Haz tú lo justo

HAZ TÚ LO JUSTO logo 4
por el élder Richard G. Scott
del Quórum de los Doce Apóstoles

Discurso pronunciado en una charla fogonera del Sistema Educativo de la Iglesia, en la Universidad Brigham Young, el 3 de marzo de 1996.

Elder Richard G. ScottLa felicidad en esta vida y en la eternidad depende de que tomes decisiones correctas y de que te aferres a ellas..

Sé que la mayoría de ustedes tiene la determinación de hacer lo correcto; que han tenido esos sentimientos en su corazón, de vivir dignamente sin importar lo que otras personas digan. También les hablo a aquellos que deseen tener tales sentimientos. Ustedes son de la generación más selecta que ha venido a la tierra; se han preparado bien en la existencia preterrenal y han sido seleccionados para venir en esta época singularmente importante en la que se ha desplegado el plan de nuestro Padre Celestial. Me conmueve profundamente el estar ante la presencia de ustedes. Me doy cuenta de que la mayoría de los jóvenes no tiene la más mínima idea de cuán verdaderamente capaces, nobles y maravillosos son.

He orado, meditado y trabajado en este mensaje porque sé que tú eres una hija o un hijo excepcional de nuestro Padre Celestial y deseo ayudarte. Al principio, tuve la fuerte sensación de analizar cómo hacer de tus sueños y aspiraciones nobles una realidad. Estoy seguro de que has atesorado sueños en cuanto a cómo desearías que fuera tu vida. Puesto que mi vida se ha adelantado a la tuya, he aprendido que mientras haya desafíos cada vez más grandes en el sendero, la vida es más bella. Al continuar ejercitando la fe en el Maestro y al ser obediente a Sus mandamientos, recibirás bendiciones magníficas. Algunas de esas bendiciones serán las que has soñado; otras Él las planifica y se hallan más allá de lo que puedas concebir ahora. Mi anhelo sincero es ayudarte a vivir para que tus sueños dignos se hagan una realidad.

He tenido que luchar con varias formas diferentes de comunicar los principios que conozco bien —que si se entienden y se aplican te ayudarán muchísimo—, y me di cuenta de que todavía no hallaba una manera satisfactoria de expresar lo que sé que es verdadero. Entonces, me envolvió una paz; sentí que si me esforzaba lo mejor que podía para hablarte, y tú escuchabas con una mente y corazón abiertos, con verdadera intención, teniendo fe en el Señor, entonces no importaría demasiado lo que yo diría: tú recibirás las impresiones que se adaptarán a tus necesidades. Cuando escribas esas impresiones, y las sigas, serán guías para tu vida y te ayudarán a lograr tus sueños justos.

Estás en una época de tu vida donde hay muchas decisiones críticas que tienen que tomarse, y te sientes inseguro de tu capacidad para tomarlas, lo cual es comprensible. Vives en un mundo donde es cada vez más difícil tener la certeza de que tus aspiraciones y sueños dignos serán una realidad al evitar las seducciones y tentaciones que Satanás pondrá en tu camino con el fin de destruirte. Puedes tener dudas en cuanto a tu valor personal. Deseas ser aceptado; tienes interrogantes sobre tu futuro y sobre cómo ganar amistades verdaderas y constantes. Deseas encontrar una compañera o un compañero eterno que tenga los mismos deseos de vivir dignamente y de lograr mucho de lo bueno que hay en esta vida. Deseas saber si la persona que comienzas a amar es efectivamente la que será tu compañera o compañero eterno, pero no estás seguro de la habilidad que tienes para decidir. Estás progresando en la disciplina espiritual, eso es, la aptitud que tienes de discernir los susurros del Espíritu y la facultad de seguirlos. Con el tiempo, esa aptitud aumentará y crecerá cada vez más fuerte hasta que se convierta en algo cada vez más fácil y más fácil hasta hacer automáticamente lo correcto. Has edificado un escudo en contra de la tentación. Pero ahora, puesto que esa disciplina espiritual está desarrollándose, debes tener mucho cuidado y evitar elecciones que te harán salir del camino de la felicidad.

