El primer libro de Nefi

Tu estudio de — El Libro De Mormón
Primera Parte:
1 Nefi Hasta Palabras de Mormón

Primer Nefi Capítulo 19

Ahora Nefi tomará un momento para explicar otra vez que se le ha mandado hacer dos clases de registros, o planchas. Tal y como se explica en los capítulos 6 y 9 de Primer Nefi, a estas dos clases de planchas se las conoce como las Planchas Mayores de Nefi y las Planchas Menores de Nefi.

Además, en este capítulo, entre muchas otras cosas, Nefi explicará por qué las palabras de Isaías son tan importantes y valiosas.

1   Y ACONTECIÓ que me mandó el Señor, por tanto, hice unas planchas de metal (las Planchas Mayores de Nefi) para grabar sobre ellas la historia de mi pueblo. Y sobre las planchas que hice (las Planchas Mayores), grabé la historia de mi padre, y también nuestros viajes en el desierto y las profecías de mi padre; y también muchas de mis propias profecías he grabado sobre ellas.

2   Y yo no sabía en la ocasión en que las hice (las Planchas Mayores) que el Señor me mandaría hacer estas planchas (las Planchas Menores de Nefi); por tanto, la historia de mi padre, y la genealogía de sus padres, y la mayor parte de todo cuanto hicimos en el desierto están grabadas sobre aquellas primeras planchas (las Planchas Mayores) de que he hablado; de modo que en las primeras planchas (las Planchas Mayores) ciertamente se hace más particular mención de lo que aconteció antes que yo hiciera éstas (las Planchas Menores).

En el versículo 3, descubriremos que la pérdida de las 116 páginas del manuscrito a manos de Martin Harris, se tornan en nuestro beneficio, pues la traducción de repuesto vino de las Planchas Menores de Nefi, las cuales contenían más relatos espirituales que las Planchas Mayores de Nefi, de las cuales salió la traducción de las 116 páginas. Usaremos negrita para resaltar esto.

3   Y después que hube hecho estas planchas (las Planchas Menores), según me fue mandado, yo, Nefi, recibí el mandamiento de que el ministerio y las profecías, sus partes más claras y preciosas, se escribiesen sobre estas planchas; y que las cosas que fuesen escritas se guardaran para la instrucción de mi pueblo que iba a poseer el país, y también para otros sabios propósitos (incluyendo el de reemplazar las 116 páginas de la traducción perdidas de que hemos hablado antes), los cuales son conocidos al Señor.

4   Por lo que yo, Nefi, grabé una historia sobre las otras planchas (las Planchas Mayores), la cual da una relación, o sea, da una relación más detallada de las guerras, y contiendas y destrucciones de mi pueblo. Y esto he hecho, y he mandado a mi pueblo lo que debe hacer cuando yo ya no esté; y que estas planchas (las Planchas Menores) deben transmitirse de una generación a otra, o sea, de un profeta a otro, hasta que el Señor mande otra cosa.

5   Y más adelante (en 2 Nefi 5:28-33) daré cuenta de cómo hice estas planchas (las Planchas Menores); y ahora bien, he aquí, prosigo de acuerdo con lo que he hablado; y esto lo hago para que se conserven las cosas más sagradas (en las Planchas Menores) para el conocimiento de mi pueblo.

6   Sin embargo, no escribo nada sobre planchas a no ser que yo lo considere sagrado. Ahora bien, si yerro (cometo faltas o errores), también los de la antigüedad erraron; no que quiera excusarme por causa de otros hombres, sino por motivo de la debilidad que hay en mí, según la carne, quiero disculparme.

7   Porque las cosas que algunos hombres consideran que son de gran valor, tanto para el cuerpo como para el alma, otros las tienen en nada y las huellan bajo sus pies (las desprecian como algo que no vale nada e incluso algunos hacen burla). Sí, hasta al mismo Dios de Israel (Cristo; véase el versículo 8) huellan los hombres bajo sus pies. Digo que lo huellan bajo sus pies, pero me expresaré de otra manera: lo estiman como nada, y no dan oídos a la voz de sus consejos (a pesar de que se trata del Creador y Redentor del mundo, y la única opción para nuestra salvación).

En el versículo 7, arriba, se nos da una definición más bien fuerte de lo que significa ignorar las enseñanzas y consejos del Salvador. ¡Cuando hacemos esto, estamos, en efecto, “hollándolo” o pisoteando sobre Él!

8 Y he aquí, él ha de venir, según las palabras del ángel, seiscientos años después del tiempo de la salida de mi padre de Jerusalén. (Así es como podemos calcular que Lehi salió de Jerusalén unos 600 a. C.).

