra de lo que es justo y bueno. La frase “reino del diablo” se usa en 1 Nefi 22:22.

A continuación, en los versículos 7 al 9, nos encontramos con lo que podríamos llamar “las tres herramientas clave de Satanás”.

Son las siguientes: materialismo, inmoralidad sexual y orgullo. Estas tres categorías mayores de tentación y pecado parecen haber sido tremendamente efectivas a través de toda la historia de la humanidad al desviar a las personas de lo bueno. Hoy en día el diablo todavía las sigue utilizando. Resaltaremos en negrita estas “tres herramientas clave” de la iniquidad.

MATERIALISMO E INMORALIDAD SEXUAL

7 Y vi también oro y plata y sedas y escarlatas y linos de fino tejido y toda especie de vestiduras preciosas; y vi muchas rameras.

8 Y el ángel me habló, diciendo: He aquí, el oro y la plata, las sedas y escarlatas, y los linos de fino tejido, y los preciosos vestidos, y las rameras, son lo que desea esta grande y abominable iglesia.

ORGULLO

9 Y también, por motivo de las alabanzas del mundo, destruyen a los santos de Dios y los reducen al cautiverio.

10 Y sucedió que miré, y vi muchas aguas (océanos); y éstas separaban a los gentiles (especialmente aquellos en Gran Bretaña y Europa) de la posteridad de mis hermanos (de los lamanitas en las Américas).

11 Y aconteció que el ángel me dijo: He aquí, la ira de Dios está sobre la posteridad de tus hermanos (el enojo o la ira del Señor está sobre los lamanitas).

12 Y miré, y vi entre los gentiles (en Europa) a un hombre (Cristóbal Colón) que estaba separado de la posteridad de mis hermanos (en las Américas) por las muchas aguas (océanos); y vi que el Espíritu de Dios descendió y obró sobre él (lo inspiró y dirigió); y el hombre partió sobre las muchas aguas (Colón navegó sobre el océano), sí, hasta donde estaban los descendientes de mis hermanos que se encontraban en la tierra prometida.

El Élder Mark E. Peterson, del Quorum de los Doce Apóstoles, escribió que Cristóbal Colón sintió que él fue inspirado a realizar su viaje. El Eider Peterson explicó:

“Colón creía que podía alcanzar ‘las Indias’ navegando hacia el oeste. Aun cuando había todavía algunas personas de su época que creían que la tierra era plana, Colón no pensaba así y deseaba fervientemente hacer el viaje. Sin embargo, fue algo más que un ansia de aventura lo que impulsó al descubridor a llevar a cabo lo que él llamó ‘su empresa’.

“Id a cualquier biblioteca pública, leed cualquier biografía detallada del descubridor, e inmediatamente se tornará claro para vosotros que él mismo se sentía un hombre inspirado, enviado de los cielos para hacer el viaje. Por ejemplo, Columbus, Don Quijote of the Seas (Colón, el Don Quijote de los mares), escrito en alemán por Jacob Wassermann . . . relata claramente esa parte de la historia:

“‘Desde mi juventud fui marino y sigo siéndolo hasta el presente. . . Dondequiera que un barco haya ido en esta tierra, allí también he estado yo. He hablado y he tratado con hombres de gran conocimiento, con sacerdotes, con laicos, latinos, griegos, judíos y moros, y con muchos hombres de otros credos. El Señor estuvo muy dispuesto a conceder mi deseo y me dio valor y entendimiento. Me dotó de conocimiento de navegación en abundancia, de astronomía tanto como fue necesario y también de geometría. Además, me dio placer y habilidad para hacer mapas y colocar en ellos ciudades, montañas, ríos, islas y bahías, cada uno en su lugar. He visto y he estudiado fielmente muchos libros sobre cosmografía, historia, crónicas y filosofías y otras artes, por lo cual nuestro Señor me abrió la mente, me envió al mar y me inspiró para cumplir la empresa. Quienes oyeron de mi aventura la llamaron locura, se burlaron de mí y se rieron.

Pero ¿quién puede dudar de que el Espíritu Santo me inspiró?’ (Boston: Little, Brown, and

Co., 1930, pp. 19-20)”.(Mark E. Petersen, The Great Prologue, págs. 25-26).

