Fuera de la obscuridad

Conferencia General Octubre 1984

Fuera de la obscuridad

Neal A. Maxwellélder Neal A. Maxwell
del Quórum de los Doce Apóstoles

«Podemos ver la vida de un discípulo, ya sea en la nuestra o en la de los profetas, como una combinación de probar, reprobar y mejorar.»

Mis hermanos y hermanas, la Iglesia se halla en uno de estos puntos decisivos en su historia: el fin de una era y el comienzo de otra, cada una con sus bendiciones y pruebas. Si estamos preparados no temeremos ni fracasaremos en nuestra época particular. (D. y C. 38:30.)

Entre otras cosas, el velo de obscuridad que se cernía sobre la Iglesia esta dando paso a la visibilidad. La obscuridad denota lo que por lo general es desconocido y apartado de todo centro de actividad, por lo tanto, lo que es obscuro con frecuencia es mal entendido.

El Señor describió la manera en que Él hará salir su obra «de la obscuridad y de las tinieblas». (D. y C. 1:30: 1 Ne. 22:12; 2 Ne. 1:23; 27:29.) De manera que, como fue previsto, Cristo y su obra se están convirtiendo en una luz que no puede esconderse por mas tiempo. (D. y C. 14:9.) Esta salida efectiva trae consigo sus propias pruebas y oportunidades. Por ejemplo, aunque la luz del evangelio es tenue, el adversario esta al tanto de su poder, y es por eso que incansablemente se esfuerza por extinguirla.

Además, Dios ha determinado obrar por medio de aquellos que el mundo considera débiles y necios. (1 Cor. 1:27; D. y C. 1:19. 28: 133:58-59.) Con mas visibilidad, este hecho no deja de traer sus propias pruebas. No obstante, «lo necio . . . escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil . . . para avergonzar a lo fuerte» (1 Cor. 1:27).

No hay necesidad de que los discípulos se apenen al considerar cuan pequeño es el rebaño ni cuan infrecuentes son los conversos prestigiosos, ya que, como dijo Pablo: »No sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles.» (1 Cor. 1:26.)

¡Pero todavía queda mucho por recorrer!

Como si no fueran suficientes la obscuridad comparativa, la pequeña en cuanto a numerosos y la crecida imperfección humana en los miembros de su Iglesia, el Señor quiere un pueblo humilde así como puro. De manera que aun tiene validez la lección dada al pueblo antiguo de Israel: Gedeón usó solamente a 300 guerreros para triunfar de los enemigos de Israel, no sea que se alabe Israel». (Véase Jueces 7:2.)

El Señor castiga para que nos acordemos de Él (Hel. 12:3) y pone a prueba nuestra paciencia y nuestra fe hasta que también aprendamos que «nadie [puede] librar[nos] sino el Señor [nuestro] Dios». (Mos. 23:23).

Por vía de comparación, lo que acaeció en el Jardín del Edén y el de Getsemaní es de suma importancia para toda la humanidad, y sin embargo se les proporcionó inversamente pequeños terrenos en los cuales se desarrollaron esos dramas de consecuencias eternas.

La verdad, cual se manifestó en el monte Sinaí, trasciende la importancia del terreno en el que es dada. La Tierra Santa es una franja arenosa de aproximadamente 320 kilómetros de largo por 120 de ancho. Sin embargo, fue allí donde ocurrió el drama central de toda la historia humana.

Considérese también lo siguiente: Los maravillosos cuatro Evangelios nos declaran verdades vitales para nuestra salvación, pero no manifiestan lo que los persas, los chinos y los indios estaban haciendo durante el ministerio terrenal de Jesús. Sin embargo, ellos y todos los demás pueblos serán indeleble e irrevocablemente bendecidos por Jesús y su expiación. Ellos, al igual que nosotros, son hijos de un Dios Todopoderoso y están enteramente incluidos en sus planes redentores.

Sin embargo, a distinción de nuestra época, las naciones y culturas de la antigüedad a menudo estaban enterados uno del otro. Además, la historia seglar usualmente no dice nada de las cosas espirituales.

Los chinos de la dinastía Ts’in se ocupaban en trabajar con piedras y con la Gran Muralla de China. Difícilmente se podía esperar que supieran acerca de la piedra «que del monte fue cortada . . . no con mano» (Dan. 2:31-45.) En la época en que Lehi y su familia llegaron a las Américas. Solón, el Legislador de Atenas, se esforzaba por dar fin a la depresión económica causada, en parte, por un aumento de 10 por ciento en los intereses.

