El primer libro de Nefi

Tu estudio de — El Libro De Mormón
Primera Parte:
1 Nefi Hasta Palabras de Mormón

Primer Nefi Capítulo 5

¡Imagínate el gozo y alivio de aquellos que estaban preocupados cuando vieron a los hijos de Lehi regresar sanos y salvos al campamento, junto a Zoram! Tai y como se menciona en la nota al principio del capítulo 3 de 1 Nefi, en este libro, se han logrado muchas cosas al cumplir con los mandamientos del Señor de volver y conseguir las planchas de bronce de Labán. Y el fortalecimiento del testimonio de Saríah en cuanto al llamamiento profético de su marido no fue de menor importancia.

1 Y ACONTECIÓ que después de haber viajado por el desierto hasta donde estaba nuestro padre, he aquí, éste se llenó de gozo; y también mi madre Saríah se regocijó en extremo, porque verdaderamente se había afligido por nosotros;

2 porque creía que habíamos perecido en el desierto, y también se había quejado mucho contra mi padre, acusándolo de visionario, diciendo: Tú nos has sacado de la tierra de nuestra herencia, y mis hijos ya no existen y nosotros pereceremos en el desierto.

3 Y según esta manera de hablar, mi madre se había quejado contra mi padre.

4 Y había sucedido que mi padre le había hablado, diciendo: Sé que soy hombre visionario, porque si no hubiera visto las cosas de Dios en una visión, no habría conocido su bondad, sino que hubiera permanecido en Jerusalén y perecido con mis hermanos.

5 Pero he aquí, he obtenido una tierra de promisión (literalmente, las Américas; simbólicamente, el cielo), y me regocijo en estas cosas; sí, y yo sé que el Señor librará a mis hijos de las manos de Labán, y los hará volver a nosotros en el desierto.

6 Y con estas palabras mi padre Lehi consoló a mi madre Saríah, con respecto a nosotros, mientras viajábamos por el desierto hacia la tierra de Jerusalén para obtener los anales de los judíos (las planchas de bronce);

7 y cuando volvimos a la tienda de mi padre, se llenaron de gozo; y mi madre se consoló.

Ahora, al leer el testimonio de Saríah, trata de imaginar el gozo y alivio de Lehi y Nefi al escuchar a Saríah testificar.

8 Y ella habló, diciendo: Ahora sé con certeza (seguridad, sin dudar) que el Señor ha mandado a mi marido que huya al desierto; sí, y también sé de seguro que el Señor ha protegido a mis hijos, los ha librado de las manos de Labán y les ha dado poder para llevar a cabo lo que el Señor les ha mandado. Y según esta manera de hablar se expresó ella.

9 Y aconteció que se regocijaron en extremo, y ofrecieron sacrificios y holocaustos al Señor; y dieron gracias al Dios de Israel.

En el versículo 9, arriba, se nos recuerda que todavía estaban viviendo la Ley de Moisés, incluyendo el sacrificio de animales, lo cual simboliza la expiación de Cristo que habría de llegar.

En este sentido, en el Libro de Mormón, todavía estamos en los tiempos del Antiguo Testamento y lo seguiremos estando hasta la visita del Salvador resucitado en Tercer Nefi.

Por cierto, al hablar de esta parte del Libro de Mormón referente a los tiempos del Antiguo Testamento, es muy importante recalcar que el Libro de Mormón proporciona un entendimiento más claro de las enseñanzas del Antiguo Testamento en cuanto a Cristo que nuestra versión actual del Antiguo Testamento.

10 Y después de haber dado gracias al Dios de Israel, mi padre Lehi tomó los anales que estaban grabados sobre las planchas de bronce, y los examinó desde el principio.

El Apóstol Bruce R. McConkie dijo los siguiente en cuanto a las planchas de bronce: «. . . las planchas de bronce… contienen más de la palabra del Señor de lo que contiene nuestro Antiguo Testamento si comparamos ambos registros en su época. Estas planchas también saldrán a la luz en su debido tiempo como parte de la restauración de todas las cosas” (Millennial Mesías, p. 113).

Ahora Nefi nos dará una descripción detallada de los contenidos de las planchas de bronce de Labán.

