Enseñanzas del Libro de Mormón

Capítulo 34

El Libro de Mormón y la Restauración de la Iglesia


Todo devoto lector del Libro de Mormón llega a comprender por qué los anales nefitas son tan importantes para un perfecto entendimiento del evangelio de Jesucristo y aun para el poderoso efecto que éste debe causar sobre los que lo reciban. Evaluando sus grandes contribuciones, podemos comprender por qué el Señor, cuando en mayo de 1829 Hyrum Smith manifestó su ansiedad por predicar el evangelio aun antes de que el Libro de Mormón saliera a luz, le instruyó con las siguientes palabras:

No intentes declarar mi palabra; procura primero obtenerla, y entonces será desatada tu lengua; luego, si lo deseares, tendrás mi Espíritu y mi palabra, sí, el poder de Dios para convencer a los hombres.

Más por ahora calla; estudia mi palabra que ha salido entre los hijos de los hombres, y también estudia mi palabra que vendrá entre ellos, o lo que ahora se está traduciendo, sí, hasta obtener todo cuanto concederé a los hijos de los hombres en esta generación, y entonces a esto se agregarán todas las cosas. (Doc. y Con. 11:21-22; cursiva agregada.)

Concerniente a la restauración de la Iglesia divina, fueron especialmente provechosas las instrucciones referentes a las ordenaciones en el sacerdocio,1 el método para bautizar,2 y las oraciones para la bendición de la Santa Cena,3 contenidas en el Libro de Mormón.

Es en extremo interesante tener presente la gran falta de conocimiento cabal en cuanto al evangelio que existía en el mundo hasta 1830, y compararlo con todo lo que fue restaurado por medio del Libro de Mormón.

Profecías Sobre la Restauración

En las primeras páginas de la presente obra mencionamos que Mormón y Moroni no escribieron solamente para sus propias generaciones, sino que también se dirigieron a una generación por venir y que en el propio y debido tiempo indicado por el Señor habrían de tener el privilegio de recibir la restauración del sacerdocio, y a la que serían entonces entregados los anales nefitas. Ellos escribieron para los sobrevivientes de los que en un tiempo fueron los numerosos pueblos nefita y lamanita, y también a los judíos y a los gentiles de nuestra época.

Los profetas nefitas sabían que los planes de Dios para la salvación del hombre no fracasarán; que aunque el evangelio se perdiera por un tiempo tanto para los nefitas y lamanitas, como para los judíos y gentiles, Él iba a restaurarlo en una oportunidad determinada.

Ya al tiempo de estar compilando los registros nefitas como parte de un gran libro que sería como la Biblia, Nefi sabía que dicho volumen iba a jugar un papel importante en la futura restauración del evangelio que habría de ser dispensada al judío y al gentil. Y refiriéndose a dicho evento, profetizó:

Y ahora quisiera profetizaros algo más acerca de los judíos y los gentiles. Porque después que aparezca el libro de que he hablado, y se haya escrito para los gentiles, y sellado nuevamente para los fines del Señor, habrá muchos que creerán en las palabras que se escribieron; y las llevarán al resto de nuestra posteridad.

Y entonces el resto de nuestra posteridad sabrá acerca de nosotros: cómo fue que salimos de Jerusalén, y que ellos descienden de los judíos.

Y el evangelio de Jesucristo será declarado entre ellos; por lo que les será restaurado el conocimiento de sus padres, como también el conocimiento de Jesucristo que sus padres habían tenido.

Y entonces se regocijarán; porque sabrán que les es una bendición de la mano de Dios; y las escamas de tinieblas empezarán a caer de sus ojos; y antes que pasen muchas generaciones entre ellos, se convertirán en una gente blanca y deleitable.

Y acontecerá que los judíos que estuvieren dispersos empezarán también a creer en Cristo; y comenzarán a congregarse sobre la faz del país, y cuantos crean en Cristo también llegarán a ser una gente deleitable.

Y sucederá que el Señor Dios empezará su obra entre todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos, para llevar a cabo la restauración de su pueblo sobre la tierra. (2 Nefi 30:3-8.)

Al seleccionar los registros de Nefi y los profetas subsiguientes, Mormón declaró que su libro formaría parte de la restauración y amonestó solemnemente a los que en nuestros días rechazaran la palabra del Señor, diciendo:

Y ahora, he aquí os digo que cuando el Señor en su sabiduría juzgue prudente que lleguen estas palabras a los gentiles, según su promesa, entonces entenderéis que ya empieza a cumplirse el convenio que el Padre ha hecho con los hijos de Israel, concerniente a su restauración a las tierras de su herencia.

