Tu estudio de — El Libro De Mormón
Primera Parte:
1 Nefi Hasta Palabras de Mormón
Primer Nefi Capítulo 15
Hasta aquí, Nefi ha tenido una experiencia maravillosa de “alta montaña”. Ha visto lo que le pasará a su posteridad y a los descendientes de sus hermanos. Se le ha mostrado aquello que conocemos como el Nuevo Testamento, el descubrimiento y colonización de América, la Guerra de Independencia de Estados Unidos, el establecimiento de los Estados Unidos de América, la restauración del Evangelio, la aparición del Libro de Mormón, los últimos días, y todo lo que Juan el Revelador vio. No cabe duda de que ahora Nefi está ansioso por compartir todo esto (su experiencia y el testimonio de las cosas que su padre vio) con los demás, al volver al campamento. Sin embargo, a medida que se acerca al campamento ve a sus hermanos contendiendo. ¡Qué decepción! ¡Qué aflicción! Ahora “escucharemos” a Nefi mientras nos cuenta esta parte de su historia.
1 Y OCURRIÓ que después que yo, Nefi, hube sido arrebatado en el espíritu, y hube visto todas estas cosas, volví a la tienda de mi padre.
2 Y sucedió que vi a mis hermanos, y estaban disputando entre sí concerniente a las cosas que mi padre les había hablado.
3 Porque verdaderamente les habló muchas grandes cosas que eran difíciles de comprender, a menos que uno recurriera al Señor; y como eran duros de corazón, no acudían al Señor como debían.
Nefi nos recuerda en el versículo anterior que las cosas de Dios son difíciles de entender a menos que acudamos al Señor para pedirle ayuda. Esta lección tan importante se aplica a todos nosotros a lo largo de nuestras vidas.
A continuación, veremos que Nefi se sintió abatido por su padecimiento. Sabiendo que Nefi fue inspirado en cuanto a aquello que debía incluir en el registro especial que formaba parte de las Planchas Menores, quizás podamos consolarnos en este mensaje del Señor, de que incluso personas maravillosas y muy capaces también pueden atravesar tiempos de dolor y depresión.
4 Y yo, Nefi, estaba apesadumbrado por la dureza de sus corazones, como también a causa de las cosas que yo había visto (recuerda que él había visto la caída de su pueblo), las cuales sabía que inevitablemente habrían de suceder, debido a la gran iniquidad de los hijos de los hombres.
La frase ‘‘hijos de los hombres” tal cual se usa en el versículo 4, arriba, es una expresión que a menudo se utiliza en las escrituras. Significa “las personas aquí en la tierra”.
5 Y aconteció que me sentí abatido por causa de mis aflicciones, porque las consideraba mayores que cualquier otra cosa, por motivo de la destrucción de mi pueblo, porque yo había visto su caída.
A continuación, veremos como Nefi trata de ayudar a sus hermanos a entender las cosas de Dios. Cuando lleguemos al versículo 11, se nos dará una fórmula para recibir ayuda y consejo de Dios. También es una fórmula para recibir un testimonio personal.
6 Y aconteció que después de haber recobrado la fuerza, hablé a mis hermanos, deseando saber la causa de sus disputas (la causa por la cual estaban discutiendo y contendiendo entre ellos).
7 Y dijeron: He aquí, no podemos comprender las palabras que nuestro padre ha hablado concernientes a las ramas naturales del olivo, y también con respecto a los gentiles.
8 Y les dije: ¿Habéis preguntado al Señor?
9 Y me contestaron: No, porque el Señor no nos da a conocer tales cosas a nosotros. (Es posible que en esta respuesta haya algo de sarcasmo; como si los hermanos de Nefi contestaran, “El Señor no nos habla a nosotros como te habla a ti, santito”).
A continuación, usaremos negrita para resaltar las enseñanzas de Nefi en cuanto a cosas que pueden imposibilitar que seamos sensibles al Espíritu Santo, y por tanto nos impiden llegar a entender las cosas de Dios.