Mientras Pompeyo conquistaba a Jerusalén. 2.000 jóvenes luchaban por la libertad de los nefitas. Mas o menos cuando Jacob minuciosamente se dedicaba a grabar sobre las planchas, un médico de la India había efectuado una operación de cataratas.

Para cuando Ammarón escondió los registros sagrados que testificaban de que Dios presento a su Hijo resucitado a los nefitas. Constantino reunió un concilio para decidir sí o no, si Dios y Cristo eran la misma substancia. Mientras que el solitario Mormón sin mas música que la que llevaba en su alma, se dirigía a Cumora, el obispo Ambrosio de Milán instituyó en la iglesia que se cantaran himnos.

Japón dio principio a su historia escrita mas o menos cuando se estaba concluyendo la historia de los nefitas, y asimismo la presencia de los romanos en Britannia.

Bastan unos pocos e ejemplos del silencio seglar en cuanto a las cosas espirituales.

Precisamente ¿cuál de los faraones tenia el poder durante los maravillosos y tumultuosos acontecimientos relacionados con Moisés y el Exodo? En la historia civil no hay mucho que confirme los sucesos que tanto los cristianos como los judíos consideran de extraordinaria importancia.

Parece que no hay casi nada en la historia seglar que relate el drama relacionado con la acusación, juicio y crucifixión de Jesús -que para Pilato era algo de inconveniencia, pero de mayor reconocimiento político:

«Y se hicieron amigos Pilato y Herodes aquel día: porque antes estaban enemistados entre sí.» (Lucas 3:12.)

Además, por importante que era Pilato, tanto local como brevemente, él no era César.

Y, ¿por qué es que historiadores tales como Tácito no presentan confirmación seglar en cuanto al papel de Pablo en el drama de los cristianos, de Roma y de Nerón?

En su mayoría, hermanos y hermanas, estas maravillas quedaron ocultas de los ojos espiritualmente deficientes; de modo que se perdieron en un tormentoso mar de olas mundanales donde nunca impera la calma. Aly in día el registro histórico estará completo, pero mientras tanto las Escrituras nos servirán de guía en lo que respecta a esos trascendentes sucesos espirituales y de gran significado para la historia de la humanidad.

Como quiera que sea, los líderes del mundo se hallan ocupados con los asuntos del mundo. En 1910 1911 un Joven ministro del gobierno británico defendió en el Parlamento el derecho de los misioneros de los Santos de los Últimos Días en la Gran Bretaña. A pesar de las presiones del Parlamento. Winston Churchill no vaciló en su defensa de la tolerancia religiosa. Las biografías más importantes sobre Churchill no mencionan esos episodios, cuyos resultados fueron esenciales para nosotros, pero no para los historiadores seglares.

La misma apatía de la gente acompaña a los que Dios escoge para ser Sus lideres; por otra parte, sus imperfecciones no pasan inadvertidas.

Nos es dicho que Moisés fue el hombre más humilde sobre la faz de la tierra (Núm. 12:3). Sin embargo, hubo un breve momento en que declaro con imprudencia: »¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta pena’?» (Núm. 20:10.) Mas con todo, el Señor preparó notablemcnte a Moisés para que prestara servicio mas adelante, lo que ocurrió en la cima del Monte de la Transfiguración. (Mat. 17:1-5.)

Después de que Pablo escribió su conmovedora epístola sobre el amor a los miembros de la Iglesia en Corinto (1 Cor. 13), escribió a los miembros en Gálata con palabras de energía y sarcasmo. Además, parece que Bernabé oyó hablar a Pablo con lengua menos que angélica. (Hch. 15:2.)

El mismo Pablo reconoció su tendencia a vanagloriarse (2 Cor. 10:3,13. 15. 11:1, 16, 21; 12:1), cosa que nos recuerda la prudencia de otro profeta que escribió:

«No me vanaglorio en mi propia fuerza ni en mi propia sabiduría . . . sino que me jactare de mi Dios.» (Al. 26:11-12.)

Solo Jesús fue perfecto en todo, incluso su amor y mansedumbre. Ni aun el mayor de profetas mortales alcanza las altas y perfectas normas de Cristo.

