La Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos

La Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos

por Joseph Fielding Smith
del Concilio de los Doce.

El primero de la serie de discursos de Joseph Fielding Smith difundidos por la radio difusora KSL de Salt Lake City, Utah. En estos discursos difundidos desde el 4 de junio hasta el 6 de enero de 1945 diserta sobre el tema general de
«LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS».


Es una creencia común del mundo Cristiano que vivimos en los últimos días, y que las profecías de nuestro Señor y los profetas relativas a las calamidades, guerras, y tribulaciones que habrían de anteceder Su segunda venida se están cumpliendo. La higuera ha florecido. Está aquí el verano, y tocios los que aman al Señor ven el gran día en que vendrá entre las nubes de los cielos para tomar su lugar en la tierra como Rey de reyes.

Aunque muchos esperan la llegada de este gran día, es verdad que muy pocos entienden y comprenden la importancia de nuestros tiempos y las obras maravillosas que serán concluidas antes de Su venida. Vivimos en la dispensación final de la Historia del mundo —la dispensación de la plenitud de los tiempos. Esta es la dispensación en la que el Señor ha decretado recoger y juntar en una todas las cosas que están en los cielos y la tierra, según la palabra que Él «ha hablado por boca de sus santos profetas desde la fundación de los mundos».

Cuando el Salvador estuvo en el monte de transfiguración con Pedro, Jacobo y Juan, Moisés y Elías, dos profetas que vivieron siglos antes, se les aparecieron a ellos.

Hemos aprendido que entre otras cosas estos mensajeros confirieron a los tres Apóstoles, las llaves de la autoridad que poseían estos profetas. Fué muy natural, por consiguiente, que estos tres hombres le preguntasen al Señor, mientras bajaban del monte donde recibieron esa gloriosa visión, relativa a la misión de Elías. Parte de esta conversación se registra en Mateo, de la siguiente manera.

«Y como descendieron del monte, les mandó Jesús diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de los muertos.

«Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen pues los escribas que es menester que Elías venga primero?

«Y respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías vendrá primero, y restituirá todas las cosas.

«Más os digo que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron e él todo lo que quisieron: así también el Hijo del nombre padecerá de ellos».

Los estudiantes y comentadores han cometido un serio error al discutir este acontecimiento, y concluir con que Jesús dijo: «que ya vino Elías», que quería decir que Juan, como el Elías, había venido y restaurado todas las cosas. Este no es el caso, y definitivamente declaró que la venida de Elías para restaurar todas las cosas acontecería en el futuro, otras escrituras también lo demuestran. Es verdad, que vino Juan, bajo el llamamiento de un Elías, o precursor, para preparar la vía del Señor y Su ministerio; pero la venida de Elías para restituir todas las cosas no fué propuesta para aquel día sino que fué reservada para los días que antecedieran a la segunda venida de nuestro Salvador. Juan cumplió su misión y sucumbió como mártir. La restauración de todas las cosas no podía haber sido el día de Juan ni en los días de los primeros apóstoles, y esto claramente lo entendieron el Señor y Sus discípulos.

También lo entendía Malaquías cuando bajo el espíritu de profecía dijo:

«He aquí yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí: y luego vendrá a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.

«¿Y quién podrá sufrir el tiempo de su venida? o ¿quién podrá estar cuando él se mostrará? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.

«Y sentarse ha para afinar y limpiar la plata: porque limpiará los hijos de Leví los afinará como a oro como a plata; y ofrecerán a Jehová ofrenda con justicia.

«Y será suave a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos. «Y llegarme he a vosotros a juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros; y contra los que juran mentira, y los que detienen el salario del jornalero, de la viuda, y del huérfano, y los que hacen agravio al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos».