10 He aquí, les dije: ¿Cómo es que no guardáis los mandamientos del Señor (una razón muy importante por la cual no somos sensibles al Espíritu del Señor)? ¿Cómo es que queréis perecer (ser destruidos espiritualmente, o en lo concerniente a las cosas espirituales) a causa de la dureza de vuestros corazones?
11 (Aquí está la fórmula que mencionamos anteriormente en la nota que sigue al versículo 5, arriba. Esta fórmula es para recibir ayuda del Espíritu y así poder entender las cosas de Dios. Usaremos negrita por razones de enseñanza y énfasis). ¿No recordáis las cosas que el Señor ha dicho: Si no endurecéis vuestros corazones, y me pedís con fe, creyendo que recibiréis, guardando diligentemente mis mandamientos, de seguro os serán manifestadas estas cosas?
Ahora Nefi enseñará y explicará a sus hermanos en cuanto al uso del simbolismo del olivo, el cual le fue mostrado al padre Lehi. Sería un buen momento para revisar las notas que acompañan 1 Nefi 8 referentes al olivo. Tienen que ver con el recogimiento de Israel en los últimos días. Y nosotros tenemos el privilegio de presenciar el cumplimiento de dicha profecía a medida que sigue creciendo y floreciendo en nuestros días. Esto es un testimonio poderoso de la verdad del Libro de Mormón.
12 He aquí, os digo que la casa de Israel fue comparada a un olivo por el Espíritu del Señor que estaba en nuestro padre; y he aquí, ¿no hemos sido desgajados de la casa de Israel (lo cual simboliza el haber sido separados del resto de Israel)? ¿No somos nosotros una rama de la casa de Israel (acaso no pertenecemos nosotros a Israel)?
13 Ahora bien, lo que nuestro padre quiere decir concerniente al injerto (el ser agregados de nuevo al árbol) de las ramas naturales, por medio de la plenitud de los gentiles (a través de la plenitud del evangelio que está siendo restaurado entre los gentiles—José Smith y la restauración), es que en los días postreros (en los últimos días, antes de la Segunda Venida), cuando nuestros descendientes hayan degenerado en la incredulidad (hayan caído en la apostasía, se hayan apartado del evangelio de Cristo), sí, por el espacio de muchos años, y muchas generaciones después que el Mesías sea manifestado en la carne a los hijos de los hombres (muchas generaciones después del ministerio terrenal del Salvador), entonces la plenitud del evangelio del Mesías vendrá a los gentiles (el evangelio y la verdadera iglesia serán restaurados nuevamente, esta vez a los gentiles, es decir, José Smith y la restauración); y de los gentiles vendrá al resto de nuestra posteridad (y los lamanitas lo recibirán de los miembros de la iglesia restaurada).
Es de vital importancia que sepamos “quiénes somos». Debemos tener muy claro que somos hijos de Dios, y que en nosotros existe el potencial de llegar a ser como Él, podemos llegar a ser dioses. Este conocimiento es esencial para nuestra valía personal y autoestima, para desarrollar conductas rectas y un compromiso interno y profundo fundado en los principios del evangelio de Cristo. A continuación, Nefi profetizará que esta bendición de saber quiénes somos será restaurada a los lamanitas en los últimos días.
El Élder Spencer W. Kimball, del Consejo de los Doce Apóstoles, destacó este hecho de la siguiente manera:
“De gran importancia para esta obra de reunir a las ramas dispersas de la casa de Israel es la obra de llevar las bendiciones del evangelio restaurado de Jesucristo a los lamanitas, ya que la obra del Señor en estos últimos días no puede completarse de ningún modo hasta que estos hijos de la gran promesa sean de nuevo traídos al redil. A través de su profeta Lehi, el Señor dijo: ‘He aquí, os digo que sí; se hará memoria de ellos otra vez entre la casa de Israel; y siendo una rama natural del olivo, serán injertados en el olivo verdadero’ (1 Ne. 15:16). Estamos siendo testigos de estos acontecimientos”.