He aprendido, por experiencia propia, cómo el recibir ayuda para tomar la decisión correcta en un momento decisivopuede ser una bendición para toda la vida. También he visto, al trabajar de cerca con las personas que tomaron malas decisiones, cuán devastador puede ser para el resto de la vida. Mi intención es darte sugerencias en cuanto a cómo estar seguro de tomar decisiones correctas. Para ello compartiré cuatro experiencias personales que me enseñaron lecciones importantes, con el deseo sincero de ayudarte a ganar confianza para tomar decisiones correctas de forma constante en tu vida. Luego te indicaré cómo obra Satanás, para que de ese modo, te prepares para evitar los peligros que él pondrá en tu camino.

En la universidad se me ofreció el privilegio de unirme a una muy selecta y honorable sociedad de estudiantes de ingeniería. Cuando asistí a las actividades de iniciación, vi que todos bebían alcohol. Yo pedí otro tipo de bebida y me dieron un vaso, pero al acercarlo a los labios, olía a alcohol. Miré a mi alrededor y todos los ojos estaban puestos en mí. Todos eran profesionales que me acababan de conceder un gran honor. ¿Debía fingir beber para no ofenderles? No. Bajé el vaso y entonces me di cuenta de que otros tres iniciados también hicieron lo propio. Haz lo justo y los demás seguirán tu ejemplo. Cada vez que tomes la decisión correcta en medio de una posible crítica, estarás edificando la fortaleza que hará que te sea más fácil en la siguiente ocasión. Lo opuesto también es verdad y Satanás cuenta con ello.

Un verano, siendo adolescente, trabajé en un barco de ostras a poca distancia de la costa de Long Island, Nueva York, con el fin de obtener dinero para la universidad. Los demás miembros del grupo eran pescadores de ostras bien experimentados, endurecidos por el duro invierno en el que pasaron parte de su vida luchando contra el frío océano y el crudo viento para pescar ostras. Yo era un enigma para ellos y les resultaba más fácil desconfiar de mí que entenderme. Me tildaron de espía de otra compañía; luego creyeron que era un muchacho loco que desconocía cómo ser hombre. Más tarde comencé a mejorar en mis deberes e intenté establecer cierta amistad. Ellos ofrecieron convertirme en “un verdadero hombre” invitándome a una noche de indulgencias. Yo les di las gracias, pero no acepté y la tensión creció todavía más.

Ese verano el clima fue hermoso y el océano, magnífico. Teníamos unas tareas relativamente sencillas, como la de llevar las ostras más pequeñas a una zona más distante donde los nutrientes del océano aceleraran su crecimiento y mejoraran su sabor. Excepto cuando vaciaban la red llena de ostras sobre la cubierta, dando comienzo a un vaivén de intensa actividad, el resto del tiempo lo dedicábamos a la contemplación. Mientras mis compañeros de barco dormitaban al lado de su pala, yo leía el contenido del Libro de Mormón y meditaba en ello. No soy capaz de expresar de forma adecuada el poderoso despertar que hubo en mí gracias a esas semanas de estudio del Libro de Mormón bajo circunstancias tan poco usuales.

Dormíamos en unas literas en forma de sobre, amontonados en el restringido espacio que quedaba entre el motor diesel del barco y el casco. Una noche que estábamos en el muelle, me retiré más temprano dado que algunos de los hombres planeaban una actividad indecorosa fuera del barco. Desperté de repente a causa del poderoso manotazo de un compañero, Toddy, un gigante de hombre, que blandía un martillo delante de mi cara y su aliento apestaba a alcohol. Aturdido, me di cuenta de que no había modo de poder escapar de él y pensé que había llegado al fin del camino. Entonces oí lo que estaba gritando: “Scotty, toma tus aletas y las gafas de bucear. ¡Un hombre ha caído por la borda y tú puedes salvarle!”.

Esa noche aprendí una lección que jamás he olvidado. En público, los miembros de la tripulación me ridiculizaban, mas en privado me respetaban por mis valores. La confianza que recibí de ese conocimiento me permitió ayudar a tres de ellos que estaban pasando por serios problemas personales.

