Si estáis preparados, no temeréis

“Si estáis preparados, no temeréis”

Marion G. RomneyPor el presidente Marion G. Romney
Segundo Consejero en la Primera Presidencia
Liahona, Enero de 1982

En mi opinión, nosotros, los Santos de los Últimos Días, a causa del conocimiento que hemos recibido por medio de revelaciones, estamos mejor preparados que otras personas para hacer frente a las dificultades que nos amenazan en estos días. También tenemos el conocimiento de las que sobrevendrán y poseemos la clave para solucionarlas.

Me imagino que la mayoría de las personas interpretan los asuntos del mundo y sus propias experiencias de acuerdo con el conocimiento y las normas que tienen. Desde muy temprana edad se grabó en mí la idea de que el Señor Todopoderoso cuidará de su gente en estos últimos días de presiones y pruebas.

De niño viví en México, país destruido por frecuentes revoluciones entre partidos contrarios que peleaban una y otra vez; esto me inquietaba y me asustaba. Recuerdo muy bien las noticias que se esparcieron de que los rebeldes marchaban hacia la ciudad de Chihuahua provenientes de Ciudad Juárez al lado norte y que los Federales iban hacia la misma ciudad procedentes de Torreón por el sur. Mi preocupación se convirtió en temor —de hecho, en terror —, cuando las fuerzas contrarias se encontraron en Casas Grandes, a sólo 16 kilómetros de donde vivíamos, y empezó el tiroteo. Algunos de nuestros más intrépidos jóvenes se subieron al pico de la montaña Moctezuma desde donde podían observar las peleas con la ayuda de binóculos.

Por causa de estas inolvidables e inquietantes experiencias que pasé en niñez, me era un poco difícil comprender la doctrina de paz en medio de aquellas guerras. Pero aun en esa época mis temores se calmaban un poco y me sentía reconfortado al escuchar las palabras de las canciones que les cantaba mi buena madre a sus bebés al arrullarlos para que se durmieran. Algunas han permanecido en mi memoria por más de medio siglo; una de ellas era “Jehová, sé nuestro guía”, que dice así:

Al sentir temblar la tierra,
danos fuerza y valor;
al venir tus grandes juicios,
guárdanos por tu amor.
(Himnos de Sión, 77.)

Y éstas del hermano Parley P. Pratt:

¡Oh Rey de Reyes, ven en gloria a reinar!
Con paz y tu sostén, tu pueblo libertar.
Da fin a la maldad que en el mundo hay…
(Himnos de Sión, 94.)

Y del hermano William W. Phelps:

Con fe en Jesús
le tendremos confianza
en días de prueba de damos la luz;
y cuando la siega y prueba pasemos,
La vida nos da cuando venga Jesús.
(Himnos de Sión, 230.)

Conforme los años pasaban y me iba familiarizando más con las Escrituras, comprendí que los hermanos que habían escrito estos hermosos himnos de esperanza y valor habían aprendido de las revelaciones que el Señor habría de cuidar de sus hijos en las calamidades que El mismo previo y predijo. Por ejemplo, Nefi habló de nuestros días, al decir:

“Pues está próximo el tiempo cuando la plenitud de la ira de Dios será derramada sobre todos los hijos de los hombres; porque no consentirá que los inicuos destruyan a los justos.

Por lo tanto, protegerá a los justos por su poder, aun cuando tuviese que venir la plenitud de su ira, y serán preservados los justos aun hasta la destrucción de sus enemigos por fuego. Por tanto, los justos no necesitan temer; porque así dice el profeta: Se salvarán, aun como si fuese por fuego.” (1 Nefi 22:16-17.)

Cuando el Señor dio por revelación el prefacio de Doctrina y Convenios, dijo que estaba “dispuesto a hacer saber estas cosas a toda carne;

porque no hago acepción de personas, y quiero que todo hombre sepa que el día viene con rapidez; la hora no es aún, mas está próxima, cuando la paz será quitada de la tierra, y el diablo tendrá poder sobre su propio dominio.

Y también el Señor tendrá poder sobre sus santos, y remará en medio de ellos, y bajará en juicio sobre Idumea o el mundo.” (D. y C. 1:34-36.)

Jesús mismo predijo nuestros días y los venideros estando con sus discípulos. Cuando le preguntaron en cuanto a la destrucción de Jerusalén y las señales de la Segunda Venida, les dijo que “este pueblo” (la generación entre la cual Él vivía) “será destruido y dispersado entre todas las naciones. . .

más serán recogidos de nuevo; pero quedarán hasta después del cumplimiento de los tiempos de los gentiles.

Y  en ese día se oirá de guerras y rumores de guerras, y toda la tierra estará en conmoción, y desmayará el corazón de los hombres y dirán que Cristo demora su venida hasta el fin de la tierra.

Y el amor de los hombres se enfriará, y abundará la iniquidad.

Y cuando llegue el tiempo de los gentiles, resplandecerá una luz entre los que se asientan en tinieblas, y será la plenitud de mi evangelio; mas no lo reciben, porque no perciben la luz, y apartan de mí su corazón a causa de los preceptos de los hombres.