«Durante mil años, tras finalizarse el registro del Libro de Mormón, este pueblo anduvo en la oscuridad espiritual y fueron esparcidos sobre los continentes americanos y las islas del mar; perdieron su idioma escrito, su elevada cultura y, peor aún, su conocimiento del Dios viviente y de su obra. Desde la llegada del hombre blanco a las Américas, han sido perseguidos despiadadamente, asesinados y degradados. La fe fue reemplazada por miedo, un lenguaje rico por dialectos reducidos, y un entendimiento de Dios y sus caminos por idolatría. . . Solamente la persona más cruel podría mantenerse inconmovible al contemplar la caída de este pueblo. Sin embargo, el decreto del Señor era que los lamanitas serían preservados en la tierra, y que este remanente de José recibiría nuevamente su prometida herencia”.
“Las promesas del Señor con respecto a los lamanitas empezaron a cumplirse con la aparición del Libro de Mormón en esta dispensación” (véase Éter 4:17).
“En verdad nuestros caminos se han reunido una vez más. Nosotros, una mezcla del remanente de Israel, principalmente de Efraín, aunque se nos conoce como gentiles, estamos ahora saliendo de la cautividad (véase, por ejemplo, 1 Ne. 13:19, 39),… a través de la gracia del Dios Altísimo el cual nos ha restaurado las bendiciones del evangelio, para que a cambio, nosotros podamos ser una bendición a las naciones de la tierra; y los lamanitas, también un pueblo desobediente, regresan ahora al redil”.
“Los lamanitas deben alzarse nuevamente en dignidad y fortaleza para unirse con sus hermanos de la familia de Dios a fin de llevar adelante su obra, de prepararse para el día en que el Señor Jesucristo regrese a dirigir a su pueblo” (“Caminaremos por la misma senda”, Liahona. Enero, 1977, págs. 1-4).
14 Y en aquel día (después de que el evangelio haya sido restaurado entre los gentiles en los últimos días) el resto de los de nuestra posteridad (los lamanitas) sabrán que son de la casa de Israel, y que son el pueblo del convenio del Señor; y entonces sabrán y llegarán al conocimiento de sus antepasados, y también al conocimiento del evangelio de su Redentor, que él ministró a sus padres. Por tanto, llegarán al conocimiento de su Redentor y de los principios exactos de su doctrina, para que sepan cómo venir a él y ser salvos.
El mensaje al final del versículo 14, arriba, es tremendamente importante. No es suficiente para las personas el querer ser salvas. También deben saber cómo ser salvas. Quizás haya muchas personas e iglesias cristianas y no cristianas que estén en desacuerdo con nosotros en cuanto a esto. Pero es muy posible que este desacuerdo se deba, en parte, a que dichas personas no saben lo que significa «ser salvos” o “salvarse”. No se dan cuenta ni aceptan el hecho de que, casi siempre, en las escrituras, la expresión “ser salvos” significa llegar a ser como Dios y que nosotros mismos podemos llegar a ser dioses.
Así pues, con un entendimiento limitado debido a la falta de conocimiento (en referencia a “los principios exactos de su doctrina”, versículo 14, arriba), algunas personas y grupos creen que para “ser salvos” lo único que se requiere es ser buenos. Por un lado, esto es cierto en cuanto a alcanzar la gloria terrestre (véase DyC 76:75). Pero para llegar a “ser salvos» en la exaltación celestial, necesitamos el conocimiento del evangelio. Tal y como dijo el profeta José Smith, es imposible que nos salvemos en la ignorancia del evangelio (véase DyC 131:6). Necesitamos los “puntos exactos” de la doctrina; necesitamos la autoridad del sacerdocio para poder hacer y guardar convenios.
15 Y entonces, ¿no se regocijarán (los lamanitas) en aquel día, y alabarán a su eterno Dios, su roca y su salvación? Sí, ¿no recibirán en aquel día la fuerza y nutrición de la verdadera vid (Cristo; véase Juan 15:1)? Sí, ¿no vendrán al verdadero rebaño (la verdadera iglesia; finalmente, exaltación celestial) de Dios?