Concepto falso

El decir que todo esto se cumplió en los días del ministerio de Jesús, ciertamente es un concepto falso de esta escritura. Cuando estuvo nuestro Señor en la tierra prevalecía la iniquidad, y toda la Humanidad esperaba su venida. No afinó los hijos de Leví; no ofrecieron sacrificio en justicia, pero clamaron en contra del Señor y lo crucificaron. El Señor durante aquel día no les puso a juicio sino que fué tomado, y juzgado, y condenado. No se sentó como limpiador de Judá ni de los hijos de Leví, y seguramente la ofrenda de Judá y Jerusalén no fué en aquel tiempo placentera y agradable como en los antiguos tiempos. No fué el día de juicio y el Señor no fué un pronto testigo contra los hechiceros y todos los demás que obraban la iniquidad. Todo esto fué reservado para los últimos días en que debiera venir a juicio. El Señor Mismo declaró que su juicio sería reservado hasta su segunda venida. Hablando a Sus discípulos les dijo: «De cierto os digo que, en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido os sentaréis también sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.» Mateo 19:28.

Cuando el Salvador se despidió de Sus discípulos y ascendió a los cielos, ellos le preguntaron: «¿Señor, restituirás el reino a Israel en este tiempo?» Y Él les dijo: «No toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad»; dando a entender, por supuesto que esta restitución era reservada a un tiempo futuro. Pablo también entendió esto cuando escribió a los Santos de Corinto relativo a la misión de Jesucristo y la resurrección. Dijo él:

«Luego el fin; cuando entregará el reino a Dios y al Padre, cuando habrá quitado todo imperio, y toda potencia y potestad.

«Porque es menester que él reine, hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies.

«Y el postrer enemigo que será deshecho, será la muerte.

«Porque todas las cosas sujetó debajo de sus pies, y cuando dice: Todas las cosas son sujetadas a él, claro está exceptuado aquel que sujetó a él todas las cosas.

«Más luego que todas las cosas les fueren sujetas, entonces también el mismo Hijo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todas las cosas en todos».

Pedro entendía

Pedro entendió incuestionablemente que la restauración de las cosas era reservada para los últimos días y claramente lo declaró. Cuando él y Juan sanaron al cojo junto a la puerta del templo, muchos fueron los testigos de este acto, y los judíos quedaron asombrados. Pedro les habló diciendo:

«Varones Israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? o ¿por qué ponéis los ojos en nosotros, como si con nuestra virtud o piedad hubiésemos hecho andar a éste?

«El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a su Hijo Jesús, el cual vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, juzgando el que había de ser suelto.

«Más vosotros al Santo y al Justo negasteis, y pedisteis que se os diese un homicida;

«Y matasteis al Autor de la vida, al cual Dios ha resucitado de los muertos; de lo que nosotros somos testigos. . .

«Empero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer.

«Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor.

«Y enviará a Jesucristo, que os fue antes anunciado:

«Al cual de cierto es menester que el cielo tenga hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde el siglo.

Cierto es, según esto, que Pedro no tuvo conceptos erróneos de las palabras del Señor mientras que estuvieron en el monte de la transfiguración. Sabía perfectamente bien que el Elías que vendría a restaurar todas las cosas, vendría en el día de refrigerio, que es el día de la restitución de todas las cosas.

Pablo da testimonio

Pablo da testimonio de esta verdad en su epístola a los Efesios. Dice:

«Descubriéndonos el misterio de su voluntad, según su beneplácito, que se había propuesto en sí mismo.

«De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra».

Nuestro sentido común nos revela la claridad de estas enseñanzas y que la restauración de todas las cosas no pudiera acontecer en el meridiano de los tiempos, sino que tendrá que ser reservada para el cumplimiento de los tiempos, o el tiempo precedente y preparatorio a la venida del Señor, y el establecimiento de su poder en la tierra.

Esta declaración de Pablo ha sido un tropiezo para los estudiantes y comentadores de la Biblia. El Dr. Adam Clark, en su Comentario, admite que no está claramente entendido, y proclama la misma idea que se enseña tan generalmente en el mundo. Esta es, que Cristo vino para ofrecer al mundo algo, más grande, más alto, más exaltado, que lo que había sido ofrecido a los habitantes del mundo en tiempos anteriores. Que los profetas y el pueblo de los tiempos del antiguo Testamento vivían otro plan de salvación diferente al plan del Evangelio de Jesucristo y que El introdujo. Es un grave error de los maestros religiosos declarar que Jesucristo introdujo el Evangelio por primera vez, cuando estuvo en la tierra, y que algún otro plan fué dado en los tiempos anteriores. Leemos en las Escrituras que Dios es «infinito y eterno, desde siglo hasta siglo, el mismo e invariable Dios». Siendo que esto es verdad, Su plan de salvación no cambia, y aunque la Biblia no aclara este punto, porque muchas verdades preciosas, que les fueron reveladas a los profetas han sido eliminadas de sus escrituras, es verdad que las mismas ordenanzas fueron requeridas para la salvación del género humano en el principio y tras los siglos, que se requieren para la salvación hoy en día. Adam fué bautizado. Recibió la autoridad divina o el Sacerdocio. Les enseñó el Evangelio a sus hijos, porque primero le fué dado a él por el Señor y cada dispensación ha sido una dispensación del Evangelio.