Y en esa generación serán cumplidos los tiempos de los gentiles.

Y vivirán hombres en esa generación que no morirán hasta que vean un azote desbordante, porque una enfermedad desoladora cubrirá la tierra.

Pero mis discípulos estarán en lugares santos y no serán movidos; pero entre los inicuos, los hombres alzarán sus voces y maldecirán a Dios, y morirán.

Y también habrá terremotos en diversos lugares, y muchas desolaciones; sin embargo, los hombres endurecerán su corazón contra mí y levantarán la espada el uno contra el otro, y unos a otros se matarán.” (D. y C. 45:19,25-33; cursiva agregada.)

Estoy convencido de que si deseamos tener paz, debemos aprender a preservarla dentro de nosotros, a pesar de los problemas y pruebas que nos asechen. Yo sé que si viviéramos el evangelio, no tendríamos guerras, sino paz. Sin embargo, no espero que haya suficiente gente que se arrepienta como para evitar al mundo los serios problemas que de otro modo le esperan.

Pero vuelvo a las palabras del Salvador. Cuando declaró a sus discípulos las palabras antes mencionadas, vio que se turbaban, y les dijo:

“No os turbéis, porque cuando todas estas cosas acontezcan, sabréis que se cumplirán las promesas que os han sido hechas. . .

Y acontecerá que el que me teme estará esperando que llegue el gran día del Señor, sí, las señales de la venida del Hijo del Hombre.

Y verán señales y maravillas, porque se manifestarán arriba en los cielos y abajo en la tierra.

Y verán sangre y fuego y vapores de humo.

Y antes que venga el día del Señor, el sol se obscurecerá, y la luna se tomará en sangre, y las estrellas caerán del cielo.

Y el resto será congregado en este lugar;

Y entonces me buscarán, y he aquí, vendré; y me verán en las nubes del cielo, revestido de poder y gran gloria, con todos los santos ángeles; y el que no me esté esperando, será desarraigado. . .

Y en aquel día, cuando yo venga en mi gloria, se cumplirá la parábola que hablé acerca de las diez vírgenes.

Porque aquellos que son prudentes y han recibido la verdad, y han tomado al Espíritu Santo por guía, y no han sido engañados … no serán talados ni echados al fuego, sino que aguantarán el día.” (D. y C. 45:35, 39-44, 56-57.)

“Aquellos que son prudentes y kan recibido la verdad, y han tomado al Espíritu Santo por guía, y no han sido engañados. . .” He aquí la clave. No creo que estemos a salvo al decir que tenemos “el propósito” de hacer lo justo, sino que la gente que estará a salvo es aquella que toma al Espíritu Santo como guía y no se deja engañar. Estos son los que no serán destruidos ni consumidos, sino que “aguantarán el día”.

“Y les será dada la tierra por herencia.” La tierra no la heredarán nuestros enemigos.

“Y les será dada la tierra por herencia. . .” (a aquellos que tomen al Espíritu Santo como su guía y no se dejen engañar); “y se multiplicarán y se harán fuertes, y sus hijos crecerán sin pecado hasta salvarse.

Porque el Señor estará en medio de ellos y su gloria estará sobre ellos, y él será su rey y su legislador.” (D. y C. 45:58-59.)

El Espíritu Santo es el espíritu de verdad. Tener el Espíritu Santo con nosotros, como lo menciona aquí y como os lo he explicado, quiere decir ser guiados y recibir revelación del cielo. Yo sé que podemos tener tal guía.

Cuando el profeta José Smith fue a Washington en 1839, acompañado de Elias Higbee, se reunió allí con muchos de los representantes de los Estados y con muchos políticos también. Además se reunió con el Presidente de los Estados Unidos. En una de estas reuniones, el presidente Van Burén le preguntó:

“¿En qué difiere su religión del resto en la actualidad? El hermano

José le dijo que era diferente en la forma de bautizar, y comunicar el don del Espíritu Santo por la imposición de manos, y en que creemos en Su continuo poder.” (Véase Documentary History of the Church, 4:42.)

Como miembros de la Iglesia se nos ha conferido por medio de la imposición de manos el don del Espíritu Santo hasta donde es posible conferirlo, pero depende de nosotros el recibirlo. Pero, según recuerdo, cuando fui confirmado, no se le mandó al Espíritu Santo venir a mí- sino que a mí se me dijo: “Recite el Espíritu Santo”. Si recibimos al Espíritu Santo y lo tomamos como guía, estaremos entre aquellos que serán protegidos y soportarán estos días de prueba. Y esto ocurrirá a cualquier alma que viva bajo su dirección. “Si estáis preparados, no temeréis.” (Véase D. y C. 38:30.)

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2 Responses to Si estáis preparados, no temeréis

  1. Avatar de Andreina geremy Andreina geremy dice:

    Excelente discurso amó a mis líderes.

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  2. Avatar de José Espíndola José Espíndola dice:

    Excelente Discurso de espiritualidad profética…..

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