A continuación, Nefi ve a los padres peregrinos (los primeros colonizadores de los Estados Unidos) huyendo de la opresión y viajando a América.

13 Y aconteció que vi al Espíritu de Dios que obraba sobre otros gentiles (los peregrinos), y salieron de su cautividad, cruzando las muchas aguas.

14 Y sucedió que vi muchas multitudes de gentiles (primeros colonizadores) sobre la tierra de promisión, y vi que la ira de Dios vino sobre los descendientes de mis hermanos (los lamanitas en las Américas), y fueron dispersados delante de los gentiles, y afligidos.

En el versículo 14, arriba, Nefi ve la destrucción entre los lamanitas debido a que los exploradores y colonizadores extranjeros llegaron a las Américas y se extendieron entre los indios.

La cita siguiente, que figura en la edición de 1982 de El Libro de Mormón: Manual del Alumno de Religión; Rel. 121 y 122 (el cual se utilizó en BYU, institutos de religión y otras escuelas de la iglesia), nos da un resumen de las maneras en que el pueblo indio fue “dispersado delante de los gentiles, y afligidos” (usaremos negrita para resaltar):

“El cumplimiento de la profecía de Nefi concerniente al esparcimiento de la descendencia de sus hermanos es un tema tan amplio que se necesitarían muchísimos libros para analizarlo completamente; por lo tanto, aquí solo podemos mencionarlo. Es una de las historias más trágicas, y en muchas maneras igual a la persecución y sufrimiento del pueblo judío a través de los siglos (véase 1 Nefi 19:13-15). Desde la época en que Colón desembarcó en las Indias Occidentales, comenzó la destrucción y expulsión de los aborígenes. El alcance de esta destrucción solo ha comenzado a salir a la luz recientemente.

Por ejemplo, Wilbur R. Jacobs, un reconocido historiador, refuta proyecciones anteriores hechas por eruditos europeos y americanos en cuanto a la población aborigen en la época en que Colón llegó al hemisferio occidental en 1492. Los cálculos indicaban que la población indígena en América del Norte era de casi un millón de personas, y la de todo el continente no sobrepasaba los 8 millones. Sin embargo, de acuerdo con Jacobs, los cálculos actuales nos llevan a la cifra de 90 millones de personas para todo el hemisferio y casi 10 millones solo para América del Norte (véase “The Indian and the Frontier in American History-A Need for Revisión”, Western HistóricaI Quarterly, enero de 1973, pág. 45).

Al comparar este total de 10 millones de aborígenes que vivían en América del Norte con los 235.000 que había a comienzos del siglo veinte, comenzamos ahora a vislumbrar el alcance de la tragedia”.

“¿Qué sucedió con todos esos indios? Cook y Dobyns, investigadores de enfermedades epidémicas entre los indios, sostienen convincentemente que millones de ellos murieron a causa de catastróficas epidemias de viruela, peste bubónica, tifoidea, gripe, paludismo, sarampión, fiebre amarilla y otras enfermedades. (Además al traer virus y bacterias del Viejo Mundo, los europeos trajeron malas hierbas, plantas, ratas, insectos, animales domésticos, bebidas alcohólicas y una nueva tecnología que alteró la vida de los aborígenes y el equilibrio ecológico).La viruela, producida por un virus que transmite el aire mismo, era y es una de las enfermedades contagiosas más mortíferas. El contagio producido por medio del aire, la ropa, la ropa de cama (mantas) o por un leve contacto (aun mediante individuos inmunes), barrió tribus enteras, a menudo dejando solamente un puñado de sobrevivientes. Aunque algunos tipos de enfermedades epidémicas quizás se reduzcan a una suave virulencia entre los indios (como entre los blancos) después de generaciones de estar en contacto con el mal, la viruela en cambio fue sin duda la más mortífera de todas, ya que las epidemias atacaban una y otra vez a las generaciones sobrevivientes, acabando también con ellas”. (Jacobs, “The Iridian”, pág. 46).

