5 de abril de 1975
Presupuesto y administración personal
por el élder Marvin J. Ashton
del Consejo de los Doce Apóstoles
Si deseamos vivir plena y abundantemente, y con felicidad en el mundo actual, es esencial que llevemos a cabo una adecuada administración del dinero con que contamos. Creo firmemente que las siguientes ideas podrán ayudarnos a todos a mejorar la administración financiera, tanto personal como familiar.
- Enseñad a los miembros de la familia, tan pronto como sea posible, la importancia del trabajo y de ganarse el sustento propio. “Con el sudor de tu rostro comerás el pan” (Gen. 3:19), no constituye de ninguna forma un mandamiento pasado de moda, sino que por lo contrario, es fundamental para el bienestar personal.
Uno de los favores más grandes que los padres pueden hacer a sus hijos, es el de enseñarles a trabajar e inculcarles clamor por la labor honesta. Mucho es lo que se ha hablado del tema de las asignaciones monetarias para los hijos; las opiniones así como las recomendaciones, varían grandemente al respecto. En lo que me es personal, creo que los niños deben ganarse el dinero que reciben mediante la realización de servicios y adecuadas obligaciones; considero que es una desgracia para el niño, crecer en un hogar donde por las prácticas existentes, desarrolle el concepto de que existe un árbol familiar de donde se saca el dinero, y que de tanto en tanto —ya sea semanal o mensualmente— deja caer automáticamente todo el que se necesita.
- Enseñadles a tomar decisiones relacionadas con la administración del dinero. Los niños deben aprender estas lecciones a un nivel de razonamiento que puedan comprender sin problemas. “Ahorra dinero” constituye una declaración o pedido sin significado tangible por parte de los padres hacia el hijo; pero si en lugar de hacerlo de modo tan abstracto, le dijéramos: “Ahorra dinero para una misión; para comprarte una bicicleta; un vestido o unos pantalones”, le ayudaríamos a comprender la razón y el motivo del ahorro.
Uno de los orígenes de la unidad familiar podría ser determinado por el esfuerzo del ahorro común, llevado a cabo con un propósito conjunto. El esfuerzo que en nuestro hogar ha realizado un niño para cumplir con un objetivo determinado, ha constituido siempre un elemento unificador de la familia; en esas ocasiones, cuando el niño lograba la suma estipulada, nosotros los padres, agregábamos un porcentaje estipulado, sistema similar al de la Iglesia en los asuntos financieros relacionados con la construcción de capillas para los barrios y estacas.
- Enseñad a los miembros de la familia, que cada uno debe contribuir al bienestar familiar. Las familias deberían hacer, de vez en cuando, planes para recolectar fondos, que los niños comprendan y de los que puedan participar, y que sirvan al mismo tiempo para llevar a cabo algún proyecto familiar. Muchos son los hogares que pierden tremendas oportunidades tanto financieras como espirituales, cuando dejan pasar la ocasión de reunirse y contribuir cada cual con su parte, en el común esfuerza) de juntar la suma necesaria para el hijo o hermano que se encuentra sirviendo como misionero. Cuando todos los miembros de la familia comparten de este modo la responsabilidad financiera del misionero, éste pasa a ser “nuestro misionero”, llenando así a todos los miembros de la familia del orgullo que en ese caso se logra por la obra realizada.
- Enseñad a los miembros de la familia que el pronto pago de las responsabilidades financieras es parte integral de la honestidad personal. El pago de los diezmos a Aquel que no viene a cobrarnos cada mes, nos enseñará a ser más íntegros con aquellos que se encuentran físicamente cerca de nosotros.
- Aprended a controlar el dinero, antes de que el dinero os controle a vosotros. Una futura esposa seria extremadamente sabía si en lugar de preguntarse: “¿Gana mi novio el dinero suficiente como para vivir sin problemas?”, dijera: “¿Sabe administrar mi novio el dinero?, ¿Es un hombre capaz de no endeudarse?”. Todas las parejas deberían desarrollar constantemente nuevas actitudes y perspectivas con respecto al dinero, y que el matrimonio es una sociedad que debe ser eterna y completa.
- Aprended disciplina y restricción en los asuntos financieros. Este tipo de conducta puede llegar a ser de más valor que la preparación financiera catedrática. Las personas demuestran verdadera madurez de criterio cuando piensan que su cónyuge y los miembros de la familia son más importantes que sus propios impulsos de gastar el dinero.
Las habilidades para administrar el dinero deberían aprenderse en el espíritu de cooperación y amor de la unidad familiar, de modo continuado, Al marido que diga que su esposa es la peor administradora de dinero del mundo, yo le dina: “Mírese en el espejo y allí’ verá el reflejo del peor maestro de finanzas.”