Sé que recibirás la misma respuesta de los demás al escoger de forma constante el obedecer tus principios. Es que estarás estableciendo una reputación. Si dejas bien en claro que no cambiarás tus valores, se te conducirá a personas semejantes a ti, y la crítica de los demás será menos intensa. Con frecuencia, los que se burlan de ti en público debido a tus valores elevados, en privado no desean que abandones esos valores. Ellos necesitan de tu buen ejemplo, tanto si es el dar la espalda a un chiste inmoral, el negarte a ver una película o un video inapropiados o el salir de una fiesta en la que haya indicios de que los presentes piensan participar en actividades inapropiadas. Haz que tus valores resulten evidentes a los demás al tomar de forma tranquila las decisiones correctas apenas se presente la tentación. Una decisión correcta tomada una vez y mantenida desde entonces te evitará muchos pesares. De esa manera, puedes emplear tus energías en mantener tu determinación de hacer siempre lo correcto, más que en luchar una y otra vez con el mismo desafío. Además, reducirás en gran medida la posibilidad de ser vencido por la tentación.

Crecí en un hogar donde mi padre no era miembro de la Iglesia y mi madre era menos activa. Todo eso cambió con el tiempo y ambos dedicaron gran parte de su vida a ser obreros del templo. Pero con estos antecedentes, yo no sabía mucho sobre la Iglesia, aunque creía que sí. Cuando estaba a punto de graduarme en la universidad, el Señor envió un ángel a mi vida. Su nombre era Jeanene Watkins, una muchacha hermosa. Me llevó bastante tiempo salir con ella porque muchos otros reconocieron también sus maravillosas cualidades. Cuando comenzamos a salir juntos, descubrí que ella representaba todo lo que había soñado y me enamoré por completo; sabía que ella también sentía algo por mí. Una noche, cuando estábamos hablando sobre el futuro, ella mencionó con cuidado un importante comentario, y dijo: “Cuando me case, lo haré con un ex misionero y en el templo”. No recuerdo nada más de sus palabras. Yo no había pensado mucho en servir en una misión y no entendía casi nada sobre el matrimonio en el templo. Me fui a casa y no pude pensar en nada más; pasé toda la noche en vela y al día siguiente no fui capaz de hacer nada en la universidad. Poco después me encontré en el despacho del obispo tras haber orado en cuanto a la importancia de una misión. Tanto Jeanene como yo fuimos misioneros y, al regresar, nos sellamos en el templo. Más tarde llegué a darme cuenta de que si yo no hubiera tomado la decisión correcta, ella me habría dejado. Su valentía a la hora de ser fiel a su sueño de un casamiento en el templo con un ex misionero, a pesar de su amor por mí, ha tenido una enorme influencia en nuestra vida. Nunca podré estarle lo bastante agradecido por no haber comprometido sus sueños rectos.

Tus decisiones son como los cambios de vía de un ferrocarril, pues determinan adónde irás a parar en la vida. La más grande felicidad, el más grande crecimiento personal y la vida más productiva se logra cuando se toman, de forma constante, decisiones rectas. Si tomas decisiones equivocadas, tal vez llegues a un destino completamente diferente del que querías. Es verdad que existe un proceso de arrepentimiento para regresar, pero con frecuencia es doloroso y a veces deja cicatrices físicas permanentes que no pueden curarse como puede hacerlo el espíritu.

Por un tiempo trabajé para el personal inmediato de un hombre muy trabajador, exigente y mal interpretado, que llegó a ser el padre de la marina nuclear que proporcionó gran protección a los Estados Unidos durante una época crítica en las condiciones del mundo. Su nombre era Hyman Rickover. Tengo un gran respeto por él. Tras once años en ese servicio, recibí un llamamiento de la Primera Presidencia para presidir una misión, y sabía que tenía que decírselo de inmediato al almirante Rickover. Mientras le explicaba en cuanto al llamamiento y que significaba que tendría que dejar mi empleo, él se puso bastante enfadado y dijo algunas cosas poco decorosas, rompió unas bandejas de documentos que había sobre su escritorio y en los comentarios posteriores dejó bien claro dos puntos: “Scott, lo que usted está haciendo en este programa de defensa es tan vital que hará falta un año para reemplazarle, así que no puede irse. Segundo, si decide irse, usted es un traidor a su país”.

Yo le contesté: “Puedo entrenar a mi sustituto en los dos meses restantes y no habrá riesgo alguno para el país”.

Hablamos de más cosas y, finalmente, dijo: “Nunca le volveré a hablar. No quiero volverle a ver. Está usted acabado, y no sólo aquí. Jamás piense en volver a trabajar en el campo de la energía nuclear”.

Yo le respondí: “Almirante, usted puede impedir que trabaje en la oficina, pero a menos que me lo impida, voy a pasar mi asignación a otra persona”.

Él me preguntó: “¿Cómo se llama el hombre que le reclama?”