“Esta no fue la única tragedia que cayó sobre los descendientes de Lehi. Los aborígenes que describió Colón eran “seres amables, almas hospitalarias, curiosas y alegres, que decían la verdad y eran fieles, andaban con gracia y eran poseedores de una religión espiritual» (Citado en la obra de John Collier, The Indians of the Americas, págs. 97-98). No estaban preparados para enfrentarse con la naturaleza despiadada del hombre blanco que como aves de rapiña venía en busca de oro y conversos. ‘La situación era como si un misterioso extranjero, anunciándose con palabras de amor, a quien se recibía con gusto como huésped, se abrazaba como un amigo, a quien se le daba el manejo de la casa y era recibido en el seno de la familia, repentinamente se mostrara no como un hombre sino como un hombre lobo hambriento’. (Collier, The Indians, pág. 97). Se produjo inmediatamente la explotación de los indios como fuente barata de trabajo forzado. A miles de ellos se les enviaron a Europa, y miles de europeos vinieron a América para recibir “una concesión de tierras acompañada con indios destinados al trabajo, por toda la vida, en forma gratuita y obligatoria». (Collier, The Indians, pág. 98).

“La verdad es que en las Indias Occidentales no solo diezmaron, sino que aniquilaron a aquel pueblo que Colón describió como amable, alegre y hermoso. Como al principio se suponía que la mano de obra era ilimitada, a estos esclavos (indígenas), a los cuales se les trataba como un objeto, se les ponía a trabajar hasta la muerte. Tan terrible era la vida que llevaban que se suicidaban en masa, cometían infanticidio de la misma forma, y se abstenían sexualmente a fin de no tener hijos que nacieran en ese horror. Las epidemias letales se añadieron al deseo de morir. Los asesinatos y las desolaciones excedieron a los producidos por los más inflexibles tiranos de épocas anteriores, y no se han logrado sobrepasar desde entonces”. (Collier, The Indians, pág. 98).

Collier indica que “de la población aborigen de Haití y Santo Domingo, calculada entre doscientos y trescientos mil cuando llegó Colón, quedaban menos de quinientos nativos sobrevivientes en el año 1548, ¡solo cincuenta y seis años más tarde! (Collier, The Indians, pág. 99).

Esa historia se repitió numerosas veces en manos de hombres como Cortés, Pizarra y Soto en Perú, Colombia, México y los Estados Unidos. Las escenas que vio Nefi seiscientos años antes de Cristo se convirtieron en una horrible realidad. Tal como lo dijo un escritor:

“He aquí una raza que se vio absorbida por un pujante diluvio de pueblos de una cultura totalmente diferente. Se les arrancó de su medio; se les trasplantó una y otra vez; los blancos los trataran como obstáculos hostiles en una tierra fértil, a los que había que sacar o destruir; se encontraban confundidos por un tipo de economía para el cual no estaban preparados, diezmados por la enfermedad y los vicios a los que no eran inmunes; vieron que constantemente se violaban los tratados solemnes que con ellos se habían hecho; estaban sometidos a un cambio constante de pautas de gobierno, víctimas de oficiales incompetentes y codiciosos; y a veces se sentían desmoralizados por un exceso de bondad paternal bien intencionada pero mal dirigida. Con todo eso, es realmente sorprendente que hayan sobrevivido”. (Kenneth Scott Latourette, A History of the Expansión of Christianity, The Great Century, tomo 4, pág. 323).

15 Y vi que el Espíritu del Señor estaba sobre los gentiles (los colonizadores), y prosperaron y obtuvieron la tierra por herencia; y vi que eran blancos y muy bellos y hermosos, semejantes a los de mi pueblo (los nefitas) antes que los mataran.

16 Y aconteció que yo, Nefi, vi que los gentiles (los cuales llegaron a formar las 13 Colonias y posteriormente se convirtieron en los Estados Unidos) que habían salido de la cautividad se humillaron delante del Señor, y el poder del Señor estaba con ellos.

A continuación, Nefi ve la Guerra de Independencia de los Estados Unidos en su visión. Ve la mano de Dios ayudando a los bandos pequeños de colonizadores (los cuales no solo tenían un adiestramiento precario, sino que estaban mal equipados) bajo el mando de George Washington. También ve el triunfo de estos colonos ante los potentes ejércitos británicos, los cuales estaban mucho mejor adiestrados para la guerra.