9   Y el mundo, a causa de su iniquidad (maldad), lo juzgará (a Cristo) como cosa de ningún valor (una persona sin valor alguno); por tanto, lo azotan (a latigazos; véase Mateo 27:26), y él lo soporta (lo permite); lo hieren (Mateo 27:30; Lucas 22:63-64), y él lo soporta. Sí, escupen sobre él (Mateo 27:30), y él lo soporta, por motivo de su amorosa bondad y su longanimidad (paciencia) para con los hijos de los hombres.

Seguidamente, en el versículo 10, nos hallamos ante una de las explicaciones más claras nunca dadas en las escrituras del hecho de que Jesucristo es el Dios del Antiguo Testamento (usaremos negrita para resaltar).

10   Y el Dios de nuestros padres (antepasados), que fueron llevados fuera de Egipto, fuera de la servidumbre, y a quienes también preservó en el desierto, sí, el Dios de Abraham, y de Isaac, y el Dios de Jacob se entrega a sí mismo como hombre, según las palabras del ángel, en manos de hombres inicuos (malos) para ser levantado (en la cruz), según las palabras de Zenoc, y para ser crucificado, según las palabras de Neum, y para ser enterrado en un sepulcro(tumba), de acuerdo con las palabras de Zenós, palabras que él habló tocante a tres días de tinieblas, los cuales serán una señal de su muerte que se dará a los que habitaren las islas del mar, y más especialmente dada a los que son de la casa de Israel.

Si prestas atención a la composición y contenidos del versículo 10, encontrarás varias lecciones de mucho valor. En primer lugar, te darás cuenta, una vez más, de que la gran fe de Nefi tenía un fundamento sólido. Nefi conocía muy bien las escrituras, a los profetas y sus enseñanzas. Es obvio que Nefi estudiaba y reflexionaba a menudo en cuanto a las escrituras. También habrás notado que los nombres de los tres profetas de los cuales habla Nefi en este versículo, no se mencionan en ningún otro lugar que no sea el Libro de Mormón. Se trata de Zenoc, Neum y Zenós. Aparentemente, estos eran profetas del Antiguo Testamento, y sus escritos se han omitido o perdido de la Biblia. En la Guía para el Estudio de las Escrituras (GEE, página 64), bajo el encabezado “Escrituras que se han perdido», senos hace saber que hay “muchos escritos sagrados con los cuales no contamos hoy en día”. Ni si quiera se encuentran en nuestra Biblia actual. En otras palabras, la Biblia no está completa. Además, en el Diccionario de la Biblia, Bible Dictionary (solo en la versión inglesa de las escrituras) dice lo siguiente en cuanto a estos tres profetas que se mencionan en el Libro de Mormón: “El Libro de Mormón hace referencia a escritos y conexiones con los tiempos del Antiguo Testamento que no se encuentran en la Biblia, ni en el Libro de Mormón, ni en ninguna otra fuente. Estos escritos son los de Zenoc, Neum y Zenós (1 Ne. 19:10; Alma 33:13-17)”. No cabe duda de que algún día, bien sea aquí o en la próxima vida, tendremos el privilegio de leer las palabras de estos tres profetas mencionados en el versículo diez. Por cierto, disponemos de otro escrito de Zenós. Jacob cita al profeta Zenós en el capítulo 5 de Jacob. Se trata de la conocida alegoría del olivo cultivado y el olivo silvestre.

Además, en el versículo 10, hay una frase que se debe interpretar bien al estudiar el Libro de Mormón. La frase es: “islas del mar”. Probablemente la mayoría de nosotros piense en islas pequeñas en medio del océano al leer esta frase. Pero eso no es lo que significa esta frase en las escrituras. Más bien se refiere a todos los continentes y masas de tierra más allá de las tierras que alcanzaban las rutas de comercio comunes desde Israel. Una cita en El Libro de Mormón: Manual del Alumno de Religión; Rel. 121 y 122 (1982) lo explica así:

“De acuerdo con una cita de Reynolds y Sjo-dahl, ‘Sir Isaac Newton observa que para los hebreos los continentes de Asia y África eran “la tierra” porque llegaban a ellos por tierra, en tanto que las regiones de la tierra a las que llegaban por barco eran ‘las islas del mar’” (Commentary on the Book of Mormon, 1:214).