Si como miembros de la Iglesia podemos ver la vida de un discípulo, ya sea en la nuestra propia o en la de los profetas, como una combinación de probar, reprobar y mejorar, nos irá mucho mejor.

A través de la historia religiosa, vemos repetidos esfuerzos por degradar a los profetas a fin de pasarlos por alto y señalarlos para disminuir su importancia. Sin embargo, por lo general, tanto sus contemporáneos como la historia seglar simplemente los pasan por alto. Después de todo, a los primeros cristianos se les llamaba simplemente «la secta de nazarenos» (Hch. 24:5.)

Al igual que sus antecesores, José Smith manifestó algunas de las ansiedades y actividades de su época. Sin embargo por medio de ese conducto bueno pero imperfecto se comunico un torrente de verdad, mas de lo que el mismo José podía comunicar, como en una ocasión declaró:

«Todo el día estoy meditando, y más importante que la comida y la bebida es el saber como podré lograr que los santos de Dios comprendan las visiones que como corriente desbordante fluyen dentro de mi mente.» (Andrew F. Ehat y Lyndon W. Cook, editores y compiladores, The words of Joseph Smith [Las palabras de José Smith], Provo, Utah: Centro para estudios religiosos, Universidad Brigham Young, 1980, pág. 196.)

Algunos de los miembros se ofendieron y se separaron pero más tarde regresaron, entre ellos personas de autoridad tales como Oliverio Cowdery, Martin Harris y Thomas B. Marsh. No obstante estas personas optaron por unirse de nuevo al reino y reconciliarse Sin embargos las verdaderas doctrinas los hicieron volver, y lo único que deseaban y que recibieron era ser una vez mas miembros de la Iglesia del Señor.

En todo esto hay gran motivo para sentir esperanza e incluso gratitud. Moroni dijo:

«No me condenéis por mi imperfección . . . mas bien, dad gracias a Dios, que os ha manifestado nuestras imperfecciones, para que aprendáis a ser más sabios de lo que nosotros lo hemos sido.» (Morm. 9:31.)

Y Lorenzo Snow añadió:

«Yo puedo hermanar al presidente de la Iglesia, si es que no sabe todo lo que yo sé. . . Yo vi las imperfecciones en [José Smith] . . . Le di gracias a Dios por haberle otorgado el poder y autoridad a un hombre con dichas imperfecciones . . . pues sabia que yo mismo tenia debilidades, y pense que había una oportunidad para mí . . . Le di gracias a Dios por haber visto esas imperfecciones.»

Del élder B. H. Roberts, que amaba cariñosamente al Profeta. proceden estas palabras:

«José Smith . . . nunca dijo que poseía una santidad especial, que llevaba una vida sin mancha, que no había imperfección en carácter, que en ninguna de sus palabras había faltas. Y ya que no reclamo tener estas cualidades en sí mismo, tampoco hay otros que puedan adjudicárselas.

«Sin embargo», dijo el hermano Roberts, «le fue concedido a José Smith penetrar la mente de Dios por medio de las revelaciones de Dios a él.» (Comprehensive History, 2:360-61.)

De hecho. hermanos y hermanos el Profeta José, pocos días antes de su martirio, dijo como confirmación:

«Nunca os dije que era perfecto; mas ningún error hay en las revelaciones que he enseñado. ¿He de ser, entonces, desechado como algo inútil? [History of the Church. 6:366.)

¿Nos debe sorprender el hecho de que tanto profetas como otras personas pasen por esta experiencia en su vida?

«Porque él dará a los fieles línea por línea, precepto tras precepto; y en esto os juzgare y probare.» (D. y C. 98:1 2.)

En esto significa «de esta manera» o «de este modo». La misma desenvoltura gradual correspondía a la historia de la obra divina. (Is. 28:10: D. y C. 98:12; 128:21.)

Mientras tanto, nos es útil recordar el lenguaje figurado de Winston Churchill acerca de la historia: «La historia, con su lámpara titilante, oscila en su camino por los senderos de lo pasado, tratando de reconstruir escenas, hacer volver sus ecos y enardecer con pálidos destellos la pasión de días anteriores.» (Homenaje a Neville Chamberlain, Cámara de los Comunes, 12 de nov. de 1940.)

Sin embargo, ya que vivimos en la actualidad, los discípulos deben dar oído a esos imperiosos pasajes de las Escrituras que tienen validez en todas las épocas, y en uno de ellos, leemos acerca de un firme propósito divino:

«Con todo, el Señor lo considera oportuno castigar a su pueblo: sí, él prueba su paciencia y su fe.» (Mos. 23:21.)