17 Y vi que las madres patrias (Gran Bretaña) de los gentiles se hallaban reunidas sobre las aguas, y sobre la tierra también (Gran Bretaña envió el ejército y la marina), para combatirlos (a los colonizadores en Norteamérica),

18 Y vi que el poder de Dios estaba con ellos, y también que la ira de Dios pesaba sobre todos aquellos que estaban congregados en contra de ellos para la lucha.

Hay muchas narraciones fascinantes en cuanto al poder de Dios manifestado en favor de George Washington y sus soldados. Una y otra vez, sus sufridos y andrajosos soldados fueron salvados contra todo pronóstico.

En octubre de 1987, en la revista Ensign se publicó un artículo maravilloso titulado «Delivered by the Power of Cod”(Librados por el Poder de Dios). El autor de este artículo, Jonathan A. Dibble, nos da ejemplos de este poder.

A continuación leeremos unos párrafos de este artículo:

“Los británicos se retiraron pronto de Boston y navegaron hacia Nueva York. Washington, al anticipar dicho movimiento, marchó hacia Nueva York. Allí, una serie de eventos hizo posible otro rescate milagroso de los soldados americanos.

Washington dividió su mando y llevó la mayor parte de sus tropas a

Long Island’s Brooklyn Heights. Disponía solamente de diez mil soldados para proteger un frente de quince millas (24 kilómetros), mientras que el General Howe embarcó aproximadamente quince mil soldados británicos y alemanes (Hessian) en Gravesend Bay, Long Island. Dejó cuatro mil soldados detrás en Staten Island como refuerzos. … los británicos, al navegar hacia arriba del East River, pudieron desembarcar sus tropas detrás de las líneas de Washington y rodearon a su ejército. Los americanos lo tenían muy difícil. Si Washington hubiera perdido diez mil hombres al comienzo de la guerra, es muy probable que la Declaración de la Independencia no hubiera recibido el apoyo público necesario para alimentar el fuego de la libertad.

“Sin embargo, una vez más los elementos intervinieron. El 26 de agosto de 1776, los refuerzos de Howe (los británicos) se retrasaron debido a un fuerte viento de noreste y una marea amenazante que ‘obligó a la flota a bajar a la bahía para anclarse’. A las nueve de la mañana del día siguiente, los estadounidenses podían oír los cañones británicos en la retaguardia americana. En una marcha durante una noche resplandeciente, el general británico Henry Clinton se había deslizado por el lado este de los estadounidenses y había capturado ochocientos presos, entre ellos los generales John Sullivan y William Stirling.

“En este momento, Washington, en lugar de retirarse a través del rio East River, reforzó las posiciones estadounidenses en Brooklyn Heights y esperó el asalto de Howe. Al ver que las tropas estadounidenses estaban atrincheradas, el general británico Howe decidió retrasar su ataque hasta que la flota británica entrara en el rio East River. Sin embargo, los barcos británicos fueron nuevamente retenidos por otro fuerte viento de noreste. Entonces torrentes de lluvia cayeron, lo que dificultaba aún más que la flota británica entrara en el East River y por lo tanto atenuando los esfuerzos de las tropas británicas en tierra. Howe comenzó a acorralar a las líneas de Washington cuando, según el historiador Henry B. Carrington, ‘La lluvia (llegó a ser) incesante, y acompañada de un viento tan violento, que las tropas británicas se refugiaron dentro de sus tiendas, y el progreso en sus obras fue muy lento”.