16 He aquí, os digo que sí; se hará memoria de ellos otra vez entre la casa de Israel (al ser recogidos e injertados al “olivo”, a la “verdadera vid”); y siendo una rama natural del olivo (siendo descendientes de sangre de Israel—Abraham, Isaac y Jacob), serán injertados en el olivo verdadero.
17 Y esto es lo que nuestro padre quiere decir; y nos da a entender que no sucederá sino hasta después que los hayan dispersado los gentiles; y se refiere a que se llevará a cabo por medio de los gentiles (llegará a los lamanitas por medio de la iglesia que José Smith establecerá entre los gentiles—los no judíos), a fin de que el Señor manifieste a éstos su poder, precisamente porque será rechazado por los judíos, o sea, por los de la casa de Israel.
Puede que todavía haya algo de confusión en cuanto a la diferencia entre las palabras “judíos” y “gentiles” tal cual se usan en el Libro de Mormón. Quizás nos ayude un breve repaso. Los “judíos” en el Libro de Mormón pueden haber salido de una o varias de las tribus de Israel en la Tierra Santa. La cuestión es que “geográficamente” procedían de la Tierra Santa, en un tiempo relativamente reciente. Tal cual se usa en el Libro de Mormón, los “gentiles” son todas las personas en el mundo que no proceden de la Tierra Santa. Muchos de los gentiles tienen sangre de Israel, pero no proceden “geográficamente” de la Tierra Santa en tiempos recientes, incluso hoy en día, la palabra “judío” se refiere básicamente a los ciudadanos no árabes de Israel, y también a las personas de cualquier lugar del mundo cuyos antepasados procedían de la Tierra Santa en tiempos relativamente modernos. La mayoría de los «judíos” tienen sangre en sus venas que procede de varias de las 12 tribus de Israel.
Antes de seguir, prestemos atención a la frase “la casa de Israel”, la cual significa los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob, o “el pueblo del convenio”. Abraham y Sara tuvieron a Isaac. Isaac y Rebeca tuvieron a Jacob. Jacob y sus esposas tuvieron 12 hijos. A Jacob se le cambió el nombre y se le llamó “Israel”. De ahí que tengamos “la casa de Israel” o “la familia de Israel”. Las bendiciones del evangelio y los convenios del sacerdocio se dan a todo el mundo a través de este linaje (que se resume como Abraham, Isaac y Jacob). Dios hizo convenios con Abraham y los renovó con Isaac y luego con Jacob. La promesa de esos convenios era que a través de ellos todo el mundo sería bendecido (véase Génesis 12:1-3, 17:4-8, Abraham 2:9-11; Génesis 26:2-5; Génesis 32:24-30). El nuevo nombre de Jacob, Israel (Génesis 32:28) significa “el que tiene poder con Dios”. Israel tuvo 12 hijos, a través de los cuales la sangre de Abraham e Isaac fue perpetuada y multiplicada sobre la faz de la tierra al casarse estos y también sus hijos, etc. Hoy en día, la responsabilidad de llevar el evangelio y las bendiciones del sacerdocio a todos en el mundo, recae sobre Israel.
Esta es una de las razones por las cuales la designación del linaje en tu bendición patriarcal es tan importante. Es un recordatorio de tus responsabilidades como misionero durante toda tu vida. También te recuerda que tienes el potencial para llegar a ser un dios. Tal como mencionamos anteriormente, Abraham, Isaac y Jacob (y sus esposas) ya han llegado a convertirse en dioses (véase DyC 132:37).
18 Por tanto, nuestro padre no ha hablado solamente de nuestra posteridad, sino también de toda la casa de Israel (todos los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob), indicando el convenio que se ha de cumplir en los postreros días, convenio que el Señor hizo con nuestro padre Abraham, diciendo: En tu posteridad serán benditas todas las familias (personas) de la tierra.
