Llegar al final con tu antorcha aún encendida

Llegar al final con tu antorcha aún encendida
Por el presidente Dieter F. Uchtdorf
Segundo Consejero de la Primera Presidencia

Dieter F. Uchtdorf

En la antigua Grecia, los corredores competían en una carrera de relevos que se llamaba lampadedromía1. En la carrera, los corredores sostenían una antorcha en la mano y se la pasaban al siguiente corredor hasta que el último integrante del equipo cruzaba la línea de llegada.

El premio no se otorgaba al equipo que corría más rápido, sino al primer equipo que alcanzara la meta con su antorcha aún encendida.

Esto encierra una profunda lección, una que los profetas antiguos y modernos enseñaron: aunque es importante comenzar la carrera, más importante todavía es llegar al final con nuestra antorcha aún encendida.

Salomón empezó con firmeza

El gran rey Salomón es un ejemplo de alguien que empezó con firmeza. Cuando era joven, “amó a Jehová y anduvo en los estatutos de su padre David” (1 Reyes 3:3). Dios se sintió complacido con él y dijo: “Pide lo que quieras que yo te dé” (1 Reyes 3:5).

En lugar de pedir riquezas, o una larga vida, Salomón pidió un “corazón con entendimiento para juzgar a tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo” (1 Reyes 3:9).

Eso complació tanto al Señor, que bendijo a Salomón no solo con sabiduría, sino también con incalculables riquezas y con una larga vida.

Aunque Salomón en verdad fue muy sabio e hizo muchas cosas extraordinarias, no llegó al final con firmeza. Lamentablemente, más adelante en su vida “hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente tras Jehová” (1 Reyes 11:6).

Acabar nuestra carrera

¿Cuántas veces hemos comenzado algo y no lo hemos terminado? ¿Dietas? ¿Programas de ejercicios? ¿El compromiso de leer las Escrituras a diario? ¿La decisión de ser mejores discípulos de Jesucristo?

¿Con cuánta frecuencia tomamos resoluciones en el mes de enero y las cumplimos con determinación férrea durante unos días, algunas semanas, o incluso algunos meses, solo para descubrir que, en octubre, la llama de nuestro compromiso se ha reducido a apenas cenizas?

Un día vi una imagen muy graciosa de un perro echado junto a un trozo de papel que había hecho trizas; el papel decía: “Certificado de adiestramiento para perros”.

Algunas veces somos así;

tenemos buenas intenciones, comenzamos con firmeza, queremos ser la mejor versión de nosotros mismos; pero al final, hacemos trizas nuestras resoluciones, las desechamos y nos olvidamos de ellas.

Tropezar, fallar y, en ocasiones, tener el deseo de abandonar la carrera son parte de la naturaleza humana; pero como discípulos de Jesucristo nos hemos comprometido no solo a comenzar la carrera, sino también a acabarla, y a hacerlo con nuestra antorcha ardiendo todavía con intensidad. El Salvador prometió a Sus discípulos: “…el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 24:13).

Permítanme parafrasear lo que el Salvador ha prometido en nuestros días: Si guardamos Sus mandamientos y llegamos al final con nuestra antorcha aún encendida, tendremos la vida eterna, que es el mayor de todos los dones de Dios (véase D. y C. 14:7; véase también 2 Nefi 31:20).

La luz que nunca se apaga

En ocasiones, después de tropezar, fallar, o incluso de rendirnos, nos desalentamos y creemos que nuestra luz se ha apagado y que hemos perdido la carrera. Sin embargo, les testifico que la luz de Cristo no se puede extinguir; brilla en la noche más oscura y volverá a iluminar nuestro corazón si tan solo inclinamos nuestro corazón hacia Él (véase 1 Reyes 8:58).

No importa cuán a menudo o cuán lejos caigamos, la luz de Cristo siempre arde intensamente y, aun en la noche más profunda, Su luz disipará las sombras y volverá a encender el fuego en nuestra alma si tan solo damos un paso hacia Él.

Esta carrera del discipulado no es una carrera de velocidad, sino un maratón; y tiene poca importancia lo rápido que vayamos. De hecho, la única manera en que podemos perder la carrera es si finalmente cedemos o nos damos por vencidos.

Siempre y cuando sigamos levantándonos y avanzando hacia nuestro Salvador, ganamos la carrera con nuestras antorchas ardiendo con intensidad,

porque la antorcha no se trata de nosotros ni de lo que hacemos;

se trata del Salvador del mundo;

y esa es una Luz que nunca se puede apagar. Es una Luz que consume la oscuridad, sana nuestras heridas y resplandece aun en medio de la más profunda tristeza y de las tinieblas más impenetrables;

es una Luz que sobrepasa todo entendimiento.