“Presidente David O. McKay”, contesté.

Y él añadió: “Si ésta es la forma de actuar de los mormones, no quiero que ninguno de ellos trabaje para mí”.

Yo sabía que él intentaría llamar al presidente McKay (1873–1970), quien estaba enfermo, y que la conversación no beneficiaría a ninguno. También sabía que en la zona de Idaho Falls había muchos miembros de la Iglesia cuyas familias dependían de su trabajo en nuestro programa nuclear. Yo no quería causarles ningún daño, pero también sabía que había sido llamado por el Señor. No sabía qué hacer, pero entonces comenzó a pasar por mi mente la letra del himno que hemos cantado esta noche: “Haz tú lo justo por más que te cueste” (Himnos, Nº 154). Aunque en mi vida no me había puesto en contacto con una Autoridad General, había sido entrevistado por el élder Harold B. Lee (1899–1973), del Quórum de los Doce Apóstoles, por lo que tuve la impresión de llamarle. Le expliqué que el almirante intentaría llamar al presidente McKay y que haría algunos comentarios negativos, pero le aseguré que todo estaba en orden y que yo podía aceptar el llamamiento. Mientras eso ocurría, el corazón me seguía diciendo: “¿Va a salir todo bien o algún inocente que dependa de nuestro programa para vivir resultará perjudicado?”. La canción volvió a mi mente: “Haz tú lo justo por más que te cueste”. Fiel a su palabra, el almirante dejó de hablarme. Cuando había que tomar decisiones críticas, enviaba a un mensajero o me lo comunicaba a través de una tercera persona, mas logramos realizar el cambio.

En mi último día en la oficina, solicité una cita con él y su secretaria se quedó boquiabierta. Entré con un ejemplar del Libro de Mormón en la mano. Él me miró y dijo: “Siéntese, Scott. ¿Qué le pasa? He intentado por todos los medios posibles de obligarle a cambiar. ¿Qué le pasa?”.

Siguió una conversación bastante interesante y tranquila en la que esta vez prestó más atención. Dijo que iba a leer el Libro de Mormón y entonces ocurrió algo que jamás pensé que podría pasar, cuando añadió: “Cuando vuelva de la misión, quiero que me llame. Habrá un empleo para usted”.

Tu tendrás que hacer frente a dificultades y tomar decisiones difíciles a lo largo de la vida. Ten desde ahora la determinación de hacer siempre lo justo por más que te cueste, pues suceda lo que suceda, siempre será para tu beneficio. Aprenderás que a largo plazo es mucho más fácil defender lo justo y hacerlo, aunque resulte difícil, desde un principio. Una vez que tomes esa determinación, el continuar por esa senda no es tan duro. La persona que no obre de forma recta y que justifique su alejamiento de los verdaderos valores, cualquiera que sea la razón, descubrirá que están sembradas las simientes que harán crecer los problemas más adelante, problemas que serán mucho más difíciles de vencer que si desde un principio ella hubiera adoptado la postura correcta.

Haz lo justo aunque te parezca que vas a ser el único en hacerlo, que vayas a perder amigos o que se te vaya a criticar. Descubrirás que al hacer lo justo, tras un período de prueba, aparecerán los mejores amigos y podrás apoyarte mutuamente en tu determinación de ser obediente a todos los mandamientos del Señor. Nunca jamás, en ningún momento, he sentido pesar por haber defendido lo que es justo, aun frente a una dura crítica. Al aprender esa misma verdad, descubrirás que si adoptas una postura firme en favor de lo que es justo, si estableces valores personales y haces convenio de observarlos, cuando vengan las tentaciones y actúes de acuerdo con tus valores, te verás fortalecido y recibirás fuerzas más allá de tu propia capacidad si hay necesidad de ello. La dificultad aparece cuando entras en batalla con la tentación sin un plan determinado. Eso es lo que desea Satanás, pues para entonces estarás listo para ser derrotado.

Ahora deseo tratar asuntos sensibles de los que es más fácil hablar frente a frente, por lo tanto, trataré de imaginarte en mi mente lo mejor que pueda, como una persona que desea saber cómo hacer para que las esperanzas y los sueños se hagan realidad. Lo intentaré, cerraré todo y nos aislaremos de todos con el fin de hablar en privado. Tal vez desees hacer lo mismo.