“Por eso, Nefi no solamente se refiere a las islas del mar como el lugar donde se encuentran otros restos de la casa de Israel, sino que también indica que él y su pueblo vivían en una ‘isla del mar’, cuando claramente se refiere a la gran masa de tierra conocida como el continente americano. (2 Nefi 10:20-21). La siguiente cita es sumamente interesante:

“‘Los indios casi universalmente creían que la tierra seca que conocían era parte de una gran isla, rodeada por todas partes de agua cuyos límites no se conocían. Muchas tribus tenían mitos de un viaje desde más allá del mar; muchos situaban más allá del mar a la cuna del sol y de la luz, y también decían que allá estaba el feliz lugar de caza de las almas de los difuntos’ (Library of Aboriginal American Literature, 5:134; Reynolds and Sjodahl, Commentary on the Book of Mormon, 1:319)-” (Ludlow, Companion, p. 121); El Libro de Mormón: Manual del Alumno de ReligiónRel. 121 y 122, p. 55 (1982).

A continuación, Nefi citará a uno de los profetas (no sabemos exactamente a quién) al describir las condiciones en el continente americano durante los días de la crucifixión y resurrección del Salvador. Es significativo darse cuenta de que la gente más justa en ese tiempo escuchará en persona al Salvador, mientras que los otros encontrarán destrucción a causa de sus iniquidades. Resaltaremos en negrita algunas palabras en el siguiente versículo para marcar esta diferencia.

11   Porque así habló el profeta: Ciertamente el Señor Dios visitará a toda la casa de Israel en ese día; a algunos con su voz, a causa de su rectitud, para su inmensa alegría y salvación, y a otros con los truenos y relámpagos de su poder, por tempestades, por fuego, por humo y vapores de tinieblas, y por el hendimiento de la tierra y montañas que se levantarán.

12   Y todas estas cosas ciertamente deben venir, dice el profeta Zenós. Y se henderán (quebrarán) las rocas de la tierra; y a causa de los gemidos de la tierra, muchos de los reyes de las islas del mar se verán constreñidos (impulsados) a exclamar por el Espíritu de Dios: ¡El Dios de la naturaleza padece!

La profecía continúa y se dan detalles proféticos sobre los judíos tras haber crucificado a Cristo.

13   Y en cuanto a los que se hallen en Jerusalén, dice el profeta, serán fustigados (apaleados, maltratados) por todos los pueblos, porque crucifican al Dios de Israel (Cristo), y apartan sus corazones, desechando señales y prodigios (incluyendo los milagros que hizo el Salvador), y el poder y la gloria del Dios de Israel.

14   Y porque apartan sus corazones (porque se niegan a creer en Cristo y Su evangelio), dice el profeta, y han despreciado al Santo de Israel (Cristo), vagarán en la carne (irán de aquí para allá sobre la tierra) y perecerán (morirán), y serán un escarnio y un oprobio (y llegarán a ser como un insulto; se les mirará mal), y serán aborrecidos entre todas las naciones.

15   No obstante, dice el profeta, cuando llegue el día en que no vuelvan más sus corazones contra el Santo de Israel (cuando se arrepientan y se alleguen a Cristo), entonces él se acordará de (podrá guardar) los convenios que hizo con sus padres (antepasados).

Aquí, Nefi nos está enseñando en cuanto al recogimiento de Israel en los últimos días, cuando el evangelio será restaurado. El evangelio irá a todas las partes de la tierra en los últimos días.

16   Sí, entonces se acordará de (traerá Su evangelio y sus convenios a) las islas del mar (los otros continentes en el mundo, incluyendo las Américas); sí, y a todos los que son de la casa de Israel yo recogeré de las cuatro partes de la tierra (de toda la tierra, el mundo), dice el Señor, según las palabras del profeta Zenós.

17   Sí, y toda la tierra (toda persona) verá la salvación del Señor, dice el profeta; toda nación, tribu, lengua y pueblo serán bendecidos.

Es importante que al hablar del recogimiento de Israel en los últimos días, recordemos que todos debemos ser “recogidos” o reunidos espiritualmente.

En otras palabras, si bien hay muchos “recogimientos” a nivel físico en varias tierras, tales como los judíos que serán reunidos de nuevo en la Tierra Santa, todos aquellos que desean la salvación en la exaltación celestial deben permitir ser “recogidos” ante el Salvador y Su Padre.

18   Y yo, Nefi, he escrito estas cosas a los de mi pueblo, para que tal vez los persuada (se llenen de interés y deseos) a que se acuerden del Señor su Redentor.

19   Por tanto (por esta razón), hablo a toda la casa de Israel, por si acaso llegasen a obtener estas cosas (mis escritos; las escrituras).