“Por último, en la noche del 29 de agosto de 1776, Washington, reconociendo la oportunidad para llevar a cabo una retirada táctica, ordenó a sus tropas que atravesaran el rio East River. La primera unidad se embarcó a las diez en punto. Pero a la medianoche, el viento cambió. Y así como el avance británico anterior había sido detenido por los elementos, esta vez la retirada de los estadounidenses se veía amenazada con el desastre. Las balandras y otras embarcaciones de vela no podían navegar, y había muy pocos botes a remos para completar la evacuación en una noche. Según nos relata Carrington, “el viento y la marea eran tan violentos que incluso soldados marineros de Massachusetts no pudieron extender una vela estrecha en ninguno de sus embarcaciones, y los buques de mayor tamaño, de los que tanto dependían, habrían sido arrastrados al mar si hubieran caído en las fuertes corrientes”. “Washington se vio forzado a abandonar la evacuación, pero entonces, milagrosamente, el viento cambió repentinamente, lo que permitió a los estadounidenses cruzar el río justo antes de amanecer. Nueve mil hombres fueron trasladados durante esa retirada. El historiador Bart McDowell escribió que después del amanecer, mientras la última embarcación del ejército avanzaba, un joven capitán notó que los barcos navegaban ‘cubiertos por una amigable y espesa niebla’, lo cual ‘aumento el riesgo de pánico, pero también impidió que nos descubrieran’. El historiador Christopher Ward señaló que ‘la imprevisible Naturaleza (había) favorecido una vez más a los estadounidenses’. Washington ‘había arrebatado a un ejército derrotado de las fauces de una fuerza victoriosa, y prácticamente ante la nariz de la armada más grande jamás vista en aguas Americanas’ (Jonathan A. Dibble, “‘Delivered by the Power of Dios’: The American Revolution and Nephi’s Prophecy,” Ensign, Oct. 1987, 45-52).

19 Y yo, Nefi, vi que los gentiles que habían salido de la cautividad (los colonizadores) fueron librados por el poder de Dios de las manos de todas las demás naciones.

20 Y ocurrió que yo, Nefi, vi que prosperaron en la tierra; y vi un libro (la Biblia), y lo llevaban entre ellos. (Los inmigrantes cristianos trajeron la Biblia con ellos desde los países del viejo mundo”).

21 Y me dijo el ángel: ¿Sabes tú el significado del libro?

22 Y le respondí: No lo sé.

23 Y dijo: He aquí (la Biblia), proviene de la boca de un judío (la Biblia nos ha llegado por medio de los judíos). Y yo, Nefi, miré el libro (vi la Biblia); y el ángel me dijo: El libro que ves es una historia de los judíos, el cual contiene los convenios que el Señor ha hecho con la casa de Israel; y también contiene muchas de las profecías de los santos profetas; y es una narración semejante a los grabados sobre las planchas de bronce, aunque menos en número. No obstante, contienen los convenios que el Señor ha hecho con la casa de Israel; por tanto, son de gran valor para los gentiles.

Aprendemos del versículo 23, arriba, que las planchas de bronce contenían más escritos del Antiguo Testamento que nuestro Antiguo Testamento actual. A continuación, se le mostrará a Nefi que se quitaron muchas cosas de la Biblia antes de que la recibiéramos.

24 Y el ángel del Señor me dijo: Has visto que el libro (la Biblia) salió de la boca de un judío, y cuando salió de la boca del judío, contenía la plenitud del evangelio del Señor, de quien dan testimonio los doce apóstoles; y ellos testifican conforme a la verdad que está en el Cordero de Dios. (En otras palabras, las enseñanzas y sermones originales usados para la compilación original de la Biblia contenían la plenitud del evangelio de Jesucristo. En los próximos versículos, resaltaremos en negrita algunos sucesos relacionados con esto).

25 Por lo tanto, estas cosas (las enseñanzas y escritos originales de la Biblia) proceden en su pureza de los judíos a los gentiles, según la verdad que está en Dios.

26 Y después que proceden por la mano de los doce apóstoles del Cordero (Cristo), de los judíos a los gentiles (los no judíos), tú ves la formación de una iglesia grande y abominable (la iglesia del diablo; véase 1 Nefi 14:10), que es la más abominable de todas las demás iglesias, pues, he aquí, ha despojado el evangelio del Cordero de muchas partes que son claras y sumamente preciosas, y también ha quitado muchos de los convenios del Señor.

Habrás notado que los convenios solo son requisitos para entrar en el reino celestial. No se requieren convenios para entrar en la gloria terrestre o telestial. Por lo tanto, al quitar el sacerdocio y los convenios, Satanás ha hecho mucho daño.

27 Y ha hecho todo esto para pervertir las rectas vías del Señor, para cegar los ojos y endurecer el corazón de los hijos de los hombres.