En esta época de la vida, es sumamente importante que tus pensamientos y tus actos sean limpios y puros para que el Espíritu Santo pueda guiarte. Satanás tiene la determinación de vencerte en esta época crítica de tu vida, no con una gran cantidad de tentaciones serias que se presentan de repente, sino colocando de forma cuidadosa y sutil infracciones aparentemente sin importancia que van en contra de tus valores establecidos hace mucho tiempo. Él desea utilizar esas tentaciones para alejarte astutamente del camino de la rectitud. Satanás sabe que mientras te guíe el Espíritu Santo, puedes hacerle frente. Satanás no tiene poder alguno sobre la persona recta. El Señor ha hecho posible que resistas las tentaciones del diablo. Si eres obediente, recibirás inspiración para saber qué hacer y tendrás la capacidad de hacerlo.

Para que quedes sobre aviso, intentaré demostrarte cómo obra Satanás. Hagamos de cuenta que a tu derecha se encuentran todas las cosas buenas que se pueden hacer en la vida. Cuanto más a la derecha, mejores son esas cosas. A la izquierda se encuentran todas las cosas malas que se pueden hacer; y cuanto más a la izquierda, peores son esas cosas. En el medio es difícil discernir dónde algo es un poco bueno o un poco malo. Aquí es donde Satanás trabaja con la gente buena. Ésa es una zona intermedia en la que no puedes discernir con claridad aquello que es bueno y aquello que es malo. Es muy fácil estar confusos en ese lugar. Vive bien dentro de la maravillosa zona buena que el Señor ha definido y no tendrás problema alguno con la tentación. Si no estás seguro de si es apropiado ver, escuchar, pensar o hacer algo, no lo hagas, pues podrías acercarte demasiado a una de las trampas de Satanás.

Veamos cómo trabaja Satanás. Un ex misionero recto conoce a una joven pura y encantadora. Ambos están en una edad en la que pueden considerar seriamente el matrimonio. Comienzan a salir. Él desarrolla sentimientos hermosos y profundos de amor por ella y ella por él. Ninguno tiene la intención de hacer nada malo. Han decidido no cruzar los límites hacia el territorio de Satanás. Cuando él está con ella, quiere expresarle sus sentimientos y, de algún modo, pasado un tiempo, el tomarla de la mano no basta para comunicarle lo que siente. Cada vez que están juntos, hacen lo que hicieron en la ocasión anterior y un poco más para expresar sus sentimientos físicamente. Se acercan más y más a los límites, pero tienen la determinación de no cruzarlos. Un día, Satanás planta las semillas de la racionalización en la mente de ambos; con ello quiero dar a entender que él les tienta a creer que algo que es realmente malo se puede cambiar o justificar para tornarse aceptable a causa de las circunstancias especiales de ellos. La racionalización es uno de los instrumentos más eficaces del diablo. Él planta estos pensamientos: “Realmente se aman el uno al otro; planean sellarse en el templo. Ambos son dignos y serán fieles el uno al otro. Ustedes son una excepción y todavía no han llegado al límite”. El límite ha quedado más a la izquierda. Continúan con sus expresiones físicas. Están muy enamorados y cada vez son un poco más íntimos. Entonces surgen unas emociones fuertes y poderosas, pero están seguros de poder controlarlas; se van a sellar en el templo. Entonces las emociones se convierten en irresistibles y cometen actos que habían decidido jamás realizar fuera del matrimonio. Las vidas de ambos se complican de forma terrible, trágica e innecesaria.

Por favor, reconoce que no puedes cruzar ni siquiera apenas los límites sin correr el gran riesgo de resbalar y ser llevado a lugares a los que jamás tenías la intención de ir, o pasar por experiencias que nunca tuviste el deseo de experimentar. Así es cómo trabaja Satanás. Él sabe que las poderosas emociones de la transgresión sexual crean adicción. Una conduce a otra y así sucesivamente. Surgen los apetitos y se experimentan emociones poderosas hasta que el transgresor pierde toda perspectiva de la realidad y cae en un pecado cada vez más profundo, sin reconocer lo lejos que él o ella ha ido ni con qué rapidez él o ella ha caído prisionero. Tú has visto cómo otras personas comienzan con la experimentación para luego acercarse más y más al pecado, aparentemente sin reconocer lo lejos que han caído.