19 Y aconteció que yo, Nefi, les hablé mucho respecto de estas cosas; sí, les hablé concerniente a la restauración de los judíos en los postreros días. (Los judíos serán reunidos o recogidos de vuelta en la Tierra Santa y se convertirán en una nación. Esto ha pasado y sigue pasando en nuestros días. Es una de las señales de los tiempos la cual debe darse antes de la Segunda Venida. Aún queda otro “recogimiento” de los judíos, el cual no se ha dado todavía. Se trata del recogimiento de estos en Cristo y en la iglesia verdadera. A excepción de algunos casos aislados, parece que esto todavía ha de acontecer en el futuro).
20 Y les repetí las palabras de Isaías, quien se refirió a la restauración de los judíos, o sea, de la casa de Israel (aquí, la palabra “judíos” se expande y significa toda la casa de Israel, lo cual nos incluiría a todos nosotros); y que después que fuesen restaurados, no volverían a ser confundidos (o interrumpidos en su progreso hacia la exaltación celestial), ni esparcidos otra vez. (La iglesia nunca más caerá en la apostasía tras la restauración de José Smith. Esta declaración también se encuentra en Daniel 2:35, 44-45). Y sucedió que hablé muchas palabras a mis hermanos, de modo que se tranquilizaron y se humillaron ante el Señor. (Lo cual nos hace recobrar la esperanza, una vez más, por Lamán y Lemuel y aquellos en la familia que han sido rebeldes).
El hecho de ver que estos miembros rebeldes del grupo comienzan a hacer preguntas inteligentes con sinceridad, nos hace recobrar cierta esperanza. Esto debe haber sido muy bueno para el corazón de Nefi. En realidad, ahora nos hallamos ante una sesión de preguntas y respuestas muy valiosas, incluso para nosotros. Usaremos negrita por razones de enseñanza y énfasis.
PREGUNTA:
21 Y aconteció que de nuevo me hablaron, diciendo: ¿Qué significa esta cosa que nuestro padre vio en un sueño? ¿Qué significado tiene el árbol que vio?
RESPUESTA:
22 Y yo les dije: Era una representación del árbol de la vida.
PREGUNTA:
23 Y me dijeron: ¿Qué significa la barra de hierro, que nuestro padre vio, que conducía al árbol?
RESPUESTA:
24 Y les dije que era la palabra de Dios; y que quienes escucharan la palabra de Dios y se aferraran a ella, no perecerían jamás (¡esta es una promesa increíble!); ni los vencerían las tentaciones ni los ardientes dardos del adversario para cegarlos y llevarlos hasta la destrucción.
25 Por tanto, yo, Nefi, los exhorté (les advertí o invité con mucha intensidad) a que escucharan la palabra del Señor; sí, les exhorté con todas las energías de mi alma y con toda la facultad que poseía, a que obedecieran la palabra de Dios y se acordaran siempre de guardar sus mandamientos en todas las cosas.
PREGUNTA:
26 Y me dijeron: ¿Qué significa el río de agua que nuestro padre vio?
RESPUESTA:
27 Y les respondí que el agua que mi padre vio representaba la inmundicia; y que su mente se hallaba absorta a tal grado en otras cosas que no vio la suciedad del agua.
28 Y les dije que era un abismo horroroso que separaba a los inicuos del árbol de la vida, y también de los santos de Dios.
29 Y les dije que era una representación de aquel infierno terrible que el ángel me dijo había sido preparado para los inicuos.
30 Y les dije que nuestro padre también vio que la justicia de Dios separaba a los malos de los justos; y su resplandor (es decir, el resplandor de las leyes eternas de la justicia) era como el de una llama de fuego que asciende hasta Dios para siempre jamás y no tiene fin.
PREGUNTA:
31 Y me preguntaron; ¿Significa esto el tormento del cuerpo en los días de probación (durante nuestra vida en la tierra), o significa el estado final del alma, después de la muerte del cuerpo temporal (el cuerpo físico), o se refiere a las cosas que son temporales (las cosas que pertenecen a esta vida mortal)?