20   Pues he aquí, siento estremecimientos en el espíritu (tengo grandes razones para preocuparme en mi mente y alma), que me agobian al grado de que se debilitan todas mis coyunturas (esta es una frase muy típica del “Oriente Medio”—otro testimonio interno de que el Libro de Mormón es de origen antiguo), por los que se hallan en Jerusalén; porque si el Señor en su misericordia no me hubiera manifestado lo concerniente a ellos, así como lo había hecho a los antiguos profetas, yo también habría perecido.

21   Y ciertamente él mostró a los antiguos profetas todas las cosas concernientes a ellos; y también mostró a muchos tocante a nosotros; por tanto, es preciso (muy importante) que sepamos lo que a ellos atañe, porque está escrito sobre las planchas de bronce.

Seguidamente, Nefi nos explica por qué era tan importante que él y su pueblo tuvieran acceso a las escrituras grabadas sobre las planchas de bronce. Lo resaltaremos en negrita.

22   Y aconteció que yo, Nefi, les enseñé estas cosas (en cuanto al recogimiento de Israel de que se ha hablado en los versículos anteriores) a mis hermanos; y sucedió que les leí muchas cosas que estaban grabadas sobre las planchas de bronce, a fin de que supieran acerca de los hechos del Señor en otras tierras, entre los pueblos de la antigüedad.

23   Y les leí muchas cosas que estaban escritas en los libros de Moisés (los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, escritos por Moisés; estos son Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio); pero a fin de convencerlos más plenamente de que creyeran en el Señor su Redentor, les leí lo que escribió el profeta Isaías; porque apliqué todas las Escrituras a nosotros mismos para nuestro provecho e instrucción.

Arriba, en el versículo 23, encontramos una clave muy importante para entender y aplicar las escrituras en nuestras vidas. Debemos aplicar “todas las escrituras a nosotros mismos”. Necesitamos desarrollar la habilidad para ver aplicaciones (usos prácticos) en las escrituras que podrían ser paralelas o equivalentes a las condiciones o situaciones en nuestras propias vidas. Al hacerlo, las escrituras toman vida.

Por ejemplo, los hermanos de Nefi lo trataron muy mal, y aun así Nefi los perdona “sinceramente” (1 Nefi 7:21). Es probable que cada uno de nosotros se haya encontrado, o se encontrará en circunstancias en las que otras personas nos traten muy mal. Si logramos tener éxito al “aplicar las escrituras a nosotros mismos”, también nosotros podremos perdonar sinceramente. Al hacerlo nos libraremos del efecto esclavizante que acompaña al resentimiento y al odio.

Ahora volveremos a repetir el versículo 23 para que fluya con el 24. Hay una razón importante para hacer esto. Se trata de que Nefi ahora nos indicará por qué es tan importante que nosotros comprendamos las palabras de Isaías. Nos dará dos razones clave para estudiar los escritos de Isaías. Lo resaltaremos en negrita.

23   Y les leí muchas cosas que estaban escritas en los libros de Moisés; pero a fin de convencerlos más plenamente de que creyeran en el Señor su Redentor, les leí lo que escribió el profeta Isaías; porque apliqué todas las Escrituras a nosotros mismos para nuestro provecho e instrucción.

24   Por tanto, les hablé, diciendo: Escuchad las palabras del profeta, vosotros que sois un resto de la casa de Israel, una rama que ha sido desgajada (un grupo separado); escuchad las palabras del profeta que fueron escritas a toda la casa de Israel, y aplicáoslas a vosotros mismos, para que podáis tener esperanza, así como vuestros hermanos de quienes habéis sido separados; porque de esta manera es como el profeta ha escrito.

Quisiera expresar unos pensamientos y comentarios en cuanto a entender a Isaías antes de proceder con los dos capítulos siguientes del primer libro de Nefi.

Para muchos miembros de la iglesia, es difícil entender los escritos de Isaías. El considerar simplemente lo que Nefi escribió en los versículos 23 y 24, arriba, debe ser un aliciente (una motivación) para renovar nuestro esfuerzo y tratar de entender los escritos de Isaías. Si tenemos éxito, lograremos un entendimiento y testimonio más fuertes de que Cristo es nuestro Redentor. A cambio, esto nos proporcionará la “esperanza” maravillosa de que nuestro día del juicio será placentero. La palabra “esperanza”, tal cual se usa en el Libro de Mormón, tiene un uso diferente al que comúnmente se da en el idioma español hoy en día. En el Libro de Mormón, “esperanza” significa “seguridad” (véase Alma 58:11). Por lo tanto, en 2 Nefi 31:20, Nefi nos anima a “seguir adelante con firmeza en Cristo” lo cual nos lleva a tener “un fulgor perfecto de esperanza”, la cual nos lleva a la vida eterna (exaltación). Vemos que en este tipo de esperanza no caben las dudas o indecisiones tales como “es que…” o “podría ser. . .” o “puede que sí, puede que no, pero. . .”, etc. Se trata de una certeza absoluta, “¡será así!”.