¿Cómo pueden dos personas enamoradas evitar cruzar los límites y caer en la tentación? En primer lugar, definamos lo que es el amor. Amar a alguien en rectitud es proteger, elevar y mantener puro y sin mancha a esa persona, y sacrificarse por el beneficio de ella. Amar es reservar experiencias íntimas y sagradas para la santidad del matrimonio. Allí, cuando se usan de forma apropiada, acercan a los cónyuges y los fortalecen ante las crecientes responsabilidades de la paternidad; esas experiencias resultan en la formación de cuerpos físicos para los hijos espirituales que nuestro Padre Celestial confía a una madre y a un padre. En este ambiente sagrado, la apropiada expresión íntima es algo hermoso y con propósito.

Los agentes de Satanás hablan de amor, pero en realidad es lujuria. Se trata del aumento de la gratificación de los apetitos sexuales personales a costa de la otra persona, lo cual conduce a una seria violación de los mandamientos de Dios. ¿Por qué Satanás se concentra tanto en la transgresión sexual? Porque él sabe que la inmoralidad se alimenta de sí misma y, al mismo tiempo, nubla la sensibilidad espiritual y neutraliza la voluntad de resistirse. Nunca debe haber lugar en tu vida para la clase de amor que fomenta Satanás. Si hay estos elementos en una relación, líbrate de ellos ahora mismo.

Ahora paso a darte algunas sugerencias específicas que te servirán de ayuda para no cruzar los límites:

  • Elije hacer lo justo de forma voluntaria. Sólo esa clase de obediencia trae las plenas bendiciones que proceden de obedecer los mandamientos de Dios.
  • Establece firmemente valores personales. Elige momentos de profunda reflexión espiritual, en los que no sientas presión y puedas confirmar tus decisiones por medio de impresiones sagradas. Decide entonces lo que harás y lo que no harás para expresar tus sentimientos; el Espíritu te guiará. Una vez hecho esto, no te apartes de esas decisiones, no importa cuán correcta pueda parecerte la tentación cuando ésta llegue. No des el primer paso a pesar de lo inocente que éste pueda parecer. La realización de tus sueños depende de la determinación que tengas de jamás traicionar tus valores.
  • Reconoce que la frontera entre lo bueno y lo malo jamás cambia, pero que tu puedes verte tentado a cambiar la percepción que tienes de dicha frontera mediante la racionalización. Con ello, me refiero a intentar justificar algo que sospechas o sabes que está mal para que sea aceptable en tu caso “especial”.
  • Rodéate de buenos amigos al estar en los lugares correctos y al hacer lo correcto. Ninguno de nosotros está siempre feliz. Cuando se está desanimado, es mucho más fácil cometer un error fatal. Con frecuencia, cuando te halles deprimido, un buen amigo te animará y te servirá para recordar tus metas dignas. Algunas personas están tan ansiosas por tener amigos y ser populares, que llegan a comprometer sus normas. No obtendrás buenos amigos de esa forma, sin embargo, sí podrías perder tus sueños dignos.
  • Permanece cerca de la Iglesia, y así tendrás un recordatorio constante de tu determinación de hacer lo justo y te verás fortalecido por el ejemplo de otras personas.
  • Una regla segura para seguir antes del matrimonio es que, cuando estés solo o sola, nunca hagas algo que no harías en presencia de tus padres.
  • No te dejes engañar por lo que el mundo define como aceptable. El excitar las emociones de forma intencionada, emociones que están reservadas para propósitos sagrados dentro del convenio del matrimonio, es algo terriblemente equivocado. Testifico solemnemente que es una transgresión tocar las partes privadas y sagradas del cuerpo de otra persona, excepto cuando se hace dentro de los vínculos del matrimonio entre un hombre y una mujer. Satanás ha extendido la idea de que es permisible que las personas consientan en tener mucha intimidad sin llegar al acto final. Ésa es una mentira devastadora. Tal actividad es una violación de la ley de castidad y requiere el arrepentimiento. No sólo es sabio no ser inmoral, sino que se trata de un mandamiento fundamental de Dios que Él considera muy importante.

Tu cuerpo espiritual fue creado por nuestro Padre Celestial. Tu cuerpo físico ha sido hecho a Su imagen. Él puede conducirte a una felicidad mayor de la que ahora puedes imaginar. El objetivo de Él es el ayudarte a lograr tu mayor potencial de crecimiento, logro y felicidad mientras estés en la tierra. Su objetivo es tu felicidad eterna.