RESPUESTA:
32 Y aconteció que les dije que aquello era una representación de cosas temporales así como espirituales; porque habría de llegar el día en que serían juzgados por sus obras; sí, según las obras efectuadas por el cuerpo temporal en sus días de probación. (En otras palabras, todos nosotros nos presentaremos ante Cristo para dar cuentas de las decisiones que hemos tomado durante este periodo de probación en la tierra).
Es importante que se tenga en cuenta el contexto de las escrituras y que consideremos las doctrinas clave, tales como el albedrío y el juicio, dentro del contexto global de las escrituras y las palabras de los profetas modernos. En los versículos de arriba, Nefi ha estado hablando y respondiendo a preguntas de personas que tenían muchos testimonios indiscutibles de que hay un Dios y de que Lehi y Nefi están enseñando la verdad. Y estas personas todavía tendrán muchos más testimonios de que en verdad están al servicio de Dios. Si así lo quieren, cuando decidan rechazar el evangelio, lo harán en contra de su conocimiento.
Así pues, el cómo elijan usar los «días de su probación”, o en otras palabras, sus vidas mortales, constituirá su juicio final. Claramente vemos que Nefi les está enseñando estas cosas.
Sin embargo, sabemos que hay muchísimas personas en esta vida que no llegan a tener un conjunto completo de oportunidades para entender y obedecer las leyes de Dios. Sabiendo que Dios es completamente justo, estas personas recibirán el resto de oportunidades para poder entender y aceptar las leyes y convenios del evangelio en el campo misional de los espíritus (el mundo de los espíritus), tal cual se enseña en DyC 138. No conviene que nos juzguemos unos a otros para concluir quién ha tenido o no un conjunto completo de oportunidades justas aquí en la tierra durante nuestros días de probación temporal o mortal. Sin embargo, no cabe duda de que haríamos bien en considerar nuestros días mortales o “temporales” como el factor determinante o decisivo en la continuidad de nuestro progreso hacia la exaltación tras nuestra muerte física.
En DyC 76:74 y 79 se nos hace saber que aquellos que reciben un conjunto de oportunidades justas para aceptar y vivir el evangelio durante la vida mortal, y deciden no vivirlo, limitan su progreso y no podrán ir más allá del reino terrestre tras el Día del Juicio Final.
33 Por lo tanto, si morían en su iniquidad, tendrían que ser desechados también, con respecto a las cosas que son espirituales, las cuales se relacionan con la rectitud; de modo que deberán comparecer ante Dios (el Día del Juicio Final) para ser juzgados según sus obras. Y si sus obras han sido inmundicia, por fuerza ellos son inmundos; y si son inmundos, por fuerza ellos no pueden morar en el reino de Dios; de lo contrario, el reino de Dios también sería inmundo.
A continuación, Nefi continuará explicando las razones y la lógica que justifica que aquellos que son indignos no pueden volver a morar con Dios para siempre.
Sus hermanos, con sinceridad, le hicieron preguntas excelentes, y Nefi, como un maestro extraordinario que es, les da una oportunidad para entender.
34 Pero he aquí, os digo que el reino de Dios no es inmundo, y ninguna cosa impura puede entrar en el reino de Dios; de modo que es necesario que se prepare un lugar de inmundicia para lo que es inmundo.
35 Y se ha preparado un lugar; sí, aquel infierno horroroso de que he hablado, y quien lo ha preparado es el diablo. Por tanto, el estado final de las almas de los hombres es morar en el reino de Dios, o ser expulsados, por razón de esa justicia (la ley de la justicia) a que me he referido.
36 Así que (esta es la razón por la que) los malos son desechados (finalmente separados) de entre los justos, y también de aquel árbol de la vida, cuyo fruto es el más precioso y el más apetecible de todos los frutos; sí, y (la exaltación; véase DyC 14:7) es el más grande de todos los dones de Dios. Y así hablé a mis hermanos. Amén.
