28 Por tanto, ves tú que después que el libro (la Biblia) ha pasado por las manos de esa grande y abominable iglesia, se han quitado muchas cosas claras y preciosas del libro, el cual es el libro del Cordero de Dios.

29 Y después que se quitaron estas cosas claras y de gran valor, va entre todas las naciones de los gentiles; y luego que va entre todas las naciones de los gentiles, sí, aun hasta el otro lado de las muchas aguas (océanos) que has visto, entre los gentiles que han salido del cautiverio, tú ves que—a causa de las muchas cosas claras y preciosas que se han quitado del libro, cosas que eran claras al entendimiento de los hijos de los hombres, según la claridad que hay en el Cordero de Dios—, a causa de estas cosas que se han suprimido del evangelio del Cordero, muchísimos tropiezan, sí, de tal modo que Satanás tiene gran poder sobre ellos. (La ignorancia en cuanto a las verdades y convenios del evangelio es una desventaja terrible. Esta es una de las razones por las que el Libro de Mormón y las escrituras modernas tienen tanto valor. Estos últimos restauran los “cosas claras y preciosas” para nosotros).

Tenemos una gran deuda de gratitud con los monjes y sacerdotes católicos y otras personas del pasado por preservar meticulosamente la Biblia para todos nosotros en su formato presente. Esta ha ido a todo el mundo básicamente en la forma en la que estos la preservaron, tal y como lo atestiguan manuscritos antiguos en los museos y archivos de nuestro día. Estas personas sufrieron mucho para conservarla en la misma forma en que ellos la recibieron de generaciones anteriores. Por desgracia, algunos en nuestros días, culpan a estos hombres por alterar significativamente la Biblia. Sin embargo, el versículo 29, arriba, nos dice que las “cosas claras y preciosas” fueron quitadas antes de que la Biblia fuera “entre todas las naciones de los gentiles”. Haríamos bien en decirles a nuestros amigos católicos “¡Gracias!” por el gran regalo que han dado al mundo.

A continuación, se le enseña a Nefi en cuanto a la ayuda divina que recibe los Estados Unidos.

30 No obstante, tú ves que los gentiles que han salido de la cautividad (los primeros colonizadores en el nuevo mundo, que más tarde pasa a ser los Estados Unidos), y que, gracias al poder de Dios, han sido elevados sobre todas las demás naciones que hay en la superficie de la tierra, que es una tierra escogida sobre todas las demás, la cual es la tierra que el Señor Dios dio a tu padre por convenio para que fuese la herencia de sus descendientes; por tanto, ves que el Señor Dios no permitirá que los gentiles destruyan completamente a los de la mezcla de tu descendencia que se hallan entre tus hermanos. (Vemos que los descendientes supervivientes de Nefi, que se habrán mezclado con los lamanitas, no serán completamente destruidos por la llegada de los viajantes que llegaran desde el otro lado de los océanos).

31 Ni permitirá (Dios) tampoco que los gentiles (colonizadores) destruyan a la posteridad de tus hermanos (los lamanitas).

A continuación, la mente de Nefi es transportada en visión a un contexto nuevo en el que se le mostrará la restauración del evangelio por medio de José Smith.

32 Ni permitirá el Señor Dios que los gentiles permanezcan para siempre en ese horrible estado de ceguedad, en el que ves que están a causa de las partes claras y sumamente preciosas del evangelio del Cordero que ha suprimido esa iglesia abominable, cuya formación tú has visto.

33 Por tanto, dice el Cordero de Dios (Cristo): Seré misericordioso con los gentiles, aun al grado de visitar al resto de la casa de Israel (a los descendientes de Lehi, o sea, los lamanitas; véase el versículo 34 a continuación) con gran juicio.

“Visitar con gran juicio” es una expresión propia de las escrituras. Básicamente significa cosechar al fin las consecuencias del continuo rechazo de los mandamientos y enseñanzas de Dios.