11 Y vio que contenían los cinco libros de Moisés (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), los cuales relataban la historia de la creación del mundo, y también de Adán y Eva, nuestros primeros padres (nuestros primeros antepasados); (En otras palabras, esto representa la máxima distancia en el tiempo que nuestra genealogía mortal puede llegar).

Al considerar el versículo 11, justo arriba, nos vendría muy bien una cita de la Primera Presidencia. La pregunta referente a si la evolución orgánica fue el medio por el cual nuestros antepasados últimamente llegaron a existir parece que es contestada en la última frase del versículo 11. Concerniente a los orígenes de la raza humana, la Primera Presidencia dijo:

“Algunos sostienen que Adán no fue el primer hombre sobre la tierra, y que el ser humano original se desarrolló o evolucionó a partir de las clases inferiores de la creación de la vida animal.

Sin embargo, esto son teorías de los hombres. La palabra del Señor declara que Adán fue el ‘primer hombre de todos los hombres’ (Moisés 1:34), por lo tanto, nosotros tenemos el deber inalterable de considerarlo como el padre original de nuestra raza… El hombre empezó su vida como un ser humano, a semejanza de nuestro Padre Celestial”. (La Primera Presidencia [José F. Smith, John R. Winder y Anthon H. Lund], en James R. Clark, comp., Mensajes de la Primera Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 4:205-6).

12 y asimismo la historia de los judíos desde su principio, aun hasta el comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá; (En otras palabras, hasta aproximadamente el año 600 a.C.).

13 y también las profecías de los santos profetas desde el principio, hasta comenzar el reinado de Sedequías, y muchas profecías declaradas por boca de Jeremías. (Esto constituiría básicamente las palabras de los profetas, incluyendo las que se encuentran en nuestro Antiguo Testamento, hasta Jeremías inclusive).

14 Y aconteció que mi padre Lehi también halló sobre las planchas de bronce la genealogía de sus padres, por lo que supo que descendía de José (a través de Manasés, véase Alma 10:3), sí, aquel José que era hijo de Jacob, que fue vendido para Egipto y preservado por la mano del Señor para que salvara del hambre a su padre Jacob y a toda su casa.

15 Y también fueron librados del cautiverio y conducidos fuera del país de Egipto por el mismo Dios que los había preservado.

Hay un simbolismo en el versículo 15, arriba. El Señor literalmente liberó a los hijos de Israel del cautiverio (esclavitud) en Egipto. Pero el simbolismo a que me refiero, tal y como sucede en muchos acontecimientos literales en las escrituras, tiene otras aplicaciones. Si seguimos fielmente al Señor, también seremos llevados (liberados) fuera de la tierra del “cautiverio” del pecado, y fuera del mundo (Egipto) hacia una “tierra prometida” (el cielo).

16 Así fue que mi padre Lehi descubrió la genealogía de sus antepasados. Y Labán también era descendiente de José, por lo que él y sus padres habían llevado los anales.

En el versículo 16, arriba, es donde aprendemos que Labán era familia, cercana o lejana, de Lehi.

17 Y cuando mi padre vio todas estas cosas, fue lleno del Espíritu y empezó a profetizar acerca de sus descendientes:

18 Que estas planchas de bronce irían a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos que fueran de su simiente (posteridad, descendientes).

19 Por tanto, dijo que estas planchas nunca perecerían, ni jamás el tiempo las empañaría. Y profetizó muchas cosas en cuanto a su posteridad.

Del versículo 19, arriba, aprendemos que las planchas de bronce de Labán todavía existen. Han sido preservadas por la mano del Señor, y no hay duda de que algún día, aquellos que sean fieles podrán verlas.

20 Y sucedió que hasta este punto mi padre y yo habíamos guardado los mandamientos que el Señor nos había mandado.

21 Y habíamos obtenido los anales que el Señor nos había mandado, y los escudriñamos y descubrimos que eran deseables; sí, de gran valor para nosotros, por motivo de que podríamos preservar los mandamientos del Señor para nuestros hijos. (Esta es una de las razones principales por las que tenemos las escrituras, las estudiamos y las enseñamos).

22 Por lo tanto, fue en la sabiduría del Señor que los lleváramos con nosotros mientras viajábamos por el desierto hacia la tierra de promisión. (Una vez más, la “tierra de promisión” también simboliza la gloria celestial y el vivir en la presencia de Dios para siempre).

Primer Nefi Capítulo 6