- Utilizad un presupuesto. Evitad en lo posible el pago de intereses, con la excepción de compras inevitables, tales como casas, financiación de tos costos de estudios, y otras inversiones de esa naturaleza; esforzaos por comprar al contado los artículos del hogar; evitad las compras a crédito o a plazos, y si tenéis la oportunidad de disponer de tarjetas de crédito, ejerced sumo criterio al usarlas. Ese tipo de tarjetas debe ser utilizado para emergencias y por extrema conveniencia, y jamás en forma descuidada ni desmedida. Compraos artículos usados, hasta que hayáis ahorrado el dinero suficiente como para compraros los de primera calidad que tanto añoráis. Siempre que os sea posible, ahorrad e invertid un porcentaje específico de vuestras entradas mensuales. Aprended el principio de la obediencia haciendo vuestras contribuciones para con la Iglesia y pagando vuestras obligaciones financieras en forma rigurosa.
Ahora hermanos, os ruego que pongáis especial atención a lo siguiente, y si con mis palabras hago que alguno de vosotros se sienta molesto o incómodo, quiero que sepáis que es a propósito: los Santos de los Últimos Días que ignoren o eviten a sus acreedores, merecen todas las íntimas frustraciones y congojas que tal conducta les acarrea, y es necesario que sepan que no viven del modo que debe vivir un buen Santo de los Últimos Días.
- Haced de la instrucción un proceso continuado. Tratad de obtener tanta educación o instrucción formal como podáis. El dinero o los esfuerzos que dediquéis a este fin, será siempre sabiamente gastado. Haced uso de las escuelas nocturnas así como de los cursos por correspondencia, en los lugares donde se encuentren disponibles, para mejorar o completar la educación ya recibida. Tratad de adiestraros en profesiones u oficios que puedan ser utilizados sin mayores problemas en los casos de prolongados períodos de desempleo. En estos tiempos de gran desempleo mundial por los que estamos pasando, no podemos darnos el lujo de “echarnos para atrás” y esperar que algún tipo de trabajo más satisfactorio se nos cruce por el camino.
- Esforzaos por comprar una casa. Esto es considerado como una inversión y no como un gastó más. Pero debéis tener cuidado de comprar una casa cuyas mensualidades podáis pagar sin mayores dificultades. Mejoradla mientras viváis en ella y así, cuando decidáis venderla, podréis utilizar la ganancia de esa constante valorización para invertirla en otra casa mejor.
- Anticipad los problemas de salud con un seguro adecuado. Es sumamente importante que las personas que puedan hacerlo, se protejan mediante un seguro de salud o la afiliación a una organización médica que provea asistencia. También es aconsejable que quienes puedan estén protegidos por un seguro de vida.
- Esforzaos por comprender y luchar adecuadamente contra los problemas de la inflación. Reconoced siempre el verdadero valor del dinero. Aun cuando en la actualidad la gente pueda estar ganando más dinero, el mismo se encuentra desvalorizado. Ese es el motivo por el cual podemos comprar menos artículos con el mismo dinero, que lo que podíamos adquirir en 1973. Hasta cierto punto, es probable que tengamos que aprender a convivir con la inflación por mucho tiempo. Tratad de comprender que estamos viviendo en una era de precios más altos y de escasez de energía.
- Involucraos seriamente en un programa de almacenamiento de alimentos. Acumulad abastecimientos básicos de forma ordenada y sistemática. Evitad las deudas para este propósito.
Estas pocas sugerencias no son completas ni abarcan todas las recomendaciones posibles. Sólo esperamos haber identificado una seria necesidad, para estar así en condiciones de considerarla seriamente. Debemos primero reconocer y después ser enteramente conscientes de la importancia de esta guía básica, a los efectos de administrar sabiamente nuestro dinero,
Que el Señor nos ayude a comprender que la adecuada administración del dinero es un importante factor del bienestar personal. Aprender a vivir de acuerdo a nuestras posibilidades financieras, constituye un proceso continuado en la vida. Siempre debemos esforzarnos en mantenernos libres de las dificultades financieras.
Los Santos de los Últimos Días deben utilizar el dinero como un medio para lograr la felicidad eterna. Su uso descuidado y egoísta, puede llevarnos a la esclavitud financiera. No podemos darnos el lujo de descuidar la involucración familiar y personal en nuestra administración monetaria. Dios nos abrirá las ventanas de los cielos con respecto a estos asuntos, sin tan solamente nos aproximamos a El espiritualmente y vivimos de acuerdo con sus mandamientos. De esto os doy mi testimonio, en el nombre de Jesucristo. Amén.


























Está bien
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