34 Y aconteció que el ángel del Señor me habló, diciendo: He aquí, dice el Cordero de Dios, después que haya visitado al resto de la casa de Israel—y este resto del que hablo es la posteridad de tu padre (los indios, los indígenas de las Américas)—por lo tanto, después que los haya visitado con juicio, y los haya herido por la mano de los gentiles, y después que los gentiles tropiecen muchísimo a causa de las partes más claras y preciosas que fueron suprimidas del evangelio del Cordero por esa abominable iglesia, que es la madre de las rameras, dice el Cordero, seré misericordioso con los gentiles en aquel día, de tal modo que haré llegar a ellos, por medio de mi propio poder, mucho de mi evangelio que será claro y precioso, dice el Cordero, (En otras palabras, Dios restaurará Su iglesia verdadera sobre la tierra. Esta es la restauración que empezó con el Profeta José Smith).

La expresión “madre de las rameras” tal cual aparece en el versículo 34, arriba, es muy típica en los idiomas del oriente próximo. “Madre” puede referirse a “el origen de” o “el líder de”. Quizás, una explicación adicional en cuanto a la palabra “ramera” también nos ayudará.

Un sinónimo sería el verbo “prostituir”, que significa usar de una manera errada aquello que es puro y santo. Por lo tanto, la expresión “madre de las rameras” es una descripción muy correcta del diablo y sus obras de maldad.

35 Porque he aquí, dice el Cordero: Yo mismo me manifestaré a los de tu posteridad (esto haría referencia a la visita del Señor Resucitado tal cual está registrado en el Tercer Libro de Nefi), por lo que escribirán muchas cosas que yo les suministraré, las cuales serán claras y preciosas; y después que tu posteridad sea destruida (como se registra en el Cuarto Libro de Nefi), y degenere en la incredulidad, lo mismo que la de tus hermanos, he aquí que estas cosas serán escondidas (Moroni escondió los registros en el cerro Cumorah), a fin de que sean manifestadas a los gentiles (por medio de José Smith a todos nosotros), por el don y el poder del Cordero.

36 Y en ellas (las planchas, incluyendo aquellas de las cuales se tradujo el Libro de Mormón) estará escrito mi evangelio, dice el Cordero, y mi roca y mi salvación.

37 Y bienaventurados aquellos (incluyendo a todos los miembros fieles de la iglesia en el día de hoy) que procuren establecer a mi Sión en aquel día (en los últimos días), porque tendrán el don y el poder del Espíritu Santo; y si perseveran hasta el fin, serán enaltecidos (exaltados) en el último día (el Día del Juicio) y se salvarán en el reino eterno del Cordero (en el reino celestial); y los que publiquen la paz, sí, nuevas de gran gozo, ¡cuán bellos serán sobre las montañas!

A continuación, se le muestra a Nefi cómo tendrá lugar en los últimos días la restauración del evangelio de Jesucristo.

38 Y aconteció que vi al resto de la posteridad de mis hermanos, y también vi que el libro (Biblia) del Cordero de Dios, que había salido de la boca del judío, llegó de los gentiles (los colonizadores, peregrinos, misioneros, conquistadores, exploradores, inmigrantes, etc. los cuales vinieron a las Américas) al resto de la posteridad de mis hermanos (los lamanitas).

39 Y después que (la Biblia) hubo llegado a ellos, vi otros libros (tales como el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, y la Perla de Gran Precio), que vinieron por el poder del Cordero, de los gentiles (de José Smith y los miembros de la iglesia, incluyéndonos a nosotros) a ellos (a los lamanitas), para convencer a los gentiles (refiriéndose en general, a los que todavía no son miembros en todas partes) y al resto de la posteridad de mis hermanos (hablando específicamente de los lamanitas), y también a los judíos (esta parte de la visión todavía no se ha cumplido, a excepción de algunos casos maravillosos aislados aquí y allá) que se encontraban esparcidos sobre toda la superficie de la tierra, de que los escritos de los profetas (que contiene la Biblia) y de los doce apóstoles del Cordero (que contiene el Nuevo Testamento) son verdaderos.

El Libro de Mormón y los “otros libros” a los que se alude en el versículo 39, arriba, dan testimonio de la Biblia. Esto es especialmente necesario en nuestros días, pues muchas personas ya no consideran la Biblia como la palabra de Dios, y la han “rebajado o degradado” al simple estado de literatura común o cultural.