Ruego que cada uno de nosotros llegue al final del camino que hemos emprendido; y con la ayuda de nuestro Salvador y Redentor, Jesucristo, acabaremos con gozo y con nuestras antorchas aún encendidas.

Cómo enseñar con este mensaje

Quizás desee instar a aquellos a quienes enseña a reflexionar en cuanto a dónde se encuentran en sus “carreras” de la vida. ¿Están ardiendo sus antorchas con intensidad? Podría leer la frase que dice que la luz de Cristo es “una Luz que consume la oscuridad, sana nuestras heridas y resplandece aun en medio de la más profunda tristeza y de las tinieblas más impenetrables”. Luego considere la posibilidad de analizar con aquellos a los que enseña cómo la luz de Cristo ha influido en el pasado en la vida de ellos, y cómo influye en ellos ahora.

Jóvenes

Aviva tu antorcha: La prueba de los treinta días

Para los jóvenes de la Iglesia, con vidas tan ajetreadas, resulta fácil estancarse en la rutina, especialmente en las cosas espirituales. Leemos las Escrituras, oramos y adoramos de la misma manera casi todos los días, y después nos preguntamos por qué parece que estamos decaídos espiritualmente.

Una de las mejores formas de mantener tu antorcha ardiendo con intensidad es asegurarte de que tienes experiencias espirituales significativas. Pero es más fácil decirlo que hacerlo, de modo que aquí tienes una sugerencia para ayudarte a continuar progresando espiritualmente: piensa en una actividad relacionada con el Evangelio que no hayas hecho antes (o que casi nunca haces) y comprométete a realizarla cada día durante un mes. Puedes comenzar con algo pequeño, ya que descubrirás que es más fácil hacer que los cambios pequeños se conviertan en cambios perdurables. El hacer las cosas que nos sacan de nuestra zona de confort espiritual tal vez requiera más fe y mayor esfuerzo de nuestra parte, pero cuando las hacemos, invitamos al Espíritu Santo a estar con nosotros y mostramos mayor fe en el Padre Celestial y el deseo de acercarnos más a Él. Aquí tienes algunas ideas para ayudarte a comenzar:

  • Ponte la meta de orar por las mañanas y por las noches. Trata de orar en voz alta.
  • Despiértate quince minutos antes y lee las Escrituras antes de ir a la escuela.
  • Lee los discursos de la pasada conferencia general.
  • Publica un pasaje del Libro de Mormón en las redes sociales.
  • Escucha himnos o música de la Iglesia en lugar de tu música habitual.

Niños

Haz que tu antorcha brille más

Hace mucho tiempo, en Grecia, había una carrera en la que los corredores sostenían antorchas encendidas. El que corría toda la carrera con la antorcha encendida era el ganador. El presidente Uchtdorf dice que la vida es como esa carrera. La antorcha que sostenemos es la luz de Cristo. Cuando tratamos de ser como Jesucristo, hacemos que nuestras antorchas brillen con más intensidad.

october-2015

Colorea los círculos de las cosas que este niño puede hacer para ser como Jesús y hacer que su antorcha brille más.

Nota

1. Harpers Dictionary of Classical Antiquities, 1898, “Lampadedromia”, http://www.perseus.tufts.edu/hopper. Pausanias describe otra carrera de antorchas en la que los portadores, posiblemente uno de cada tribu, no pasaban la antorcha a otros; pero en lo que a la lampadedromía se refiere, el ganador era el primero en llegar al final de la carrera con su antorcha aún encendida.

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4 Responses to Llegar al final con tu antorcha aún encendida

  1. Avatar de Carlos López Olortegui Carlos López Olortegui dice:

    En efecto muchas veces nos proponemos hacer algo significativo e iniciamos con fuerza, pero luego algo cambia y nos llama la atencion y dejamos de hacer lo que nos habíamos propuesto, el mensaje de Pdte Uchdorft ees oportuno y merece mi atencio.

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  2. Avatar de Ángel Aulestia Ángel Aulestia dice:

    Este hermoso mensaje nos hace reflexionar que Nuestro Padre Celestial no da el premio al que primero llega con la antorcha encendida, si no que el premia con la Vida Eterna a «todos» los que llegan a la meta dignos y perseverando hasta el fin.

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  3. Es hermoso tener un buen encuentro de entrevistas periodicas con quienes nos cuidan y ayudan a ser consecuentes con nuestras metas¡

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  4. Avatar de Magda Emilia Magda Emilia dice:

    Mi Antorcha es la Luz de Cristo ,aun cuando me caiga en la carrera ,me levantare cuantas veces pueda, porque mi Antorcha estará siempre encendida con esfuerzo y Amor a mi Dios.

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