Así pues, al entender bien a Isaías, sabremos que da testimonio de Cristo. Y cuando este testimonio sea confirmado en nuestras almas por el Espíritu Santo, podremos entonces ser fortalecidos en nuestras actitudes y conductas, a tal grado, que podemos contar con que lograremos la vida eterna. Esta afirmación de que “podemos contar con la vida eterna” no es arrogancia; ni tampoco es orgullo o insensatez. Se trata simplemente de la condición verdadera de los seguidores humildes de Cristo. Es el “fulgor perfecto (o completo) de esperanza» al cual nos invita Isaías.

Si estás dispuesto a pagar el precio (o poner el esfuerzo requerido) al estudiar bajo oración y con atención los próximos dos capítulos y las notas que los acompañan, entonces empezarás a entender a Isaías. Verás que este profeta usa mucho simbolismo. Notarás que pinta cuadros con palabras. Incluiremos muchas notas a lo largo de los versículos para ayudarte a captar el estilo de escritura y mensajes de Isaías. Considera y entiende que el Salvador mismo citó a Isaías más que a ningún otro profeta. De hecho, en 3 Nefi 23:1, Jesús mandó a Su pueblo que estudiaran a Isaías; dijo lo siguiente: “. . . debéis escudriñar estas cosas (los escritos de Isaías). Sí, un mandamiento os doy de que escudriñéis estas cosas diligentemente, porque grandes son las palabras de Isaías”.

Una última sugerencia antes de comenzar con los próximos dos capítulos. Nefi dijo que su gente tenía dificultades para entender a Isaías porque «no saben concerniente a la manera de profetizar entre los judíos” (véase 2 Nefi 25:1). Por esta razón, también puede ser difícil para nosotros. Nos podría ayudar el anotar algunas características sobre «la manera de profetizar” de Isaías. Por ejemplo:

Isaías usa mucho simbolismo. Utiliza muchas frases propias de su época y su pueblo. Estas se conocen como “modismos” o expresiones típicas de un idioma o lengua.

EJEMPLO:

«. . . nervio de hierro es tu cerviz (cuello), y tu frente de bronce”; (1 Nefi 20:4). Básicamente, está diciendo, “Tienes hierro en tu cuello y un cráneo duro”. En otras palabras, humildes no sois; no inclinaréis vuestras cabezas en humildad ante Dios, y es difícil hacer que algo bueno entre en vuestras cabezas (es decir, tenéis la cabeza dura, sois testarudos, porfiados, obstinados, no queréis cambiar). Isaías repite lo mismo deliberadamente para resaltar su mensaje. Debido a esta técnica de escritura y enseñanza, algunas personas llegan a pensar que se están perdiendo algo, porque no creen que Isaías pueda repetir las mismas cosas una y otra vez.

EJEMPLO:

“Salid de Babilonia, huid de entre los caldeos” (los habitantes del sur de Babilonia; véase 1 Nefi 20:20). En otras palabras, “¡alejaos del mal!”

EJEMPLO:

Seguidamente Isaías repite la misma idea de dos maneras diferentes: “El Señor me llamó desde el vientre; desde las entrañas de mi madre hizo él mención de mi nombre” (1 Nefi 21:1). En otras palabras, Israel fue preordinado para ser el pueblo del convenio de Dios. Muchas de las cosas que Isaías enseña pueden tener más de un significado y más de un cumplimiento. Por lo tanto, sería imprudente limitar lo que él nos enseña a un solo significado específico, a menos que el contexto lo garantice,

EJEMPLO:

“Y no tuvieron sed; los llevó por los desiertos; les hizo brotar aguas de la roca; hendió la peña, y salieron las aguas” (1 Nefi 20:21). Mientras que el Señor guio a los Hijos de Israel, literalmente a través del desierto, e hizo que saliera agua literalmente de una roca para aliviar la sed de Su pueblo y salvar así sus vidas, también vemos que hay otros significados simbólicos. Por ejemplo, Él nos guía (simbólicamente) a través del desierto del pecado y la iniquidad. Y también Él nos proporciona el “agua viva” (Juan 4:10) para aliviar nuestra sed espiritual para siempre, eternamente.

Primer Nefi Capítulo 20