Quizás puedas acordarte de la ocasión en que se añadió la declaración “Otro Testamento de Jesucristo” al título del Libro de Mormón. Como resultado, tanto el Libro de Mormón y las otras obras canónicas, como las enseñanzas de los profetas y apóstoles modernos sostienen a la Biblia como un libro sagrado que contiene la Palabra de Dios, tal cual Nefi lo vio en esta visión.

40 Y el ángel me habló, diciendo: Estos últimos anales (el Libro de Mormón y los “otros libros” en el versículo 39, arriba) que has visto entre los gentiles, establecerán la verdad de los primeros (sostendrán y apoyarán a la Biblia como un registro que contiene verdades de Dios), los cuales son los de los doce apóstoles del Cordero, y darán a conocer las cosas claras y preciosas que se les han quitado (restaurarán las enseñanzas, doctrinas y convenios que se quitaron de la Biblia), y manifestarán a todas las familias, lenguas y pueblos (o sea, a todos en la tierra), que el Cordero de Dios (Cristo) es el Hijo del Eterno Padre, y es el Salvador del mundo; y que es necesario que todos los hombres vengan a él, o no serán salvos.

Desde unos comienzos tan pequeños que tuvieron lugar en el estado de Nueva York, el 6 de abril de 1830, estamos ahora siendo testigos del cumplimiento de la profecía en el versículo 40, arriba, la cual dice que este evangelio irá a todo el mundo. De hecho, en la Conferencia General de la iglesia de octubre de 1995, el Presidente Gordon B. Hinckley dijo a los miembros que a comienzos de 1996 habría más miembros de la iglesia fuera de los Estados Unidos que dentro del país. Esto ya ha acontecido. De hecho, a principios de 2013, la iglesia ya tiene miembros en 189 países (de los 224 países y territorios a nivel mundial). Por lo tanto, tenemos el privilegio de ser testigos del cumplimiento de profecías, tanto antiguas como modernas. ¡Qué bendición más increíble el vivir en estos días!

A continuación, en el versículo 41, verás que se resalta una vez más que no hay otra manera de ser salvos, sino la de venir a Cristo. Solo hay un camino que lleve a la salvación y exaltación en la gloria celestial. Muchas otras iglesias pueden guiarnos a la gloria terrestre, pero solo una nos guiará a la celestial.

41 Y han de venir (todas las personas deben dirigirse hacia Cristo y aceptar a Cristo, tal cual se declara en el versículo 40, arriba) conforme a las palabras que serán establecidas por boca del Cordero; y las palabras del Cordero se darán a conocer en los anales de tu posteridad (el Libro de Mormón), como también en los anales de los doce apóstoles del Cordero (la Biblia); por lo que los dos serán reunidos en uno solo (la Biblia y el Libro de Mormón se juntarán y estarán unidos como testimonios de Cristo. Véase también Ezequiel 37:16-17); porque hay un Dios y un Pastor (Cristo) sobre toda la tierra.

A continuación, se le enseña a Nefi que Cristo vendrá a la tierra y establecerá Su evangelio, primero entre los judíos y después entre los gentiles (especialmente a través del apóstol Pablo). Esto aconteció en los tiempos del Nuevo Testamento. Después se le mostrará a Nefi que en los últimos días, se invertirá ese orden. Es decir, Jesús se manifestará a sí mismo primero a los gentiles (a través de José Smith y la restauración, y a través de la ministración del Espíritu Santo y de los ángeles de Dios), y finalmente, habrá una conversión a gran escala entre los judíos.

42 Y viene el tiempo (unos 600 años desde que Nefi tuvo esta visión) en que él (Cristo) se manifestará a todas las naciones, tanto a los judíos como también a los gentiles (durante los tiempos del Nuevo Testamento); y después que se haya manifestado a los judíos y también a los gentiles, entonces (en los últimos días) se manifestará a los gentiles (a los no judíos) y también a los judíos; y los últimos (los gentiles que finalmente recibieron el evangelio en el Nuevo Testamento, tras recibirlo los judíos) serán los primeros, y los primeros (los judíos, a quienes se les dio el evangelio primero durante el ministerio del Salvador en el Nuevo Testamento) serán los últimos (en recibir el evangelio en los últimos días).

Primer Nefi Capítulo 14