Y sabréis que las palabras del Señor, que han proferido los santos profetas, se cumplirán todas; y no tendréis que decir que el Señor demora su venida a los hijos de Israel.

Y no debéis suponer en vuestros corazones que son en vano las palabras que se han hablado, pues he aquí, el Señor se acordará de la alianza que ha hecho con su pueblo de la casa de Israel.

Y cuando veáis que estas palabras aparecen entre vosotros, no tendréis necesidad de menospreciar por más tiempo los hechos del Señor, porque la espada de su justicia se halla en su diestra; y he aquí, si en aquel día despreciáis sus obras, él hará que pronto os alcance.

¡Ay de aquel que menosprecia los hechos del Señor; sí, ay de aquel que niega al Cristo y sus obras!

Sí, ¡ay de aquel que niega las revelaciones del Señor, y del que dice que el Señor ya no obra por revelación, ni por profecía, ni por dones, ni por lenguas, ni por sanidades, ni por el poder del Espíritu Santo!

Sí, ¡ay de aquel que en ese día dijere, para beneficiarse, que Jesucristo no puede hacer ningún milagro! Porque el que diga esto, vendrá a ser como el hijo de perdición, para quien no hubo misericordia, según la palabra de Cristo.

Sí, ya no tenéis que escarnecer, ni menospreciar a los judíos, ni burlaros de ellos, ni de ninguno del resto de la casa de Israel; porque he aquí, el Señor se acuerda de su convenio con ellos, y hará por ellos lo que ha jurado.

Por tanto, no vayáis a suponer que podéis tornar la mano derecha del Señor a la izquierda, para que no ejecute su juicio hasta cumplir con el convenio que ha hecho con la casa de Israel. (3 Nefi 29:1-9.)

Más adelante, utiliza el Profeta estas poderosas palabras para llamar a toda nuestra generación al arrepentimiento:

¡Oíd, oh gentiles, y escuchad las palabras de Jesucristo, el Hijo del Dios viviente, palabras que me ha mandado hablar tocante a vosotros! Porque he aquí, él me manda que escriba, diciendo:

¡Tornaos, todos vosotros los gentiles, de las vías de maldad; y arrepentíos de vuestras obras malas, de vuestras mentiras y engaños, de vuestras fornicaciones, abominaciones secretas, idolatrías, asesinatos, supercherías sacerdotales, envidias, contiendas y todas vuestras iniquidades y abominaciones, y venid a mí, y bautizaos en mi nombre para que recibáis la remisión de vuestros pecados, y seáis llenos del Espíritu Santo, para que seáis contados entre los de mi pueblo que son de la casa de Israel! (3 Nefi 30:1-2.)

Mormón debe haber meditado mucho acerca de la prometida restauración. Considerando detenidamente los tres grupos que encontró específicamente definidos en los anales—grupos a los cuales había de predicarse el evangelio—, escribió con respecto al mensaje que recibirían los judíos:

Y he aquí, irán a los incrédulos entre los judíos; e irán con el fin de convencerlos de que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, para que el Padre realice, por medio de su muy Amado, su grande y eterno propósito de restaurar a los judíos o toda la casa de Israel, al país de su herencia, que el Señor su Dios les ha dado en cumplimiento de su alianza. . . (Mormón 5:14.)

Referente a la simiente de los nefitas y lamanitas, comentó:

Y también para que la posteridad de este pueblo pueda creer más completamente en su evangelio que irá a ellos de los gentiles; porque este pueblo será dispersado, y llegará a ser un pueblo de color obscuro, inmundo y repugnante, sobrepujando la descripción de cuanto se ha visto entre nosotros; sí, y aun lo que se ha visto entre los lamanitas; y esto a causa de su incredulidad y de su idolatría.

Pues he aquí, el Espíritu del Señor ha dejado de contender con sus padres; y están sin Cristo y sin Dios en el mundo; y son arrojados de un lado para otro como paja que se lleva el viento.


1  Moroni 3:1-4.
2  3 Nefi 11:23-27.
3  Moroni 4:1-3; 5:1-2.

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2 Responses to Enseñanzas del Libro de Mormón

  1. Avatar de Desconocido Anónimo dice:

    Gracias por tan importante altura Gracias bendiciones saludos

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  2. Avatar de Desconocido Anónimo dice:

    Gracias por este bello mensaje Gracias excelente explicacion

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