Existe otro personaje que es extremadamente talentoso, poderoso y brillante, pero diabólico, cuyo propósito es atarte para que seas su siervo. Uno de los instrumentos más poderosos que tiene para alejarte del curso de la felicidad es tentarte a experimentar con actos íntimos. La transgresión sexual se alimenta de sí misma, estimula emociones físicas poderosas que llegan a ser algo extremadamente adictivo y, al mismo tiempo, adormece la sensibilidad espiritual y neutraliza tu voluntad para resistirla. La inmoralidad es algo ajeno a tu naturaleza. Sabiendo esto, Satanás te tentará para que comiences con pequeñas dosis adictivas, más que tentarte a pasar con un solo paso de una vida pura y limpia a la seria transgresión inmoral.

Nefi te dio una forma poderosa de vencer con éxito la tentación cuando dijo: “Quienes escucharan la palabra de Dios y se aferraran a ella, no perecerían jamás; ni los vencerían las tentaciones ni los ardientes dardos del adversario para cegarlos y llevarlos hasta la destrucción” (1 Nefi 15:24).

Si alguien de los que lea este mensaje ha transgredido seriamente, con todo el amor de mi corazón le pido que decida arrepentirse ahora. No está bien violar los mandamientos del Señor y es trágico no hacer nada al respecto. El pecado es como un cáncer en el cuerpo: nunca se cura a sí mismo. Irá empeorando progresivamente a menos que se cure mediante el arrepentimiento. Tú puedes ser completamente sanado, renovado, purificado y limpio por completo mediante el milagro del arrepentimiento. Si has transgredido, ten a bien ver a tu obispo ahora para que esos dignos sueños puedan hacerse realidad.

Satanás susurra a los que cometen un error serio: “Tu vida está arruinada. No hay manera de volver. Harías bien en continuar en el camino en que te encuentras”. Eso es mentira. El Salvador dio Su vida para que aun las transgresiones más serias pudieran ser vencidas y las personas pudiesen ser renovadas, limpias y puras mediante el arrepentimiento y la obediencia a los mandamientos del Señor. Creer de otro modo negaría la eficacia de la Expiación de nuestro Salvador.

En resumen, tu felicidad de ahora, a través de esta vida y en la eternidad depende de que tomes decisiones correctas y te aferres a ellas. Algunas personas toman decisiones basadas únicamente en su propia experiencia personal y tienen muy poca confianza en otras cosas. Otros las toman ciegamente, haciendo simplemente lo que hacen sus amigos. Y otros eligen aquello que creen que les proporcionará más amigos y un mayor éxito. Algunos aguardan a que se presente algún problema para decidir entonces qué hacer. Cada una de esas alternativas puede ser desastrosa.

Con todo el amor de mi corazón, te pido que decidas obedecer las normas del Señor. Por favor, vive de tal forma que el Espíritu Santo pueda inspirarte constantemente a hacer lo que es justo. Testifico que como consecuencia de ello, tus dignos sueños o algo incluso mejor será tuyo. Nuestro Padre Celestial y Su Hijo amado te aman. Ellos desean tu felicidad aún mucho más de lo que puedas llegar a imaginar, y te ayudarán a lograrla en la medida en que hagas todo lo que puedas por obedecer Sus mandamientos. Testifico que Ellos te aman y te ayudarán, en el nombre de Jesucristo. Amén.

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3 Responses to Haz tú lo justo

  1. Avatar de Alberto Acuna Alberto Acuna dice:

    Hé leeido su mensaje, y creáme, para mi es muy poderoso su discurso y lo ha hecho bajo el poder del Espíritu Santo. Obedeseré sus consejos. Particular mente le tengo un grán afecto por su Humildad y sencilles . Muchisimas gracias .Hno. Scott G Richsrd.:):):)

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  2. Avatar de Irma Acevedo Irma Acevedo dice:

    Leí por años este discurso…Siempre aprendo,recuerdo y me fortalece en mi vida.Siempre leerlo, me ayudó a obedecer…muy directo, claro y sin vueltas el pte Scott.

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  3. Avatar de Gaby Palacios Gaby Palacios dice:

    Siempre me a encantado el que hable en primera persona atesoro sus enseñanzas y siempre van directas a mi corazón porque su manera de dirigirnos su palabra, me hace sentir que van especialmente hacia mi, ese es una característica suya que pocos tienen, en verdad me enriquecen

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