Dispensación del evangelio

¿Qué es una dispensación del Evangelio? Es el poder y la autoridad para dispensar la palabra del Señor y administrar en todas las ordenanzas del Evangelio. El Dr. Charles Buck, en su «Diccionario Teológico» ha dicho que una dispensación es, «el hecho de repartir cualquier cosa. Los dos diferentes métodos de revelar la verdad del evangelio antes y después de la muerte de Jesucristo se llaman la Antigua y Nueva dispensación. El proceder de Dios para con Sus criaturas en Sus providencias se ha llamado dispensación». El Dr. Buck entonces divide la historia del Antiguo Testamento en cinco dispensaciones, y concluye que hay solamente una dispensación del Evangelio. En todas sus conclusiones estos hombres doctos fomentan el error de que el Señor dio al pueblo de la historia del Antiguo Testamento un plan diferente al que dio después de que viniera a la tierra. También confunden la dispensación del Meridiano de los tiempos con la dispensación del cumplimiento de los tiempos. Estas no son la misma y están separadas por siglos de profundas tinieblas espirituales y error.

Hay solamente un Evangelio. Fue primeramente revelado a Adam y ha sido enseñado por todos los profetas y ellos lo recibieron de Jesucristo. Naturalmente la primera dispensación fué hecha a Adam. Leemos en las revelaciones hechas a Moisés en la Perla de Gran Precio, que Dios envió un ángel a Adam para predicarle el Evangelio. Este mensajero le dio a Adam la ley de sacrificio y le mandó que hiciera sacrificio en similitud al sacrificio de Jesucristo, el Unigénito de Dios, que vendría al mundo para redimir al mundo de la transgresión de Adam: «Harás lo que hicieres en el nombre del Hijo, y te arrepentirás y llamarás a Dios en el nombre del Hijo para siempre jamás».

Adam enseñó este Evangelio a sus múltiples hijos, pero algunos de ellos se rebelaron. Una dispensación fue dada a Noé, otra a Abraham, y otra a Moisés, y a otros de los antiguos profetas, pero éstas todas fueron dispensaciones del Evangelio. Cuando vino Cristo y que Juan le precedió, fué introducida la dispensación del Meridiano de los Tiempos, y los discípulos fueron enviados a todo el mundo a predicar el Evangelio, pero ellos entendían que no estaban viviendo en la última dispensación, y los pasajes que he citado de ellos comprueban esta verdad.

La dispensación del Cumplimiento de los Tiempos es la dispensación de preparación para la segunda venida del Señor y la introducción al reino del Milenio.

En verdad es la última de todas y continuará hasta el día en que Cristo termine Su obra, y como lo dijo Pablo, ha de entregar el reino a Su Padre, para que Dios sea todas las cosas en todos.

El Profeta José Smith ha dicho que Cristo está a la cabeza, poseyendo las llaves de todas las dispensaciones y todos los tiempos, porque El fué el primer hombre a quien fué revelado el Evangelio. Además, el Señor propuso que las leyes y ordenanzas del Evangelio fueran lo mismo para siempre jamás. «Y puso a Adam para cuidarlas, para revelar lo del cielo al hombre, o para mandar ángeles a revelarlo». En esta última gran dispensación, las palabras de los antiguos profetas se están cumpliendo, y el Señor está recogiendo y restaurando en uno —o en unión— todas las cosas en Cristo, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra, aún en El.

Que el Señor les bendiga, Amén.

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1 Response to La Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos

  1. Avatar de Nuris Galvis Mendoza Nuris Galvis Mendoza dice:

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