3 Y también Zeezrom yacía enfermo en Sidom, con una fiebre ardiente causada por las grandes tribulaciones mentales que sus le habían ocasionado; porque creía que Alma y Amulek ya no existían, y que habían sido muertos a causa de la iniquidad de él. Y este gran pecado, con sus muchos otros pecados, tanto le atormentaban su mente, que se agravó y no hallaba liberación; por tanto, empezó a consumirlo una fiebre abrasadora.
4 Mas cuando oyó que Alma y Amulek se hallaban en la tierra de Sidom, su corazón empezó a animarse, e inmediatamente les envió un mensaje, rogando que fuesen a verlo.
5 Y sucedió que ellos fueron inmediatamente, en atención al mensaje que les había enviado; y entraron en la casa de Zeezrom; y lo hallaron en cama, enfermo y muy grave de una fiebre ardiente; y también su mente estaba sumamente afligida por causa de sus iniquidades; y al verlos les extendió la mano, y les suplicó que lo sanaran.
6 Y aconteció que Alma le dijo, tomándolo de la mano: en el poder de Cristo para salvar?
7 Y él respondió y dijo: Sí, creo todas las palabras que has enseñado.
8 Y dijo Alma: Si crees en la redención de Cristo, tú puedes ser .
9 Y él dijo: Sí, yo creo según tus palabras.
10 Entonces Alma clamó al Señor, diciendo: ¡Oh Señor Dios nuestro, ten misericordia de este hombre y según su fe que está en Cristo!
11 Y cuando Alma hubo dicho estas palabras, Zeezrom de un se puso de pie y empezó a andar; y esto causó un gran asombro entre todo el pueblo, y la noticia de ello se extendió por toda la tierra de Sidom.