¿Por que hace referencia especifica a esas dos pruebas’?

Además, ¿por qué no darnos un Libro de Mormón más extenso?

«He aquí, estaba a punto de escribirlas, cuantas se grabaron sobre las planchas de Nefi, pero el Señor lo prohibió, diciendo: Pondré a prueba la fe de mi pueblo.» (3 Ne. 26:11.)

De nuevo, la respuesta requiere paciencia de nuestra parte.

Es así como se desenvuelve el procedimiento de probar, reprobar y mejorar, cosa que no debe ofendernos ni sorprendernos. Mientras tanto el desequilibrio en el desarrollo espiritual de las personas resulta en una historia manchada, y no debemos hacer «ofensor a [un] hombre por una palabra» (Is. 29:21; 2 Ne. 27:32), como si una sola comunicación pudiera hacer a un lado todo lo demás que el individuo había comunicado o representado.

Como con puñal en mano, algunos están a la expectativa, procurando, al igual que durante el ministerio de Jesús, «provocarle a hablar de muchas cosas . . . procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle». (Lu 11:53 54.) De hecho, los fariseos «consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra». (Mat. 22:1 5.)

El mosaico terminado que contiene la historia de la Restauración adquirirá mayor proporción a medida que surjan mas piezas que nos proporcionen segmentos diferentes de comprensión.

No obstante, el bosquejo fundamental ya se ha dispuesto. Pero la historia solo se refiere a personas imperfectas al pasar el tiempo, cuyas deficiencias producen refracciones a medida que la luz pura del evangelio se refleja sobre ellos. Puede ser que por el momento haya partes del mosaico que no parecen ser parte. Podemos esperar, y debemos hacerlo, para enterarnos mas tarde si, por ejemplo, el relato de Mateo o el de Lucas sobre la descendencia davidica de Jesús es correcto. ( Mat. 1; Lu. 3.) Mientras tanto, el Padre, en varias ocasiones, nos ha dado la genealogía esencial de Jesús: «Este es mi Hijo amado, es quien tengo complacencia; a él oíd.» (Mat. 3:17; 17:5; 3 Ne. 11:7, JS-H 1:17.)

Cierto es que entre los cuatro evangelios no hay una correlación completa acerca de los acontecimientos y participantes en el sepulcro vacío. (Mat. 28:1-8; Mar. 16:1-7; Lu 24:1-9; Jn. 20:1-10.) Sin embargo, lo esencial es que el sepulcro estaba vacío porque Jesús había resucitado. ¡Se trata de lo esencial, no los detalles tácticos! Por otra parte, los fieles de entonces y de ahora comprenden por que Jesús resucitado no se apareció ante el Sanedrín, o ante Califas o Pilato, sino a los grupos de creyentes en Betania y en la tierra de Abundancia.

¿Por que, por ejemplo, no registraron los antiguos dirigentes de la Iglesia con mayores detalles el cumplimiento de ciertas profecías de Samuel el Lamanita? (3 Ne. 23: 9-14.) Mas adelante, por instrucciones de Jesús, se escribió con exactitud y precisión.

En igual manera, mas adelante, se escribirá la plenitud de la historia de la dispensación del cumplimiento de los tiempos.

Esplendoroso será el último mosaico de la Restauración, mosaico que representará un diseño divino y teniendo como tema principal el plan de salvación y exaltación del Padre y el sacrificio de su Hijo, Jesucristo.

En el día perfecto, veremos que hemos sido parte de sucesos sumamente maravillosos para nosotros. Parte de lo maravilloso y prodigioso de la »obra maravillosa y un prodigio» de Dios será ver como la Divinidad perfecta nos uso clementemente a nosotros, la humanidad imperfecta.

Mientras tanto, entre el desconcierto humano, aquellos que tengan oídos para oír seguirán el llamado de una trompeta cierta. (1 Co. 14:8.)

Además, no obstante lo presente, ¿acaso no cantamos de nuestro Dios: «De El no dudamos en nada»?

Esta es la obra del Señor. Seguirá adelante hasta que todos sus propósitos se cumplan (Morm. 8:22), de lo cual me complazco en testificaros, en el nombre de Jesucristo. Amén.

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