El Valor de las Bendiciones Presentes

El Valor de las
Bendiciones Presentes

Privilegios Mejor Apreciados por su Ausencia—Salvación Presente

por el élder Charles C. Rich
Comentarios pronunciados en el Bowery,
Gran Ciudad del Lago Salado, el 14 de junio de 1857.


Hermanos y hermanas, puedo decir que me siento regocijado con la oportunidad de contemplar sus rostros en este lugar. Ha pasado un poco más de dos años desde que disfruté de tal privilegio, y tal vez pueda apreciarlo mejor por haber sido privado de él. Aquellos que han estado ausentes de este lugar pueden valorar este privilegio tanto como yo.

Veo muchas caras que conozco, y muchas que no. Miles han emigrado desde diferentes países a este lugar desde que partí, quienes han aceptado el Evangelio eterno con el mismo propósito que yo: es decir, con el propósito de ser Santos.

A menudo he comentado, y verdaderamente siento, que incluso los Santos no aprecian las bendiciones que disfrutan. Aquellos que han estado lejos de los Santos, en el mundo, han llegado a conocer las acciones del mundo y su espíritu: estos pueden, en cierta medida, apreciar las bendiciones que disfrutan los Santos.

Hemos aceptado el Evangelio eterno en diferentes países y emigrado a este país con el propósito de obtener la salvación; y verdaderamente no hay nada que nos impida obtenerla, si solo abrazamos el Evangelio como debe ser abrazado; porque si abrazamos el Evangelio como debemos, abrazamos la salvación que le corresponde; es decir, nos salvará en todo momento.

La diferencia entre el Evangelio de Jesucristo y las ceremonias que existen en el mundo es que ellos proponen salvar a las personas dentro de mil años, o en algún otro momento; pero el Evangelio que hemos aceptado propone salvarnos en el momento en que lo recibimos, y así continuar por toda la eternidad.

Con este propósito emigramos a estos valles, para que podamos vivir nuestra religión, obedecer los preceptos del Evangelio y hacer lo que debemos hacer cada día que vivamos; por lo tanto, todo el tiempo estamos salvados al cumplir con los deberes que nos corresponden hoy: estamos salvados hoy. Pero, si no cumplimos con esos deberes hoy, no estamos salvados hoy. Es este curso el que nos hará felices—el que nos establecerá en una salvación presente y nos hará regocijarnos continuamente.

Verdaderamente podemos abrazar estos principios de salvación que nos han sido revelados en el Evangelio; podemos vivirlos: pero hemos visto que en el presente no podemos hacerlo en ningún otro lugar que no sea este. En consecuencia, esta es una tierra preciada para nosotros; y tenemos muchas razones para regocijarnos en las bendiciones que disfrutamos.

Cuando miro alrededor y contemplo las perspectivas ante los Santos, y las grandes mejoras desde que me fui de este lugar, me asombro. Tenemos grandes razones para reconocer la mano de Dios en las ricas bendiciones que continuamente nos otorga. Nos corresponde a nosotros abrazar plenamente los principios de salvación que se nos enseñan de vez en cuando, y vivir nuestra religión día tras día.

Si seguimos este curso, estaremos salvados todo el tiempo y preparados para lo que vendrá mañana; pero, si no hacemos esto, no podremos estar preparados ni para los deberes presentes ni para los del futuro.

Para mí es la mayor satisfacción que puedo imaginar disfrutar del privilegio de estar con los Santos y estar comprometido en establecer los principios del reino de Dios en la tierra. Si cultivamos esos principios en nuestro corazón y los practicamos en nuestras vidas, traerá paz y felicidad universales; esto es lo que disfrutaremos. Los principios que habitan en el corazón de nuestro Padre Celestial nos han sido revelados, y continuará revelándonos lo que nos hará felices y nos preparará para habitar con Él en el cielo.

Que podamos vivir y cumplir con los deberes que nos corresponden todos los días de nuestras vidas, y edificar y establecer el reino de Dios en la tierra, es mi oración en el nombre de Jesucristo. Amén.


Resumen:

En su discurso, el élder Charles C. Rich expresa su gratitud por volver a estar entre los Santos después de una ausencia de dos años. Señala que este tiempo lejos le ha permitido apreciar más el privilegio de estar en compañía de los fieles y disfrutar las bendiciones del Evangelio. Menciona que muchos Santos no valoran completamente las bendiciones que tienen, algo que aquellos que han vivido en el mundo pueden entender mejor al ver las diferencias entre la vida entre los Santos y la vida en el mundo.

Rich destaca la diferencia clave entre el Evangelio de Jesucristo y las ceremonias del mundo. Mientras que el mundo promete salvación en un futuro lejano, el Evangelio que los Santos han abrazado ofrece una salvación inmediata que continúa eternamente. Subraya que esta salvación se logra al vivir los principios del Evangelio día a día y cumplir con los deberes diarios. La obediencia constante a estos principios trae felicidad y establece una salvación presente, no solo futura.

Finalmente, Rich recuerda a los Santos que su emigración a los valles del oeste tuvo el propósito de permitirles vivir su religión sin restricciones. Al estar en esta tierra bendecida, tienen la oportunidad de establecer los principios del reino de Dios, lo cual, según él, trae paz y felicidad universales. Termina con una oración para que los Santos continúen construyendo el reino de Dios en la tierra mientras viven fielmente el Evangelio todos los días.

El élder Rich nos invita a reflexionar sobre la importancia de vivir el Evangelio cada día, no solo como una promesa de salvación futura, sino como una fuente de paz y felicidad en el presente. Este enfoque en la “salvación presente” es un recordatorio poderoso de que la verdadera fe se manifiesta en nuestras acciones cotidianas. No basta con esperar recompensas futuras, sino que debemos encontrar satisfacción en el cumplimiento diario de nuestros deberes como discípulos de Cristo.

Asimismo, Rich nos recuerda que a veces no apreciamos plenamente las bendiciones que tenemos hasta que las perdemos, un principio aplicable tanto a la fe como a nuestras relaciones y oportunidades. La emigración de los Santos a un nuevo entorno les permitió vivir su religión libremente, algo que no todos pueden hacer, y esto es motivo de gratitud. En nuestra vida, también podemos aprender a valorar más profundamente las bendiciones que hemos recibido y aprovechar cada día para vivir de manera más plena y significativa, edificando un legado espiritual duradero.

La enseñanza de que la salvación es un proceso continuo que se logra al cumplir con nuestras responsabilidades hoy, no mañana, es una invitación a ser constantes y conscientes en nuestra fe. Esta reflexión nos impulsa a evaluar cómo estamos viviendo y si estamos encontrando gozo en el cumplimiento de nuestros deberes diarios, tal como lo propone el Evangelio.

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